- Noche de verano a full en Abaco, centro histórico de Palma
Hoy no hay recetas ni consejor de cocina. Hoy quiero compartir con ustedes una experiencia maravillosa que viví con mi marido en un viaje a Mallorca. Fue como hacer un viaje al pasado. Caminábamos una noche calurosa y estrellada por esas callejuelas mallorquinas cuando, de pronto, nos encontramos frente al antiguo portal de una casona varias veces centenaria. Podría haber sido el portal que antecedía a un pesebre. Pero no. Al trasponerlo estalló ante nosotros un gran lienzo renacentista. Habíamos entrado en Abaco, un lugar único y mágico, donde aparte de viajar en el tiempo y despertar los sentidos en medio de aromas, acordes de bel canto y lujo visual increíble, sólo se puede hacer una cosa: tomar un drink.
Poblado de flores de los más diversos colores, brocatos de Italia y sedas orientales, velones encendidos en candelabros sevillanos, óleos del siglo XVII y madonnas en plegaria, el solar huele a frutos frescos, lirios y vainilla, esos mismos que lucen desparramados a nuestros pies sobre alfombras recamadas venidas de Inglaterra y Alicante, o de rústico esparto murciano.