Yo no sé a ustedes, pero a mí me encantan las achiras (Canna indica). Tienen ese efecto hipnótico que prácticamente te obliga a mirarlas: hojas enormes de un verde tropical, a veces una altura de casi dos metros y flores vistosísimas anaranjadas, rojas, rosas o con pintitas aleopardadas según la especie. Crecen naturalmente en varias zonas de América, específicamente en regiones en donde hace calor todo el año y hay abundante agua.
Uno de los datos más sorprendentes de esta planta es que es casi enteramente comestible. Y de hecho muchas culturas indígenas la usaron como alimento. Se pueden comer sus rizomas (tallos subterráneos con yemas, que emiten raíces y brotes), tallos aéreos y semillas.
Las achiras que germiné en la ventana de mi casa. ¡El lugar después les quedó chico!
Si te tienta tener unas achiras en tu jardín, estás de suerte, porue son muy fáciles de cuidar y de propagar si les das las condiciones adecuadas.