Listo, lo dije

Hace mucho aludimos a algo que sucede frecuentemente entre los cinéfilos: la pregunta de “¿cómo no viste esta película?”. Suelo recibir esa queja disfrazada de interrogante bastante seguido ya que, al trabajar como crítica de cine, no puede ser que no haya visto ciertas cosas. En un punto, hay algo de verdad. Mi profesión requiere que vea una gran cantidad de películas (sorteando prejuicios, claro) porque nunca sé en qué momento alguna de ellas va a ser material de escritura/debate. Sin embargo, también es cierto que yo he cometido una gran cantidad de pecados cinéfilos, por lo cual me parecía interesante expandir aquel tópico y mencionar no sólo esas películas que tendríamos que haber visto pero nunca hicimos (en mi caso, El Hobbit, film que dudo que contemple en un futuro cercano) sino también otros ejemplos de esa “ignorancia” cinematográfica que indignaría a más de uno (vuelvo a mi caso: no pregunten demasiado sobre El señor de los anillos y sus vertientes porque apenas podré responder). ¿Están listos para recibir muchos “Noooo, ¿en serio?” debajo de sus comentarios? Entonces los invito a sincerarse ya mismo.

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Una consigna para este miércoles lúdico: Que confesemos nuestros pecados cinéfilos; es decir, todas aquellas cosas que podrían resultar vergonzosas, como lo que conté más arriba (no, nunca vi El Hobbit ni tampoco me interesa, no me maten); los invito a sincerarse en este post, siempre recordando que no van a estar solos en esto; ¡los leo muchachada, a ver qué tienen para confesar! ¡Nos reencontramos el jueves!

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NUESTRA REACCIÓN ANTE LOS COMENTARIOS DE HOY…

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El cine bajo la mirada de…Joe Swanberg

Foto: Chicago Magazine

“Hace unas semanas estuve almorzando con John Green” me contó Joe Swanberg, así como quien no quiere la cosa, en una de las conversaciones durante el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Después de responder a eso en modo fan y pasar un papelón (“¿habla tan rápido como parece?” fue lo primero que atiné a decir), indagué un poco más y me enteré de que Swanberg quería desesperadamente adaptar The Fault in Our Stars. El resultado, sabemos, fue otro: Josh Boone la está dirigiendo en este momento. Ése es solo uno de varios tópicos sobre los que pude charlar con Swanberg (elijo ese verbo porque le hace justicia a cómo es él, nunca se sintió como un entrevistado sino como una suerte de “chatting buddy”, diría un amigo), quien no sólo trabajó con gente que admiro y sobre quienes he escrito en varias oportunidades en este espacio (desde Greta Gerwig a Mark Duplass) sino que además logró, con Drinking Buddies, encontrar el equilibrio perfecto para filmar dentro de la industria sin traicionar sus propias motivaciones. Les dejo, entonces, la charla con un director tan prolífico y entusiasta que empezó hablándome de su nueva película (que casualmente se estrena hoy en Estados Unidos) y terminó recomendándome muchos films independientes para que sume a mi lista.

Drinking Buddies sigue circulando en festivales, pero vos ya tenés otra película para estrenar ahora en diciembre, All the Light in the Sky…

Así es, aunque la filmé seis meses antes de Drinking Buddies. Lo que pasó fue que como a esta última le fue muy bien y me llevó más tiempo darla a conocer de lo que yo creía, pensamos que quizás iba a ser mejor estrenar All the Light in the Sky posteriormente, esperar un poco

Es genial que la hayas co-escrito con Jane Adams

Sí, me encanta Jane. En la película interpreta a una actriz que vive en Malibú, se trata más que nada de una mirada a su proceso de crecimiento como mujer, y hay un paralelismo entre los aspectos de la carrera de un actor y la Tierra, como el tema del calentamiento global en relación a la madurez de una persona. Es una película chiquita, dulce, tengo muchas ganas de que la gente la vea

Ahora sí, en relación a Drinking Buddies, ¿no escribiste nada de diálogos para el guión?

En realidad, lo curioso es que escribí más diálogo que nunca en comparación con el resto de mis películas, pero sí, sigue sin ser un guión tradicional

No puedo imaginarme cómo fue que los actores lograron improvisar los diálogos en su totalidad…

Es muy divertido. Como yo vengo trabajando así por muchos años, ya estoy totalmente acostumbrado, es un proceso en el que me siento cómodo. Lo que hago es escribir únicamente los escenarios. Después lo que tuve que hacer para que tanto los productores como el equipo de filmación se organicen mejor fue escribir un guión con pautas de no más de cuarenta páginas, mientras que los actores solo recibieron dos con descripciones, y después improvisaron el diálogo ellos. Más que nada ese guión fue un instrumento, algo de utilidad, ya que no son más que descripciones de escenas. Lo que sucedió fue que al tratarse de personas que no sólo hicieron sino que además vieron muchas películas, se sentía todo realista, no es que yo estaba como un loco intentando cosas nuevas (risas). El punto fue siempre el de encontrarle el sentido a la historia y que los diálogos se sintieran bien en los momentos correctos. No es tan loco como parece y si hubiese escrito los diálogos yo mismo, todo se hubiese sentido mucho más forzado

En relación a esa improvisación, ¿cuánto tiempo llevaba la filmación de las escenas?

Siempre fue variando. Algunas escenas las filmamos una sola vez y con otras estuvimos más tiempo, pero no más de cinco o seis veces, para poder lograr lo que buscábamos. De todas maneras, lo que me pasa es que siento que lo principal, lo más importante, va a estar en esa toma original, todo lo que se haga después, las correcciones, o el volver a filmarla, no va a ser más que una depuración de eso que apareció en primer lugar. Salvo que una escena quede incómoda o rara, o que salga completamente diferente a mi idea

¿Cuál fue la más difícil en ese aspecto?

Recuerdo no tanto las más difíciles como las que más nervioso me pusieron. La que me viene a la mente es la de la caminata entre Jill y Chris en el bosque. Fue muy complejo que quede perfecta porque antes no se habían visto escenas de los personajes solos, el espectador no podía comprender cómo era la química entre ellos, sumado al hecho de que quería dar a entender que algo se estaba gestando que no se vio, porque se produce un salto de la primera vez que se conocen en la fiesta al viaje a Michigan. Por lo tanto, hay que inferir que volvieron a verse en otra oportunidad y que en esa oportunidad hubo algo que se generó y que los condujo a esa sensación en la caminata. Para los actores fue muy difícil crear la tensión justa, pero la escena en la que se besan en la manta la filmamos una sola vez, ya que esa tensión extraña salió naturalmente y no quise arruinarla (risas). Salió tal cual yo lo esperaba, con una mezcla de inocencia pero a la vez de noción de que se cruzó una línea

¿El final de la película siempre estuvo pensando de esa manera?

No, de hecho el final salió de un momento de improvisación con Jake y Olivia. Yo solo tenía escrita una escena que planteaba un momento de reconciliación entre los personajes, pero no sabía cómo iba a salir. Hicimos una toma y sentí que era demasiado diálogo, que estaban hablando mucho para lo que yo quería lograr. No salía bien. Entonces les pedí que hicieran algo que indicara que iban a reconciliarse, pero prohibiéndoles decir una palabra. Se sintió mucho mejor y solo tuvimos que hacer un par de tomas

Es el final perfecto…

Sí, yo siento que no podría haber tenido otro final la película, es el indicado, incluso saqué una escena posterior a esa de la reconciliación…

Ah, mejor (risas)

(risas) Sí, fue mejor

Porque además el final muestra que la película, en un punto, termina del mismo modo en el que comienza

Exacto. Ese era el punto

¿De dónde viene la idea de mostrar esta relación de amistad con límites medio borrosos?

Viene de dos procesos. Por un lado, todo lo que tiene que ver con el mundo de la cerveza es algo muy personal. Tengo muchos amigos que trabajan en fábricas en Chicago y quería representarlo en una película, porque me parecía que el cine no había mostrado eso antes y es algo muy norteamericano y muy frecuente. Por el otro, la historia  surge de varios lugares. Primero, de las charlas con los actores. Segundo, de haber mirado mucho la película Bob, Carol, Ted y Alice de Paul Mazursky. Como la idea era hacer una comedia más compleja en términos de cómo el romance puede alterarlo todo, esa película me inspiró porque me hizo sentir que los personajes eran reales y, al mismo tiempo, no se olvida nunca de ser graciosa, ése siempre fue el punto al que quería ir, era como mi meta

Mencionás que los actores influyeron en algunos aspectos de las conversaciones de sus personajes… ¿cómo fue la elección de cada uno?

El casting fue quizás lo más divertido del proceso, o al menos una de las partes, ya que al no haber un guión simplemente nos juntábamos a hablar, ya sea por teléfono o por Skype. Después tuve un período en el que viajaba a Los Ángeles para reunirme personalmente para el casting. El primer actor elegido fue Jake. Me lo recomendó Lizzy Caplan, porque habían trabajado juntos en algunos episodios de New Girl. Ella pensó que nos íbamos a llevar bien y que era el actor ideal para la clase de personaje que yo había pensado, así que hablé con él durante dos meses antes de filmar. Al resto de los actores llegué por medio de esos castings. Más que nada hablamos mucho sobre cómo era mi método de trabajo, les expliqué un poco acerca del tema de la improvisación, y sobre qué esperar en relación a eso, y después llegamos a la parte de los vínculos y de las historias sobre ellos…

Eso te iba a preguntar, se nota que absorbiste relatos de experiencias reales

Sí, muchos. La gran mayoría de las historias que me contaron aparecen en la película. Mi idea era que los actores sintieran que estaban representados, que los personajes se ajustaban a lo que ellos habían vivido también y no solamente a mi visión como director. Quería que se identifiquen en un punto

Tu película está llena de detalles muy buenos, como cuando Luke se corta la mano y Kate no sabe cómo reaccionar, mientras que Jill lo cuida al instante

Sí, esa idea vino de mi productor. Estábamos buscando algún momento significativo, algo que uniera a Luke con Jill, ya que no pasan tanto tiempos juntos como sí sucede con Kate. Entonces, que él se cortara la mano fue el modo de mostrar las reacciones de ambas mujeres ante un hecho, sin que ellas necesariamente estén juntas en una misma escena viendo exactamente lo mismo

Y no es el único momento en el que mostrás los contrastes, también lo hacés con la manera en la que Luke duerme con Kate, a cualquier hora y de cualquier forma, y con Jill, con quien estipula horarios

Esa es justamente mi parte favorita de la película, cuando Luke le dice a Jill: “Do you wanna go to bed in like…”

“…forty-five minutes?” (risas)

(risas) Sí, sí, eso siempre me hace reír y, claro, la idea era mostrar el contraste

Hace poco comentabas que querías empezar a filmar guiones ajenos, ¿de dónde viene esa necesidad?

Creo que llega por un tema de curiosidad. Este es mi plan: asegurarme no decidir que solo voy a hacer una sola cosa como director, quiero ponerme a prueba, aunque después lo haga y no me termine gustando y decida que no lo voy a hacer nunca más. No importa. En lugar de decir “nunca voy a hacer esto”, al menos quiero intentarlo

Y no perder esa actitud de “summercamp” como solís definir al hecho de juntarte a trabajar con tus amigos

Es que eso es lo que más me gusta hacer, es mi parte favorita de ser realizador, algo así como la mejor versión de mi carrera. La sensación de tener una idea, llamarlos y decir “hagamos esto”. Pero eso a su vez es más difícil porque naturalmente son proyectos que no ganan mucho dinero y que le llegan a una audiencia bastante acotada. Entonces tengo que encontrar un equilibrio entre lo que quiero hacer y lo que me permite hacer eso, sin dejar de filmar películas que me gustan. Drinking Buddies es un ejemplo de ese equilibrio

Sí, porque es tu película con mayor presupuesto y a la vez sigue siendo una película muy tuya en cuanto al estilo

Sí, y le fue muy bien así que eso me alegra

Cuando hablás de llamar a tus amigos para filmar me hiciste acordar a Patrick Wolf, quien dice que sus mejores videos son los primeros, cuando se reunía con sus amigos para hacer algo más comunitario y de bajo presupuesto, en comparación con los videos que están dentro de un marco de mayor producción

Es que el tema de divertirte con tus amigos es clave. Y aún más clave es no tener que querer recrear esa diversión que sentiste la primera vez que filmaste algo con ellos, porque cada proceso tiene que ser nuevo, divertido, tiene que cambiar bastante. No se puede repetir. A veces cometo ese error. Filmo de una manera, sale todo bien y entonces en la próxima película hago lo mismo. Pero no es así. Las personas son otras, nunca se va a sentir igual. Es una decisión difícil que el proyecto se mantenga fresco pero además encontrar la sensación íntima y pequeña que siempre busco

¿Cuánto tiempo de tu vida te consume el cine, dado que filmás muchísimo?

Mucho (risas). Todos los días, muchas horas, especialmente las noches

¿Y volvés a ver las películas que hiciste?

No, nunca. Solo con el público en las presentaciones o en el proceso de editarlas, pero después ya no. Hay muchas que no vi nunca

¿Ni siquiera Hannah Takes the Stairs?

No, a esa hace mucho tiempo que no vuelvo. La amé cuando la terminé y creo que siempre va a gustarme pero me sentiría horrorizado de verla ahora (risas), porque quizás me encuentre con ideas que en su momento me parecían buenas y que quizás ya hoy no lo sean tanto. No, es un viaje al pasado que no quiero hacer (risas)

Drinking Buddies es tu primera película con una banda de sonido pensada específicamente para la historia. ¿Cómo trabajaste eso?

Trabajé con Chris Swanson como supervisor de la banda sonora. Él tiene un sello que se llama Secretly Canadian. Lo conocí de algunos festivales representando a otras películas y cuando tenía en claro qué quería contar con Drinking Buddies lo llamé y él me empezó a mandar música para ir conociendo qué me gustaba, y mucho tiempo antes de empezar a filmar, también para intentar comprender el tono de la película. Fue muy divertido porque él vive a seis horas de mi casa, así que cada tanto intentaba ir, nos juntábamos y escuchábamos música por horas, o me armaba playlists. Entonces, antes de filmar ya tenía mucha música que quería. De algunas canciones no pude conseguir los derechos y tuve que reemplazarlas o también pasaba que me gustaban mucho otras pero que no quedaban bien con las escenas o no funcionaban. Hasta lo último estuvimos buscando buenas canciones, o las canciones correctas para la película. Voy a seguir trabajando con Chris, de hecho en mi próxima película, Happy Christmas, no solo se va a ocupar de la música sino que también va a actuar en una escena

Me gustó que en la conferencia de prensa rescataste a un director actual muy valioso como James Ponsoldt, ¿qué otros referentes tenés?

James es un gran director, no solo por Smashed, sino también ahora por The Spectacular Now, película que me gusta mucho…

Tengo muchas ganas de verla, se nota que hay muy buena química entre Miles y Shailene

Absolutamente, Shailene está increíble en la película. Y respecto a otros referentes, están Destin Cretton con Short Term 12, David Lowery con Ain’t Them Bodies Saints…

…Ry Russo Young, con quien trabajaste en You Won’t Miss Me…

Sí, ella también, siempre está filmando cosas. Lo mismo que Lynn Shelton, los hermanos Duplass, toda esa comunidad con la que siempre nos estamos viendo y tratamos de mantenernos en contacto. ¿Conocés a Frank V. Ross?

No, no vi nada de él

Bueno, tenés que ver Audrey The Trainwreck y Tiger Tail in Blue. Le produje su última película, con Natasha Lyonne, Alex Karpovsky de Girls y James Ransone de The Wire. Con suerte la vamos a estar presentando el año que viene

La veré entonces. Pero vos tenés que ver Frances Ha

Si, lo sé, es una pendiente. 

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 ► [ESCENA] Un buen momento de Drinking Buddies:

'Drinking Buddies' Clip from The Playlist on Vimeo.

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 ► [TRAILER] Un adelanto de la nueva película de Joe Swanberg, All the Light in the Sky:

All the Light in the Sky: trailer from factory twenty five on Vimeo.

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 ► [VIAJE AL PASADO] El trailer de Hannah Takes the Stairs, film de Swanberg protagonizado por Greta Gerwig y Mark Duplass:

Hannah Takes the Stairs trailer from filmscience on Vimeo.

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¡Buen martes para todos! Como ya hemos hablado sobre Drinking Buddies (el que la vio a destiempo puede dejar su impresión en este post), y teniendo en cuenta mi experiencia con Swanberg me gustaría saber: a) – si han tenido la posibilidad de charlar con artistas (de cualquier rama) que admiran y también con quiénes quisieran poder conversar en un mano a mano; b) – en una consigna más lúdica, el que quiere puede compartir cuáles fueron sus peores (o mejores, depende de cómo lo miremos) borracheras y qué fue lo más “loco” que hicieron por culpa de ellas (la idea es armar un afiche como hicimos en el post de 20.000 besos); ¡espero sus comentarios y anécdotas, los leo! ¡hasta mañana!

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LAS BORRACHERAS DE LA COMUNIDAD DEL BLOG (hacer click en la imagen para ampliar):

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EL FESTEJO DEL DÍA LE CORRESPONDE A… 

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La última vez vimos el cine bajo la mirada de… SEBASTIÁN DE CARO

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The Bling Ring: Lo que hicieron de nosotros

Hoy en Cinescalas escribe: Mauro Zanier

“Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros” – Jean-Paul Sartre

La última película de Sofia Coppola antes del estreno de The Bling Ring suponía, o al menos por elevación inducía a una reflexión sobre las temáticas y formas con las que la directora solía trabajar en su cine. Somewhere fue no solo una vuelta de tuerca a su filmografía sino también una apuesta voraz para un futuro mucho más despojado de artificios banales, a la vez concretando ciertos aspectos estructurales que antes solo podían contemplarse de forma abstracta. Sofia Coppola es la hija del mundo del cine. Nació en el seno de un linaje familiar de medios y fama, por eso no es de extrañar que su obra se aboque a retratar tintes autobiográficos de su devenir como hija de uno de los directores más importantes de nuestra época. Por lo tanto, su cine es arriesgado y vital, uno que supo reflejar los avatares de familias disfuncionales, pero no con el tono pseudodocumental e indie que inunda Sundance, sino manejando una delicada línea entre el mundo autoral y los financiamientos de grandes productoras. En la actualidad, Sofia se encuentra lejos de Las vírgenes suicidas la cual rodara a muy corta edad, lejos de un clásico como ya lo es Perdidos en Tokio donde se percibía una madurez análoga a la digresión de la trama, e incluso lejos del delirio esteta de María Antonieta, que resultó más un largometraje basado en su experiencia en el mundo de la publicidad y de la moda que otra cosa. Posteriormente llegaría laa mencionada Somewhere, con las mismas temáticas, las mismas criaturas, las mismas estrategias, pero con un notable recorte de abusos de la forma, donde retrataba el mundo de los hijos de la fama y el medio, pero de modo mucho más crudo. Ahora bien, todas esas apuestas y promesas de reinvención de su estilo, naufragan en The Bling Ring.

La película no llega a consolidarse en ninguna de sus vertientes. No es ni un film sobre chicos que roban, ni un análisis sociológico sobre la sociedad del consumo, como tampoco  un retrato de los medios masivos, redes sociales y la vinculación con una juventud 2.0. Incluso no se postula como  propuesta dialéctica entre el mundo de fantasía y el mundo real al que los personajes se enfrentan cuando “pagan” por sus delitos. No hay una solidez ni a nivel particular ni a nivel general, las líneas propuestas no se acomodan entre sí, ni logran pequeños triunfos, excepto en esporádicas secuencias ligeramente interesantes. Sofia vuelve a mostrarnos a jóvenes viciados quienes, carentes de una tutela o una figura familiar, se desenvuelven solos en un universo que no llegan a comprender, por lo cual solo pueden aspirar a cometer delitos, aparentando ser parte de ese mundo mediante el consumo de los herrajes de la poderosa industria de la moda y la fama. El verosímil sería una cuestión secundaria si la premisa que guía el film se resignificara en un discurso que la contemple, pero no: solo vemos casas millonarias sin alarmas, sin seguridad, autos demasiado fáciles de robar y padres que no preguntan ante el lujo obsceno que inunda la pantalla.

La película consigue fascinar en escenas donde se muestra los excesos, pero no se construyen como un opuesto para confrontar a las secuencias de ruptura espacio-temporales, donde los protagonistas a modo reflexivo explican o relatan el cómo y el porqué de sus actos, lo cual resulta poco eficaz. El verosímil, además, no sería un problema respecto de la realidad en la que pretende basarse, pero en cambio cae en cuanto su propia diégesis no lo sostiene. Esta película que se pretendía reflexiva o al menos vouyerista de un mundo de élite falla en la pretensión de abarcar demasiadas temáticas y ninguna de forma acertada. Fragmentos de desfiles, travellings que recorren lujosas mansiones de California, droga (mucha droga), jóvenes dispuestos a corromperse por un par de “me gusta”…pareciera que en el transcurso de mostrar los brillos del mundo del gossip, la cámara quedó sobreexpuesta a las aspiraciones banales que pretendió retratar.

No obstante, Emma Watson carga con un papel que le queda a la medida, su frialdad maquinadora vista en el personaje de Nicki nos acerca a algo que se asemeja a una reconciliación con el film. También es de destacar que la estridente banda sonora y el montaje rítmico construyen un sentido de la permanencia volátil, por lo que pudiéramos pensar que accedemos a un teaser o reel de un desfile de modas, o a una campaña de ropa de diseñadores. En este sentido, la mezcla heteróclita de imágenes de desfiles o alfombras rojas reales, junto con adolescentes que se drogan, alternada con fotos de teléfonos móviles y boliches estroboscópicos funciona en sí misma. Así es como el montaje es su punto fuerte, al igual que la brillante fotografía (como en todas las películas de Sofia) y una cámara siempre intensa que acompaña y observa, como un modelo para armar de falsetes y algunos clichés. Quizás a modo de reflexión la frase de Sartre ilumine un poco el recorrido de la cinematografía de Coppola, esa niña que debutó en El padrino, la mujer del líder de Phoenix, o la directora de publicidades de ropa y perfumes; una frase que parece ser parte constitutiva de su universo, uno centrado en la reflexión y búsqueda de una identidad a partir de pequeñas tramas, un universo que nos sigue alentando a esperar un nuevo film que se despoje de toda la frivolidad y meditación trunca que, por el contrario, inunda la pantalla con The Bling Ring.

Por Mauro Zanier

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► [DE YAPA]: Un especial sobre The Bling Ring:

  

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¡Buen comienzo de semana para toda la muchachada! Este lunes, dos consignas: 1. ¿Vieron The Bling Ring? ¿Qué les pareció la película de Sofia Coppola? 2. ¿Qué directores que siempre les resultaron interesantes los defraudaron con una determinada película, como le sucedió a Mauro con la última de la realizadora? Como siempre, ¡espero sus comentarios! ¡Que tengan un excelente día! ¡Nos vemos mañana!

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EN OTRO ORDEN DE COSAS…

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—> La última vez escribió Cristian Germán Rueda sobre… FREAKS AND GEEKS

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Alejandro Urdapilleta (1954-2013)

Foto: Gianni Mestichelli

Paul Walker (1973-2013)