Es todo tu culpa

“As we’re crossing border after border, we realize that difference is none; it’s underdogs who, and if you want it, you always have to make your own fun”

¿Con qué película iba a ilustrar la consigna del post de hoy sobre la que no haya escrito ya? Si pienso en una obra que para mí sintetice dos cosas antagónicas en una (el amor como algo real y el amor como algo idealizado), ésa obra es indudablemente el díptico Antes del amanecer/Antes del atardecer. ¿Por qué siento que plantea dos ideas en conflicto? No solo por la frase de Celine (“reality and love are almost contradictory for me”) sino porque es una historia (cercana a concluirse) que, por un lado, plantea una situación con la que muchos podemos a llegar a identificarnos (y su realismo está notablemente sostenido con las secuelas del paso del tiempo puestas en relieve, justamente porque el paso del tiempo es real y el tiempo para ambas películas lo es todo), diálogos que a muchos nos resuenan porque tienen un correlato con algún episodio de nuestras vidas y porque, incluso, va más allá de la relación entre un hombre y una mujer. También aborda temáticas personales, individuales, como la insatisfacción, las neurosis, las fobias, las frustraciones y los logros. Y también, claro, es una obra sobre el contraste generacional, en lo que ahora se profundizará en Before Midnight. Pero, por otro lado, Antes del amanecer/Antes del atardecer son, asimismo, películas idealistas. No porque no se pueda encontrar esa clase de conexión a prueba de tiempo en la vida cotidiana (cierren los ojos y piensen en su Jesse o en su Celine y posiblemente lo/la vislumbren), sino porque vuelve romántico algo que no siempre se puede procesar/percibir de igual manera. Un reencuentro después de nueve años con “the one that got away” reabre heridas y nos empuja a tomar decisiones que no alteren lo que más debería importar: el presente. Sin embargo, hasta el momento, las decisiones de Jesse y Celine (al menos aquellas que deben tomar “ahora”, post-Paris) no se vuelven concretas, ambos están en ese estado de tiempo suspendido. Si traspolamos esa misma situación a nuestras realidades, podemos argumentar lo contrario: que vivir con el peso de las decisiones es mucho más complejo y bastante menos romántico.

“I’ve always been told to remember this”

Volviendo a mi propia respuesta a la consigna, y luego de haber hecho la salvedad de que efectivamente Antes del amanecer/Antes del atardecer son las películas que contribuyeron a que idealice el amor a pesar de encontrarme muchísimo en Celine, quise hoy recomendar otra obra romántica distinta, donde también hay una idealización, acá más desde lo narrativo, desde lo estructural. Wristcutters: A Love Story es un film que, desde el vamos, plantea la existencia de dos mundos paralelos. El mundo real, el de las primeras oportunidades, y el mundo (una suerte de afterlife) al que van los suicidas, un espacio descolorido donde sus habitantes no pueden volver a sonreír. En ese lugar se conocen Zia (Patrick Fugit) y Mikal (Shannyn Sossamon). Él, quien se cortó las venas por (des)amor. Ella, quien argumenta estar en ese mundo por accidente, ya que murió de sobredosis. La película de Goran Dukic es oscura pero en su justa medida, tiene un corazón que la hace avanzar con naturalidad y cierto espíritu encantador, con un surrealismo (intensificado por la presencia de Tom Waits) que se acopla a los viajes interiores/búsquedas de su anómala pareja protagónica. Ambos, aún en un marco donde parece improbable, están buscando algo. Amor, expiación, incluso lo más básico: sentirse bien. Porque cuando Zia le dice a Mikal “al lado tuyo me siento tan feliz como era antes” también está hablando de otro mundo (el “antes” puede ser “antes de morir” o simplemente “el pasado”), de una nostalgia y de una promesa tácita de que primero la felicidad la tiene que descubrir uno, para poder después abrir los ojos otro día y encontrarse compartiéndola con alguien más. 

……………………………………………………………………………….

*Les dejo imágenes de Wristcutters: A Love Story:

…………………………………………………………………………………

*DE YAPA: algunos momentos románticos del cine:

……………………………………………………………………………………..

¿A qué películas/escenas/monólogos les echarían la culpa de hacernos idealizar el amor (si es que todos lo hacemos)¡Dejen sus aportes, los leo! ¡Buen miércoles! Nos reencontramos el lunes 14 porque estos próximos días voy a  estar con notas Oscars-Globos de Oro, así que aprovecho para tomarme “vacaciones” en este contexto; ¡gracias por la paciencia y nos vemos pronto! 😉

………………………………………………………………………………………

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

Si muero antes de despertar

♪ “I’d go further, I’d say life is wasted…on people” ♪

Una vez escribí sobre cómo el mayor momento de intimidad de uno con su propia mente es el momento en el que se apoya la cabeza en la almohada, en el que los pensamientos parecen intensificarse, clarificarse, cobrar un peso mayor. Hace poco, reviendo Greenberg, pensé en otro tipo de situaciones, aquellas en las que nos vemos forzados a expulsar toda la tormenta o estado de ebullición de nuestra cabeza. Me pregunté con cuánta frecuencia uno realmente verbaliza, con honestidad, todo aquello que lo sacude sin cesar. Hay una escena en Greenberg, una de las primeras en las que conocemos a Florence Marr (Greta Gerwig), en la que Noah Baumbach muestra una fiesta en Los Ángeles en primer plano (gente hablando, gente bailando, gente besándose) y a Florence, sentada en una esquina, casi fuera de foco. Ella toma un trago de una botella de cerveza y, antes de besar a alguien, dice una frase como si fuera un susurro: “A veces me pregunto si a alguien le importa si me levanto a la mañana”. Es un pensamiento poderoso, oscuro, triste. Porque levantarse todos los días indefectiblemente parece traer aparejado un motivo, una pulsión, una necesidad, algo por lo cual hacerlo. Sí, también está todo el otro costado, todas las razones objetivas por los cuales es imprescindible despertarse y empezar de nuevo. Porque en sí, en cada día, estamos empezando (algo) de nuevo. La forma en la que Florence lo dice es la forma en la que está encuadrada toda la historia de Greenberg: imperceptible. Muchas veces se suele confundir a esa manera subyacente de narrar lo eventual con cierta parquedad, con estatismo, con una pose de un cine indie pretencioso. Sin ir más lejos, a Como un avión estrellado de Ezequiel Acuña se le ha criticado su mirada sobre la adolescencia, como si fuera improbable que esos jóvenes existieran, como si fuera tan improbable que las canciones suenen en nuestra mente y no tengamos a nadie con quien compartirlas. Eso sí sucede. Esa soledad es real.

♪ “On the long and lonely road to kingdom come” ♪

Greenberg es una película que, desde esa primera caminata de Florence con el perro Mahler – situación en la que no podemos dilucidar qué hace de ella un ser complejo y atractivo, aunque suponemos que se vincula con todo esa ebullición que se vuelve más transparente con cada paso que da – hasta la hermosa secuencia final, nunca traiciona cómo quiere mostrar la conexión que hay entre esa mujer y Roger Greenberg (Ben Stiller). El enfoque es análogo al del uso de los paréntesis en la literatura o al empleo de coros en la música. Eso que parece estar en un segundo plano, eso que parece un complemento o algo de lo que se podría prescindir, es justamente lo que va cobrando relieve. La implosión. Lo subterráneo. Lo que está ahí, esperando para estallar, para salir hacia afuera. No hay otro camino para contar un encuentro entre dos individuos con igual índice de oscuridad (ni más ni menos de la que puede existir en todos nosotros) que ése, porque lo parentético es lo que define tanto a Florence como a Roger. Los modos que ambos eligen para comunicarse – si es que es algo que equivale a una elección y no ya  un patrón de conducta inherente o adquirido – son siempre (semi) manotazos de ahogado, como esa fuerte frase tirada al pasar en la fiesta, frase que Florence en realidad se dice a sí misma, por no tener un receptor que se haga eco de ella de la manera en la que lo necesita. Pero Florence también elige cantar. Con sus amigos alrededor y Roger mirándola, hace un cover de “There’s a Rugged Road” de Judee Sill y su postura es la misma que la de esa fiesta. No hay casi contacto visual con nadie, su atención está puesta en lo que esa canción dice por ella. Todas las aristas temáticas de Greenberg se abordan con lo indirecto como método y, quizás por eso, se trate de una película que se va volviendo cada vez más densa: sus protagonistas lo son. Nada parece estar avanzando. Parece que vivimos o en la casa del hermano de Roger o en la casa de Florence. Eso genera hastío, incomodidad pero, sobre todo, como un pánico residual, un pánico que deriva del hecho de observar lo crudo que puede ser percibir en alguien una existencia puesta en pausa. La vida de Roger, sobre todo, es una vida que o bien se detiene o bien rebobina. Él lo dice. “Un psiquiatra una vez me dijo que tengo problemas para vivir el presente, entonces me aferro del pasado porque al presente, en realidad, nunca lo viví como tal”. 

♪ “I cannot forget what you put me through…” ♪

El avance de la relación entre Roger y Florence, para Baumbach, no puede precipitarse y tiene que tener un intermediario, nuevamente un factor externo, algo indirecto que los haga superar sus propias limitaciones. Y el intermediario es ese perro, es Mahler. Las visitas al veterinario que hacen juntos pueden, para un observador pasivo, ser solo eso: visitas al veterinario. Para Roger, sin embargo, contienen un significado mucho mayor. Son, justamente, esas motivaciones que necesita para levantarse a la mañana, para salir de esa casa, para vivir, por más simple que esa acción sea. Ahí es donde Baumbach nos dice “esto es lo que hace a una relación simétrica”. Dos personas con los mismos miedos, discrepancias para comunicarlos, pero reunidos al final con la certeza de que si bien uno mismo es quien decide poner los pies en el piso todos los días, el despertar no siempre es así de fácil, así de automático. El despertar también puede ser violento, puede requerir de alguien que te bofetee, que te llame, que te grite, que te implore. Florence y Roger se despiertan. Ella, con su generosidad, todavía tan genuina a pesar de haber sido lastimada. Él, con su brutalidad, con su temor por salir de esa “casa” que es su propia mente en constante tormento. “Sé lo que es vivir una vida que nunca busqué” le reconoce Roger, en otra fiesta, a su amigo. Luego, toma el teléfono y, a su manera, escribe una carta. O deja un mensaje largo en un celular. A los fines, es lo mismo. Roger ya no indaga en qué pasaría si muriese antes de ser despertado por todo aquello que vale la pena (una canción, un beso, un cumpleaños) y se comunica (de eso se trata: overture). Y cuando se comunica, también, lo hace con las únicas herramientas que tiene a mano, con aquello que conoce bien (el dulce gesto de colgarle un cuadro a Florence), y no con los procedimientos habituales que el resto del mundo domina.

♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦

Greenberg es una película que vuelve a lo oscuro luminoso (“está bueno en la oscuridad, está bueno en la oscuridad”), que nos dice que no tiene nada de malo atravesar el pantano o esa ruta desprolija sobre la que canta Florence y sobre la que literalmente camina en ese bello prólogo. Greenberg es una película sobre cruzar una calle, prácticamente centrada totalmente en todas las implicancias que tiene la ruta más compleja. Por eso, sobre el final, llega el alivio, la merecida catarsis, una suerte de Deus ex machina, donde todo aquello que estaba entre paréntesis pasa a estar subrayado. Donde esos coros ya no operan como sostenes sino que son los protagonistas. Donde la voz de James Murphy pide que no lo sigamos, que a veces uno necesitar salir del torbellino solo. Claro que cuando todo ese monólogo/carta/mensaje de voz de Roger queda al descubierto, nos damos cuenta de que nunca hubiese cruzado esa calle sin Florence. De que siempre hubo una mano acompañando (“¿Qué estás esperando? Vamos”), una mujer que erradicó su apatía, que le mostró que el dolor no tiene una única cara y que le dio esa cachetada, tan cerrada y contundente, como para despertarlo de todas las pesadillas.

…………………………………………………………………………………………

*DE YAPA: Les dejo una escena de Greenberg:

………………………………………………………………………………………………

*OTRA YAPA: El trailer de Shut up and play the hits, el documental sobre el retiro de LCD Soundsystem:

…………………………………………………………………………………….

*BONUS TRACK: La banda sonora de Greenberg:

Greennberg Soundtrack by cinescalas on Grooveshark

………………………………………………………………………………………..

Por pedido de Nati Páez y de quienes querían más posts de cine y música, la consigna de hoy sería: ¿A qué bandas y/o cantantes conocieron gracias a una película?; ¡Dejen sus aportes, los leo y más tarde les armo una playlist con sus menciones! Los que quieran, también, pueden explayarse sobre Greenberg; ¡Buen martes!

………………………………………………………………………………………

*DE REGALO: Su playlist, a la que llamaremos: “Gracias al cine descubrí a…”; que la disfruten, muchachada, hay de todo ;):

Gracias al cine descubrí a.... by cinescalas on Grooveshark

………………………………………………………………………………………

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

Los ilegales y escenas WTF

Hoy en Cinescalas escribe: Eduardo Meza

[ATENCIÓN]: Post cargadísimo de spoilers. Sí, de nuevo: SPOILERS sobre la película Lawless – Los ilegales

En una charla con Mily, le comenté algo sobre una de las películas, a mi juicio, más copadas y a la vez infravaloradas del año pasado (sí, 2012, ya sos “el año pasado”): Los ilegales. No recuerdo las palabras exactas que utilicé, pero el concepto fue el siguiente: la película está muy bien hecha, bastante bien actuada, gran ambientación de época, pero…hay escenas donde es imposible no gritar internamente: “¿Qué ca***o es esto?” o, siendo más cool, “What the fuck?”.

La película se centra en los tres hermanos Bondurant: Jack (Shia LeBeouf), Forrest (Tom Hardy) y Howard (Jason Clarke). Nuestros muchachos, en plena Ley Seca, se encargan de preparar y distribuir alcohol para quienes lo deseen, es decir, hasta para los policías. Todo cambia cuando desde Chicago le envían a su pueblito al paquete de Charlie Rakes (un sublime Guy Pearce), un burócrata que busca quedarse con todo el negocio, lo que implicaría borrar a los Bondurant. Pronto, la tensión y la acción entre los bandos (porque los Bondurant y Rakes van formando sus pequeñas alianzas) van fluyendo. Sangre, muerte, tiros, explosiones. Es un drama criminal, nada inesperado, pero…subterráneamente diría, la compilación de bizarreadas va in crescendo [N. del E.: el guión es de Nick Cave].

Empecemos por la voz de Tom Hardy. ¿Por qué hace un vozarrón tan campechano? ¿Y por qué su total falta de expresiones? Habría que avisarle que ya no es Bane. A veces se suelta y habla mucho, pero, si busca conquistar a una flaca (y qué flaca Jessica Chastain), no podés contestar ”What you doing?”. Siguiendo con Tom y su personaje Forrest…¿De verdad, después de todo lo que le pasa en la película, incluyendo unas seis balas en el torso, muere por neumonía? Dale, me están cargando.

Otra: Charlie Rakes. Mayor momento de tensión dramática, preparándose para matar Bondurants: SE PEINA. Sí, se peina, y a la gomina. Perdón, me adelanté. No les conté las reiteradas veces en las que se queja de la camisa, inclusive cuando asesina a un inocente muchacho. Y no les conté su risa, su macabra risa en los primeros minutos de aparición. Este es un villano, Academia de Hollywood. Aquí tenían un excelente nominado que dejaron pasar (pero ése es otro tema, bien espinoso). Ni hablar de LA escena WTF de Los ilegales: Charlie Rakes encuentra la fábrica de alcohol Bondurant gracias a sus binoculares que ofrecen una visión muy Depredador (sólo faltaba el zumbido y que aparezca Arnold a los tiros). Emocionado, va con sus muchachos a quemar todo. Pero, en eso, Howard simplemente toma alcohol y empieza a aullar como Chewbacca. ¿Qué mas WTF que eso, damas y caballeros?

*Algunas imágenes de Los ilegales:

Admito que salí de la sala con una sonrisa impresionante. No sólo porque hicimos alquimia de una película seria a una medio bizarra, sino porque ese día aprendí que el cine, observado con otros ojos, quizás más soñadores, puede ser un juego, una búsqueda atravesando los fotogramas y sonidos: el hallazgo de un WTF memorable, que valga el precio del ticket de entrada.

Por Eduardo Meza

 …………………………………………………………………………………

¿Vieron Los ilegales? ¿Qué impresión les dejó? Los invito a sumar otros “momentos WTF” o películas ídem que les hayan producido lo mismo que Los ilegales le produjo a Eduardo; ¡Dejen sus comentarios!; para escribir en Cinescalas manden sus notas a milyyorke@gmail.com (gracias por la paciencia a quienes no he publicado todavía)

…………………………………………………………………………………

—> La última vez escribió Florencia Gaudio sobre… THE PERKS OF BEING A WALLFLOWER

…………………………………………………………………………………….

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

La peor película para…ver en una cita

Como corresponde, primero los agradecimientos. En esta oportunidad, a Ezequiel, quien tomó mi propuesta del miércoles (¿qué sección nueva les gustaría ver en Cinescalas versión 2013?) y la respondió con la categoría que da título a este post y que va a ser parte de los viernes tan variados que tenemos. Debo decir que me costó pensar en una película que ilustre la consigna y acá esta la razón: probablemente porque estoy en la crítica de cine desde muy chica (empecé a trabajar profesionalmente a los 21) nunca tuve una cita en la que mi acompañante haya tomado una decisión que genere mi huida repentina de la sala. O bien ya nos conocíamos los gustos y el resultado era casi siempre positivo o bien íbamos a ver películas “malas” con el propósito de divertirnos. Y si cometíamos errores (en los festivales más que nada), la ofuscación era compartida. Y si nos decepcionábamos, la decepción también era compartida. Y si había discrepancias, el debate posterior también era positivo en sí mismo. Por ende, soy aburrida y no tengo anécdotas para compartir en esta oportunidad :P. Sin embargo, sí estoy segura de que la primera película que se ve en una cita, si la elección no es consensuada y si no se conoce prácticamente nada de la otra persona, es claramente un tamiz, un filtro. Como dijo Nick Hornby/Rob Gordon y creo ya haber citado en otro post: “It’s no good pretending that any relationship has a future if your record collections disagree violently, or if your favorite films wouldn’t even speak to each other if they met at a party” (me gusta eso de que las películas favoritas de uno sean como apéndices que tienen o no tienen química con las de otra persona). Antes de seguir divagando, aclaro que no pienso que una primera mala cita cinematográfica implique necesariamente un desastre posterior, que siempre hay una excepción a la regla y que acá estamos hablando de casos extremos. De que alguien nos lleve a ver el reestreno de Gigli (sí, estoy quemada, no sé cómo llegué a ese ejemplo). Sin embargo, decidí responder la consigna con Audition. Porque es una película de tortura, y por más que sea una obra maestra, no es precisamente una opción que vaya a generarles placidez a las dos partes involucradas en la cita. En Facebook también mencioné Shame, porque calculo que el conflicto interno de su protagonista no va a ser captado cuando la atención esté puesta en la incomodidad de ver en pantalla grande una maratón de sexo casi explícito junto a un desconocido. Por eso, la parte anecdótica hoy se las dejo a ustedes y veremos hacia dónde nos lleva esta prometedora sección que, presumo, tendrá otras variantes permeables a geniales comentarios.

*Les dejo Audition/Odishon completa (no apta para almas sensibles):

*DE YAPA: Top five: las peores citas de película:

………………………………………………………………………………………..

¿Cuál les parece la peor película para ver durante una cita y por qué? ¿Qué malas experiencias han tenido en este aspecto? ¿Piensan que una primera decisión muy equivocada da la pauta de cómo va a ser la relación? Es decir, si la otra persona no elige/propone “bien”, les generarían ganas de salir corriendo? Los invito a sumar anécdotas (propias o ajenas) y a proponer otro “La peor/mejor película para…” para un viernes futuro; ¡Comenten! ¡Buen Finde! 😉

………………………………………………………………………………………….

 * RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

Deathmatch: It vs. Chucky

Me resultaría divertido que de ahora en más en los Deathmatch no solo nos concentremos en la pregunta “¿Con cuál de los dos se quedan?” sino más bien en que tomemos esa pregunta y la ampliemos con otra consigna, como el caso de hoy. Y si vamos al caso de hoy, mi resolución es bastante sencilla. Cuando era chica tenía un muñeco prácticamente idéntico a Chucky. ¿Por qué demonios mis padres habrían de querer que yo lo tuviera? No sé, nunca se los pregunté. Lo cierto es que ese muñeco aparece en varias fotos familiares, lo cual me da la pauta de que le tenía un cierto cariño. Hasta que vi al Chucky en cuestión en la tele y le empecé a tener, por lógica, una fuerte repulsión, un fuerte rechazo. Ahora, cuando miro esas fotos o cuando reveo Child’s Play ocasionalmente, encuentro al personaje más divertido y/o sádico que terrorífico. Lo cual me lleva a It y mi aversión hacia los payasos en general y a la figura de Pennywise en particular, figura que me atemoriza a pesar de lo grotesco (esos dientes) y, sobre todo, por un detalle: los globos. No sé si verlo caminar sin ellos tendría el mismo efecto. Y como dije en este viejo post, siempre detesté/me dio miedo encontrarme con una imagen suya, más allá de mi edad o de mi nivel de madurez. Simplemente odio a ese maldito payaso.

………………………………………………………………………………………….

*1. Esto me hace tenerle miedo a IT:

*2. Esto me hace tenerle miedo a CHUCKY:

………………………………………………………………………………………………..

¿A quién tendrían más miedo de cruzarse a las cuatro de la mañana en una calle desierta? ¿A It o a Chucky?; dejen sus comentarios y, de yapa, propongan una secuencia y/o versus para el jueves próximo; ¡Gracias a todos! ¡Que tengan un buen día! ¡Hasta mañana!

………………………………………………………………………………………………….

DEATHMATCH WINNER: IT

……………………………………………………………………………………………………..

La última vez enfrentamos a… MAGNETO con GANDALF

……………………………………………………………………………………………………

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!