El viejo axioma pareciera estar siempre latente cuando nos sucede una desventura; lo repetía mi abuelo, me lo transmitió mi padre: ni el avance ni el progreso son sinónimos de éxito, ni la novedad debería sepultar el uso de la vieja costumbre. Ya se sabe, el automovilismo no terminó con el ciclismo, ni la bicicleta puso fin al atletismo.
Acaso, como señalaba el entrañable escritor don Ernesto Sábato, la frase no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que -felizmente- las gentes las echa al olvido; y conserva, entonces, sólo el buen recuerdo. ¿Será por ello, que los amantes del ajedrez al observar el Mundial entre Anand y Carlsen añoren los antiguos campeonatos?. Por cierto, inolvidables competencias desarrolladas en épocas y circunstancias que enriquecieron la historia de este deporte. Seguir leyendo