- Hace 10 años, el azerbaijano y ex campeón mundial, Garry Kasparov, acaso el mejor ajedrecista de la historia de este milenario juego anunciaba el retiro profesional de la actividad.
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El pasado 14 de agosto junto a la ceremonia de clausura de la 41ª olimpíada de ajedrez que se realizó en Tromso (Noruega), la gran maestra húngara Judit Polgar, de 38 años, hizo público el anunció de su retiro profesional de la actividad; la mejor ajedrecista femenina de la historia de este milenario juego efectuaba así, su jugada más difícil: tomaba distancia de su gran pasión, sepultaba tres décadas de alta competencias y elegía el refugio de su enroque hogareño para disfrutar de los afectos de su familia (Gusztav Font, su esposo, y Oliver y Hanna, sus hijos). La reina Judit se alejaba del ajedrez pero nos dejaba su legado.
Isabel I de Castilla (1451-1504) vivió sólo 53 años… pero de manera intensa; durante tres décadas fue Reina de Castilla (1474-1504), y Reina Consorte de Sicilia y Aragón (entre 1469 y 1504), acompañada de Fernando de Aragón, su primo segundo, con quien se casó (1469) gracias a la bula papal de Su Santidad, Sixto IV. Isabel y Fernando II llegaron al trono tras largas batallas contra el Rey Enrique IV y la victoria en la Guerra de Sucesión Castellana.
Acaso su resiliencia fue motor para patear el tablero y cambiar la historia del mundo; durante su reinado dio apoyo al navegante Cristóbal Colón, y expulsó de lo que aún no era España, tanto a moros como a judíos, pese a las recomendaciones de Alfonso X El Sabio, que en su obra “Libro de Xadrez, dados e tablas” (de 1283), y que aún se conserva en El Escorial, había escrito en castellano antiguo: “el ajedrez es una magnífica herramienta para la buena convivencia de musulmanes, judíos y cristianos”. Esta decisión tal vez haya sido la responsable de la expansión del juego de ajedrez por toda Europa; los judíos eran fuerte aficionados y tal vez contribuyeron a su difusión. No resultará extraño, entonces, que casi 100 años después, en 1575, durante el reinado de Felipe II, Madrid recibiera el 1er torneo internacional de ajedrez disputado entre cuatro jugadores: dos italianos y dos españoles. Seguir leyendo
Ni el conflicto religioso entre católicos y protestantes, conocido como la Guerra de los Treinta Años, desatado en el territorio europeo entre 1618 y 1648, con los consecuentes desórdenes, pudo detener el avance de la literatura, fuente del florecimiento de nuevas obras de ajedrez. Así, los complejos tratados con abundantes consejos atraparon la atención de noveles aficionados, interesados en descubrir los secretos del noble juego. Rápidamente la difusión de sus reglas superó los límites fronterizos, y el auge de su práctica lo convirtió en uno de los pasatiempos favoritos de la era moderna. Seguir leyendo
La victoria del italiano Leonardo da Cutri -conocido como Il Puttino (El hermoso)- en el Primer Torneo Internacional de Ajedrez, celebrado en 1575, en España, en la Corte del Rey Felipe II, sin dudas provocó un envión a la práctica de la actividad tanto en la península Ibérica como Itálica; en dicha competencia participaron además del ganador, el italiano Paolo Boi (llamado Il Siracusano) y los españoles, Alfonso Cerón, de Granada y el fraile, Ruy López de Segura (el primer campeón mundial oficioso que tuvo el ajedrez, tras su gira por Italia en 1560). Seguir leyendo
Curiosamente, en 1560 un clérigo español se convirtió en el primer Campeón Mundial de Ajedrez Oficioso, pese a que la Iglesia había prohibido a mediados del siglo XII, la práctica del juego en la península Ibérica. Conocer a este singular personaje también es descubrir parte de la historia del milenario juego.
El clérigo español y sus principios “no santos”en el ajedrez Seguir leyendo
El ajedrez un juego con tradición milenaria conoce de historias y leyendas que se cuentan como tangos.
A poco más de dos milenios desde su creación aún resulta un misterio descifrar con exactitud su nacimiento; acaso por ello, para escribir sobre sus orígenes debamos remontarnos a una de esas historias que con el paso del tiempo se transformó en leyenda.
Hace 22 años, Pablo Adrián Zarnicki (nacido el12 de noviembre de 1972) era un joven al que en las semanas previas a su cumpleaños N° 20, la vida le tenía reservada una sorpresa; en octubre de 1992, su nombre hizo eclosión en los medios y trepó hasta los astros; tras una reñida lucha resultó triunfador del 31° Campeonato Mundial Juvenil de Ajedrez que se disputó en el salón Leopoldo Marechal, en el Ministerio de Educación de la Nación. Y, aunque entre los principales favoritos de la competencia se destacaban: M. Marcovic (Serbia), R. Ciemniak (Polonia), H. Stefansson (Islandia) y V. Milov (Israel), el argentino Zarnicki, se adjudicó la serie masculina, invicto con 10 puntos tras 13 ruedas, y por tercera vez el historial del ajedrez vernáculo se engalanó con la conquista de un Mundial Juvenil (antes, Oscar Panno, en 1953 y Carlos Bielicki, en 1959 habían enseñado el camino). Frente al tablero, Pablo Zarnicki había efectuado una jugada para la Memoria.
El zarateño Federico Pérez Ponsa, de 21 años, se consagró campeón del Abierto Internacional Copa Provincia de San Luis. Superó, por mejor sistema de desempate al gran maestro Fernando Peralta, y se llevó $ 20.000 de los $200 mil de la bolsa de premios. “Es el triunfo más valioso de mi carrera, es el torneo más prestigioso que jugué en años”, dijo el ajedrecista argentino que a más corta edad (17 años y 10 meses) logró el título de gran maestro.
Y con relación al premio, acotó: “La verdad que en el ajedrez no estamos acostumbrados a recibir premios tan importantes; así que en principio no tengo una urgencia por lo que seguramente usaré ese dinero en un pequeño viaje. ¿Mi futuro?, ya logré cosas importantes como el título de gran maestro y jugar una olimpíada (hizo su debut en Tromso), tal vez sea hora de ganar un campeonato argentino”, soltó sin eufemismos.
El certamen disputado a nueve ruedas y que se desarrolló en la Universidad de La Punta reunió a 136 jugadores, de cinco naciones y entre ellos los mejores ajedrecistas argentinos residentes en el país y en el exterior. Pérez Ponsa compartió la cima junto a su par y compatriota, Fernando Peralta (que reside hace 15 años en Barcelona), ambos con 7,5 puntos.
Esta es una historia chiquita que está enquistada en nuestra idiosincrasia. Siempre existieron los antagonismos: o sos de un bando o del otro. Como en el ajedrez, no hay grises; blanco o negro.
Son numerosos los ejemplos sobre rivalidades que con el paso de los años se convirtieron en clásicos en diferentes disciplinas o actividades. Se busca un rival, se plantea el desafío, se compite para ganar pero lo que importa es saber perder; la perinola de la vida a veces canta “todos pierden” porque para trascender todos necesitamos del otro. Seguir leyendo