La película de mi semana: About Time

“Hay cosas en la vida que sólo se resuelven junto a un cuerpo que ama” – Javier Egea

*Atención: se revelan algunos detalles del argumento

No hace mucho, redescubriendo los apuntes autistas de Fuguet, me encontré con una analogía que se emparenta mucho con algunas ideas que tengo sobre el empleo del tiempo. Fuguet, a su vez parafraseando a Pico Iyer, define el acto de viajar como una experiencia cercana al amor: “mientras peor sea la historia de ese viaje, mejor va a ser ese viaje y, al final, lo que más importa de todo viaje no es el viaje en sí, es el recuerdo de ese viaje, es la experiencia, lo que uno se guarda en esa aventura. Viajar se parece tanto a vivir y, sobre todo, a enamorarse. Si uno no echa de menos el sitio donde estuvo, en el fondo no alcanzaste a estar ahí”. Fuguet, al menos en ese pasaje de sus ensayos, se está refiriendo, sin parábolas de ningún tipo, al viajar en su definición más estricta: trasladarse de un lugar a otro. Sin embargo, me gusta pensar que el paralelismo que traza engloba también otra clase de viaje, aquel que a simple vista no encierra nada extraordinario y que, aún así, es el más extraordinario de todos: el viaje diario. Existe una suerte de axioma que asegura que las mejores cosas suceden cuando uno está en movimiento. ¿Pero podemos definir con exactitud qué es “estar en movimiento”? La primera imagen que uno concibe es, efectivamente, la de un viaje. La de armar una valija para ir hacia otro lado, siendo ese “otro lado” el depósito de muchas expectativas. ¿Quién no fantaseó alguna vez que en un viaje se produzca un suceso que altere su vida? ¿Quién no evoca experiencias de viaje cuando es consultado por sus instantes de felicidad? Sin embargo, bajo ese criterio, para estar abocado a lo descomunal habría que moverse en un circuito de viaje constante y ahí es donde el viajar bien podría mutar en otra acción: escapar.  Por lo tanto, para hallar en el estar en movimiento una segunda lectura hay que estar, paradójicamente, bien detenido. Detenido en la cotidianeidad para contemplar en ella el movimiento que la mantiene funcionando. Imposible no pensar en las palabras de Beatriz en La vida de los peces. Es fácil andar de viajero en tránsito. Lo complejo es quedarse y vislumbrar, en el día a día, una cualidad fuera de lo común.

About Time es una película astutamente tramposa. Parece ser una historia sobre el viajar en el tiempo pero en realidad es otra cosa. Es una historia sobre el viaje que se renueva minuto a minuto, ese para el cual no es necesario ni armar una valija ni comprar un pasaje. El que empieza con el sonido del despertador y concluye con el rostro de uno (solo o acompañado) yaciendo en una almohada. Ese viaje que a veces no queremos hacer porque la rutina nos carcome (para qué negarlo) y al que eludimos porque creemos que, en ese cúmulo de sucesos falazmente interpretados como intrascendentes, no hay nada que amerite una apertura de los ojos. About Time cuestiona la predisposición del individuo (mejor dicho: la falta de) de cara a lo mundano. ¿Quién se permite estar satisfecho únicamente con una cena con alguien o con un paseo por la playa? ¿Quién tiene la capacidad de disfrutar en medio del caos? El director y guionista Richard Curtis le propone a Tim (Domhnall Gleeson) bajo el consejo de su padre (el siempre brillante Bill Nighy) algo que, en teoría, resulta completamente utópico: resignificar la rutina mediante nuestra actitud ante ella. Quejarse menos. Alegrarse por un llamado telefónico. Sobrevivir a la ausencia de auriculares en un trayecto. Sentirse orgulloso por un logro laboral. Por eso no es casual que ese padre elija “Into My Arms” de Nick Cave para que suene en su funeral. Se trata de una canción sobre un viaje: “I believe in some kind of path that we can walk down, me and you; so keep your candles burning and make her journey bright and pure that she will keep returning always and evermore”. Me gusta esa idea de viaje cotidiano como algo que debe ser encendido invariablemente, como un ciclo infinito. Como si esa fuera la única respuesta para la renovación. Como si la epifanía fuera más prosaica de lo que creemos. Entonces, así como la excitación de planear un viaje proviene de ese terreno virgen con el que vamos a toparnos, lo mismo debería suceder con los días que parecen iguales a tantos otros. Habría que abordarlos del mismo modo, porque lo que los hace diferentes es nada menos que nuestra distinción entre lo que importa absorber y lo que hay que descartar para no andar “con tanto peso sobre los hombros”. Así, el viajar no tiene un sentido unívoco: viajar está en esa persona que duerme en tu cama (“era una especie de traición tu cuerpo, mientras ibas tomando mi casa pieza a pieza, para alcanzar los últimos rincones te adelgazaste en besos, pasos ecos” escribió también Egea), en la voz de un hijo que proviene de una habitación o en la música que ponemos en el reproductor. About Time explicita el deseo que muchos tenemos de volver a vivir un mismo día. Pero la nostalgia es traicionera. La película también lo sabe. Por eso, revierte ese deseo para ponernos frente a otro: el llenar el vacío de los días que se vienen. Nadie puede hacerlo excepto nosotros. Completar los días. Los días. Los hermosos días.

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► [TRAILER] Algunas secuencias de About Time:

ABOUT TIME OFFICIAL TRAILER from total:spec on Vimeo.

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¡Buen viernes para toda la muchachada! Los invito a compartir cuál fue su película de la semana y, de paso, a escribir sus impresiones sobre About Time, si es que la han visto; por otro lado, y en relación a lo que plantea la película, me gustaría saber qué momentos de su vida les gustaría revivir por lo bien que se sintieron; ¡Gracias a todos, los leo! ¡Que tengan un excelente fin de semana! Voy a descansar de los regalitos de sábados y domingos hasta que pasen un poco los días caóticos y pueda dedicarme a la película y/o base de datos del blog, pero ya volverán; ¡gracias por la paciencia!

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Deathmatch: Géneros cinematográficos

Para Delfi y Nacho

Hace poco leí un comentario en YouTube que me pareció genial. El mismo aparecía debajo del trailer de Her, el gran film de Spike Jonze sobre el que debatiremos en un par de semanas. El comentario decía: “Oh dear, looks like a potentially destructive sentimental movie that could reduce me to tears…Time to watch it”. La frase me recordó bastante a un tópico sobre el que aludimos en este espacio en más de una ocasión: la comodidad que nos genera una determinada clase de película y cómo muchas veces, en el afán de seguir incorporando más exponentes de ese prototipo de obras, irremediablemente nos vemos forzados a dejar de lado otras películas, otras narrativas, otros géneros. Me parecía que ese comentario era un buen punto de partida para el Deathmatch de hoy, sumado al hecho de que durante mis vacaciones en la casa de unos amigos me adapté a las preferencias ajenas y le di un descanso a mi apetito por el indie/young adult que generalmente consume mi tiempo. Así fue como terminé haciendo maratón de cine de terror (y yendo a alquilar un DVD después de mucho tiempo), reviendo la brillante Arrástrame al infierno, y poniéndome al día con la pésima Mamá y la sólida y sorprendente El conjuro. De paso, tuve una dosis de Gore Verbinski y volví a disfrutar de su remake de The Ring. ¿Hubiese elegido otras películas en mis ratos de ocio? Seguramente. Pero supongo que eso es lo bueno de compartir el cine. De alguna manera nos obliga a salirnos de esa zona de confort y mirar un poco más allá, y es ese acto de mirar más allá el que nos depara, cuando tenemos suerte, más de un gran descubrimiento.

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► [PODCAST] Una interesante clase sobre géneros cinematográficos:

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► [ESCENA] Clerks y el arte de alquilar películas:

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¡Buen día para todos! Otro jueves, otro Deathmatch: ¿Cuáles son sus géneros (y subgéneros) cinematográficos favoritos y a cuáles les rehuyen? ¿Siguen yendo a dvdclubs a alquilar o ya perdieron la costumbre? ¡A ver qué me cuentan! Nos vemos, como siempre, mañana para compartir nuestra película de la semana 😉 ¡Que tengan un gran jueves!

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DEATHMATCH WINNER… COMING SOON…

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LA ÚLTIMA VEZ ENFRENTAMOS A…TODOS LOS PERSONAJES DE BEN STILLER

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LIZ LEMON SOBRE MIS PREFERENCIAS DE GÉNERO 😛

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The Wolf of Wall Street: No hay otra manera de vivir

“What Jimmy loved to do, what he really loved to do it was steal; I mean, he actually enjoyed it, Jimmy was the kind of guy who rooted for the bad guys at the movies” – Henry Hill, Goodfellas 

*Atención: se revelan algunos detalles del argumento

En Goodfellas, Henry Hill (Ray Liotta) planteaba un panorama maniqueo. De un lado de la vereda están quienes, bajo su percepción, se mueven dentro de un circuito ordinario, mundano, simple. Aquellos que se preocupan por pagar las cuentas, que toman el subte para ir al trabajo todos los días, que se sobrecargan de tareas raras veces equivalentes al beneficio. Esos individuos (o “goody-good people”, como los denominaba Hill) son lucecitas intermitentes que no merecen ni la menor evidencia de atención. Para el mobster, simbolizan una atrocidad: emprender un camino en una irrevocable y eterna línea recta. Del otro lado de la vereda están él y los suyos. Los que se atreven, los que cuestionan las decisiones “of those who had no balls”, los que están atentos al único camino posible: el de las oportunidades. “For us, to live any other way was nuts (…) if we wanted something, we just took it”. Prácticamente toda la filmografía de Martin Scorsese podría ceñirse al planteo de Hill, planteo sintomático de un modo de hacer cine donde el personaje es la única fuerza. A Scorsese le interesa contar historias, claro, pero siempre y cuando esas historias estén supeditadas al control de esos personajes. En síntesis: el personaje es, para Scorsese, sinónimo de narración. Todo surge y concluye con él. Para el caso, tomemos como ejemplo uno de sus primeros cortometrajes, It’s Not Just You, Murray!, en el que Scorsese encuadra al protagonista hablando detrás de un escritorio, interpelando al espectador, dándose a conocer ante él con la misma claridad y autoindulgencia que años después presentaría Hill. “I’m very rich and I’m very influential” aclara Murray, como si fuera imperativo delimitar su terreno de acción. Esas divisiones constantes en las historias de Scorsese le permiten al director tomar y retomar la idea de núcleo, de ritual, de banda, de equipo, de camaradería. Los géneros podrán usarse y contaminarse a gusto, pero lo cierto es que ya sea con una remake de Cabo de miedo o con una biopic como El aviador, Scorsese siempre está mostrándonos, en mayor o menor medida, el mismo cuento apasionante, la misma odisea gangster donde lo que prevalecen son los códigos de interacción entre los sujetos activos de ese ritual. Habrá grises, habrá un terreno medio, habrá infiltrados, indecisos, volátiles. Pero si esos infiltrados existen, existen justamente para que las reglas se pongan de relieve. “You belong to a family and crew, it means that nobody can fuck around with you. It also means you could fuck around with anybody as long as they aren’t also a member”. Hill expone los equipos, los separa, los describe como también se podría describir al cine de Scorsese: siempre hay una tierra de la oportunidad y, en simultáneo, hay individuos que la tienen entre ceja y ceja y otros que desconocen la nomenclatura y su significado. En sus películas sobrevuela lo que el realizador llama “una pasión insatisfecha”. Podés ser Howard Hughes y tenerlo todo o podés ser Billy Costigan y tener casi nada. No importa. Ambos están digitados por el anhelo de algo mejor, solo que en esa tierra de las oportunidades solo habrá espacio para uno.

“You put my fucking money to sleep, I’ll put your fucking brain to sleep” Nicky Santoro, Casino

Jordan Belfort (un descomunal Leonardo DiCaprio), el ambicioso corredor de bolsa de Nueva York y protagonista excluyente de The Wolf of Wall Street, es inicialmente presentado por Scorsese con un cierto eco al Paul Hackett que interpreta Griffin Dunne en After Hours. Es decir, lo vemos como alguien que está a punto de ser transformado. La diferencia radical entre uno y otro es que la alteración de Hackett se produce a partir de un impulso externo (una mujer), mientras que la de Belfort es puramente consciente, buscada, anhelada por su pulsión interna. El (re)nacimiento de Belfort, sin embargo, necesita de una suerte de Macguffin. Un Macguffin que durante el resto de la historia podría estar circunscripto a la lapicera como símbolo de compra-venta, de oferta-demanda, de necesidad-satisfacción (nuevamente el cine de Scorsese y su fluctuación entre dos polos), la misma lapicera que Hackett recibe en After Hours, la misma a la que Ace Rothstein alude, desatando una pelea, en Casino. En The Wolf of Wall Street, quien le muestra sin mostrarle ese objeto es Mark Hanna (Matthew McCounaghey), que no es más que esa infusión de ambición que Belfort requería y que posteriormente iría a emular. Hanna no es solo el Macguffin de The Wolf of Wall Street, es también, como todos los personajes de Scorsese que se definen y definen el universo en el que se manejan, el que explicita el fugazi, aquello que no existe, la ilusión, a partir de lo que bien podría ser el leitmotiv de Belfort: “no construimos nada”. Así como el mantra de Casino es verbalizado por el propio Scorsese (ya sabemos: los pecados no se expían en la iglesia sino en las calles), en The Wolf of Wall Street Hanna es, a su modo, el maestro de ceremonias, el hombre del prólogo, el presentador de todo lo que vislumbraremos luego. Y lo que vislumbraremos luego es, ni más ni menos, que la materialización de esa deconstrucción. La cocaína volando por los aires en un yate, la cocaína en los cuerpos desnudos de Jordan y Naomi, la orgía desaforada en un avión en plena turbulencia, el exceso de Quaaludes, los monos que se pasean por la oficina, las mansiones, los bailes en un casamiento, las prostitutas calificadas en tres niveles, Dave Grohl preguntándose “everything could be this real forever?” mientras Jordan toma sol al lado de su flamante segunda mujer. Etcétera, etcétera, etcétera. Si bien Scorsese (y Terence Winter en su adaptación de la autobiografía de Belfort) hasta un cierto punto busca parodiar el mundo de excesos de Wall Street, lo que hace no puede encajonarse solo en ese plano y su visión es menos macro de lo que aparenta. Construir la nada o, mejor dicho, mostrar la construcción de la nada, implica para Scorsese una decisión consciente de poner al espectador en el papel de Jimmy Burke (Robert De Niro) de Goodfellas. Si bien es inevitable condenar a Belfort (hay sobradas razones para hacerlo), The Wolf of Wall Street no prepara el terreno para suscitar lecturas morales sino para satirizar á la Kubrick con A Clockwork Orange, lo cual no anula automáticamente una observación crítica. Su desarrollo es fiel a ese primer Scorsese de It’s Not Just You, Murray!. Él está queriendo decir algo del personaje a partir de un accionar tan básico y complejo como dónde poner la cámara (“cada plano está construido para hacer ver algo” dice Scorsese). Por lo tanto, lo acompaña a Belfort con un evidente deseo de sobreexposición. Así, la nada que construye, el fugazi, la distracción, está propulsada por la concatenación de días, tardes y noches tan maníacas como surrealistas. En ese aspecto, el mérito es del extraordinario montaje de Thelma Schoonmaker, quien se detiene extensamente en algunos eventos (fiestas, sexo) y muestra velozmente otros, como el suicidio de uno de los trabajadores de Belfort, que bajo la mirada del lobo es algo intrascendente que no amerita mención, por lo cual la edición se emparenta con su mirada y, al mismo tiempo, nos revela sutilmente la posición que toma Scorsese respecto al sujeto de su obra.

 “You can either have the money and the hammer or you can walk out of here. You can’t have both. What do you want?” – Ace Rothstein, Casino

Al ser el personaje sinónimo de narración y viceversa, Scorsese entrelaza notablemente los géneros y  puede realizar un corto de quince minutos (la escena de los Lemmons que dejo más abajo) donde DiCaprio homenajea con una entrega irresistible a Jacqes Tati, como también volver a las fuentes de su inclinación por el cine negro, planteando un escenario de búsqueda y persecución que evade las generalidades para focalizar en la puja Belfort-Denham. Pero acaso lo magistral de la puesta en escena de The Wolf of Wall Street sea cómo perpetúa ese one man show. Scorsese parte del precepto de qué quiero contar. Lo que quiere contar son las experiencias casi sobrehumanas de Jodan Belfort. Entonces, no hay espacio para que la cámara vire hacia Donnie Azoff (Jonah Hill símil Joe Pesci), no hay espacio para mostrar a los hijos de Belfort (el guión astutamente los menciona en el monólogo introductorio como un elemento más de esas posesiones de las que se jacta Jordan; es decir, cualquier atisbo de humanidad está cubierto) y no hay espacio para corroborar ni la pérdida ni la indignación de todos esos trabajadores de Stratton Oakmont (otra empresa/nombre fugazi) que son vendidos por su propio jefe. The Wolf of Wall Street no es una película sobre las consecuencias del accionar de Belfort. The Wolf of Wall Street es una película sobre una elección de vida llevada al extremo. En ese sentido, y dada la naturaleza insólita de los episodios que genera y disfruta Belfort, Scorsese opta por una atmósfera casi punk, irreal, enviciada por lo artificial, por lo payasesco (el “I’m funny like a clown?” de Casino viene ineludiblemente a la memoria). Frank Costello ya lo decía: “When you decide to be something, you can be it. That’s what they don’t tell you in the church. When I was your age they would say we can become cops, or criminals. Today, what I’m saying to you is this: when you’re facing a loaded gun, what’s the difference?”. La elección de Belfot es clara (“let me tell you something. There’s no nobility in poverty. I’ve been a poor man, and I’ve been a rich man. And I choose rich every fucking time”) y en extremo indiferente al entorno (ya sea a su familia, a la Ley o a incluso a sus propios límites físicos que pusieron su vida en riesgo más de una vez), ya que, también como creía Costello, es el entorno el que debe adaptarse a él, surgir de él, y no a la inversa. Así como en las palabras de Costello están las palabras de Hill (“no one gives nothing to you, you have to take it”), en las palabras de Belfort están todos: Hill, Costello, Hughes e incluso el Johnny Boy de Mean Streets (“I fuck you right where you breath, because I don’t give two shits about you or nobody else”). Todos encaran una elección con la seguridad de que no hay otra manera de vivir que esa que se opone a los goodfellas (la secuencia de Denham en el subte es la prueba de la antítesis de la decisión de Belfort), esa que, como en toda la filmografía de Scorsese, no puede ir de la mano con lo perpetuo. La soga en algún momento se rompe, el everlong sobre el que canta Grohl no existe y ese ritual de hombría que parecía tan fuerte e irrefrenable, con sus códigos y actividades, eventualmente entra en un círculo vicioso, se rompe pero se recicla, se atomiza, se esparce, aparece y desaparece, como el polvo de la cocaína, el fugazi, el tramposo y oscilante fairy dust. 

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► [ESCENA] Mi momento favorito de la película:

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► [ENTREVISTA] Los invito a ver la interesante roundtable que hizo The Hollywood Reporter con Martin Scorsese, Leonardo DiCaprio, Jonah Hill y el guionista de The Wolf of Wall Street, Terence Winter:

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► [PLAYLIST] Algunas canciones que forman parte de la banda sonora del film de Martin Scorsese:

The Wolf of Wall Street by cinescalas on Grooveshark

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¡Buen miércoles para todos! Dos consignas en el post de hoy: 1. ¿Los invito a dejar sus puntos de vista sobre The Wolf of Wall Street, ¿les gustó? ¿les parece que está entre lo mejor de Scorsese? ¿no les gustó para nada? Compartan sus impresiones 2. Por otro lado, me gustaría que hablemos de la evolución de Leonardo DiCaprio y de cuáles han sido sus más inolvidables papeles; ¡los leo, como siempre! ¡nos reencontramos mañana!

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Concurso Oscars 2014

Sí, sí. Es esa época del año otra vez. Llegamos a otro concurso vinculado a los Oscars. La modalidad es la misma de siempre. ¿Cómo participar? Tienen que dejar en este mismo post y con tiempo hasta el viernes 21 de febrero (es decir, una semana antes de la ceremonia) sus predicciones respecto a las categorías que dejo más abajo. ¿Quién gana? Solo el que acierte en todas esas categorías, como sucedió con Nati Páez el año pasado. Si ninguno logra ese cometido, el premio queda vacante para otro concurso. Si hay más de un ganador, entonces habrá un premio para cada uno. ¿De qué regalo se trata? Del divertido juego de mesa El cinéfilo, el cual le haré llegar al ganador correspondiente. ¿Cuándo se anuncian los resultados? Al ganador lo daré a conocer en el post-cobertura de la ceremonia, el domingo 2 de marzo. Ahora sí, les dejo las categorías y los invito a participar. Recuerden de votar por quienes crean que la Academia va a premiar, no por sus favoritos personales. Si el 2013 fue medio impredecible, este año viene aún más complicado, pero obviamente les tengo mucha fe. ¡Buena suerte para todos!

CATEGORÍAS DE LOS OSCARS PARA VOTAR:

► MEJOR PELÍCULA: American Hustle, Captain Phillips, Dallas Buyers Club, Gravity, Her, The Wolf of Wall Street, 12 Years a Slave, Philomena, Nebraska

► MEJOR ACTOR: Christian Bale (American Hustle), Bruce Dern (Nebraska), Leonardo DiCaprio (The Wolf of Wall Street), Chiwetel Ejiofor (12 Years a Slave), Matthew McCounaghey (Dallas Buyers Club)

► MEJOR ACTRIZ: Amy Adams (American Hustle), Cate Blanchett (Blue Jasmine), Sandra Bullock (Gravity), Judi Dench (Philomena), Meryl Streep (August: Osage County)

► MEJOR ACTOR DE REPARTO: Barkhad Abdi (Captain Philips), Bradley Cooper (American Hustle), Michael Fassbender (12 Years a Slave), Jonah Hill (The Wolf of Wall Street), Jared Leto (Dallas Buyers Club)

► MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: Sally Hawkins (Blue Jasmine), Jennifer Lawrence (American Hustle), Lupita N’yongo (12 Years a Slave), Julia Roberts (August: Osage County), June Squibb (Nebraska)

► MEJOR DIRECTOR: David O. Russell (American Hustle), Alfonso Cuarón (Gravity), Alexander Payne (Nebraska), Steve McQueen (12 Years a Slave), Martin Scorsese (The Wolf of Wall Street)

► MEJOR GUIÓN ORIGINAL: American Hustle (Eric Warren Singer & David O. Russell), Blue Jasmine (Woody Allen), Dallas Buyers Club (Craig Borten & Melisa Wallack), Her (Spike Jonze), Nebraska (Bob Nelson)

► MEJOR GUIÓN ADAPTADO: Before Midnight (Richard Linklater, Ethan Hawke y & Julie Delpy), Captain Philips (Billy Ray), Philomena (Steve Coogan & Jeff Pope), 12 Years a Slave (John Ridley), The Wolf of Wall Street (Terrence Winter)

► MEJOR PELÍCULA EXTRANJERA: The Broken Circle Breakdown (Bélgica), The Great Beauty (Italia), The Hunt (Dinamarca), The Missing Picture (Cambodia), Omar (Palestina)

► MEJOR PELÍCULA ANIMADA: The Croods, Frozen, The Wind Rises, Ernest & Celestine, Despicable Me 2

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¡BUENA SUERTE PARA TODOS!

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Yo culpo al cine

Hoy en Cinescalas escribe: Belén Cotignola

“La chica linda, el chico lindo, amor a primera vista, el primer beso, la ruptura, la reconciliación, la boda costosa, manejar hacia el atardecer… todos saben que es falso, pero lo miran como si fuera la maldita vida real”

La frase superior ilustra el pensamiento que tiene Jon (Joseph Gordon-Levitt) sobre las películas. A medida que habla, vemos imágenes de una comedia romántica mientras Barbara (Scarlett Johansson) eats that shit up. Jon no entiende qué tienen de bueno, no entiende por qué la gente las mira sabiendo que nunca alcanzarán ese ideal que consumen en la pantalla. Jon es de esos que mira una película y comenta “eso nunca pasaría”, “la gente no es así”, “¿de verdad va a hacer eso?” y derivados, cosas que todos hemos escuchado decir a alguien, o incluso las hemos dicho nosotros cuando no logramos entrar en el universo que nos propone la película. Lo que Jon falla en ver es que él tiene el mismo problema, pero con un “producto” diferente: la pornografía. Y es ahí donde se hace la distinción crucial para el punto al que intento llegar: no es adicto al sexo, es adicto a la pornografía. ¿Por qué es tan importante distinguir esto? Simplemente porque a este personaje le pasa lo mismo que a los aficionados al cine que viven a través de las historias en pantalla. Está tan compenetrado en hacer que su experiencia sexual real sea tal cual  la que consume en forma de pornografía, que se olvida de disfrutar el momento, y no termina por cumplir sus expectativas. Incluso Barbara, la princesa white trash híper sensual que es un diez en sus ojos, no  lo convence en el contacto físico, sino que el ideal de lo que una chica de sus características debe ser en la cama termina sobreponiéndose a la verdadera interacción. Sí, chicos: aparentemente, acostarse con Scarlett Johansson no está tan bueno como se imaginan.

Entonces entra en el panorama Esther (Julianne Moore), una mujer de mente abierta, que, aunque se debe oponer a una negación inicial por parte de Jon,  termina por enseñarle a relajarse, a disfrutar del momento, a no ser tan egoísta y a que, cuando hay dos personas involucradas, la satisfacción del otro es tan (o incluso más) importante como la personal. Jon no sólo abre los ojos frente a sus creencias acerca de la sexualidad, sino que,  paralelamente, varios aspectos de él cambian. Ya no cree ciegamente en el cura que lo confiesa, porque claramente, pese a sus avances personales, nunca le prestó demasiada atención y sigue diciéndole un número aleatorio para que rece una cantidad de oraciones durante la semana. Ya no busca dejar tranquila a su madre con una relación seria pero vacía, sino que prioriza su felicidad personal. Lo que es bueno para su madre no es necesariamente bueno para él. No siente más la necesidad de salir con sus amigos en una rutinaria busca de mujeres para una noche, sino que con pasar tiempo con ellos es suficiente para divertirse.

¿Qué es lo interesante de Don Jon? Les voy a compartir una frase que una compañera de trabajo me dijo alguna vez, y que me repite de vez en cuando: “vos querés vivir una película”. Si, definitivamente. Espero que en mi vida aparezca ese momento, ese punto de giro que de un día para el otro de comienzo a una historia que pueda ser digna de ser guionada y grabada, que la gente pueda ver y desear que eso les pase a ellos. No necesariamente una comedia romántica, pero algo emocionante. Con sus momentos de comedia, de tragedia necesaria, con ese imperdible condimento casi sobrenatural que asegura que todo tiene un por qué y que las cosas tienen sus consecuencias, dejan su enseñanza y construyen un final perfecto (no necesariamente feliz pero que haga justicia a la historia). Quiero ser Summer y Tom en (500) Days of Summer, quiero ser Lizzie Bennet en Pride and Prejudice, quiero ser Ruby y Calvin en Ruby Sparks, Alexander Supertramp en Into The Wild, Tiffany y Pat en Silver Linings Playbook la lista es interminable. Si lo pienso, el cine es el principal problema que me impide ser uno de sus personajes. Pero al ver Don Jon, me pregunto: ¿no sería más fácil dejar de querer ser alguien más, y ser yo? ¿Dejar de idealizar historias ajenas y escribir la propia? Creo que la premisa de la que parte Joseph Gordon-Levitt en su debut como director y escritor de un largometraje es justamente esa: dejar de fijarse en lo ajeno, para poder vivir lo propio. Si Jon deja de mirar pornografía no es porque piensa que sea un pecado, ni siquiera porque su novia lo deja después de que rompa su promesa de no volver a hacerlo, sino porque miró a su alrededor, abrió los ojos y se dio cuenta de que podía tener algo profundo, y, más importante, real. Y cuando aprende a relajarse y a no esperar algo de una situación, dejándola fluir, es cuando empieza otra historia, la que seguramente otros mirarán con ojos soñadores diciendo “quiero vivir algo así”. Pero eso se lo guarda, al menos por ahora, porque lo que no se cuenta también tiene su atractivo, ¿o no?

Por Belén Cotignola

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 ► [TRAILER]: Algunas imágenes de Don Jon:

  

'Don Jon' Theatrical Trailer from J.D. Funari on Vimeo.

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¡Bienvenidos de vuelta, se los extrañó mucho! Dos consignas para este lunes, una mía y una de Belén: 1. Yo les pregunto si vieron Don Jon y qué les pareció la ópera prima de Joseph Gordon-Levitt 2. Por otro lado, Belén quiere saber de qué historia de película fantasearon con ser parte; como siempre, espero sus comentarios, ¡que tengan un gran comienzo de semana y nos reencontramos mañana con un concurso!

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—> La última vez escribió Milagros Barcala sobre… LAURENCE ANYWAYS

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[OFF TOPIC] Quería agradecerles a todos los que han estado colaborando para la realización del documental de Cinescalas, y a quienes tienen la intención y han escrito para consultarme al respecto; les cuento que vamos por el 31% de la meta cumplida y todavía tenemos 42 días por delante;acá pueden leer todo el instructivo y acá mismo pueden hacer su colaboración; ¡vamos que llegamos! 😉

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