
Hoy en Cinescalas escriben (mails): Soledad Lamacchia, Ana Mancuso y Florencia Romeo
*Atención: esta nota tiene spoilers sobre el final de Mad Men
Como saben, por una cuestión de tiempos, Cinescalas se está actualizando de lunes a miércoles. Sin embargo, a veces está bueno salirse del cronograma por circunstancias especiales. Una de esas circunstancias es, sin dudas, el final de Mad Men. Soledad Lamacchia, Ana Mancuso y Florencia Romeo gentilmente compartieron conmigo (y por extensión, con ustedes) el intercambio de mails que entablaron luego de ver el episodio final de la serie de Matthew Weiner, “Person to Person”. Así, sin filtro y con la espontaneidad que caracteriza a todo fanático, les dejo dicho intercambio y los invito, por supuesto, a sumarse al debate con ellas:
► ANA:
Mis queridas, abro para que mañana nos explayemos.
Solo les digo antes de irme a dormir, que esta serie ha sido de las mejores cosas que vi en mi vida. Magnánima, ni más ni menos.
¡Besos y mañana la comentamos!
► FLORENCIA:
Me costó un montón digerirlo, necesitaba permanentemente que (Don) volviera a New York. Veía que pasaba el rato y seguía en California. Pero era necesario que descendiera a los infiernos, que volviera a ser Dick, que es como lo llama permanentemente Stephanie, y recién entonces pudiera resurgir.
Las tres llamadas me mataron, especialmente las dos últimas. La primera me urgía desde el capítulo anterior, TENÍA que enterarse lo de Betty. Y Sally es un personaje delicioso. La escena con Bobby, que quemó las tostadas, es de una ternura absoluta, sin drama, sin golpe bajo.
La llamada con Betty, terrible!!! Y qué doloroso que nadie lo tenga en cuenta a Don para quedarse con los chicos. Y tienen razón…
Don: Birdie…
Betty: … I know…
La charla con Peggy, otra delicia, ¡volvé a casa! El bajón con el que queda después, la parálisis, el pánico, todo reflejado en la cara de Don, la desesperación, la desolación!
La escena en el grupo, con ese desconocido (pero vestido como él, bien oficinista urbano) que pone en palabras su angustia, el abrazo… Qué belleza!
Me encantó la declaración de Stan a Peggy, cómo los dos finalmente admiten algo que era obvio pero que ellos no advertían. Me gustó que Roger encontrara una par, una sátrapa como él.
Bien por Joan! Qué terrible que el dilema que se le presenta todavía les pase a muchas mujeres hoy en día! Y lamenté que Peggy no fuera con ella, pero no pude evitar identificarme con el quilombo de su living comedor, porque es lo que le pasa a Joan en su casa, me pasa a mí, jaja… Me encantó lo que Pete le dice a Peggy.
Y podría seguir diez años más escribiendo, pero como hay mil teorías dando vuelta, adhiero a la más sencilla: en la última escena, la del om, ya está afeitado y peinado, ya dejó a Dick atrás, volvió a ser Don y cuando sonríe es porque encontró el aviso para Coke, con el que termina el capítulo. El aviso es real, es de 1971, lo hizo Bill Bicker, misma inicial en nombre y apellido, nombre monosílabo, apellido de dos sílabas… Y Peggy se lo dice, que muchos volvieron y McCann los recibía con los brazos abiertos. O eso quiero creer
Porque él se lo dijo una vez a Ted, que ellos son creativos, que ellos se dedican a eso y lo hacen bien.

► ANA:
Tengo que decir que estoy abrumada con esta serie. Es maravillosa, y no va a pasar mucho tiempo antes de que la agarre y la vea de nuevo. Porque siempre me pareció que sus episodios tienen capas. Es como que cada vez podés fijarte en un aspecto que al principio no tiene tu completa atención porque estás siguiendo el argumento. Me parece que es una serie que se va a proyectar en universidades! Que la van a ver estudiantes de publicidad, obvio, pero también de historia, de sociología, de comunicación…
Sobre el capítulo final en sí, me parece que tuvo un cierre perfecto. Porque además, no sé si se dieron cuenta de que cada personaje tuvo su cierre de acuerdo a la esencia de ese personaje. Los creadores resistieron la tentación de arreglar todo en el final, y que todos sean felices a lo cuento de hadas, y en vez de eso eligieron poner a cada personaje en un lugar de paz consigo mismo. Los hicieron reconocerse, entenderse y simplemente ser quienes son y quienes han sido durante toda la serie:
Betty: enferma terminal y todo sigue fumando, sigue dando órdenes y queriéndose mostrar sin fallas. Ese trauma con su madre que nos muestran al principio de la serie la acompaña hasta sus últimos días: ella no quiere que su familia la vea morir como ella vio a su madre. Y ese llamado con Don resume a la perfección su relación: ellos se entienden, dentro de todas sus limitaciones, y no tienen ninguna necesidad de caretearla adelante del otro. Me pareció una gran escena.
Sally: La nena/adolescente que siempre es sabia más allá de sus años. Dos padres completamente chiquilines y narcisistas en cierto modo, la hicieron a ella una mujer casi desde nena. Y es la que se hace cargo de la situación de su madre aceptándola con una gracia increíble: lo consuela a Henry, le enseña a su hermano cómo va a tener que cuidarse un poco solo de ahora en más (no le hace la cena, le dice “vení que te enseño”. Sabia, sabia hasta las uñas!), le comunica la noticia a Don y le dice lo justo y necesario y lo contiene al mismo tiempo que lo frena, está para su madre sin hacerle sentir que la está cuidando o auxiliando, cosa que el orgullo de Betty y su necesidad de que todo siga con “normalidad” no soportaría.

Roger: El mismo quilombo bon vivant de siempre, encontrando, como decís Flor, por fin la horma de su zapato. No necesitando una mujer mucho más joven que él, de inteligencia dudosa y a quien fácilmente contentaba con un collar o un nuevo abrigo, sino madurando hasta el punto de elegir como compañera a una igual. Y a alguien que no espera de él que sea ese hombre serio y estable con quien terminar su vida, sino un compañero de aventuras, en un momento de la vida en el que se supone que las aventuras terminaron.
Joan: termina lidiando con eso mismo que lidió en toda la serie: hombres que no son capaces de ver más allá de su cuerpo despampanante y ver que es una mujer con ambiciones y deseos de trabajar y alimentar su carrera. Todos sus hombres en la serie o la quieren solo por sexo o la quieren metida en su casa solo para ellos (por sexo, por supuesto, pero además para que sea solo de ellos y nadie la quiera ni la vea). Y ella elige, como siempre en la serie, enarbolando su bandera de “las mujeres contamos también”, y diciéndoles con sus acciones a todos “Si a mi estas tetas no me pesan, por qué te tienen que pesar a vos!?”
Peggy: Misma lucha que en toda la serie! Maravilloso!! No sabe cómo meter su vida personal en la totalidad de su existencia! No reacciona ante lo que le pasa con Stan hasta que él le dice lo que es obvio: que se llevan fantásticamente, que son los mejores amigos, y que no habían pasado a mayores porque, precisamente Peggy había aprendido a ver solo a través de su trabajo. Eso es lo que la define, lo que la salvó de la depresión cuando dio a su hijo, lo que su mentor, Don, le dijo que persiga en un momento en que su estado emocional iba a hacer que eso se convirtiera casi en mantra (se acuerdan la escena en el hospital en la primera temporada?). Por eso la desarma tanto el llamado de Don: si él se cae, cómo me quedo yo en pie? Tienen esa dinámica desde el primer momento, son como un equipo. Han estado uno para el otro en momentos de derrumbe. Y por eso también es acertadísimo lo que le dice Stan: “Tenés que dejarlo ir”.
Con respecto a lo laboral, también Peggy va con su esencia: ella quiere reconocimiento, pero más que nada quiere hacer lo que le gusta, no quiere simplemente hacer negocios y triunfar haciendo carrera en lo que sea. Ella se para y dice lo que quiere, pero no tiene problemas teniendo jefes, como si los tiene Joan después de haber experimentado el ser “socia”.

Pete: Termina con un trabajo que le de mucha $$ y su esposa y su hija. Status, o sea, que es lo que persigue también desde el día uno. Y en el camino hace las paces con una Peggy con la que muchas veces rivalizó, y a quien muchas veces menospreció porque Peggy está donde está a fuerza de un talento que Pette nunca tuvo. Lo suyo fue el chupar las medias siempre lo suficiente hasta llenar su agenda de contactos y lograr, finalmente, un lugar gracias a esas relaciones.
Y nuestro amado Don, a quien dejo para el final… qué perfecto final!! Don lo hizo todo, lo tuvo todo… mujeres que lo adoraron hasta lo indecible, éxito profesional, éxito económico hasta el punto de no necesitar trabajar si ese fuera su deseo. Pero todo esto nunca lo hizo feliz, porque no podía conciliar que fue él quien logró eso. Era un otro, era ese Don que le sirvió para sobrevivir al convertirse en alguien más, pero que nunca se fusionó del todo con el que él era antes, y eso lo llenaba de culpa, y siempre quería algo más que no era eso que había conseguido. Quería ser él (el) mismo y no lo lograba. Y ese breakdown que tiene, qué luego se convierte en breakthrough, ese reconocer que no se pudo contar con él familiarmente, ese sentir que no lo elegían (como dice el hombre que lo quiebra, porque por fin alguien pone en palabras lo que él ni siquiera entendía de sí mismo), cuando en realidad lo que le pasaba a él era distinto: lo elegían, pero no terminaba de sentirse conforme porque él no nació Don, él nació Dick. En ese retiro, lo que logra es renacer como Don, finalmente hace las paces con esa transformación. Ya no se ve como un usurpador de identidades y que por ende, todo lo que logró, lo logró a fuerza de falsedades, sino que es una especie de ave fénix, renace de sus cenizas y Don y Dick se convierten en uno. Y eso te lo muestran, sutilmente, tan sutilmente, con ese aviso de Coca Cola al final: Don está de vuelta haciendo lo que mejor sabe hacer: siendo creativo. Traduciendo sus experiencias personales en avisos maravillosos. Tanto la época (los 70´s, tan significativos y que forman el marco par este Don) como su viaje personal decantan en ese aviso de Coca Cola en el que le cantan a la igualdad, y al ser quien uno es.
Amé Mad Men, y la amaré forever!

► FLORENCIA:
Y este nuevo Don se tiene que dar la oportunidad de ser padre. Quien no fue amado, no puede amar. Él nunca fue hijo, nadie lo crió, se lo fueron pasando como un paquete, se lo fueron sacando de encima. Es abandónico y no puede hacerse cargo de sus hijos, porque nadie se hizo cargo de él. Ahora tiene la oportunidad de convertirse en padre. Algo amagó cuando al final de la temporada 6 los lleva a los tres chicos a la casa de su infancia. Sería la mejor forma, creo, de exorcizar su historia, su infancia y adolescencia, siendo mejor que aquellos con los que vivió en su infancia. Y de paso, reparar el dolor y la culpa de haberle dado la espalda al hermano menor que también se aferró a él como salvavidas. No nos olvidemos que él carga con dos suicidios en su conciencia. No los mató, pero fueron dos personas a las que les dio la espalda. Ya no puede ser hermano mayor, pero sí puede ser el padre de sus hijos como no lo fueron con él.
► ANA:
Es cierto, todo ese pasado que mencionás lo hizo el Don que conocemos, y al que ese desarraigo lo llevó a ni dudar sobre si bajarse del tren y seguir siendo Dick, o no detenerse y cambiar esa identidad tan débil por la de Don… pero eso ya corre a interpretación del espectador. También es cierto que con lo de Betty, forzosamente tendrá que tener un rol más activo en la vida de sus hijos. Pero lo que a mí me gustó es que este final, más allá de las potencialidades que le surjan a Don de acá en más, después de hacer las paces con el mismo, es que te lo muestra como, conflictos más, conflictos menos, es desde el principio: un Madison Avenue Man. Un hombre de la publicidad, que es lo que saca su mejor self, y él así lo acepta.
► SOLEDAD:
Ahora sí. Ya con mate cocido en mano y un poco más despierta sigo un poco la línea de Ana para que me quede ordenado.
En líneas generales. La serie me pareció maravillosa de principio a fin. Hubo algún momento más chato pero cada momento “chato” se justificó más adelante. Eso la hizo para mí genial. El arco de tiempo que recorre es, como charlábamos con Ana el domingo, un protagonista más de la serie y, si bien lejos estoy de ser experta en esto, creo que está excelentemente plasmada.
Para mí la presentación de la serie es un poco un reflejo de lo que fueron todas las temporadas. Ese hombre que entra a su oficina y crece para después envuelto en éxitos profesionales, mujeres y dinero, empezar a caer sin darse cuenta y sin control hasta, por decirlo de alguna manera, “caer sentado” y volver al éxito. No sé si se entiende lo que quiero decir. A mí la presentación de esta serie me hace ruido hace rato.
Los personajes. Coincido con que cerraron muy muy bien y prolijamente la línea de cada uno. Y cerrar es una forma de decir porque en cada uno se abrió una historia que, conociendo a cada personaje como lo conocemos, no sabemos cómo puede terminar. Si, como también comentaron, cada “cierre” fue fiel a la esencia de cada personaje.
-Joan. Como dijo Anis. Siempre fue la que más ambiciones tuvo en cuanto a su vida profesional y en cuanto a salir de ese estereotipo de mujer fatal que carga desde que la conocimos. Hasta último momento intentó crecer profesionalmente y armar una vida familiar y no pudo. Todos los hombres que tuvo, salvo Roger, la hicieron elegir o la minimizaron. Si bien nunca fue uno de mis personajes preferidos esta última temporada estuvo genial.
La escena con Roger, aceptando lo que él le da sin pedirle nada a cambio, creo que fue maravillosa y una muestra de lo que Joan es: una mujer capaz de saber cuándo aceptar, cuándo el orgullo no sirve de nada. Obvio que esto está condimentado por un hombre que le ofrece ayuda sin pedirle absolutamente nada a cambio. Alguien que siempre supo qué era y cuánto valía esa mujer.
-Roger. Encontró su media naranja. Es otro que maduró con la serie. Tal vez por momentos parecía que todo le importaba tres pitos pero creo que nunca fue así. Estos hombres se la pasaron con caretas puestas para vender sus publicidades ocultando la vida que llevaban interiormente y Roger no fue ajeno a eso. Otro cierre perfecto.
-La Flia Draper. Acá no tengo mucho que agregar a lo que dijo Ana porque lo dijo perfecto. Betty, sus hijos, Sally. La llamada de Don me desarmó. A pesar de todo lo que vivieron, sin decirse nada, lo saben. Se conocen. Fue terrible escucharle decir a Betty esa verdad a gritos, decir que sus hijos no necesitan a Don y para él fue terrible escucharlo pero, como ella le pidió, dejó de lado ese ego que le sale por los poros y aceptó que nunca fue ni marido, ni padre ni ejemplo para esa familia.
-Pete. No puedo dejar de decir que en esta última temporada lo ASESINARON con el peinado!. Otro cierre a su medida. El lujo, la mujer, la guita, su hija, el avión privado. Siempre fue el más ambicioso y logró lo que quería. Me gustó mucho la despedida con Peggy, los dos por fin bajando las armas. Crecieron todos tanto!.

-Peggy. Qué pedazo de personaje. Si a alguien vimos crecer (y a los golpes y a fuerza de romperse el alma) fue a Peggy. Desde que entró a trabajar con Don hasta ese último OMG llamado fue una evolución maravillosa. Cada vez que recuerdo su escena con Don en el hospital se me pone la piel de gallina. Todo lo que fue haciendo para posicionarse y lograr reconocimiento fue a fuerza de dejar de lado su vida hasta el punto de convertirse casi en una amargada. Y cuando llegaba a ese punto, ahí estaba Stan para sacudirla y hacerla volver. Ellos dos tenían que terminar así. Él diciendo lo que sentía y ella aceptando que podía seguir dando la vida por el laburo pero que se iba a perder un montón de cosas si seguía ese camino.
Mención aparte para el llamado. Si bien quería que estén frente a frente una vez más, la escena fue perfecta. Él destruido (“me robe un nombre y no hice nada con él”…la-pi-da-rio) y ella pidiéndole que vuelva a casa y él descargando toda esa angustia que hasta quedar literalmente sin poder moverse.
-Don. Qué decir de Don? Podría tipear durante horas. Esta caída libre que fueron estos últimos capítulos hasta llegar a ese abrazo con un desconocido que fue para mí como tocar fondo y pegar un empujón para salir a dar una bocanada de aire. Tener que volver a ser Dick para que salga el Don que hay en él. Para darse cuenta que fue necesitado, fue querido, fue valorado por todos…menos por él. Y darse cuenta de eso (me gusta pensar que el llamado de “volver a casa” de Peggy no un seco “volver a trabajar” tuvo que ver con que le caiga esa ficha) fue un proceso de terrible angustía para él (y mierda que lo fue para nosotros!), un proceso que lo llevó a subirse a un auto para manejar sin rumbo con una bolsa, a dejar el traje y la gomina para terminar con esos jeans (OH POR DIOS ESE LOOK!), despeinado y desprolijo (me imagino que así sería Dick), un proceso que terminó dando a luz lo mejor que hay en él y eso no es ni un hombre de familia, ni un padre, ni un amigo…renació Don Draper.
Fue realmente genial. Y si bien me dejó triste por la despedida, todo cerró tan bien que no me dejó con esa cosa del pecho tomado por cosas que quedaron sin decir o resolver…
► ANA:
Genial lo que decís de la presentación! No lo había pensado, pero es una muy buena gráfica de la evolución del personaje. Ahora me queda la duda de si a Weiner le habrá parecido así desde un principio, o si nunca se lo planearon y les salió de culo jajaja
Coincido también con que se despidieron allá arriba, con que fue un muy buen final, no apto para análisis básicos (gracias gracias por eso, Weiner!), y que a pesar de que hubiera seguido viendo 7 temporadas más, el cierre fue perfecto. ◄
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► [ESCENA] Un gran momento de Mad Men:
Mad Men - The Carousel from Josip Kostic on Vimeo.
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► [COMPILADO] Un repaso por algunas sencuencias inolvidables de la serie de Matthew Winer:
Top Five MAD MEN Moments from Press Play Video Blog on Vimeo.
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► [DE YAPA] Un análisis técnico del uso de las cámaras en la serie:
RETRO: The Camera & MAD MEN from Jefferson Robbins on Vimeo.
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¡BUEN JUEVES PARA TODA LA MUCHACHADA! En un post especial del blog, debatimos el final de Mad Men, quienes lo hayan visto están más que invitados a sumarse a la charla; por otro lado, para quienes no la hayan visto, una consigna: ¿cuáles fueron los mejores y peores finales de series que nos dio la televisión? Los leo y me sumo a los comentarios más tarde, que tengan un excelente jueves y fin de semana largo; recuerden que nos reencontramos el martes con post sobre Inherent Vice, ¡hasta entonces!
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► La última vez escribió Eduardo Blake sobre… MAD MAX
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