¿Es Huracán una película sobre el deporte? Sí. ¿Se muestran sus reglas, sus beneficios, sus daños colaterales? Sí. Sin embargo, Huracán no es Rocky. Acá no vivimos el boxeo ni lo padecemos. No vemos a un hombre entrenar, no vemos las glorias, los triunfos, no hay escenas autoconclusivas donde uno se involucre con lo pugilístico a un nivel casi extremo. ¿Dónde, entonces, reside el corazón de Huracán? En que toda la historia de Rubin Carter, esa lucha incansable (exacerbada quizás en la ficción, imposible saberlo con certeza), tiene su correlato con lo que sucede arriba del ring. Así es como, con Denzel Washington como gran responsable de su potencia, Huracán se convierte en un film sobre peleas micro (las deportivas) y una pelea macro (la de Carter contra el racismo que acabó con gran parte de su vida). “El odio me puso en prisión, el amor me va a sacar”, dijo una vez. El amor llega con Lesra, un joven que toma un libro sobre Rubin, lo sufre y decide convertir ese sufrimiento en capacidad liberadora. Y lo consigue. Por eso, en Huracán nunca se impone la derrota; por eso, su protagonista nunca habla desde la marginalidad sino desde el poder de la entrega, de la confianza en uno mismo. En el film de Norman Jewison no hay cabida para la cobardía, no hay preguntas sobre el dolor porque no hay ganas de hablar de eso. En todo caso, hay ganas, siempre, una y otra vez, de hacerle frente a los sistemas opresivos y a las miradas condenatorias, con la supera(c)ción como única bandera en ese cuadrilátero.
¿Qué otras películas deportivas o sobre ídolos deportivos podrían sumar al post? ¿Cuáles son las que más los conmovieron? ¡Comenten, vamos!
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[OFF-TOPIC]: Feliz Día de la Música para todos los que no podemos andar por la vida sin auriculares. Les dejo mi canción favorita y los invito a hacer lo mismo…
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