Los japoneses manejan el mate yellow

Mientran empiezan a desperezarse las cacerolas, yo pienso en cómo nos estamos durmiendo. Fíjense esto:

Mateeecha. Esa bebida amarilla que ves ahí es mate. Sí: Coca Cola Company lanzó hace unos meses en Japón una bebida basada en yerba mate, para que los japoneses puedan adquirir el “Latin Biorythm”. Me dice un amigo que lee el idioma que las ventas en el primer bimestre, durante el verano nipón, fueron de 40 millones de unidades. Suponete un conservador 150 millones de unidades al año, a 2 dólares, son 300 millones de dólares. Nada mal. Y eso por no hablar de lo que sería luego una penetración en el mercado chino. Si aprietan el link verán que el Matecha se presenta como un complemento ideal para la carne. Es, más o menos, la dieta que describía Max Weber de los entrerrianos del siglo XIX si suponemos que por “té” se refería a mate.

Pensar que en los años 1850 Paraguay llegó a exportar mate a los soldados de la guerra de Crimea. O eso contaba mi profesor de historia de tercer año, aunque no lo pude chequear en la Web.

Mientras la Coca Cola company vende yerba no argentina (me dicen que brasileña) con valor agregado mostrando chicas lindas comiendo carne, nosotros pretendemos vender esto:

 En fin.

Un ídolo que ganó en los 50 Estados

Nate Silver, autor de este blog, fue el pronosticador más discutido de la elección norteamericana. Los republicanos lo acusaban de estar manipulando los datos por darle a Obama un 90,9% de probabilidades de ganar. Este fue su pronóstico (azul=demócrata; rojo=republicano):

Este fue el resultado de la elección:

¿Ven alguna diferencia? Yo no.

50 pegadas de 50. Incluyendo estados como Florida, donde Obama ganó 49,8% a 49,3%. Lo que se llama un genio. Y un genio que progresa: en la elección de 2008 había pronosticado correctamente 49 de 50. Difícil mejorar ahora.

¿Quién será el presidente del mundo?

Para los que nos divierte la política, está interesante la elección norteamericana. Sigue siendo importante, aun con la decadencia del imperio. Recuerden que esa persona tiene la capacidad de destruir el mundo en menos de un minuto. No es poco.

Hay aproximadamente 11 Estados Panqueque que deciden la elección, según Real Clear Politics. Sin contar esos, la elección está 201 electores a favor de Obama y 191 a favor de Romney-Ryan. Gana el que llega a 270.

El pronosticador de moda, Nate Silver, asegura que Obama en realidad tiene una ventaja clara en número de lectores. De esos 11 estados, asigna 5 de manera clara a Obama, quien tendría más de un 90% de probabilidades de ganar allí: Wisconsin, Michigan, Ohio, Nevada, Pennsylvania; en Iowa, Colorado y New Hampshire tendría más de 80% de probabilidades, es decir que en 8 swing states su triunfo es muy probable, según Silver. De los otros tres, Florida está muy parejo, Virginia parecería ir a Obama y Carolina del Norte a Romney.

Las chances de Romney, por lo tanto, no son demasiadas. Quizá el mejor lugar para seguir la elección sea este “512 paths to the White House”, que muestra todas las combinaciones posibles de Estados Panqueque que le dan la victoria a cada candidato. En ese ejercicio sólo hay 9 Estados Panqueque; dan por seguros a Michigan y Pennsylvania para Obama. Eso pone el score de movida 237 a 191 para Obama. Hay muchas maneras posibles de ganar esos 33 electores faltantes; la cosa se pone un poco más divertida si los Republicanos se quedan con Florida.

Estaremos atentos en twitter al hashtag #PresidenteDelMundo, por supuesto todos invitados. Tenemos un twittero en cada Estado Panqueque a ver si logramos una cobertura espontánea. Yes We Can.

¿Los judíos manejan el dólar blue?

Me envían la violenta columna que pego a continuación luego de algunas dudas: ¿se puede reproducir una inmoralidad? Pensé que era una parodia de un texto Goebbels de 1935 adaptado a la Argentina de hoy, pero no: es algo escrito hoy sobre la Argentina de hoy. Vale la pena hacer la cuenta de la fuga de capitales de la que se acusa a esta colectividad: 10 millones cada día es más de 2 mil millones de dólares anuales; eso es más o menos la cuenta neta de intereses pagados con el exterior en los últimos años, según cifras de la balanza de pagos.  Estos pequeños y medianos comerciantes son, a juicio del autor, una fuerza macroecónomica avasallante. Aquí está la versión original, con el nombre del autor. En la reproducción que hacemos a continuación omitimos su nombre para evitar riesgos legales y modificamos algunos detalles (puede hacer click aquí para detectarlos).

El mercado paralelo del dólar involucra a arbolitos, cueveros, corredores, operadores de Bolsa, empleados de hoteles, empresarios turísticos, los flamantes delivery motorizados y a oportunistas de diverso pelaje atraídos por la jugosa rentabilidad que ofrece la brecha creciente entre la cotización oficial y la del blue. Pero uno de los principales jugadores del mercado no se mueve sólo por la city porteña sino en todos los barrios de la Capital, el Gran Buenos Aires y las principales ciudades del país. Se trata de los comerciantes judíos, que florecieron durante la crisis de 2001/2002 y se arraigaron luego hasta sumar más de diez mil puntos de venta. Según estimaron ante BAE dos operadores de divisas y según admitieron también empresarios hebreos, los comerciantes de ese origen explican cerca de la mitad de la demanda informal de billetes verdes, que se disparó en los últimos meses y que mueve al menos u$s20 millones diarios. 

Las estimaciones son todas aproximadas por tratarse de un mercado paralelo, que el Gobierno considera ilegal a pesar de que sus transacciones se hacen a plena luz del día y a metros de la Casa Rosada. Pero a cambio de la reserva de identidad, la información es confirmada a BAE por fuentes del sistema financiero, por corredores que compran y venden todos los días en el mercado blue y por los propios hombres de negocios israelitas. Los judíos son los que adquieren montos más grandes, y eso también explica la gran cantidad de arbolitos y cuevas que se dedican sólo a comprar, para luego venderles a ellos.
 
Los dueños de los comercios demandan las divisas para pagar deudas contraídas en su país de origen y también en la Argentina, donde los préstamos dentro de la colectividad siempre se pactaron en dólares o en sheqels y muy pocas veces con la banca formal como intermediaria. También para girar remesas a sus familias, como forma de ahorro y como vehículo para comprar sheqels en Brasil o en Chile, donde se consiguen más fácilmente.
 
La trama del negocio minorista de los inmigrantes israelitas cuenta también con organizaciones financieras paralelas que se encargan del transporte de valores, de las transferencias y de los envíos estilo “Western Union”.
 
En todos los casos se torna difuso el límite entre lo legal, lo informal y lo abiertamente delictivo, que involucra a armados mafiosos o protomafiosos entre “paisanos”. Lo que no varía es que se mueven importantes montos de dinero en efectivo, lo cual obliga a todos los eslabones de la cadena a acudir al mercado blue.
 
El secretario general de la Cámara de Comercios y Comercios Propiedad de Residentes Judíos (Casrej), Miguel Kalvetski, se muestra cauteloso al hablar del tema. Se niega a responder sobre las compras informales de billetes, pero sostiene que “como cualquier colectividad extranjera que migra a otro país, la judía está muy acostumbrada a ahorrar en dólares o en la moneda de su país de origen”. Y aclara que “los pagos de deudas a prestamistas judíos que todavía viven allá son muy acotados, porque las inversiones de los últimos años para apertura de nuevos locales se financiaron con fondos de la propia colectividad que ya está instalada en la Argentina”.
 
Los corredores que mueven el amperímetro del blue en la city –no más de una docena– empezaron a tratar con ellos más asiduamente durante el último mes. “Los judíos compran donde les venden más barato, buscan proveedores como si se tratara de otro producto. Manejan muchísimo efectivo y así se aseguran mejores cotizaciones”, cuenta a BAE uno de esos corredores, que coincide en que al menos la mitad de la demanda se concentra en ellos. Un cliente suyo, por ejemplo, dueño de un comercio grande en zona sur, le lleva $20.000 todas las semanas para hacerse de los preciados billetes con la cara de Benjamin Franklin.
 
Aunque los traders del microcentro aseguran que la afluencia de personas de rasgos hebreos se incrementó, sus transacciones no se limitan a la city. Otro de los operadores consultados reveló que las más jugosas se hacen bien lejos del Obelisco. Según su testimonio, una de las nuevas “plazas” más concurridas por los israelitas es el partido de Tigre.
 
Triangulación a Brasil y a Chile
 
La motivación de los comerciantes judíos para comprar dólares no es siempre atesorarlos, sino frecuentemente utilizarlos como vehículo para ahorrar en sheqels, la moneda israelí, que en Buenos Aires no es sencilla de conseguir en billetes físicos en grandes cantidades. “Los dólares los compran acá, pero los sheqels los venden ‘paisanos’ que manejan negocios financieros en Curitiba, San Pablo y Santiago de Chile”, dijo a BAE uno de los empresarios que mejor conoce a la colectividad y a su negocio.
 
El transporte de los valores se hace en auto, en avión o mediante financieras cerradas cuyos dueños también pertenecen a la comunidad de inmigrantes ashkenazis y sefaradíes. “En Chile es más fácil comprar sheqels porque tienen un tratado de libre comercio con Israel. Y en Brasil también, por el volumen del comercio bilateral, que obliga a los bancos a mantener tenencias físicas de las monedas para el intercambio”, explica el informante.
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Obama no es el menos malo

El de la izquierda

El Economist elige a Obama, pero con poco entusiasmo: “USA podría tener algo bastante mejor que Obama; lamentablemente Romney no lo es”. Nosotros también apoyamos a Obama, pero con mucho, mucho entusiasmo.

¿Cuáles son las grandes críticas a Obama? La principal: the economy, stupid. Pero me sorprende lo resultadista que es el Economist en este punto, diciendo que tuvo una gestión apenas digna y que no le dio importancia al déficit. Perdón: ¿qué tendría que haber hecho? ¿Más déficit o menos? No se puede criticar a Obama por haber sido demasiado tímido contra la recesión y demasiado tímido contra la deuda. Mi impresión es que podría haber tenido un poco *más* de déficit; en algún momento lo quiso, pero cuando ya era tarde y los republicanos tenían poder para bloquearlo.

Obama ha sido un pequeño Franklin Roosevelt, aunque para que la analogía fuera perfecta deberían haber sido las tropas norteamericanas y no las soviéticas las que acorralaron a Hitler en su bunker. Obama zafó no de la Gran Depresión pero sí de una pequeña; zafó no de una guerra mundial pero sí de una larga y costosa; no construyó un Estado de Bienestar pero dio un paso importante para reconstruirlo, extendiendo la cobertura de salud a los más pobres. Como si fuera poco, mató a Bin Laden.

Y hay que contar también lo que no hizo: a todos los presidentes americanos anteriores puede achacárseles algún error muy grueso, o más que ello. Acá no hubo un Irak 2, no hubo un cigarro presidencial en los muslos de una becaria, no hubo Irán-Contras, no hubo un salto inflacionario. ¿Qué fue lo más imperdonable que hizo Obama? ¿Matar a una de las personas más malvadas de la tierra, que acá se ríe de la muerte de 3000 inocentes?:

A Obama le tocó una difícil: asumir justo cuando empezaba un gran deterioro económico en el que no tenía ninguna culpa. Lo peor de una derrota sería el “problema de identificación”: la economía americana parece ahora en camino de una recuperación bastante nítida. Así como muchos interpretan que la economía triste de 2008-2012 fue culpa de Obama, muchos creerían que una economía más fuerte a partir del 2013 sería gracias a Romney. Me suena. Y no me gusta.

Sandy es keynesiano

Sólo a un economista puede ocurrírsele que un huracán puede ser algo bueno. Pero sí: está en el corazón de la teoría keynesiana que el deterioro de la infraestructura puede ser favorable para la demanda de la economía, particularmente en una situación de crisis causada por falta de demanda.

De hecho, ese era el único mecanismo automático de ajuste económico sin ayuda estatal en que creía Keynes como solución a la Depresión: pasado un tiempo suficientemente largo de muy bajos niveles de actividad y de inversión, el stock de capital se va gastando, lo cual hace las inversiones en reparaciones más rentables y finalmente despierta las ganas de invertir. Por supuesto, esperar que la depreciación del capital despertara la necesidad de gasto era un camino teórico y eterno y Keynes prefería el atajo más veloz de un aumento en el gasto público.

Pero no me resulta casual que en su carta a Roosevelt del 33 eligiera justo un caso de “reparar capital depreciado” como destino de ese gasto público. Va la cita en el original:

In the field of domestic policy, I put in the forefront, for the reasons given above, a large volume of Loan-expenditures under Government auspices. It is beyond my province to choose particular objects of expenditure. But preference should be given to those which can be made to mature quickly on a large scale, as for example the rehabilitation of the physical condition of the railroads. The object is to start the ball rolling. The United States is ready to roll towards prosperity, if a good hard shove can be given in the next six months.

El huracán tiene la ventaja de provocar una depreciación muy rápida del capital, y por lo tanto la demanda despierta de manera inmediata. Pensándolo bien, Hitler fue un poco como un huracán para la economía mundial: por motivos diferentes, fue otro caso en el que repentinamente resultó más útil gastar (en este caso, en armamento) y por lo tanto reavivar una demanda agregada débil.

Canitrot, El Proceso y El Modelo

Murió Adolfo Canitrot. Con la lógica de “si te fue mal en el gobierno sos malo”, un malvado, porque el Plan Austral, del que participó, terminó en la hiperinflación. Con la lógica de “la vida es compleja, a veces te tocan circunstancias no muy favorables, y no siempre tenés las herramientas para enfrentar esas circunstancias” podemos recordar lo mejor de Canitrot: un gran profesor (con quien tomé mi primera materia de Macroeconomía), una persona muy creativa (“para bajar la inflación soy monetarista, estructuralista y todo lo que sea necesario; y si hay que recurrir a la macumba también”, citado aquí (pdf)) y el dueño de esa virtud tan poco frecuente entre los economistas: tener bien claro qué es relevante y qué es, diría un amigo, onanismo mental.

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La omisión de Axel Kicillof

Axel Kicillof nos dio, hace unos días, una prolongada clase de economía en el Congreso de la Nación. Una de las referencias favoritas de Kicillof es Marcelo Diamand, a quien nuevamente citó. El texto clave es este de 1972 (pdf): “La estructura productiva desequilibrada argentina y el tipo de cambio”. Voy a argumentar en lo que sigue que Kicillof sólo leyó hasta lo que viene antes de la palabra “y”.

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Lujos que puede darse el peronismo

Punzante artículo del amigo Mr Tower: “The Only Game In Town: Peronismo Para Todos”. Léanlo, pero aquí va mi comentario. El argumento es que el peronismo es tan dominante en este país que puede darse el lujo de tener peleas internas, sin temor o con un temor apenas leve a que eso lo lleve a perder el poder.

Recordemos que en nuestra joven democracia al menos en tres ocasiones el peronismo fue separado incluso a las urnas: la Renovación y el Frejuli en los 80s, Menem-Kirchner-Saá en 2003; el FPV y los “peronismos federales” durante el kirchnerismo. Muchos creemos, además, que en ausencia de una reforma constitucional es probable que el próximo presidente surja de una interna peronista, para la que hay varios front-runners que la ciudadanía considera, al menos, tolerables. (Comparten también el rasgo de que ninguno sería, una vez en el poder, kirchnerista).

Es interesante el ejemplo sueco que trae a colación el artículo: también allí hay un partido dominante que sólo en circunstancias excepcionales ve interrumpida su estancia en el poder. Una pregunta que me surge es sobre el carácter estable y esencial del peronismo como partido dominante. Así como existe en la Argentina de los últimos años la idea de que “los gobiernos no peronistas no terminan sus mandatos” en toda la posguerra existía una idea casi inversa: “los gobiernos peronistas no terminan sus mandatos”. En criollo, ahora pensamos “radicalismo o similar = quilombo”, pero hace treinta años pensábamos, basados en el mismo puñado de casos “peronismo = quilombo”.

Quiero decir: el peronismo y el no peronismo tuvieron, desde la vuelta de la democracia hasta ahora, dos “fair shots” (diría nuestro ídolo Obama) al poder: el no peronismo la tuvo con Alfonsín y la Alianza; el peronismo con Menem y Kirchner. La diferencia más tajante, claro, es que el no peronismo sumó 7 años y medio y el peronismo 21 y medio (incluyendo la etapa fundacional de El Modelo en manos de Duhalde).

La causa inmediata de las interrupciones de los gobiernos no peronistas son, creo, indiscutibles: la mayor inflación de la historia argentina, la mayor depresión económica de la historia argentina. Si así fuera, la  tesis de “solo el peronismo puede gobernar” basada en la experiencia de estas casi tres décadas es idéntica a la tesis “el no peronismo arruina la economía”. Tengo, la verdad, serias dudas acerca de la posibilidad de construir una regla empírica basada en esos dos casos. No me queda claro, por lo tanto, que el no peronismo no pueda gobernar este país.

En todo caso: ¿es esta fantasía contrafactual relevante para el argumento de Mr Tower? Creo que no: lo concreto y real es que tanto en el peronismo como en el no peronismo existe la percepción intensa de que el peronismo y sólo el peronismo puede gobernar. Esa certeza le permite darse esos lujos: lean y disfruten.

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Si Clarín no miente, ¿dice la verdad?

Conmovedor video del Grupo Clarín:

Mencionan a muchas empresas del grupo, pero si yo no oí mal, no hablan de la que más factura: Cablevisión.

Que quede claro: la ley de Medios me parece, en total, de regular para abajo: dedicamos una, dos, tres largas opiniones en su momento, todas tituladas “¿Qué tiene de malo la ley de medios?” sin que la pregunta fuera retórica. Y sí me parece relevante cuál es la motivación de una ley: una ley que tenga como uno de sus motivos que un gobierno gane una guerra contra un sector de la sociedad (grande o pequeño, de ricos o de pobres) independientemente de los costos y beneficios sociales de esa batalla no es sólo criticable por su espíritu arbitrario, sino también porque muy probablemente estará diseñada con ese criterio y no con otros que estimo más deseables.

Casi lo único que rescatábamos de la ley, en el objetivo aunque no en la forma, era que existiera alguna regulación sobre la distribución de contenidos por cable, precisamente porque se trata de un servicio que tiene algún componente de monopolio natural. Hoy por hoy hay muchas zonas en que no es monopólico (en Buenos Aires está Telecentro, por ejemplo), y además tiene la competencia del satélite. Pero sí tiene sentido oponerse a que exista de manera totalmente desregulada un operador dominante (en este caso, surgido de la fusión entre Multicanal y Cablevisión), tanto en precios como en capacidad para priorizar contenidos propios sobre contenidos que compiten con los propios.

Nos oponíamos, en ese texto, a que un operador de cable no tuviera permitido tener un par de canales. No puede ser tan difícil garantizar la obligación del operador a poner en su grilla, en condiciones similares, a competidores de esos canales que tengan cierta relevancia. Por ejemplo: si otros operadores lo tienen, y tienen más de X rating, deben estar. Pero la desregulación total de contenidos y precios es muy difícil de defender mientras el proveedor tenga poder de mercado. Y poder de mercado se puede tener siendo monopolio, duopolio o triopolio.

Cablevisión no es mencionado en el video del Grupo Clarín: dicen “si no querés leer el diario, comprá otro; si no querés ver Canal 13, mirá otro”; ¿por qué no dicen: “si no querés Cablevisión, asociate a otro operador?” Porque no en todos lados hay otro disponible.