Me encantó la nota que publica hoy en su Web el diario El País de Madrid sobre el talle 48 y las curvaturas guitarrescas de las modelos que están subiendo a las pasarelas europeas. Falta mucho para que el cambio de mentalidad respecto del peso ideal se extienda en todo el mundo, pero aquellas que pasaron años comiendo lechuga para lograr una silueta afilada están a punto de perder su trono a manos de mujeres redonditas y voluptuosas.
A mi modo de ver una chica con abundancias ahí donde se debe puede resultar más apetecible y erotizante que un esqueleto de pollo con tacos y cartera. A veces las veo circular por la calle y es más grande el bolso y los anteojos que el cuerpo que los porta. No las entiendo.
En cambio, si yo fuera hombre, querría morder un pedacito de esta rubia con transparencias que desfiló en Londres el pasado mes enero cuando se presentaron las colecciones de ropa.
La que ha puesto masa muscular para que la bendita balanza alcance el equilibrio es la modelo Crystal Renn, una jovencita que casi pasa al otro mundo por ingerir apenas 500 calorías diarias de una dieta que siguió sólo para ser aceptada por la manipuladora industria la moda, que dice fabricar talles para todas las siluetas. Y eso, que me perdonen, es mentira. Una prenda holgada consume más género y eso eleva costos, así que muchos empresarios disfrazan el 42 en un 40 y el 38 en un 36, y así.
Me ha pasado de no caber en un pantalón de un día para el otro, y salir del probador echándole la culpa del kilo de helado que había desnutrido horas antes. Tengo una amiga que maldice y putea de lo lindo cada vez que entra a una tienda y la vendedora le advierte “para vos no tengo talle”.
En fin. Como algunos hombres, en la calle suelo darme vuelta a mirar una mujer inquietante, digo esto porque soy de las que disfrutan de la belleza de mis congéneres. Por lo general, me detengo en las que tienen estilo propio y no están nunca a la moda. Y en las que se notan seguras adentro de las medidas que la naturaleza y la heladera les dió.
La nota vale la pena, léanla si pueden. Yo voy a celebrarla con un Cachafaz de maicena.