¿Cuál es tu mejor excusa?

 

Tuve un compañero de trabajo que era muy picaflor y que, aunque tenía novia y sabía que en esta pileta no había agua, siempre que nos cruzábamos en los pasillos me invitaba a salir.

Como lo apreciaba mucho y él era brillante, uno de los tipos más divertidos y talentosos que pasó por esta redacción, yo podía responderle cualquier disparate segura de que nunca iba a tomarlo a mal. Eso hice el día que preguntó por la razón del rechazo. Entonces me puse seria y solté lo primero que me vino a la mente:

-Estoy pasando por una etapa homosexual. Cuando se me vaya, te aviso…

marc topo bz

no te convengo, querido Marc Topo via Codice Binario

La excusa le causó tanta gracia que ni tiempo le dio a reflexionar lo rotundo de mi “no”….y quien sabe qué pensó después. Eso es lo de menos, claro. Todos alguna vez hemos tenido que escuchar evasivas absurdas, como el “no te convengo” o “estoy confundido”. Admitamos que es difícil salir con elegancia de una situación comprometida: ¿cómo decir “no” sin que suene a “ni” y sin que el otro salga lastimado?.

Hay quienes prefieren ir de frente. Otros apelan a la delicadeza del eufemismo o a la indiferencia, y algunos al recurso del espanto. En eso caí sin querer una vez, cuando le mostré a un ex jefe el cadáver sangriento de mi muela de juicio recién extraída. “Como se nota que yo no te gusto”, atinó a decir, el pobre, y huyó impresionado.

Me vienen estos recuerdos porque llegó de Nueva York el primo de María, un soltero que todos los años logra escapar de la novia para visitar a la familia, y a las amantes, algunas de ellas, conocidas de mi amiga. Tiene mucho éxito con las mujeres, pese a que habla a los gritos y come cual bestia descarriada (el otro almorzóe 12 empanadas y una ensalada). Además de millonario, es melómano y luce un aspecto apolíneo, es un protohombre de ésos que solo vemos en la Vogue o en las enciclopedias de arte.

rabit on rabbit

estoy buscándome a mi misma rabbit on rabbit via ponyxpress

La otra noche ilusionado se instaló en el Sheraton para agasajar con el cuerpo a una fisioterapeuta que, semanas antes de su llegada a Buenos Aires, supo que compartía el amante con otra conocida. Muy desprolijo. Minutos antes de la cita ella suspendió el encuentro con un pretexto de lo más “original”:

-No me esperes. Tengo colitis y mañana al alba me voy a Mendoza

Eso es peor que “no”, ¡es nunca más!, coincidimos con María. El solo entendió lo de “Mendoza”. Felizmente el primo no habla español, porque lo otro es el pretexto menos sutil que escuché en mi vida.