Hoy en Runner Blog escribe: Karen Cámera (*)
Licenciada en Nutrición (UBA)
Para una gran mayoría de personas, la información nutricional de un producto no es más que una serie de números interpretados sólo por especialistas en el tema. Pero saber leer esos datos es de suma importancia ya que nos ayudará a hacer elecciones saludables y decidir cuál es el más conveniente en función a los nutrientes y al costo, y evitar suposiciones erróneas y que nos engañe el marketing.
En los rótulos es obligatorio que se presente la siguiente información:
- Denominación del producto.
- Datos del elaborador y lugar de fabricación.
- Identificación del lote.
- Fecha de vencimiento.
- Contenido neto (g o ml).
- Lista de ingredientes que aparecen ordenados de mayor a menor según el grado de participación en el producto. Al final se ponen los aditivos que son sustancias que sirven para mejorar o conservar las características propias del alimento.
- Indicaciones de cómo conservar el producto.
- Preparación e instrucciones de uso.
La información nutricional generalmente se presenta en forma de tabla. En ella encontramos:
- El listado de los nutrientes que deben figurar obligatoriamente.
- La cantidad de cada uno en una porción de producto.
- El % cubierto del valor diario que significa cuánto de lo recomendado para ese nutriente, nos está aportando la porción referida del alimento en cuestión.
Porción: está determinada para cada alimento y se presenta en la etiqueta indicando la cantidad en g o ml, junto con su equivalencia en medidas de referencia como taza, vaso, cucharada, unidad, etc. de tal manera que no necesitemos balanza para medir a cuánto equivale la porción. El Código Alimentario Argentino unificó las porciones para los diferentes productos para que todos expresen el mismo tamaño de porción y de esta manera, poder comparar los productos. Por ejemplo, la porción de galletitas es de alrededor de 30 g (la cantidad de unidades dependerá del peso de ellas) y la de los fideos 80 g (1 plato).
Listado de nutrientes que deben figurar obligatoriamente:
- Valor energético (kcal).
- Carbohidratos.
- Proteínas.
- Grasas totales.
- Grasas saturadas.
- Grasas trans.
- Fibra alimentaria.
- Sodio.
Estos datos serán expresados en gramos (o mg para el caso del sodio) y porcentaje del valor diario (%VD). Por ejemplo, si consumís unos copos de cereal cuya porción aporta un 4% de tus necesidades de energía, significa que si comés 4 porciones de esos cereales cubrirías un 16% de las recomendaciones diarias de calorías. Generalmente esto se basa en unas 2000 kcal diarias, pero las necesidades varían en cada persona dependiendo del sexo, edad y fundamentalmente del nivel de actividad física.
De esta manera, si consumís una porción tal como indica el envase sabés cuánto de cada uno de los nutrientes estás aportando.
Con respecto a las vitaminas y minerales, solo serán mencionados si aportan al menos un 5% de la recomendación diaria.
Light vs. Diet:
Light: es una denominación que se utiliza para declarar que el producto tiene “bajo contenido” y/o está “reducido como mínimo en un 25%” en energía u otro nutriente respecto del producto original. Ejemplos:
Diet: si bien esta denominación ya está prohibida y el Código Alimentario Argentino no incluye dicho término, es habitual escucharlo. Era utilizado para denominar a los alimentos que han sufrido una modificación, ya sea porque se le redujo su contenido energético o de algún nutriente, o bien porque fue fortificado o enriquecido, o porque es un producto formulado para alguna población específica, por ejemplo para los lactantes, pero no implica que sea bajo en calorías. Es decir, son diferentes a la versión original, por ejemplo a un pan se le agrega más fibra.
Para entender mejor, es importante saber algunos datos de determinados alimentos para poder hacer una buena elección:
Algunos tips:
- Si vas a comprar un producto que dice light o tiene envase verde, asegurate de comparar su composición química con el “regular”. Tampoco te guíes solamente por el color verde del envase: la mayoría de los quesos Port Salut lo tienen a pesar de haber diferencias entre la versión tradicional y la light.
- Cuando un producto envasado no tenga etiqueta o brinde dudas en su redacción en el período de vida útil o en la forma de conservación no hay que comprarlo.
- Que comprés un producto en una “dietética” no implica que sea bajo en calorías.
- Lee bien las etiquetas, a veces dicen en grande 0%, y en letras más chicas: grasas trans. Esto significa que no tiene grasas trans pero no significa que sea 0% en grasas totales.
- Que un alimento sea light o reducido en calorías no implica que se pueda comer libremente. En el mejor de los casos, tiene menos calorías pero no implica que el aporte energético sea nulo.
Aprender a reconocer las diferencias entre unos y otros productos permite evaluar las ventajas y desventajas de elegirlos o no.
(*) Karen Cámera es licenciada en nutrición (UBA), docente de la materia “Nutrición Deportiva” en la Licenciatura en Nutrición de Universidad de Buenos Aires y Universidad Abierta Interamericana. Además, es docente asociada en los cursos de Nutrición Deportiva, a cargo de Francis Holway (Club Atlético Atlético River Plate). Más info en www.nutriciondeportiva-gnd.blogspot.com
¿Les prestás atención a las etiquetas de los alimentos que consumís?