Paseo por Buenos Aires (parte I)

Andando por Buenos Aires, muchas veces me he cruzado con los colectivos amarillos de Buenos Aires Bus, cuyo eslogan es: “La mejor forma de conocer Buenos Aires”. Entusiasmado con la idea de conocer algún otro secreto de la ciudad, me propuse hacer el paseo. Lo primero que averigüé fue el recorrido. La página web (http://www.buenosairesbus.com) tiene las respuestas: sale de Diagonal Roque Sáenz Peña y Florida y tiene otras 25 paradas que abarcan La Boca en el extremo sur y Belgrano en el extremo norte.

Segundo tema: ¿Los horarios eran accesibles? Sí, porque los colectivos salen cada 20 minutos. No hay que andar calculando la hora en que uno llega a la parada. A lo sumo, habrá que esperar 19 minutos.

Lo tercero que me interesó conocer era el precio, que también figura en la página web (http://www.buenosairesbus.com/tarifas.htm): 120 pesos por persona. Menos mal que vivo en Buenos Aires, porque los porteños tenemos un descuento y solo pagamos 90 pesos. Sentí que de alguna manera, el pago del ABL se reducía… en 30 pesos. No quise hacer el cálculo de cuántos paseos tenía que contratar para neutralizar por completo el impuesto que pagamos para tener la ciudad iluminada y limpia.

Apenas un esfuerzo había que hacer para conseguir ese descuento: llevar el DNI, donde figure el domicilio en la ciudad y presentarlo en una sola de las 26 paradas que tiene el recorrido. La primera, la Diagonal Norte y Florida. ¿Valía la pena ir hasta el centro un fin de semana por los 30 pesos? Por qué no. Un viaje en scooter, un día de sol, siempre es agradable.

Había algunas personas en la cola para comprar los pasajes. Creí escuchar que había una parte del trayecto por el cual no pasaban. Como los vendedores no se lo decían a todos los pasajeros, fue lo primero que pregunté. La respuesta fue: “No pasa por La Boca porque hay partido y no pasa por el Planetario porque hay un recital”. Pero sí quería, podía completar el recorrido al día siguiente. No acepté y me fui frustrado, pero a la vez contento de haber preguntado lo que no aclaraban a todos. Una sugerencia al futuro pasajero del Buenos Aires Bus:

No espere encontrar un cartel que le advierta que hay parte del recorrido que no puede hacerse. Mejor, pregunte en ventanilla.

Si quiere hacer el recorrido completo (dura tres horas), sin bajarse en ninguna parada (usted puede pasear y volver a subirse a otro de los Buenos Aires Bus para continuar el paseo), el consejo es el siguiente:

Si juega Boca en la Bombonera, no podrá completar el recorrido. Si hay un recital en el Planetario o la avenida 9 de Julio, tampoco. Lo mismo ocurrirá con manifestaciones en la Plaza de Mayo, en la Plaza del Congreso o algún piquete.

Postergué el paseo un par de fines de semana, por cuestiones de tiempo (disponible y climatológico). Hasta que un sábado se dieron las condiciones: era soleado, no jugaba Boca, no había recitales en el Planetario ni en la 9 de julio. Cero piquete. Era el gran día.

A las 13:36 llegué y casi no había cola para comprar boletos. Consulté si se hacía el recorrido completo. Me dijeron que sí. Consulté si tenía el descuento de vecino, me dijeron que sí. Consulté si podía subir al colectivo que estaba por salir. Me dijeron que no, que recién podría tomar el que salía a las tres de la tarde. “Puede ir a pasear y volver a las 3; otra posibilidad, con el boleto ya comprado acá, es tomarlo en otra parada”. No convencido, pregunté: “No salen cada 20 minutos”. La respuesta fue: “Ya está todo vendido”. Nuevo consejo para los futuros pasajeros del Buenos Aires Bus:

No crea que porque salgan cada 20 minutos, usted esperará solo 20 minutos.

Resignado a soportar el retraso, entregué mi documento de vecino porteño y los 90 pesos. Nueva sorpresa. La vendedora me dijo que valía 120. “¡Pero soy vecino!”, retruqué. “Sí, pero es el pasaje más la tarjeta de descuentos, que vale 30 pesos”. Respiré a lo Gandhi y le anuncié que no gracias, que no la quería. Me dijo que venía con el paquete. Los famosos 30 pesos que pensaba ahorrarme quedaron del otro lado de la ventanilla. Entonces, el consejo es:

La página web dice que la tarifa para los vecinos de Buenos Aires es de 90 pesos. Pero usted pagará 120.

Luego de una hora de recorrer el Microcentro repasando direcciones (acá vivió remedios de Escalada, acá Moreno, aquí murió Mitre, aquí se reunió la Asamblea del Año XIII), regresé a la parada 0. Faltaba media hora, por lo tanto, el colectivo que iba llenándose debería ser el de las 14:40. Me paré al lado de los guardas, como para ser el primero en subir al próximo. Por las dudas, quise confirmar si era el de las 3 menos 20. Pero no tenía cartel, no había nada que lo aclarase. Hasta que dos pasajeros preguntaron si ese era el bus de las tres de la tarde. Le dijeron que sí. Algo estaba funcionando mal.

Consejo: No dé por sentado nada, pregunte, pregunte, pregunte.

Por fin subí al famoso colectivo de Buenos Aires Bus. Sobre el viaje, hablaremos en los próximos días.

Aquí, una compilación para pasajeros desprevenidos:

– No espere encontrar un cartel que le advierta que hay parte del recorrido que no puede hacerse. Mejor, pregunte en ventanilla.

– Si juega Boca en la Bombonera, no podrá completar el recorrido. Si hay un recital en el Planetario o la avenida 9 de Julio, tampoco. Lo mismo ocurrirá con manifestaciones en la Plaza de Mayo, en la Plaza del Congreso o algún piquete.

– No crea que porque salgan cada 20 minutos, usted esperará solo 20 minutos.

– La página web dice que la tarifa para los vecinos de Buenos Aires es de 90 pesos. Pero usted pagará 120.

– No dé por sentado nada, pregunte, pregunte, pregunte.

Sarmiento, la mujer y la ortografía

El 17 de octubre de 1843, Domingo Faustino Sarmiento presentó un polémico trabajo en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Sugería eliminar letras del abecedario y modificar la ortografía. ¿Cómo eran esos cambios que proponía? Podemos verlos en una carta que escribió en diciembre de ese año a su primo, Domingo Soriano Sarmiento, quien acababa de contraer matrimonio con Laura Salcedo.

La carta -que publicó por primera vez la revista Nosotros en noviembre de 1921- es elocuente respecto de la ortografía que proponía Sarmiento. Además, incluye curiosas revelaciones (algunas son anacrónicas) sobre sus ideas acerca del matrimonio. Aclaramos que el sanjuanino tenía 32 años al escribir esta carta y que aún no se había casado. Lo haría en 1847. Pasemos a la carta:

Señor Dn. Domingo S. Sarmiento

Santiago Diciembre 2 de 1843

Qerido tocayo:

Con el mayor plaser e sabido que se a casado U. con la prima Laura. Era esta una niña por qien tenía una predilecsión espesial, i no dudo que ara la felisidad de U. Rrecuerdo aora no sin lisonjearme de ello qe cuando nos bimos aqi le rrecomendé qe no abandonase esa familia, qe necesitaba de su apoyo. A llenado U [aquí, un par de palabras ilegibles] qe la naturalesa le imponía i qe lo rrecomienda mas a mi afecto. Esto no qita qe este un poco sentido de qe no me aya dado parte, después de ejecutado, para llenar esa formalidad de estilo.

Tentasiones me dan de predicarle un sermón sobre los deberes conyugales, i sobre sierta línea de conducta qe yo me propongo guardar cuando tenga mujer, porqe a de saber U. qe por peresa i por estar casi siempre mui ocupado no e salido a buscar una mujer de qe sábelo Dios, tengo suma nesesidad.

Bea U. sin embargo como miro yo el matrimonio.

No creo en la durasion del amor, qe se apaga con la posesión. Yo definiría esta pasión asi: un deseo por satisfaserse. Parta U. desde aora del prinsipio de qe no se amarán siempre. Cuide U. pues de cultibar el apresio de su mujer i de apresiarla por sus buenas calidades. Oiga U. esto, porqe es capital.

Su felisidad depende de la observansia de este presepto. No abuse de los goses del amor; no traspase los limites de la desensia; no haga a su esposa perder el pudor a fuersa de aserla prestarse a todo jenero de locuras. Cada nuebo gose es una ilusión perdida para siempre; cada fabor nuebo de la mujer es un pedaso qe se arranca al amor. Yo e agotado algunos amores i e concluido con mirar con rrepugnansia a mujeres apresiables qe no tenían a mis ojos mas defecto que aberme complasido demasiado. Los amores ilejítimos tienen eso de sabroso, qe siendo la mujer irtas independiente agijonea nuestros deseos con la rresistensia.

Deje a su mujer sierto grado de libertad en sus acsiones i no qiera qe todas las cosas las aga a medida del deseo de U. Una mujer es un ser aparte, qe tiene una ecsistensia distinta de la nuestra. Es una brutalidad aser de ella un apendise, una mano para rrealisar nuestros deseos.

Cuando rriñan i esto a de aber susedido antes de qe resiba esta, guárdese por Dios de insultarla. Mire qe e bisto cosas orribles: la primera palabra injuriosa qe la colera del momento sujiera deja una idea en el espíritu: si en la primera rriña le dise U. bruta; en la segunda le dirá infame, i en la quinta puta. Tenga U. cuidado con las rriñas i tiemble U. no por su mujer sino por la felisidad de toda su vida. En fin no qiero ablar mas de esto.

A otra cosa. Le rremito un ejemplar de la Memoria qe leí a la Unibersidad, i qe es causa de un alboroto de dos mil diablos en los diarios [se refiere al trabajo sobre la nueva ortografía]. Todabia sige. Le rremito asi mismo muchos de los escritos qe se an publicado, i mis defensas. Oi salen nuebos artículos mios qe no se los mando porqe son prinsipio de otros qe le segiran bien pronto. Mando a todos los diarios de America i dentro de algunos meses tendremos el tiroteo en todas partes i los elojios i los bituperios.

Me urjen porqe acabe i solo tengo tiempo para ablarle un poco de asuntos de dinero, del cual estoi in puribus [significa desnudo]. Se qe U. qiere comprar un piano de casa qe tiene en su poder. ¿Lo qiere por 100 pesos? Tómelo. ¿Le parese caro? Abisemelo i proponga el presio qe le paresca eqitatibo; esto qe sea pronto.

Démele un fuerte abraso a Laura.

A Dios pues.

Domingo F. Sarmiento.

Entregemele la inclusa al Señor Obispo i agamele una bisita cuando buelba de su escursion pastoral. Yo le escribiré con el primero qe baya.

Ampliación de la Plaza San Martín

Un breve relato de los cambios que se generaron en la plaza a partir de los años 30, con imágenes del Archivo General de la Nación y del diario La Nación.

Pareja, cuñadas y suegras

En 1938, Editorial Sopena Argentina inició la colección denominada: “Biblioteca de la Mujer Moderna”. Uno de los libros se llamó “Nuevas normas sociales” y contenía: “Reglas de educación. Cómo comportarse en los acontecimientos íntimos. La vida social y sus obligaciones. Normas para cada uno de los miembros de la familia. Consejos morales”.

Tuvo muy buena repercusión y en octubre de 1945 se lanzó una tercera edición con algunas modificaciones post Guerra Mundial. Del capítulo de las Relaciones familiares copiamos dos temas: la pareja, y la suegra y cuñadas. Conozcamos estas miradas de nuestros abuelos, hace 70 años:

1. Los cónyuges

No basta que entre los esposos medien el amor y el cariño, que nunca habrán de entibiarse para que no merme la dicha que debe reinar en el hogar. Deben ambos evitar todo motivo de disgusto y, si se produjeren, habrán de tratarlos a espaldas de sus hijos, pues nada hay tan deplorable como la impresión que éstos pueden tener de la desunión entre sus progenitores.

La esposa no debe mostrarse exigente e intolerante, con respecto a sus caprichos principalmente. El amor propio y la delicadeza la inhibirán de solicitar continuos regalos de su marido, pues su cariño no debe basarse en el egoísmo.

Cuidará, en cambio, de su tocado, a fin de conservar la atracción sobre su esposo, para lo cual aprovechará, en lo posible, su ausencia para realizar faenas de la casa. No será prudente ni amable la esposa que se muestre indolente y desaliñada e indiferente a los esparcimientos a que la invite su esposo.

Este es también hombre y ciudadano; sus deberes y derechos privados y públicos lo abstraen y preocupan; pero, a·pesar de ello, al regresar a casa sabrá reconocer los esfuerzos de su señora para hacerle agradable el hogar y premiarla con la sonrisa y el elogio. No permitirá que los asuntos que lo malhumoran se impongan al cariño que a su esposa debe y, en lo posible, confíele sus preocupaciones y asesórese con ella, pues la mujer posee el don de apreciar con claridad conceptos que para el hombre se hacen intrincados y de difícil comprensión.

En todos los actos de la vida conyugal, la educación y la cortesía son igualmente obligatorias para los dos cónyuges. Por su parte el marido debe conservar las maneras de un caballero y tener para su esposa las mismas atenciones que dedicó a su novia anteriormente.

Eviten ambos, frente a los criados, las reflexiones íntimas o que puedan herir el amor propio de uno de los dos, y no dejen entrever a los extraños las nubecillas que alteren la limpidez del cielo matrimonial.

2. Suegras y cuñadas

Un recelo injustificado causa por regla general la desavenencia entre nueras y suegras. Olvidan aquéllas que se trata de la madre de su esposo, al que ha dedicado su vida y su inmenso amor. Luego el egoísmo termina en desacuerdo haciendo imposible el juicio sereno. No se dé lugar a la ofuscación y piense la esposa que nada anhela tanto la suegra como comprenderla a ella y a su marido en el mismo estrecho abrazo. Y con el mismo dulce vocablo de hijos.

Algo semejante ocurre con respecto a las cuñadas. Sepa la esposa atraérselas y demostrarles que, en vez de perder el cariño de su hermano, han logrado uno más y que, por otra parte, sin desconocer afectos y cuidados que ellas le prodigaron, viene a constituirse en una hermana más que se desvivirá para testimoniar, al que es ahora su
esposo, todo el cariño que ellas le demostraron fraternalmente.

Luego de conocer estos consejos, es evidente que hemos recorrido un largo camino.

Prehistoria del circuito callejero

Tres fotos nos permitirán conocer algo de la historia que hay detrás del circuito callejero del Súper TC2000 que compite en la ciudad de Buenos Aires.

Comenzamos por una toma aérea del archivo del diario La Nación.La imagen -tomada alrededor de los años 70- nos permite ver dos barrios. La zona señalada con la letra A pertenece a Recoleta. El sector correspondiente a Palermo está marcado con la letra B. ¿Qué los divide? La calle Tagle (1).

Por su parte, la avenida del Libertador (2) era doble mano las 24 horas. Había sido ensanchada y pavimentada en 1936. Se había llamado Alvear hasta que en 1950, cuando se cumplió el centenario de la muerte de San Martín, entre los homenajes que recibió el prócer, figuró el bautismo de esta importante avenida en su honor.

Con el número 3 hemos marcado el Palacio Errázuriz, obra del arquitecto francés René Sergent. Fue construido en 1911 para el matrimonio conformado por el diplomático chileno Matías Errázuriz y Josefina de Alvear. En 1937, el Estado compró la mansión que hoy alberga al Museo de Arte Decorativo, a la Academia Nacional de Bellas Artes y la Academia Argentina de Letras.

El número 4 corresponde al edificio del Automóvil Club Argentino, inaugurado en 1942. El monumento al general Mitre (5) fue emplazado en 1927. Mientras que la avenida Figueroa Alcorta (6) surgió en la década de 1910 y en un principio se denominó Centenario. A partir de 1942 pasó a llevar el nombre de José Figueroa Alcorta, el presidente del Centenario.

Por último, el número 7 señala la facultad de Derecho, inaugurada en 1949. Vayamos hasta su escalinata:

Mantenemos los números de la primera fotografía. Estamos parados en la escalinata de la Facultad de Derecho (7), junto a la avenida Figueroa Alcorta (6) y a lo lejos divisamos el edificio de ACA (4). Como vemos, hay árboles muy jóvenes en la vereda de enfrente. Esta imagen es de 1948. Por lo tanto, detrás de nosotros el edificio de la facultad está en plena construcción. Cruzamos la plaza una vez más para tener otra perspectiva:

Esta foto es de 1939. Nos muestra la calle Tagle (1) y las avenidas del Libertador (2) y Figueroa Alcorta (6). Marcamos con el número 8 el terreno que hoy ocupa la confitería Rond Point. Entre el 8 y el 6 está el 7, el canal 7. Por último, las iniciales corresponden a los clubes Independiente (CAI) y River Plate (CARP). Allí estuvieron sus canchas. Independiente jugó en este terreno en 1906. River, un poco más cerca de Libertador, tuvo su estadio desde 1923 hasta 1938, un año antes de que se tomara esta foto. Eran tiempos en que rugían las hinchadas. Ahora rugen los motores.

El monumento a Colón

En tiempos del Centenario de la Revolución de Mayo, las naciones y las comunidades extranjeras en el país decidieron sumarse a los festejos a través de regalos monumentales: la Torre de los Ingleses (hoy “Torre Monumental”) ofrecida por los residentes británicos, el Monumento “Francia la Argentina” ubicado en Plaza Francia; el de O’Higgins, regalo de Chile; la Fuente “La riqueza agrícola argentina”, de Plaza Alemania; el de los Españoles, cuyo nombre oficial es “Monumento a la Carta Magna y las cuatro regiones argentinas”, “Los residentes sirios a la Nación Argentina en el Centenario”, que en un principio estuvo sobre una plazoleta en la avenida Alem y la actual Rojas (frente al hotel Sheraton), el “George Washington” que nos obsequiaron los estadounidenses arribados al país, el que donara la colectividad suiza, encabezada por la familia Soldati, que se denomina: “Argentina y Suiza unidas sobre el mundo” y el monumento de la colectividad austro-húngara, la magnífica “Torre Meteorológica” que ahora está en el Jardín Botánico, en Palermo. También se hicieron presente los italianos, quienes nos regalaron el monumento a Cristóbal Colón.

La colocación de la piedra fundamental de este monumento tuvo lugar en la mañana del 24 de mayo de 1910, es decir, en la jornada previa al día D de los festejos. El mencionado acto, que fue el más importante de los que organizó la comunidad italiana, se demoró porque el presidente José Figueroa Alcorta llegó tarde. Las autoridades del país europeo lo aguardaron sentados en sobrios sillones tapizados que se colocaron en el palco.

¿Quiénes financiaron la obra? Los mismos residentes italianos que había en todo el país. El mayor aporte lo hizo Antonio Devoto, exitoso comerciante que urbanizó tierras al oeste de la capital y bautizó con el nombre de Villa Devoto.

En ese tiempo, la monumental figura ya estaba siendo moldeada en Roma por el escultor florentino Arnoldo Zocchi, contratado por la comunidad italiana. Por cuestiones artísticas, económicas y burocráticas, la llegada del regalo demoró un tiempo. Recién en abril de 1921 arribaron al puerto de Buenos Aires los fragmentos. Zocchi (es quien vemos con lentes en el centro de la foto) viajó para dirigir el personalmente el montaje de las 40 toneladas de mármol.

En junio de 1921 se inauguró la obra, con la presencia del presidente, Hipólito Yrigoyen. El discurso central estuvo a cargo de Honorio Pueyrredon, el ministro de Relaciones Exteriores. Una multitud que acudió al acto. Recordemos que muchos de ellos hicieron un aporte en dinero, desde los potentados comerciantes hasta los más humildes inmigrantes. Al finalizar la inauguración, las autoridades marcharon a pie hasta la Casa Rosada. Pero la masa no pudo ser contenida por el cordón policial. Yrigoyen y sus ministros se vieron mezclados con la muchedumbre y tardaron media hora en llegar a la Casa de Gobierno.

Las semanas siguientes, la visita al monumento a Cristóbal Colón se convirtió en uno de los paseos preferidos de los porteños.

Francisco, Carabobo y Membrillar

A propósito de los proyectos que sugieren cambiar el nombre de Carabobo o Membrillar por Francisco o Papa Francisco, damos a conocer la historia del bautismo de esas calles.

La anexión de los pueblos de Belgrano y Flores a la Capital Federal generó la necesidad de cambios en la nomenclatura. Porque muchas calles se repetían. Por ejemplo, cuando Belgrano era pueblo, Cabildo y Juramento era 25 de mayo y Lavalle (esquina que ya existía en el Microcentro). La comisión encargada del proyecto de ordenanza municipal aprovechó para agrupar de manera temática a los nuevos homenajeados. Por ejemplo, los escritores en Villa Luro, los virreyes en Belgrano (Cevallos ya estaba en el centro), los cuerpos de milicias (Montañeses, Arribeños, etc.) en el Bajo Belgrano y los fundadores de ciudades en Villa Crespo. Asimismo, algunas calles importantes (hoy avenidas) se denominaron con nombres de instituciones: Congreso, Triunvirato, Asamblea, Directorio, entre otras.

Por otra parte, se decidió rendir homenaje a decenas de enfrentamientos que se habían producido durante la Guerra de la Independencia. Así surgieron Campichuelo (Paraguay), Curapaligüe (Chile), Culpina (Alto Perú), Boyacá (Colombia) y tantas otras, entre las que destacamos a Carabobo (se llamaba Circunvalación E), en el actual barrio de Flores.

Evoca a la batalla del 24 de junio de 1821 que decidió la Independencia de Venezuela, cuando las tropas del general Simón Bolívar vencieron al ejército realista comandado por Miguel de la Torre. Por lo tanto, la victoria en la sabana de Carabobo -que muestra la imagen- fue una de las batallas más bolivarianas.

En cuanto a la calle Membrillar (Bergoglio vivió allí en su infancia), también forma parte del cambio de 1893 (antes de la ordenanza se llamaba Belgrano). Recuerda al combate en los campos de Membrillar (Chile) que sostuvo con éxito Juan Gregorio de Las Heras contra los realistas, el 20 de marzo de 1814, tres años antes de que San Martín cruzara la Cordillera de los Andes con el Ejército Libertador.

Aquella ordenanza de 1893 estableció que debían pasar diez años de la muerte de una personalidad para que se le diera su nombre a una calle, avenida, plaza o paseo. Un caso clásico es el de Perón, quien murió en 1974 y reemplazó a Cangallo en la nomenclatura recién en 1984. ¿Hubo excepciones? Sí, por ejemplo, Bartolomé Mitre, quien en 1901 recibió el homenaje de su nombre en una calle (casualmente, la paralela a Cangallo/Perón), cuando cumplió 80 años.

Argentinos

Había una vez una Patria donde ocurrían hechos como estos:

-En cuanto asumió como vocal en la Primera Junta, Manuel Belgrano renunció a su importante sueldo. Tres años después, donó para el equipamiento de cuatro escuelas el abultado premio económico que se le condeció por la victoria de Salta.

-Los integrantes del Primer Triunvirato. Juan José Paso, Manuel de Sarratea y Feliciano Chiclana también resolvieron ceder sus sueldos al Estado.

-Mientras organizaba el Ejército de los Andes, José de San Martín rechazó la parte del sueldo que debía pagarle el Cabildo de Mendoza. Más adelante, el Cabildo de Santiago de Chile le entregó una suma de dinero para gastos de viaje y el Libertador lo cedió para la creación de una biblioteca pública en aquella ciudad.

-Un astillero británico que había obtenido licitaciones para proveer a la Armada Argentina envió a Buenos Aires una lancha a vapor desmontada, con la aclaración de que era un regalo personal para el presidente Domingo Faustino Sarmiento. De inmediato, el sanjuanino la incorporó al patrimonio de la Nación.

-Durante las dos presidencias, Hipólito Yrigoyen cedió su sueldos a la beneficencia pública.

-Un cercano colaborador del presidente Marcelo T. de Alvear le informó que habían sobrepasado en 500 mil pesos el presupuesto para atender festejos y agasajos por las visitas del príncipe de Gales, el de Saboya y el maharajá de Kapurthala. Alvear llamó a su contador y lo instruyó para que se hiciera cargo de la cuenta porque consideraba que los impuestos no debían solventar aquellos excesivos gastos.

-Por problemas con su vista, el doctor Guillermo Rawson (ex senador, ex ministro) recibió una pensión del gobierno, ya que no podía ejercer más como médico. Como consideró que no necesitaba el total, donó una parte para instituir un premio médico.

-En 1956, el escritor Eduardo Mallea, representante argentino ante la Unesco, rechazó todas las remesas asignadas por gastos de representación. Alegaba que con su sueldo le bastaba para atender las cuestiones del protocolo.

Alfredo Palacios también recibió sueldos de embajador. En una carta, pidió a un amigo íntimo que, en caso de que algo le ocurriera, se ocupara de su cuenta bancaria donde tenía depositados 15 mil dólares. El amigo debía entregar 5 mil a las hermanas de Palacios y devolver 10 mil a la Cancillería. “No he querido hacer uso de ese dinero que me parece excesivo para un hombre de tan pocas necesidades como yo”, le escribió.

-Al morir Enrique Mosconi, fundador de YPF, en su única cuenta bancaria había apenas 9 pesos y 50 centavos.

Dulce amor (1930)

Una de las revistas más populares en los años 20 y 30, fue La Novela Semanal. Era de actualidad y contaba con firmas de mucho prestigio. En sus páginas se mezclaban entrevistas, notas de polític y economía, cuentos y diversas secciones, entre las que rescatamos una. Nos referimos a “Declaraciones de amor a los astros del cine”. Allí, las fanáticas podían decirle a su ídolo lo que quisieran. En este caso, conoceremos el texto que le dedicó la fan porteña Haydée Peralta (nuestra morocha de la foto) a Gary Cooper:

Es de noche. Todos duermen. Oigo la respiración de mi hermanita que descansa tranquilamente en su cama. El péndulo del reloj se mueve. Percibo su tic tac. Doce campanadas rompen la monotonía del ambiente; doce campanadas y yo moviéndome en el lecho.

No puedo conciliar el sueño, mis ojos se acostumbran a la oscuridad. Empiezo a recordar mis horas diarias. Una imagen llena todas las horas de mis días y de mis largas noches. El tic tac continúa, lo siento muy cerca. Ya no es el reloj de pared, sino éste, mi pequeño corazón que siento latir fuertemente.

No me queda duda, comprendo que lo amo, que siento al recordarle ese algo jamás sentido, que me transporta en un éxtasis a su lado. Mi imaginación trabaja. Me veo amada y es tal mi felicidad que nunca volvería en mí. Al notar que es sueño, mi triste realidad despierta. Y es entonces cuando sufro lo indecible…

¿Por qué no habré de soñar siempre, cerrar los ojos con su grata imagen y no volver a abrirlos nunca más?

¡Gary! Es tu nombre armonioso y simpático como tu figura toda…
Pienso en ti: soy feliz un minuto; luego comprendo que es inmensa la distancia que nos separa, más inmensa que el mar, más aún que el cielo que nos cubre.

Pero aún así te amo, te quiero; deseo para ti la dicha. Te amo en las horas de mis días tristes y en las largas noches de mi vida toda.

Tu imagen se ha fijado en mi cerebro y es más y más grande al evocarla. Voy al cine a verte: has estado muy bien en “El amor nunca muere”, y tu película me recuerda este amor que por ti siento; yo también, como la heroína de tu drama, digo: “El amor nunca muere”, y creo ser yo tu compañera en la pantalla. Y es otra la que se halla a tu lado.

Aquí estoy en la camita de soltera, desvelada por tu imagen. Oigo el tic tac del reloj y los tic tacs más fuertes aún que siento en mi corazón. No aguanto más: me levanto y aquí me tienes escribiéndote lo que me pasa. Hoy te amo, Gary. Mañana te amaré más y más. Eres para mí la cristalina fuente donde podría ser feliz al saciar mi sed de amar y ser amada; pero son sueños, tristes sueños los míos.

La claridad del día se filtra por mi ventana. Ya no te veo y otra vez mi alma sufre y se embriaga en el dolor de amar, concentrada en este sublime y grande amor que me aniquila y nutre a un mismo tiempo.

Beso tus ojos con devoción de esclava.

Haydée Peralta

Gary Cooper ni debe haberse enterado de la existencia de esta sentida carta de su fanática argentina.