Transporte público de Helsinki, Finlandia.
Cuando vi este video me encantó. Me sedujo desde el primer momento. Una muy buena resolución visual, buena musicalización… en fin, me lo miré todo hasta el final. «¿Qué conozco yo del transporte público de Helsinki?» Nada. «¿Y qué aprendí después de ver el video?» Mmm… Que hay trenes, colectivos, subtes… eso. Pero lo que sí, disfruté mucho al verlo.
Ahora bien, «¿por qué decidí mostrárselos?», se preguntarán. Porque si bien es una visualización de datos, nada tiene que ver con el periodismo de la visualización de datos.
- Esta visualización es una bonita presentación de datos en movimientos pero no nos permite entenderlos en profundidad.
- No es una herramienta que le sirva de algo al lector, no me permite explorar los datos, y mucho menos, ver con exatitud las cifras y coordenadas que le dieron vida a esas seductoras líneas.
«¿Y entonces?», se preguntarán. Estuve analizando lo que me pasa cada vez que veo alguna visualización de datos. Les cuento.
Con algunas siento la necesidad de entenderlas, interactuar, preguntarle cosas, etc. Con las visualizaciones periodísticas de datos siento que puedo sumergirme en ellas, que entiendo en profundidad su significado y lo que quieren comunicar, y muchas veces, son esos mismos datos los que revelan nuevos niveles de información.
En cambio, frente a otras visualizaciones, como es el caso de este video, mi primera reacción fue otra, la de disfrutar lo que estaba viendo. Simplemente te gusta o no; algo bastante parecido a lo que sucede frente a una obra artística.
Entonces, podría decir que el data journalism tiene que ver más con el “entender y explorar” y el data art, con el “disfrutar”. «¿Y esto está bien o mal?» La verdad, no sé, pero lo importante es tener claro la diferencia.
Nos vemos en el próximo post 🙂