– Cuatro , – No, tres.
Autor desconocido. Fuente: @therealbansky
Por Alejandro Baranek (*)
“El maquillaje de las cifras devaluó toda palabra pública”
Enero, 2010
“En mi modesta opinión el falseamiento de los datos
del IPC es más grave que el propio fenómeno inflacionario”.
Mayo, 2014
Horacio Verbitsky
Hace tiempo que la Argentina se encuentra en sordas y sórdidas discusiones sobre cualquier tema de interés público. Dependiendo cuál es la fuente en la que se abreva, la descripción de un mismo hecho puede diverger de modo violento e irreconciliable. La saga que comenzó con la denuncia y posterior muerte del fiscal Nisman, continuando con versiones y desmentidas es un hito insoslayable, pero no deja de pertenecer a una tendencia preexistente. Es tarea de la psicología social intentar entender la afición por la desmesura que existe en la Argentina, quedando fuera del presente artículo. Pero si nos interesa que este comportamiento conduce a la incapacidad de lograr síntesis, conclusiones, planificar y proyectar un futuro. Como la antigua Babilonia, Argentina parece condenada a transitar un presente perpetuo hace varios años.
El 29 de Enero de 2015 se cumplieron 8 años del comienzo de la etapa más negra en la historia de la estadística pública en Argentina, antecedente único en el mundo. En estos 8 años hemos sido testigos, como anticipó el periodista Horacio Verbitsky, a un progresivo deterioro de la palabra pública, las argumentaciones y de la calidad de los debates. Simplemente, porque éstos suelen naufragar en intercambios relativos a la órbita de la confiabilidad de la información. Es posible trazar un origen a la divergencia, justamente al momento en que el gobierno cedió a la tentación de manipular las cifras de inflación oficiales, interviniendo de hecho el INDEC. Si bien no puede calificarse como política de estado a una conducta que no puede ser explicada ni argumentada, hay consenso en que la confusión es una política de estado: de ”desintoxicación de información falsa” defienden sus acólitos y de desinformación, denuncian sus detractores. Pero la desmesura es una magnitud y en algunos casos puede cuantificarse, sobre todo cuando se trata de mediciones producidas por institutos oficiales de estadística. Dado que el Estado es también consumidor de la información que genera, se introduce un grado de confusión en su interior específicamente vinculado a la distorsión generada por la intervención del INDEC.
fuente: elaboración propia en base a datos de INDEC y DPEyC San Luis.
En el este texto se propone cuantificar la evolución de esa divergencia. Como Indice testigo de las estimaciones alternativas se utiliza el Indice oficial de la provincia de San Luis ya que es el único Indice oficial que continúa aplicando sostenidamente la metodología de IPC desde Octubre de 2005 diseñada por el INDEC, cuando comenzó la publicación del Indice Nacional de Precios (1), discontinuado por la intervención a comienzos de 2008. Seguir leyendo →