Me pareció verte en otro lado

Si bien uno es consciente de todo lo que el cine le genera (¿cuántas veces hemos hablado de cómo ver una película trasciende ese hecho cotidiano y se convierte casi en una ceremonia?), particularmente disfruto los momentos en los que advierto plenamente cuánto el cine afecta esa mencionada cotidianeidad. Un ejemplo podría ser cuando citamos frases o cuando escribimos mails con asuntos alusivos a determinados films, o cuando queremos conseguir una banda sonora, o cuando viajamos especialmente a un lugar para visitar una locación. Sin embargo, hay hechos que se producen con un grado mayor de espontaneidad. Situación: me encontraba en lo de una amiga que estaba con mucha tos y que tenía, en la mesada, un nebulizador listo para ser usado. El objeto me perturbó y la miré a ella inmediatamente sabiendo que se encontraba pensando lo mismo que yo, pensamiento que al instante verbalizamos: “¿te estás acordando de Blue Velvet, no?”. Sí, me estaba acordando de Blue Velvet. En Dennis Hopper. En esa escena. En ese objeto que me parecía haber visto en otro lado y que, debido al contexto, me causaba algo de temor. Me gusta cuando se generan ese tipo de asociaciones, porque vendrían a ser actos reflejo debido a la cantidad de imágenes que el cine nos ha hecho incorporar. La charla con mi amiga derivó en la idea de hacer un post mencionando objetos del cine y, a pesar de la anécdota ya narrada, opté por ilustrarlo con una imagen de otro film (The Blair Witch Project) que tiene ese peculiar símbolo representativo. Y no voy a mentir: si hay otro momento en el que ratifico lo mucho que el cine está entrelazado con lo rutinario (y aquí no aplico el término peyorativamente) es cuando una imagen, específicamente esas ramas superpuestas, se me vienen a la mente al ver otras parecidas, un exponente más de esa bendita compulsión que tenemos a relacionar películas con cada cosa que se nos pone delante. ♦ 

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► [JUEGO] Tómense diez minutos para ver si adivinan a qué películas corresponden todos estos objetos:

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► [GALERÍA] Algunos de los objetos más inolvidables del cine y las series; ¡que la disfruten!:

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Una consigna para este martes: ¿Cuáles son los objetos de película que más rápido se les vienen a la mente? ¿Les pasó de asociar objetos que ven en su vida cotidiana con un determinado film? Hagan sus aportes (que pueden incluir series, porque son nuestra debilidad) así después los reúno en una galería ¡Nos reencontramos mañana, muchachada!

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Y SI HABLAMOS DE OBJETOS DEL CINE…

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Carta abierta a George Lucas

Hoy en Cinescalas escribe: Rodrigo Bravo

“Sólo el que ensaya lo absurdo es capaz de conquistar lo imposible” – Miguel de Unamuno

Antes que nada te quiero pedir disculpas, debería haberte escrito hace mucho tiempo en un pasado muy lejano. Pero la rutina te mata, viste cómo es. Las ganas siempre estuvieron, por ahí lo que no encontraba era la excusa ineludible que me diera el impulso necesario. Se han hecho correr ríos de tinta sobre tus creaciones y no quería sonar redundante, por lo que preferí esperar hasta que se presentara la oportunidad justa. El tiempo suele ocuparse de estas cuestiones y así como te condiciona con una pregunta también te libera con la respuesta. Al escuchar que lo contrataron a J.J. Abrams (me encanta la elección) para filmar una nueva trilogía me dije: es ahora o nunca. Y aquí estoy.

Te cuento que soy fiel seguidor desde muy chico, a la primera la vi en la tele en un ciclo que se llamaba El mundo del espectáculo; me acuerdo patente que de entrada nomás sentí un pequeño estremecimiento: la toma inicial del Destructor Imperial que pasaba y no terminaba nunca me hizo abrir los ojos de golpe. Pensándolo un poco, ahora que te digo esto se me ocurre algo: ¿Cuándo dejas de ser espectador y te convertís en fanático? No estoy seguro pero me parece que con vos directamente fui lo segundo, no habían pasado ni cinco minutos y ya me tenías en el bolsillo para siempre.

El querido Yoda en acción

En el devenir de los acontecimientos el cine fue convirtiéndose en una parte importante de mi vida y tus pelis fueron un eslabón muy especial de ese proceso. De a poco comencé a interiorizarme en los detalles de la realización, en las peripecias del rodaje y sobre todo en la concepción de la historia. Recorrer el camino que había moldeado tu inspiración fue deslumbrante, me hizo descubrir un mundo entero que no conocía. Me mandaste a ver a Kurosawa y a leer a Campbell, quien en el acto me derivó a Jung y sus arquetipos. Ese particular concepto me atrapó, la noción de que existen modelos en donde está construido el inconsciente colectivo y que posibilitan que todos tengamos desde la cuna una idea subconsciente de lo que significa ser un héroe. Que ésta sea la razón por la cual personas con distintas idiosincrasias o culturas pueden disfrutar de las mismas historias me pareció fascinante. Descubrir todo esto me terminó de enganchar con las películas: de pronto comprendí que más allá de la parafernalia de los efectos especiales, cada paso en el hilo narrativo, cada evolución de los personajes, cada pieza de vestuario tenía una razón de ser; nada era antojadizo, todo guardaba un significado. Y me terminó de cerrar perfecto, me maravilló encontrar un universo dentro del universo. Entender el porqué fue tan asombroso como ver el cómo, me hiciste abrir los ojos de golpe por segunda vez consecutiva.

             “Do or do not. There is no try” – Yoda      

Ahora bien, el tiro de gracia definitivo lo recibí cuando anunciaste que ibas a filmar los tres primeros episodios, estuve con la mandíbula por el piso un mes entero. En el ´97 me diste la posibilidad de ver en la pantalla grande la Edición Especial de las originales y estaba chocho, imaginate con esto. Fue pura emoción, vivir en carne propia un estreno de esta saga lo tenía internalizado como algo utópico y de repente estaba ahí, al alcance de la mano. Al salir la colilla el ansia aumentó de forma exponencial, a veces me la pasaban y tenía que taparme los ojos con las dos manos, quería evitar cualquier referencia que me disminuyera la impresión inicial. El día señalado llegó y fue fantástico, es uno de los mejores recuerdos que me dejaste: se organizo un pre-estreno un jueves a las 00 hs, o sea el miércoles a la noche. A las 22 hs. el cine ya estaba colapsado, la fila salía por la puerta y se perdía en el interior del shopping. En ese entonces teníamos un cosplay medio primitivo todavía, solo un par de chicas peinadas con rodetes a los costados que eran adorables. Estar en esa sala era todo un documento de identidad, no importaban las horas de espera o el sueño del día siguiente, en el fondo sentías que eras parte de algo muy especial. Recuerdo que me impresionó sobremanera ver a fans que ya eran padres y que llevaban a sus hijos a verla. Siempre escuché que uno de tus mayores logros fue el haber podido trascender en el tiempo mediante la conquista de varias generaciones. Hermosas y bellas palabras pero hasta que no lo ves al tipo haciendo la cola con los ojos brillosos fundido con su hijo en una misma ansiedad no las llegas a dimensionar realmente. La imagen del padre tomando al hijo de la mano para guiarlo a un mundo nuevo se utiliza con frecuencia en un marco metafórico o simbólico ¡pero acá la tenías en vivo frente a tus propios ojos! Esa clase de escenas difícilmente se volvieron a repetir en la puerta de un cine; tal vez la anticipación de la llegada de The Lord of the Rings y/o Harry Potter también fueron grosas (siempre envidié a los fans de Harry, debe haber sido único crecer al lado de ese personaje). Pero me parecieron diferentes, la atmósfera que se respiraba en esa sala debido al bagaje de vivencias que arrastrábamos todos los que estábamos ahí fue una experiencia que nunca más volví a vivir antes de entrar a ver una película.

Harrison Ford, Carrie Fisher y Mark Hamill

A pesar de las críticas que ligaste sobre la dirección de actores (ponete la mano en el corazón, no es lo tuyo) hay un punto de la segunda trilogía que debo reconocerte: presenciar el trayecto que convierte a un inocente niño en el peor de los villanos es atrapante. Pero descubrir que esa transformación es motivada por el amor hacia su esposa es impagable; de todas las razones que podrías haber elegido para justificar la transición, ésa es la mejor. Esta clase de detalles afianzaban mi admiración y me compelían a compartirla con las personas cercanas a mí. Por ejemplo, todas mis novias, salientes y/o festejantes vieron en su momento las seis películas, inclusive les dibujaba un cuadrito con el árbol genealógico para que no se les hiciera lío con el tema de la precuela. Al principio me miraban con cara de WTF y me mandaban a freír churros pero después se enganchaban. Aprendí que hace falta tacto para tocar el tema, si revelás de entrada que son seis podés provocar una reacción negativa que impacte de lleno en la relación. Y no fueron las únicas que la ligaron de rebote, a mi ahijada también se las hice ver apenas aprendió a decir pochoclo. Hasta el día de hoy recuerda cuando le expliqué que los ewoks eran como los ositos cariñosos del espacio (?). Le quedó grabado, cada vez que los ve me cuenta y nos reímos juntos de eso.

“Ten cuidado con tus sueños: son la sirena de las almas. Ella canta. Nos llama. La seguimos y jamás retornamos.” – Gustave Flaubert                   

No quiero parecer un asqueroso chupamedias, pero el legado que dejas a tus espaldas es sencillamente abrumador. Bien podría dibujarse una línea meridiana entre el antes y el después de la cinta original de 1977: en el séptimo arte ya nada fue igual. Al intentar serle fiel a tu visión revolucionaste las herramientas técnicas existentes hasta ese momento, trazaste una senda que te llevó a convertirte en pionero de lo visual (ILM) y visionario en lo sonoro (THX), innovaciones que abrieron una caja de Pandora atiborrada con millones de posibilidades para los realizadores que venían detrás tuyo y que hasta el día de hoy se siguen extendiendo a las más diversas áreas (animación, videojuegos). Y la música…ufff, párrafo aparte. Alguna vez leí que la música clásica del siglo XX era la música de películas. En esa línea, si hay un Beethoven en nuestros años de vida ése es John Williams: con 5 Oscars y 48 (!) nominaciones en su haber (sólo superado por Walt Disney), este genial compositor nos ha emocionado hasta la médula con sus emblemáticas e inmortales melodías. Y en este caso no fue la excepción, la antológica banda de sonido que nació fruto de tu alianza con él es una de las más (re)conocidas del planeta, la gente puede no haber visto las pelis pero reconoce la música! Increíble… Sin dudas, esta suma de invaluables e imperecederos hitos convierte a tu saga en uno de los mayores fenómenos cinematográficos de la historia. Podrá sonar grandilocuente pero – quiérase o no – es indiscutible. Es más, pertenecés a una casta de directores que dejaron su impronta marcada a fuego en el celuloide. Y eso me lleva a pensar lo afortunado que somos por haber sido contemporáneos de toda esa magnífica obra. A veces uno no toma conciencia de la porción de tiempo que nos toca vivir y de la importancia que tendrá en el futuro. Nos parece re normal escuchar hablar de tus pelis o las de Martín o las de Francisco. Pero alcanzar ese lugar no les resultó fácil, los tipos de la generación anterior les habían puesto la vara muy alta. Yo no los viví, no sé lo que es decir “vamos al cine que se estreno la última del flaco Ingmar o del Fede Fellini”, pero sí puedo dar testimonio de todas las veces que salí con la piel de gallina después de ver alguna de tu amigote Esteban (plis, avisale cuando lo veas que también le debo una carta). La mochila era pesada pero no dudaron en ponérsela al hombro, tomaron esa maravillosa herencia y se dejaron inspirar. Quebraron el molde al crear sus propias productoras, vislumbraron un camino sin fronteras que alimentó ilusiones y empujó quimeras. Y no se trató de efímeros golpes de suerte o caprichosos frutos del azar, construyeron una carrera a lo largo de treinta asombrosos años sin resignar ni una pizca de vigencia. Desconozco si después de ustedes vendrá otra camada de prodigiosos irreverentes que volverán a patear el tablero, o si estaré aquí para verlo. De lo que sí estoy seguro es que ha sido un enorme privilegio atestiguar como convertían sus sueños en realidad. Encendieron una chispa que avivó nuestras pasiones más intrínsecas, permitiéndonos soñar a nosotros también.

Detrás de escena de la famosa secuencia de Star Wars

Sin entrar en discusiones “cine comercial vs. cine de autor” y más allá del apoyo incondicional de tus fans, hay una realidad palpable que los récords de taquilla y todo ese universo expandido generado a posteriori nos exponen de forma categórica: durante más de tres décadas tu mitológico cosmos repleto de legendarios personajes y mágicas criaturas ha embriagado y redefinido la imaginación de generaciones enteras sin importar edad, idioma, credo o cultura. Y tal vez el verdadero mérito descanse en que ésa no fue tu meta en primera instancia, sino una mucho más simple: querías contar una historia. Con ese único propósito nos mostraste algo que nunca habíamos visto, embarcándonos en una épica travesía que no solo logró entretenernos sino que aparte nos cautivó de forma perpetua; la fabulosa moraleja implícita que dejaste se mantiene incólume: si se lo permitimos, nuestra fuerza interior será el motor que nos guiará hacia nuestro destino… Los recuerdos de las sensaciones que cada una de tus pelis nos provocó permanecerán perennes en la memoria de aquellos que crecimos junto a ellas. Desafiaste nuestros límites demostrándonos que podemos cambiar el mundo con una simple idea. Y por eso te estaremos eternamente agradecidos, porque nos enseñaste que todo lo que tenemos que hacer es creer en ella.

Uno de los grandes escritores que tuvimos acá se llamaba Adolfo Bioy Casares, me parece que te encantaría porque era un apasionado del género fantástico. Hasta hace muy poco tiempo me persiguió un interrogante debido a una de sus frases:

“Si tuviera que esperar el fin del mundo lo haría dentro de una sala de cine”.

No sé si Bioy pudo ver alguna tus pelis. Pero seguramente entendería por qué algunas personas pedirían que en esa sala proyecten Star Wars.

Nunca seremos demasiado grandes para verla de nuevo.

Por Rodrigo Bravo

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► [VIDEO]: Un hilarante discurso de Carrie Fisher cuando George Lucas recibió su Life Achievement Award: 

  

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► [DE YAPA]: “Too Much Love Will Kill You”: Star Wars + Queen: 

  

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¡Buen comienzo de semana para todos! Para su post, Rodrigo les deja tres consignas: 1. ¿Cuáles son sus opiniones sobre Star Wars? ¿Tienen algún recuerdo en especial relacionado a esta saga? ¿Ha influenciado su cinefilia? 2. ¿Hay alguna otra saga que los haya marcado de forma parecida? 3. Si tuvieran que elegir una sola película para ver mientras esperan los sucesos del último párrafo, ¿cuál sería?; bueno muchachada, ¡a responder se ha dicho! ¡nos reencontramos mañana! 😉

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—> La última vez escribió Eduardo Blake sobre… EL ASCENSO, OCASO Y REGRESO DE VIN DIESEL

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Tema de sábado: Clown

La mejor película para…ver en un autocine

Ilustración: Cameron Lewis

Siempre me atrajo la idea de empezar ciertas fechas consideradas importantes (cumpleaños, fin de año) en marcos bien diferentes. Mis 30 comenzaron en una suerte de autocine. La película, Encuentros cercanos del tercer tipo. No creo que se haya podido elegir una mejor. A fin de cuentas, todo se relaciona con la atmósfera. Con las sensaciones. Hacía mucho que no la volvía a ver. Me reencontré con Roy Neary – por lejos, una de las mejores interpretaciones de Richard Dreyfuss – y su conmovedor vínculo con Jillian, ambos sintonizados en la misma frecuencia, impulsados, por distintas razones, a llegar a ese lugar, al lugar de la verdad, de lo posible. Al reencontrarme con la película en otro contexto, inevitablemente la percepción cambió. No sé si atribuírselo al viento, al sonido, a las estrellas o al mero hecho de estar viviendo una experiencia cinematográfica anómala, pero el film de Steven Spielberg llegó de otra manera. Llegó, después de la sorpresa inicial de la primera visión, como la historia de un viaje. No solo el de Roy. No solo el de Jillian. No solo el de quienes vienen de otro mundo. Es el clásico viaje de Spielberg por los distintos caminos de la narración. Es el amor de Spielberg por la maleabilidad del relato y todas sus formas. Es esa puerta que abre un niño como metáfora de todo lo que el cine tiene escondido con potencial para ser descubierto. Hoy tengo gripe, sí. Pero no hubo nada como estar mirando el cielo abierto, con los mismos ojos de asombro que François Truffaut.

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 ► [ESCENA 1] Richard Dreyfuss en uno de mis momentos favoritos de Encuentros cercanos del tercer tipo:

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 ► [ESCENA 2] Cine al aire libre en Lolita de Kubrick:

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Este viernes, tres consignas: 1. ¿Cuáles les parecen las películas ideales para disfrutar en un autocine? ¿Recuerdan escenas de films ambientados en ellos, como la de Lolita? 2. ¿Vieron Encuentros cercanos del tercer tipo? ¿Consideran que está entre lo mejor que hizo Steven Spielberg? 3. Por último, me gustaría que compartamos anécdotas de sus experiencias viendo cine al aire libre; dejen sus comentarios, muchachada, ¡quiero leerlos!; nos reencontramos mañana con un tema; ¡saludos para todos!

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La última vez hablamos sobre la mejor película para… ENCONTRAR INSPIRACIÓN

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