La peor película para…calmar la ansiedad

 “They’ve drummed the miraculous out of you, but you don’t want it to be like that; you want the miraculous; you want everything to still be new.” – Tim Tharp (The Spectacular Now)

Este blog siempre encuentra la manera de atravesar mi vida cotidiana, más allá del momento mismo en el que lo escribo, más allá de la interacción con todos ustedes, más allá del tiempo en el que me dedico exclusivamente a él. Voy a tratar de explicarme. Hace ya varias semanas que vengo con ganas de explayarme sobre la nueva película de James Ponsoldt, The Spectacular Now, específicamente sobre la necesidad imperiosa de verla, y sobre la necesidad imperiosa de leer la novela en la que se basa. Sin embargo, la volví a recordar ayer, precisamente cuando me hallé mencionando sin cesar el blog. La situación fue la siguiente: una amiga que es periodista y profesora de un terciario me invitó a hablarle al curso acerca de los pormenores de la crítica de cine. Lo cierto es que pasé una hora y media en el aula, y solo la primera parte hablé sobre mi profesión; la hora restante la ocupó el blog y su comunidad. Antes de irme, y en un interesante ida y vuelta con los alumnos, uno de ellos me preguntó algo que hasta entonces solo había escuchado en las películas (o en alguna que otra entrevista laboral): “¿Qué te ves haciendo en diez años?”. No supe qué responder, pero sí recuerdo lo primero que pensé: “quiero verme haciendo algo”. Eso me llevó a hablar un poco de Clementine, incluso sin nombrarla, más bien explicando mi identificación con cualquier persona o personaje que no funciona si no tiene una meta a corto o largo plazo. Y cuando me refiero a que el blog atraviesa mi cotidianeidad, me refiero a que al hablar con ese curso sobre eso que decía Jesse de lo mucho que ama “los deseos en permanente renovación” volví a pensar en The Spectacular Now y en cómo quería compartir un extracto del libro en este espacio y en ningún otro. “It doesn’t matter if it’s real, it never does with dreams. They aren’t anything anyway but lifesavers to cling so you don’t drown. Life is an ocean, and almost everyone’s hanging on to some kind of dream to keep afloat” escribió Tim Tharp. Esas palabras que dice Sutter Keely, el protagonista de esa historia coming of age, se ajustaban perfectamente a esa renovación de los deseos. Es cierto que los mismos muchas veces operan como salvavidas, es cierto que amortiguan golpes, que nos mantienen a flote. Pero también es cierto que no están solo sujetos al mañana, que los sueños, los planes, los proyectos, no tienen únicamente una connotación por el futuro y en el futuro. Supongo que por ese motivo – además de por su director, y los jóvenes pero extraordinarios Miles Teller y Shailene Woodley – estoy ansiosa por ver la adaptación de Tharp. Porque alude a cómo cuando un gran deseo se concreta, todo cobra una inmediatez que nos lleva a poner en duda lo efímero de la felicidad. En el instante del disfrute, el ahora está en primer plano, bello, creciente, radiante: espectacular.   

……………………………………………………………………………………..

 ► [TRAILER] Un adelanto de The Spectacular Now:

……………………………………………………………………………………..

 ► [ESCENA] Shailene Woodley y Miles Teller en un momento del film de James Ponsoldt:

………………………………………………………………………………………….

Este viernes, tres consignas: 1. ¿Cuáles fueron las películas que esperaron con mayor ansiedad para que se estrenasen y cuáles están esperando en la actualidad? (off topic: pueden nombrar series también, desde ya) 2. ¿Son de tachar días en el calendario ante el inminente estreno de un film que tienen muchas ganas de ver? 3. Por último, quisiera saber en qué casos valió la pena la espera y en qué casos se decepcionaron por haber anticipado mucho algunos films que no estuvieron a la altura de sus expectativas; como siempre, dejen sus comentarios que quiero leerlos! ¡Buen finde para todos! ¡Mañana les dejo una canción!

………………………………………………………………………………………….

La última vez hablamos sobre la mejor película para… VER EN UN AUTOCINE

 ……………………………………………………………………………………………..

 ……………………………………………………………………………………………..

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

Concurso “Filmá tu propio videoclip”: Cuarta entrega

Estos últimos días han sido particularmente movidos en relación a este concurso. Recibí más trabajos y reconfirmé qué es lo que más gusta de la propuesta: saber que ustedes la pasan bien filmando, editando, y luego sumándose al intercambio en los comentarios. Por eso, gracias nuevamente a los que han participado, y a los que se encuentran en eso. Ahora sí, le cedo la palabra a Enzo Francisco Giannotti para que describa su videoclip: 

Como le comenté a Milagros, este video surgió a partir de la idea de poder comprimir, bajo el sonido de una sola canción, todas las películas que pasaron por mis retinas. El problema fue que, al ir buscando los clips en YouTube, bajándome películas enteras e incluso comprándome algunas (Elizabethtown, mi favorita), advertí que la canción original que iba a emplear no me alcanzaba. Por eso fue que, a modo de juego y desafío al mismo tiempo, decidí hacer el video con una escena de cada uno de esos films y algunas citas que más me gustaron. La “canción” utilizada terminó siendo “Reaching'” de Audiomachine. Se trata de una empresa que se dedica a hacer música de trailers. Quizás mucho no la conozcan, pero efectivamente hay personas que se dedican solo a hacer este tipo de música. Lo cierto es que en este mundo del cine resulta ser un detalle pasado por alto, pero no así entre las favoritas de mi iPod, en el que esa canción trae consigo una carga emocional igual o mayor que muchas bandas sonoras propiamente dichas, tanto así que hace todos mis recorridos en colectivos sean mucho mas “épicos” e inspiradores. He aquí un tributo a las escenas que se ganaron un lugar en mi hipocampo como así también a las canciones de trailers que, sin ser populares, siempre me llamaron la atención y me hicieron aprender a escucharlas como parte esencial de un estreno. 

………………………………………………………………………………………..

► [VIDEO] “One Scene = One Movie” x Enzo Francisco Giannotti

One Scene = One Movie from FranBlues on Vimeo.

………………………………………………………………………………………

► [LISTA DE REPRODUCCIÓN] 50 canciones épicas mencionadas por ustedes; ¡imperdible, a darle play!:

………………………………………………………………………………………

Este jueves, tres consignas: 1. Los invito a comentar el gran video que hizo Enzo 2. ¿Qué películas no podrían faltar en sus compilados personales, si ustedes tuvieran que editarlo? 3. Como ya se hizo costumbre los jueves, vamos a armar otra playlist; en este caso, en relación a la pregunta: ¿qué canción elegirían para realizar un video que junte todas sus escenas favoritas del cine? Con sus aportes armaremos una playlist “épica” como Enzo definió al tema de Audiomachine; ahora sí, los leo, muchachada; ¡buen jueves para todos! Nos reencontramos mañana 😉

………………………………………………………………………………………

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

Por favor, rebobinar: Las películas de los 50

Una obra maestra de la alquimia. Ésa es solo una de las tantas maneras con las que se puede definir a Él, uno de los más brillantes trabajos de Luis Buñuel. La alquimia proviene del hecho de que su película es varias cosas al mismo tiempo, por lo cual jamás podríamos reducirla al mero estudio de la moral y las normas burguesas que, sin embargo, es un componente vital. El film de Buñuel es tanto una búsqueda como una exposición, una historia de amor retorcida que lleva el concepto de sociedad al límite del hastío. Buñuel, en el marco de su etapa mexicana, decidió servirse de tópicos recurrentes en su filmografía como la Iglesia y la burguesía, para acoplarlos a la observación del deterioro que produce una enfermedad, del sentirse enceguecido. Sin embargo, no estamos hablando de un drama (o melodrama, para el caso) circunscripto a lo convencional. El atractivo de Él es justamente el quiebre del clasicismo, la postura del realizador para con el personaje principal del film: el fascinante Francisco Galván. La actitud compasiva del director hacia dicho personaje es notoria. Continuamente notamos una pulsión de Buñuel por desordenarlo, por analizarlo punto por punto para llegar a las razones de su sadismo, de su condición de sujeto solitario. Es conocida la posición entomológica que elige Buñuel al momento de poner la lupa sobre un individuo, pero en el caso de Galván hay un paralelismo constante. Para ejemplo, la extraordinaria escena del campanario, donde Francisco, desde lo alto (y adelantándose a Vértigo de Hitchcock), manifiesta sus deseos de aniquilar a la humanidad. Esa forma de ubicarlo no es arbitraria sino más bien análoga a la del propio Buñuel como director subyugado por el personaje, a quien coloca en un pedestal, al que intenta decodificar, confiándonos a nosotros como espectadores la misma misión.

¿Luis Buñuel se adelantó a Vértigo de Hitchcock con esta escena?

Él no es un film que facilite respuestas, no es un film que prefije resoluciones. La historia es visiblemente manipulada, especialmente en el final. ¿Qué llevó a ese hombre a obsesionarse con una mujer de modo tal que perdió toda consciencia de su entorno, de los límites, de las reglas? La astucia de Buñuel para evitar cerrar los interrogantes es esencial. Toda la película está construida como un inabordable rompecabezas, como un enigma indescifrable, como un agotador pero intrigante ejercicio de lectura, desde los silencios del personaje central hasta la falta de referencias sobre su pasado, que lo configuran casi como una víctima de la ausencia. Buñuel explora el terreno de la represión sexual (cargando tintas sobre el orden católico-burgués) a través de la enfermedad de ese hombre a la deriva, de ese hombre que representa que nada es definitivo, que ningún ser humano está libre de los antagonismos y que el mundo no es más que un inquietante juego de espejos. La primera vez que aludí a este film omití muchos aspectos que aún hoy, y con otra mirada, me siguen resultando demoledores, en especial la transición de la calma con esos pies (con ese fetichismo por los pies) en el agua, imagen plácida y al mismo tiempo disparadora de un deseo que anticipa el posterior desequilibrio. Cuando el caos irrumpe en la vida de Francisco con la llegada de Gloria, irrumpe el caos en el film, todo es más vertiginoso, descontrolado, simbolizado con ese primer beso sucedido por el plano de un edificio que se derrumba. Y ese derrumbe es profético. Es la antesala a un plano final con el cual Buñuel pone el dedo en la llaga, molesta, incomoda, burla nuestra credulidad, nos sumerge en el escepticismo. “Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como estatuas que hay que ir a ver porque ellas no se molestan” escribió Cortázar. Él es una película sobre la entrada de un hombre hacia un infierno autogenerado, hacia pesadillas que no tienen cara. Él es, en esencia, una película sobre alguien que se resigna a ver las cosas de otro modo, que camina hacia una puerta oscura, sin salida, como imposibilitado de advertir que, en la vida, siempre habrá puertas mejores. 

………………………………………………………………………………………..

► [DE REGALO] Les dejo Él, de Luis Buñuel, completa para que la vean cuando gusten:

………………………………………………………………………………………..

► [COMPILADO] Tan solo algunas películas representativas de la década del cincuenta:

………………………………………………………………………………………..

► [GALERÍA] Las mejores películas de los 50:

………………………………………………………………………………………..

Retomamos la sección POR FAVOR, REBOBINAR con una sola consigna: ¿Cuáles son, para ustedes, las mejores películas (y/0 las más emblemáticas) que nos ha dado la década del 50? ¡Espero sus comentarios así en breve sumo una galería con todos los aportes! ¡Buen miércoles para todos! ¡Nos reencontramos, como siempre, mañana mismo!

………………………………………………………………………………………

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

Cuando te conocí

Al haber crecido en lo que diez años atrás todavía era un pueblo, ir al cine se convertía en todo un acontecimiento. Por lo general, tenía que viajar a Pilar o bien adaptarme a lo que fuera que estuvieran proyectando en el cine-teatro local. Debido a estas circunstancias, mi cinefilia se alimentó únicamente gracias al videoclub de la esquina y no fue hasta que terminé la secundaria que empecé a ampliar el panorama. Es por eso que mantengo muy vívido el recuerdo de mis primeras maratones, de ese deseo permanente de ver una película tras otra, sin prejuicios e incluso sin demasiados detalles previos, como si estuviera permeable a la novedad, y despreocupada por las decepciones. Supongo que eso se debía, en gran parte, a que tenía diecinueve años y no estaba dedicándole pensamientos a tópicos como la distribución del tiempo. Para nada: más bien disfrutaba de una suerte de tiempo eterno. Y no me cansaba. No me cansaba nunca. 2003 fue el año en el que más rápido incorporé conocimientos cinematográficos y uno de los años en los que más ingenuamente disfruté de las situaciones vinculadas al hecho de sentarme a ver una película. Y si lo recuerdo así de claro es porque también fue una época ligada a un primer noviazgo, y a una persona con la que podía pasar horas en una esquina de Callao y Corrientes a comer porciones de pizza, sentados en la calle, aguardando una nueva función del BAFICI.

Sidra en el catálogo del BAFICI 2003

El “cuando lo conocí a él” se emparenta con el “cuando conocí la ciudad”, “cuando conocí en profundidad el cine” y “cuando conocí lo que era ir a un festival”. Esa persona representa mi primer acercamiento a un universo cinematográfico al que hasta entonces no había tenido posibilidades de acceder. Por eso es que no me cansaba nunca. Porque quería absorberlo todo. Curiosamente, el episodio que más presente tengo es una salida nocturna al Cosmos donde se proyectaban en continuado producciones nacionales bastante heterogéneas, desde la desconcertante (girl) boy, pasando por la psicodélica Attack of the Killer Hog hasta la hilarante Sidra. El ciclo – apropiadamente denominado “Del crepúsculo al amanecer” – tenía sus desniveles, oscilaba entre films fácilmente olvidables u otros cada tanto traídos a la memoria (en mi caso, Sidra pensada como una de las mejores comedias nacionales, basada en la economía de recursos y una catarata de gags contundentes), pero el atractivo no residía en si era compacto o no. La nostalgia que hoy me produce escribir sobre él para responder a la consigna siempre provino de un mismo punto: el mencionado crepúsculo, una sala llena, películas que se proyectaban desde las diez de la noche hasta las cuatro de la mañana., intervalos donde uno se recomponía y el hecho volver a empezar. El cine una y otra vez, y yo pensando, a los diecinueve años, que no había nada que pudiera estar a la altura de eso. El cine una y otra vez, y yo pensando, hoy en mis treinta, exactamente lo mismo.

 ……………………………………………………………………………………..

 ► [ESCENA] Un fragmento de girl (boy), la película de Fernando Dominguez Sarmiento que también se proyectó en la sección “Del crepúsculo al amanecer” del BAFICI 2003:

………………………………………………………………………………………….

Este martes, dos consignas: ¿Qué películas asocian inevitablemente a una determinada persona? Puede ser una ex pareja, un amigo, un familiar, una pareja actual, etc.; por otro lado, quería saber si son nostálgicos llegado al punto de no haber podido ver determinados films por los recuerdos vinculados a ellos; y sí, hoy nos pondremos personales, nomás; como siempre, los leo; ¡buen martes para toda la muchachada!

………………………………………………………………………………………….

Y SI HABLAMOS DE RECORDAR…

 ……………………………………………………………………………………………..

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!