Hoy en Cinescalas escribe: Rocío Freire Castro
Cuando escuché a Mily en la presentación del libro de Cinescalas, dijo algo que me conmovió mucho. Al hablar de los posteos que más gratificación le habían dado en todo este tiempo que lleva el blog, mencionó que eran los que se sentaba a escribir con náuseas, aquellos en los que ya sabía de antemano que era realmente muy importante sacarse de adentro lo que iba a poner por escrito. Catárticos. Paradójicamente, contó que fueron los posteos que más le costaron escribir, justamente por revelar sentimientos muy personales y por el esfuerzo de traducirlos de la manera más fiel. Desnudarse de alma y pensamiento, para convertir a este espacio en mucho más que un blog de cine. Mientras ella contaba esta experiencia, yo pensé en una película: Jamás besada. Y ahí supe que ya sabía lo que quería contar en esta asignatura pendiente de colaborar en el posteo de los lunes.
Ok, no es una película de Stanley Kubrick, o de David Lynch, o incluso de Quentin Tarantino (mi ídolo máximo). No voy a hacerme la intelectual esta vez. Más allá de sus méritos cinematográficos, es la película de la que quiero hablar, porque no siempre las mejores películas son las que nos dejan esa huella indeleble que nos acompaña toda la vida. La primera vez que vi Jamás besada estaba en tercer año del secundario. Gordita, acomplejada, muy buena alumna e híper tímida. Pasé ese verano encerrada en casa viendo una película detrás de la otra, y leyendo todo lo que había en mi muy bien provista biblioteca. Ya pinté el cuadro, imagínense entonces el grado de identificación que tuve con el adorable personaje de Drew Barrymore. Quienes la hayan visto lo comprenderán; quienes no, espero convencerlos de verla. Sé que gran parte de la magia se debe a ese momento clave en que me llegó, pero que no se vio opacada por el paso del tiempo. La reveo a menudo, y siempre vuelvo a caer bajo su encanto psicodélico y noventoso, redescubriéndola.
La película cuenta la historia de Josie Geller, una periodista de veinticinco años que, como indica el título, nunca ha tenido el más mínimo contacto amoroso en toda su vida. En una jugada imprevista, su jefe en el Chicago Sun Times decide enviarla de encubierto al colegio secundario (aprovechando su apariencia súper aniñada) para averiguar cómo viven los adolescentes, encontrar alguna historia jugosa, y publicar así su primer reportaje de investigación (por favor obviemos el grado de verosimilitud de la premisa). Pasado el primer momento de euforia ante semejante oportunidad, todo el peso de la realidad cae sobre Josie al recordar la experiencia traumática que significó su paso por el colegio, etapa en la que, para empezar, sus compañeros la apodaban “Josie-Grossy” (“Josie-Sucia”). Sí, ella era un desastre desgreñado y mal vestido, con aparatos, y claramente una nerd.
Entonces revivimos con Josie esos momentos, sus miedos, el rechazo y las burlas constantes, y luego sus torpes comienzos de vuelta en el colegio para cumplir con su investigación, comienzos que parecen estar signados por la misma (mala) suerte de su adolescencia, hasta el momento de quiebre en que decide aprovechar esta segunda oportunidad para dejar de ser una loser (erase and rewind, ‘cause I’ve been changing my mind, I’ve changed my mind). Es la humillación máxima la que la golpea mientras Madonna canta “Like a Prayer” y la hace, por fin, reaccionar. Y también está el amor, claro. Más allá de los queribles y geniales personajes secundarios (la gloriosa Molly Shannon, un genial John C. Reilly, David Arquette, y una desconocida Jessica Alba), es Drew Barrymore con su candidez e inocencia la que nos hace enamorarnos desde el principio de esa hermosa perdedora en busca de una revancha. De esa segunda oportunidad que todos quisiéramos haber tenido para enmendar los errores y malos momentos de esa etapa tan determinante en nuestras vidas. De ganarse el amor y la admiración que años antes le fueron tan cruelmente negados. De pasar de ser la loser número uno a la chica más popular que logra conquistar al chico más codiciado, en ese juego de etiquetas que parecen serlo todo en el cliché de la secundaria norteamericana. Es Josie, escuchando esa desgarradora canción de The Smiths y rogando que esta vez sí, le toque ganar. Please, Please, Please, let me get what I want, this time.
Lo bello es que en esa transformación Josie no pierde el eje de quién es ella en verdad. Puede haber una confusión en medio de tantos cambios, pero cuando llega el momento, ella elige abrazar a su alter ego nerd, así como también a esos amigos tan losers como ella. Los que la integraron y recibieron desde un primer momento, cuando no era cool ni popular. Lo reconoce y lo incorpora a todo el aprendizaje que le trajo la experiencia. Cuando la fachada de su historia se cae y tiene que decir la verdad, se sienta en un sofá a escribir su nota y “contar de lo que sé”, con la esperanza de corregir un nuevo error. De no perder esa segunda oportunidad de amar. Y me la imagino con esas mismas nauseas de las que hablaba Mily. Es ella esperando un perdón, sola, parada en un campo de baseball. Es ella recibiendo ese primer beso mientras suenan las dulces voces de los Beach Boys, y todo lo demás se funde y diluye, porque ya nada más importa. Y todas la vemos y lloramos con ella. Porque todas, en algún momento de nuestras vidas, nos sentimos como Josie-Grossy, bailando con un vestido ridículo y soñando con un amor que nos dejó el corazón roto.
Por Rocío Freire Castro
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► [ESCENA]: ¿Quién podrá olvidar este momento de Jamás besada? Los invito a (re)verlo:
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¡Bienvenidos de vuelta muchachada! Comenzamos la semana con dos consignas: 1. Quienes vieron Jamás besada pueden explayarse sobre ella 2. Como le sucedió a Rocío con Josie, ¿con qué personaje de película se sintieron inmediatamente identificados y por qué? Arranco yo con (sí, sí, adivinaron) Tiffany Maxwell ¡Espero sus comentarios, se los extrañó!
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[OFF TOPIC] Muchachada, lamento anunciar que no hubo ganadores del concurso de los Emmys, dado que nadie acertó en todas las categorías (justo fue un año con muchas sorpresas); ¡ya vendrá otro concurso para que tengan revancha, no se preocupen! 😉
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—> La última vez escribió Florencia Giles sobre… FARSANTES
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