La mejor película para…recordar la adolescencia
En Submarine, de cara al agua, Oliver le insiste a Jordana: “ask me how deep the ocean is”. Ella responde: “shut up”. Él no se resigna: “come on, just ask me”. Ella pregunta: “¿por qué?”. Él le dice: “because I know the answer”. Después de un tironeo, ella cede (“how deep is the ocean?”) y él retrocede (“I’m not gonna say”). Ella se vuelve irónica (“I’m brokenhearted”) hasta que él afirma: “the ocean is six miles deep”. El “good” que emite luego Jordana es sucedido por una mirada cómplice y lo que una vez hablamos: el detenerse en el agua sabiendo que para caminarla hay que entenderla primero. O bien sucumbir al impulso adolescente. Abro esta nota sobre Dulce de leche – película de Mariano Galperín que también tuve la posibilidad de ver en el UNASUR Cine – recordando Submarine, porque a pesar del claro paralelismo que se puede trazar con Melody y su desprejuicio, su bienvenida actitud de rehusarse a dar explicaciones, el film protagonizado por Ailín Salas y Camilo Cuello Vitale tiene una gran cantidad de escenas donde abundan esos intercambios que en superficie parecen irrelevantes pero que terminan desembocando en acciones más profundas. Es decir, que Oliver le pregunte a Jordana que le pregunte y que ella pregunte sobre su pregunta y que él se niegue a responder su propia pregunta es un juego entre dos chicos (sí), es un tira y afloje proveniente de una pelea (también), pero a su vez es sintomático de otra cosa. Es un adolescente diciéndole a la chica que ama que le haga hablar sobre cosas que sabe. Para impresionarla. Para sentirse orgulloso. Para pararse a su lado de igual a igual. En consecuencia, la sonrisa de Jordana es una forma de desnudar su “no puedo odiarte”. Y así, no queda otra alternativa más que vislumbrar el futuro, inmediato o lejano, a corto o largo plazo. En Dulce de leche casi no hay peleas entre Luis y Anita, pero sí esas mismas conversaciones de tono lúdico, como cuando él, viendo que la directora del colegio es otro escollo más en su necesidad de disfrute del primer amor, sugiere hacerle daño. El chiste va y viene. Sabemos que no hablan en serio. Sabemos que mientras Luis mire a Anita con su remera de Bart Simpson, ella le va a sonreír y le va a quitar el peso a la situación conflictiva.
Dulce de leche le cierra las puertas (al menos hasta su desenlace algo precipitado) a cualquier posibilidad de desproporcionar lo dramático, incluso en circunstancias donde podría haber adoptado una postura sentenciosa, cargada de moralina. Dos adolescentes se enamoran y punto. Se enamoran tanto que cumplen al pie de la letra con esa suerte de axioma de que el mundo deja de existir cuando ellos se conectan, por medio de detalles que Galperín no necesita remarcar porque están ahí, los vemos y los absorbemos como eso, desde el momento en el que Luis y Anita intercambian sus remeras, desde el momento en que Luis y Anita se hacen probar el más rico dulce de leche, incomparable a cualquier otro, análogo al amor que los une. “Ya es tuya la voz con la que antes cantaba” dice una canción. La película de Galperín no pide disculpas, se envalentona hacia la más natural de las acciones (el entregarse a alguien) y si no desproporciona lo dramático, sí lo hace con lo verdaderamente importante: esos episodios adolescentes. Así, el campo de girasoles es, como ese “six-mile deep ocean” de Submarine, el lugar para besarse, darse la mano, caminar, abrazarse. Por otro lado, el primer encuentro sexual entre Luis y Anita está filmado con un bienvenido virtuosismo no tan presente en los trabajos previos de Galperín. La secuencia está cimentada en planos cerrados, en la superposición de las sonrisas de uno y otro, en el sudor de ella, en su cadenita atada al cuello, en la remera que él se saca, en (otra vez) la mirada cómplice cuando todo se acaba. Y cuando todo se reinicia. En gran medida gracias a las actuaciones de sus protagonistas, Dulce de leche irradia naturalidad, presura, gestos de amor inocente (mensajitos al celular, besos a escondidas, manos que se rozan con los ojos puestos en el cielo) y, especialmente, mantiene un respeto por lo que es un romance de la adolescencia, esos romances que no son inferiores a los de la adultez, ya que incluso en la adultez podemos encontrarnos sonriendo porque sabemos que los días son mejores desde que apareció alguien, entrando a escondidas por nuestra ventana, para instalarse en nuestro mundo. ◄
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► [TRAILER] Un breve delanto de Dulce de leche:
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¡Hola a toda la muchachada! Tres consignas para este viernes: 1. ¿Vieron Dulce de leche? ¿Qué les pareció? 2. ¿Qué otras películas y/o series sobre la adolescencia podrían sumar al post? 3. Por último, ya que estamos hablando sobre esa etapa, me gustaría saber qué recuerdos conservan de la adolescencia y qué películas tienen asociadas a ese momento de sus vidas; como siempre, los leo a todos; ¡buen viernes! ¡nos reencontramos mañana con una canción!
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La última vez hablamos sobre la mejor película para… SOÑAR DESPIERTO
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Concurso “Filmá tu propio videoclip”: Octava entrega
…y seguimos con Ennio Morricone nomás. Parece que, recordando el video de Mili de hace dos jueves atrás, es un compositor popular en esta sección. Por otro lado, les cuento dos cosas: 1. Quedan dos entregas más para este concurso y después los someteré a votación. Gracias a todos, realmente sobrepasó mis expectativas la convocatoria y ya estamos llegando al redondo número de diez producciones para el concurso. Por eso, muchas gracias nuevamente. 2. El video que van a ver a continuación fue concebido por Gabriel Fasano Posco quien, con las siguientes palabras, describe con precisión su trabajo. Los invito a leerlo y a ver lo que ha editado. Un saludo para todos.
La historia de este video se remonta a un año atrás aproximadamente, a partir de la idea de hacer un blog de cine. Simplemente para escribir sobre este maravilloso mundo y más bien como desarrollo personal que para otra cosa. Decidí darle una introducción a ese blog con un video que mostrara las grandes películas, personajes y actores que han formado parte indeleble de mi persona. Es así que al mismo lo llamé Films Of My Life, y al blog, The Dream Maker. Entenderán entonces el porqué del título. Como era de esperarse, el video terminó siendo de dos partes de trece minutos cada uno y conllevó un trabajo de seis meses de edición con más de quinientas películas en él.
Al video lo subdividí en temáticas generales con una canción de fondo en cada una, y eventualmente a pedido de unos amigos terminé publicándolas también de forma separada. Es así que surge “The Good Ones and The Bad Ones”. Un montaje sobre héroes, villanos, antihéroes y personajes que se debaten entre el bien y el mal. En muchos casos la venganza se presenta como motivación para sus acciones, es por eso que decidí elegir una canción que lograra brindar una tensión suficiente entre los personajes con lo cual pudiera unirlos y llevarlos a todos al mismo nivel. Y fue así también que recordé esos momentos de cruces de miradas y puro silencio, llevados adelante de forma perfecta sólo con un tema musical de fondo, que solían tener los films de Sergio Leone. La canción elegida fue “Man with a Harmonica” del grandísimo compositor Ennio Morricone, la cual aparece en el Spaghetti Western Érase una vez en el Oeste.
Asimismo, se puede decir que las escenas fueron encajando casi instantáneamente en el video, más por merito del propio tema de Morricone que por el mío. En cuanto a la introducción, tiene un sentido básico en esta edición que hice. Estos personajes, sus motivaciones y acciones sobrepasan y van más allá de lo que John Wayne llama apropiadamente “Law Books”. Aquí la única regla que se respeta es la del arma, y el victorioso será uno solo. Espero que lo disfruten, y mis agradecimientos totales a Milagros, quien me dio la oportunidad de mostrar este video a ustedes, cinéfilos de sangre como yo. ♦
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► [VIDEO] “The Good Ones and The Bad Ones” x Gabriel Fasano Posco:
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► [LISTA DE REPRODUCCIÓN] 70 temas cantados por intérpretes masculinos, ¡a escuchar y disfrutar!:
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Nuevamente tres consignas para este jueves 1. Los invito a comentar el video que envió Gabriel para el concurso 2. Asimismo, y siguiendo la temática de dicho video, me gustaría que mencionemos los villanos del cine (y las series, porque sé que lo piden) que amamos odiar 3. Por último, y para la playlist de cada jueves, esta vez la idea es sumar los mejores intérpretes masculinos de la música, siempre desglosando canciones para armar la lista de reproducción correspondiente; ¡espero sus aportes muchachada!; nos reencontramos mañana, por supuesto 😉
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El cine bajo la mirada de…Gustavo Garzón
Lucero (Mora Arenillas) mira de reojo los planes arquitectónicos de su papá Leandro (Esteban Lamothe) y le pregunta en qué consisten. Él la mira, le responde, y la incita a dibujar, una de las pocas actividades que ella parece disfrutar realmente. En esa escena de Por un tiempo, ópera prima del actor Gustavo Garzón que obtuvo dos premios en el festival UNASUR Cine (entre ellos, a la joven revelación que es Mora), están concentrados todos los tópicos de la película: una paternidad recién descubierta, una incomodidad de la que de a poco se va saliendo y, muy en especial, la sencillez para mostrar cómo un vínculo puede fortalecerse cuando la honestidad pasa a estar en primer plano. Sobre todo eso (y bastante más) tuve la posibilidad de hablar con el realizador, quien hizo su debut en cine sorteando una serie de obstáculos y arribando a un resultado tan sutil como efectivo.
Permitime empezar diciendo que me llamó mucho la atención que elijas como compositor de tu película a Fernando Cabrera, un músico al que admiro, ¿cómo fue esa decisión?
Cómo llegué a esa decisión y todo lo que pasó después es como para hacer una película aparte. En realidad, yo no lo conocía a Fernando. Esta película es una co-producción con Uruguay y el co-productor de ese país es Daniel Hendler. Cuando llegó el momento de la filmación, la idea era poner elementos uruguayos. Daniel me dijo que me quería recomendar un músico que era un verdadero genio y, como le tengo mucho respeto, acepté sin siquiera indagar; muy arriesgado lo mío. Después fui a verlo a Fernando a Montevideo y me resultó un hombre encantador. Le di el guión y le encantó, entonces le mostré la primera versión en crudo de la película que era de tres horas, larguísima. Se emocionó con lo que vió y me pregunto si tenía alguna pauta, pero me pareció que tenía que componer lo que sintiera. Cuando llegó el momento de mandarme la música no me gustó nada y no sabía cómo decírselo (risas). Se la hice escuchar a otros amigos que también opinaban que no iba con la película. Me había mandado dieciséis temas, entonces le comenté que solo un porcentaje me servía y él se iba deprimiendo cada vez más (risas). Encima es un genio, venerado en Uruguay, yo me sentía que no sabía nada de música al decirle eso. Muy incómodo todo. Después él volvió a trabajar en la música, yo volví a viajar a Montevideo para verlo, hasta que un día me llama para decirme que no la podía hacer, que me olvide de él, algo que lamenté mucho porque además nos habíamos hecho amigos, Fernando es una persona muy querible. Entonces me puse a buscar un músico argentino. Finalmente hablé con Gastón Duprat [N. del E.: el co-director de El hombre de al lado], quien fue mi consejero durante todo el proceso. Llegué un día confundido a la casa, le dije que tenía que terminar la película y que faltaba la música. Él la escucho y remarcó esto: “¿pero qué decís? esa es la música de la película, con cuatro temas la terminás, es moderna, la música justa que necesita”. Entonces se ofreció a editar los fragmentos con las canciones, lo vi y me terminó resultando hermosa
Es que la composición de Fernando es muy acorde a la temática de tu película, por eso me sorprendió que no te gustara al comienzo…
Claro, ¿es que la moraleja cuál es? Que la película que pensé al comienzo, y la música que iría con ella, eran otras y totalmente diferentes. Cuando la filmé me salió otra cosa, entonces me quedé enganchado con la música de la película que yo había escrito y no con la música de la película que yo filmé. Me costó mucho verla y amigarme, hasta que pude hacer el click pasó un tiempo largo. Justamente fue Cabrera quien entendió el tipo de música que la película necesitaba
¿Cuáles son las diferencias entre la película que querías hacer y la que finalmente salió?
Terminó siendo un poco más moderna, la primera era un tanto empalagosa, quizás más convencional. El cambio también tuvo que ver con el hecho de encontrarme con los actores. Esteban Lamothe le imprimió algo muy particular a su actuación, yo me dediqué a seguirlo durante toda la película, de algún modo me dejé llevar porque me gustaba lo que hacía, él tenía sus tiempos y yo trataba de no molestarlo con pautas. Por eso fueron sus tiempos los que le dieron otro ritmo a la película, lo mismo el proceso de montaje
Es que entran en juego los imprevistos, como la música de Fernando o la actuación de Esteban, que indefectiblemente alteran el proceso
Sí, totalmente, por eso hay que estar abierto, un poco como en la vida, a que las cosas cambien y no quedarse aferrado a cómo uno quiere que algo sea sino a dejarse llevar por lo que algo es. Así me di cuenta de que la película era mejor de lo que yo quería. Por ejemplo, al comenzar la filmación, el productor me decía que tenía que ver el material diario y yo me rehusaba, no me gustaba ver lo que hacía. Hasta que cumplimos veinte días de rodaje y me dio todas las tomas y las vi y no podía creer que yo las hubiera hecho (risas). Me gustó encontrarme con eso, entonces me relajé y me empecé a equivocar (risas)
Es todo prueba y error…
Sí, es todo prueba y error. Por eso fue una experiencia divertida. Yo quería disfrutar el proceso. Me costó mucho llegar al momento de filmar y no quería pasarla mal en ningún minuto del rodaje, no quería enojarme con ninguna situación
¿Cómo fue el hecho de encontrarte con aspectos técnicos con los que no estabas familiarizado?
Tuve consejeros, montajistas, aunque en la filmación me dejaban bastante solo porque en el apuro era yo quien tomaba las decisiones. Pero siempre contaba con Gastón Duprat. Por un tiempo me llevó ocho años de escritura y cuatro meses para rodarla y editarla. Yo nunca había dirigido, sí sabía de escritura, de actuación, de dirigir actores, pero se me precipitaron muchos los tiempos, entonces en un principio pensé en co-dirigirla. Cuando llegó el momento de decidir ciertas cosas, me di cuenta que no había presupuesto para dos directores, entonces me embarqué en el proyecto solo. El día previo a empezar a filmar fui a la casa de Gastón y le conté sobre la primera escena que tenía que rodar y él me sugirió un plano secuencia. “Vos asegúrate de tener la toma, de no perder de vista a los actores” me dijo. Y así fue. Después me solté y empecé a hacer muchas más tomas de las previstas y a disfrutar de todo
¿Qué parte de todo el proceso de realización te gustó más?
El montaje. También el descubrir lo que es mirar lo que estás filmando. Empecé a entender el tema de los colores, la proporción, los lugares donde poner la cámara y cómo varía todo, lo que cuenta cada decisión. Me entusiasmé mucho durante el rodaje, no veía la hora de estar a las ocho de la mañana ahí, todos los días
Al haber pasado tanto tiempo escribiendo el guión, ¿te costó desprenderte de la película una vez terminada?
No tanto, el bajón llego cuando duró nada más que cuatro días en cartelera [N. del E.: Por un tiempo se estrenó el 24 de abril]. Estaba ilusionado por distintas cosas, los periodistas que me entrevistaron habían hablado bien de la película, yo había hecho una pasada previa con amigos y todos eran muy elogiosos. Hice notas, salí en tapa, pero cuando vi que el destino de la película fue el mismo que el de muchas producciones de bajo presupuesto me deprimí un poco. Por eso rápidamente empecé a escribir otra, porque no quería quedarme enganchado con eso sino con lo feliz que fui haciéndola. Pensé “voy a hacer otra, no me importa”. Descubrí que me hizo muy bien filmar, porque como actor estoy medio renegado, y esto me puso de mejor humor, me siento más luminoso, no quiero ser tan oscuro…
De hecho, la película no es oscura aunque podría haberlo sido…
No, no es oscura para nada, nunca quise que lo fuera. Personalmente estoy en una actividad que me interesa, que me mantiene activado, motivado, me vuelvo mejor persona de algún modo, me llevo mejor con la gente, con los afectos, con el mundo, eso se percibe en la película misma
Incluso eso mismo sucede en la historia: Leandro y Lucero se relacionan mejor como padre e hija a través del arte
Si, el quiebre en la película se produce cuando ellos pueden constituir la relación a través de la verdad. La verdad es lo que cura. Todo lo que es ocultamiento termina enfermando a la gente
¿Cómo llegaste a Mora Arenillas?
Fue muy difícil. Yo no quería una chica actriz sino a alguien no profesional. Hice un casting y vi como cien actuaciones, pero ninguna me llegaba, todas las chicas lo hacían bien, decían correctamente la letra pero sentía que no pasaba nada. Hasta que descubrí a Mora un día, la sentí rarísima, y justamente yo necesitaba a alguien que tuviera algo diferente…
Además Mora tiene muy pocas líneas de diálogo, todo recae en lo gestual, debió haber sido aún más complejo para ella…
Fue muy difícil, sí. Cuando apareció Mora le pregunté qué opinaba del guión y me dijo algo que me impactó de entrada: “el padre no se deja querer”. También llegó con el pelo como tapándole la cara, era rara, me quedé impactado al filmarla. No podía sacarle los ojos de encima, es una persona muy especial, muy sensible
¿Cómo fue la elección de Esteban?
En realidad, Daniel Hendler iba a interpretar al personaje de Leandro, sobre todo porque el guión original viraba más hacia la comedia; pero le salió protagonizar Graduados entonces no pudo ser. Después me recomendaron El estudiante y quedé impresionado por Esteban. Mi facilidad siempre fue la comedia, tanto para escribir como para actuar, lo que más me cuesta es profundizar, incluso en la vida. Entonces le saqué al guión todos los elementos de comedia para dárselo a Esteban limpio de eso. Fue su llegada lo que le dio a la película una cierta profundidad y me obligó a plantarme como director de otra manera. Me readapté a Esteban
Los registros que manejan Daniel y él son totalmente diferentes
Absolutamente, por eso me siento muy orgulloso, no solo de su trabajo sino del de todo el elenco. A Esteban no necesité explicarle mucho, le di el guion y él fue lo suficientemente inteligente como para actuar a partir de eso, sin demasiadas pautas, es un gran actor, solo había que decirle a qué hora llegar y agradecerle cuando terminaba la jornada
Se trata de depositar confianza, en definitiva
Toda la confianza, incluso en los momentos en los que me puse más exigente, cuando tuve episodios de dificultad, todo siempre se habló con respeto. Además todos veníamos de escuelas distintas, pero yo conocía el ritmo de la película, entonces les insistía en el tema de aprenderse bien los diálogos, porque la única manera de conocer el ritmo es manejando en profundidad el texto
Otro detalle que me gustó mucho fueron los títulos de crédito
Eso también fue obra de un uruguayo, un artista plástico, yo buscaba una cosa infantil, ingenua, naïf, y él tenía ese estilo, le dije que los hiciera como más le gustaran, un poco como pasó con Cabrera
¿Y ahora se viene la segunda?
Sí, esta película ya cumplió su recorrido de alguna manera. Mi segunda película es distinta, somos tres guionistas ya que no tenía ni la voluntad, ni la fuerza, ni el tiempo para escribirla solo, necesitaba energía nueva. Es un film más complejo, más político, uno de vínculos, también relación padre e hija, pero ubicado en un marco sociopolítico fuerte, en una Argentina muy convulsionada. Es una suerte de indagación en el comportamiento político de los argentinos
Por último, quiero decirte que me encantó el plano final de Por un tiempo, sutil, sin necesidad de subrayar la nueva etapa de Leandro y su hija, ¿siempre se pensó en mostrarlo a él solo en el balcón?
No siempre fue así, yo estaba un poco conflictuado con el final, no sabía si mostrar a la familia junta, pero para Gastón había que hacerlo más seco, con el personaje de Leandro solo
Sí, además él ya venía siendo mostrado en el balcón solo en otros momentos
Exacto. La idea fue la de un final abrupto que no diera tantas respuestas. Me gustaba eso. Che, ahora que lo pienso…las partes que más te gustaron de la película no son mías, ¿viste? El plano final de Duprat, la música de Cabrera… (risas)
(risas) No, no es así, me gustó toda, lo prometo. ♦
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► [TRAILER] Algunas imágenes de Por un tiempo:
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► [DE YAPA] Fernando Cabrera interpreta “Puerta de los dos” en una hermosa versión acústica:
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¡Hola a toda la muchachada! Una consigna para el día de hoy: ¿Cuáles fueron las interpretaciones infantiles del cine que más los han deslumbrado? Empiecen a dejar sus aportes así volvemos con las galerías recopilatorias; ¡los leo, como siempre! Que tengan un excelente miércoles 😉
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[OFF TOPIC] Dejo mis felicitaciones a Enzo Francisco Giannotti por ser el ganador del concurso “Definí una película con un adjetivo” (¿su idea?: The Artist: (…) ); Enzo, en breve te escribo para ver qué serie te gustaría sumar a la videoteca; ¡gracias al resto por participar!
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La última vez vimos el cine bajo la mirada de… MATT PORTERFIELD
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Concurso “Definí una película con un adjetivo”
Como les había contado, la semana pasada estuve en la segunda edición de UNASUR Cine (el Festival Internacional de los países miembros de la Unión de Naciones Suramericanas), que se llevó a cabo en San Juan. Voy a ir desglosando la experiencia en la mayoría de los posts de esta semana, ya sea con críticas de las películas exhibidas que más me gustaron como con entrevistas a sus realizadores. Sin embargo, la idea de hoy es la de volver a los posts lúdicos y este se encuentra relacionado con el mencionado festival. En reiteradas charlas con un colega entre función y función, él siempre se ocupaba de definirme la película que yo estaba por ver con un solo adjetivo. Ese intercambio (o mi recepción de sus observaciones contundentes) se terminó convirtiendo en un chiste recurrente y, al mismo tiempo, en algo casi inobjetable, básicamente porque siempre acertaba con las descripciones. Un caso fue el del film De martes a martes, dirigido por Gustavo Triviño. El adjetivo que empleó el colega en cuestión fue “polémico”. Yo: “¿Por qué?”. Él: “por algo vinculado a la moral del protagonista y no voy a decir más”. Hizo bien. De hecho, creo que este fue uno de los pocos festivales cuyo catálogo no quise mirar con detenimiento para sumarle el factor sorpresa a las proyecciones. Y él tuvo razón en cuanto a lo de polémico, ya que estamos hablando de una película que aborda un tema ríspido con una ideología susceptible a reacciones adversas que, sobre el final, termina dando un giro sin plantarse en ninguna vereda. En ese aspecto, es extremadamente perturbadora, como también lo es ese tono implosivo (que viene de y va hacia el protagonista, un extraordinario Pablo Pinto) con el que pone sobre la mesa situaciones que, tanto para sus protagonistas como para los testigos, conllevan responsabilidades y simultáneamente un alto grado de indiferencia. Por lo tanto, pensé que, al haber quedado vacante el premio del concurso de los Emmys, era una buena idea hacer otra convocatoria apelando a su poder de síntesis. Definir una película (o más de una, las que quieran, las que elijan) con un solo adjetivo. Eso haremos hoy. Pueden comenzar. ♦
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► [TRAILER] Un adelanto de De martes a martes:
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La premisa del concurso es simple: Elegir la cantidad de películas que quieran y definirlas con un solo adjetivo (que puede existir o puede ser uno inventado y/o combinación de dos); la definición más original será votada por ustedes respondiendo debajo del aporte en cuestión; el ganador, al haber quedado vacante el premio de los Emmys, se llevará justamente una temporada de su serie favorita (tienen todo el día de hoy para votar); ¡bueno muchachada, a inspirarse! ¡buen martes para todos!
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[OFF TOPIC] Muchachada, por favor no se olviden de enviarme al mail la foto del libro de Cinescalas en sus bibliotecas (y en lo posible, con sus caras en la imagen 😛 ); el domingo sale post especial con todas ellas, ¡gracias a todos, hay tiempo hasta el viernes!
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