Pasando en limpio

Suelo leer muchos blogs. En realidad, no solo por los textos en sí mismos sino también porque me interesan los pormenores de la plataforma y el funcionamiento interno que cada uno de esos blogs tiene. Es un tema que me apasiona. En relación a esto, frecuento mucho el sitio Awards Daily, donde escribe mi amigo Craig Kennedy, a quien ya pudieron leer por acá. Ese espacio es propulsado por una mujer: Sasha Stone. Su línea editorial está siempre muy marcada. Sasha suele hacer cosas como escribir tres posts sobre Gone Girl en una misma semana (un tanto excesivo, para mi gusto) o citar The Social Network cuando parece improbable que eso tenga lógica (algo que celebro). Esa actitud que por momentos la enceguece a la hora de escribir es lo que genera que su sitio tenga un alto porcentaje de comentarios detractores. Me lo he preguntado (y se lo he preguntado): ¿cómo hace para tolerarlo? La conclusión no es otra que el hecho de que su sitio es un ámbito de catarsis donde los comentaristas dialogan entre sí y ella decide no estar presente en los comentarios. Escribe, publica y el feedback es aportado por los receptores sin su retroalimentación. ¿A qué viene todo esto? A que la sumatoria de comentarios agresivos que se pudieron leer en Cinescalas estas últimas semanas a mí, María Milagros Amondaray, sí me afectan, me molestan, me hacen mal. No tengo que aclarar demasiado la razón. Este blog, con sus particularidades, es un blog atravesado por lo personal donde yo elijo estar activa en los comentarios para sumarme a ellos, para responderlos, para aprender de lo que aportan. En síntesis: porque no escribo solo para mí, escribo para que se genere un ida y vuelta. Esa decisión, lógicamente, ha provocado un efecto dominó que hizo que Cinescalas, en sus ya casi cinco años de vida en la web, opere como una suerte de familia que puede disentir pero cuyo disenso se resuelve de manera amena, dando vuelta la página al día siguiente e incluso recordando ciertas fricciones desde un costado cero impostado y bastante humorístico (toda una anomalía para un blog, se los aseguro). Por lo tanto, el hecho de que yo me encuentre con la comunidad diariamente, con esta familia virtual, hace que quiera seguir preservando ese marco en el que nos movemos, porque además soy quien se ocupa del mismo todas las semanas y es mi responsabilidad. Mi elección, poniendo a Sasha como contrapunto, es la de hacerme un café, sentarme a leerlos y tratar de responder los aportes uno por uno (no adhiero a lo impersonal o a la respuesta “por compromiso”), lo cual indefectiblemente hizo que este blog y mi propia vida estén en permanente unión, ampliando mi universo notablemente gracias a todas las personas que conocí por este medio. No voy a especificar cuáles recientes comentarios fueron duros, inmerecidos y de un grado de ofensa que me alarma. Solo voy a decir lo siguiente: nunca me pasó, hasta hoy, el no sentir ganas de escribir acá. El clima enrarecido que generaron esos comentarios me llevaron a hacer algo que consideraba innecesario: editorializar pidiendo respeto. Por lo tanto, este post (que originalmente iba a estar destinado a una charla sobre Foxcatcher) funciona como eso, como un pedido de respeto. Y agrego algo más. Me parecía apropiado pasar en limpio lo que sucedió y lo que espero no vuelva a suceder. Si hay que bloquear a alguien que agrede, lo voy a hacer incluso ya sin avisar (me cansé de avisar), y si hay que eliminar comentarios que concentran insultos (directos o indirectos), también lo voy a hacer. A fin de cuentas, tienen muchísimas otras ofertas donde descargar sus pensamientos, no pierdan el tiempo acá. Lo demás, estimo, ya lo saben. No me considero una persona intransigente sino alguien que intenta, desde su modesto sitio, darle voz a personas de distintas edades, contextos, sensibilidades. Seguiré llevando adelante este lugar reavivando esa postura porque este lugar es, en gran medida, un hogar para mí. Y lo cuidaré en consecuencia. Gracias por leer. Nos reencontramos mañana con un podcast. Mientras tanto, aquí abajo les dejo el cronograma de posts, alterado por la cobertura de los Oscars (para acá y para LN), mi viaje a Rosario para presentar No estás solo en esto y la cobertura en marzo del festival Pantalla Pinamar. Hasta mañana, muchachada. Lamento mucho lo sucedido.

► CRONOGRAMA DE ACTUALIZACIÓN DEL BLOG:

michelzbinden.com

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Birdman o (la legitimación de la ignorancia)

Hoy en Cinescalas escribe: José Tripodero

*Atención: se revelan algunos detalles del argumento

Muchos teníamos la presunción de que esta nueva película de Alejandro Gónzalez Iñárritu se iba a desprender del resto de su filmografía, es decir, de aquellos lugares miserables en los que ubicaba a sus criaturas, haciéndolas atravesar el peor de los infiernos. Nada más errado. Birdman es la hiperbolización de los motivos del cine del mexicano, en el cual su tema es sin dudas la misantropía. Su comienzo no puede augurar más que una confirmación de ese aire pretencioso que se esboza en el título completo: Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) porque se ve caer un cuerpo celeste, una situación que no parece tener un enlace con el resto de la película, es una suerte de prólogo metafórico de la carrera del actor Riggan Thomson (Michael Keaton). ¿Quién es Riggan Thomson? Un actor que busca la legitimación artística que borre su pasado de actor de Hollywood encasillado en una trilogía sobre un superhéroe llamado Birdman, y ese intento es a través de una representación en Broadway de la obra What We Talk About When We Talk About Love de Raymond Carver.

Luego del prólogo comienza el virulento viaje envuelto en el papel celofán del plano secuencia, más bien la película en lo retórico es visualmente un puñado de planos secuencia, que unidos entre sí generan un efecto sensorial de una película realizada en una sola toma. La cámara sigue a Riggan Thomson por los pasillos, los recovecos, el escenario y demás lugares del teatro, en su primera parada se topa con el ensayo de una escena de la obra. Uno de los actores se ve extralimitado en sus facultades, sobreactuando su papel, la respuesta a ese lugar común de la profesión es un farol que le cae accidentalmente en la cabeza, dejándolo inconsciente. Con una mirada en picado de tal circunstancia, Iñárritu materializa su preconcepto sobre la labor del actor en general, no hay una construcción de comicidad, tan solo un castigo. La presión de Thomson es cada vez mayor, su trabajo no se limita a actuar en la obra porque también la produce y dirige.  Lejos de presentar un panorama bajo el signo de la farsa o de una comedia sobre el detrás de escena de una compañía teatral, Iñárritu se esfuerza en acomodar un maremoto rancio de prejuicios sobre el papel del arte y de todos sus involucrados, sin importar ni diferenciar los espacios: Hollywood o Broadway, da lo mismo. Su tesis sobre los espacios y las disciplinas artísticas no buscan probar nada porque Iñárritu no reflexiona ni crítica: le arroja las ideas por la cabeza al espectador, todo ya masticado. La muñeca de la farsa la tienen aquellos que se desprenden del tono ultraserio y dan paso al humor autoconsciente, un ejemplo de ello es Bowfinger (Frank Oz, 1997) que ofrecía una parodia inteligente de la escena hollywoodense por conocer la industria, o sea cumplía con la primera regla de la deconstrucción: saber la composición de los materiales que tuerce, rompe o subvierte. La antítesis de aquella maravillosa película es el trabajo del director de 21 gramos. En la escena posterior a la caída del farol sobre uno de los actores, Riggan y su productor-abogado-mejor amigo (Zach Galifianakis) discuten sobre quién va a ser el reemplazo, mientras el primero tira nombres potables de actores famosos como Woody Harrelson, Michael Fassbender y Jeremy Renner, las respuestas son las películas que involucran a ellos en sagas de superhéroes o destinadas (a priori) al público adolescente. El final de la discusión es: “¡Maldición! ¿Lo agarraron a él también?”, dice Riggan refiriéndose a Renner al descubrir que tiene un papel en The Avengers. Los diálogos entre ambos personajes solo denotan una ofensa al cine de superhéroes, no hay un uso de la retórica oral para generar sentido, mucho menos para argumentar sus ideas al respecto. Hay un reduccionismo irritante del género cuando el personaje de Birdman (que no para de atormentar al pobre protagonista con su voz en off durante toda la película) aparece en cuerpo y alma para acompañarlo a Riggan en la calle, de su mente sale una bestia que libra una pequeña batalla con explosiones, de la que nos parece decir que los superhéroes se limitan a la vacuidad de explosiones y demás efectos de CGI porque son carentes de inteligencia.

La humillación parece ser una de esos círculos del infierno que atraviesan todos los personajes, no solo de esta película, sino de toda la filmografía de este director. El padecimiento lo viven todos, nadie se salva, incluso la odiosa crítica de teatro. Sí, hay una mirada igual de hueca para la labor reflexiva e intelectual porque Iñárritu descree de la dialéctica entre producción y reconocimiento, entre artista e interlocutor reflexivo, según su visión no puede haber un momento superador que los una. La escena del bar entre ambos personajes, batiéndose a un duelo de prejuicios será la tristemente célebre de toda la película, la cual es imperativa de analizar a fondo sin ignorar cada uno de sus momentos. Riggan se le acerca a la crítica con una nota que Raymond Carver le dejó cuando él era un estudiante de actuación: “Esta nota me la dejó veinte años antes de ponerme el traje”, haciendo alusión a que Carver veía en él talento auténtico antes de que el acto se contaminase con el cine de Hollywood. La mujer lo ignora y le dice: “No importa. Voy a destruir tu obra”. El patetismo del actor le lleva a preguntarle: “¿Te hice algo? ¿Te ofendí de alguna manera?” y en ese instante ella desembucha un discurso añejo, que podría ser originario de la época del historiador renacentista Giorgio Vasari, al decirle: “De hecho lo hiciste. Tomaste un teatro que debió usarse para algo más valioso” y remata con: “Voy a hacer la peor crítica (…) porque odio lo que representás… niños malcriados, odiosos sin preparación, incapaz de producir arte de verdad, dándose premios unos a otros por caricaturas y pornografía, midiendo su valor en fines de semana. Esto es el teatro, no podés pretender escribir, dirigir y actuar tu propia obra sin pasar por mí primero. Así que mucha suerte.”

Por un carril, el personaje de Riggan es el receptor de semejante dardo pero por otro es la profesión de la crítica la víctima del daño colateral. Es por eso que Riggan le arranca de la mano a la crítica una nota que estaba escribiendo y comienza a leerla en tono burlón, deteniéndose en los adjetivos para definirla como alguien que simplemente le pone etiquetas a todo. El final de la escena es la reconfirmación del patetismo: “Esta obra me costó todo”, dice Michael Keaton con la dosis más elevada de sobreactuación posible (un registro en el que se inscriben todos los actores de Birdman), mientras la sobriedad de la gran Lindsay Duncan (la única en salvarse) contesta sin levantar la voz: “Voy matar a tu obra”. Todas las aseveraciones no pertenecen al mundo actual de la crítica, ni aquí ni en Estados Unidos, todo es falso y ni siquiera los críticos más avezados como lo eran Pauline Kael o Andrew Sarris -por citar dos iconos de corrientes opuestas- podían permitirse pensar que eran los mandamases de una escena artística, que por ellos debían pasar los artistas para ser legitimados como hombres y mujeres pertenecientes al cinema qualité. La lectura que se puede hacer de esta escena no puede comprender una linealidad más que recta, no hay –nuevamente- humor de ningún tipo, ni sarcasmo ni ironía, tan solo una exhaustiva articulación de palabras humillantes, elegidas quirúrgicamente para lastimar. Iñárritu cree que es cool cuando en realidad sus diálogos destilan aceite usado –peor aún- que ya nadie usaría, porque pensar que una sola persona puede ser tan influyente de cerrar una obra o de destruir una película es poco menos que una burla a la capacidad intelectual del espectador. La imagen de los interlocutores para el director (ya a esta altura le cabe la misma responsabilidad a los otros dos guionistas) es la del prejuicio, la del desconocimiento de la disciplina, tal como sucedía con el cine de superhéroes que tan mal resumía en una explosión sin sentido.

Dentro de la diégesis, la escena del bar es un acontecimiento porque resulta ser el fósforo que se enciende antes de ser arrojado una chimenea. Riggan toma la decisión final, no hay vuelta atrás, solo le queda –literalmente- una bala para lograr su ansiada legitimidad en el arte. El final de la obra, que termina con un disparo, es subvertido al cruce de la realidad en territorio de la ficción, nuestro héroe se dispara en la cabeza, mientras los espectadores tenemos de frente la reacción de un público que aplaude, menos la crítica, quien aguarda sentada unos segundos y luego sale disparada, viéndosela salir en un costadito del cuadro. Iñárritu no se animó a darle su estocada miserable y letal a su criatura protagonista. ¿Acaso tuvo piedad? No, en absoluto, simplemente le dio una transfusión para mantenerlo con vida y someterlo a un último círculo de humillación. Su tiro terminó con su nariz pero no con su vida, y ya en el hospital vemos la coronación de su acto, el público y la crítica lo aclaman. La gente deja velas encendidas orando por su recuperación y la “malvada” crítica escribe un artículo eufórico cuyo título es: “La inesperada virtud de la ignorancia”, en la que dice que el trabajo de Riggan Thomson creó una nueva forma de arte llamada: “superrealismo”. Tan pueril y pobre es la capacidad del director para construir humor que no hay forma de reaccionar ante semejante discurso, es decir no podemos discernir si enunciativamente es un acto de metacrítica feroz o sí es una burla ingeniosa (un tono que sería inédito para esta película). Ninguna de las dos cosas al parecer. Es, sí, la desazón de Riggan Thomson, quién tiene al mundo a sus pies con posibles funciones en Londres y París más la transposición al cine de su adaptación teatral y la credencial que lo convierte en un hombre del arte más puro, otorgado por la crítica. Es el mensaje prejuicioso de siempre: solo los actos extraordinariamente truculentos despiertan multitudes y provocan una reverberación en la crítica (la etiqueta “superrealismo”). No es casual que aparezca como escena de transición (entre el disparo y el hospital) la caída del cuerpo celeste que veíamos al inicio del film porque el héroe está a punto de estrellarse nuevamente y esta vez para siempre ya que descubre que al final la insatisfacción no revoloteaba en su ser por la ausencia de pertenencia de un estatus sino por una identidad negada. Así es que Birdman sale volando ante la mirada atónita de su hija. Fin.

Birdman es canchera por mostrarse virtuosa en el uso de los artilugios nobles del cine al usar el efecto “plano secuencia” durante todo su metraje pero es vacua para construir sentido, no sabe de tonos ni de perspectivas mucho menos de ligerezas porque solo vale la ambición de intelectualismo en cada uno de los diálogos y situaciones, por eso resulta paradójico que su chatura discursiva tenga el sustento del prejuicio para todos: actores, público y críticos, todos ellos articulados. Resulta inevitable compararla con Whiplash, una película que conoce su terreno porque el jazz en la película de Damien Chazelle suena genuino y cumple una función dramática desde los títulos de apertura, en contraposición a la batería superficial de la banda sonora compuesta por Antonio Sánchez, a la que Iñárritu la incorpora para presumir su (supuesto) perfil de auteur, pero le pone imagen al meter en el cuadro -cada tanto- a un baterista en los pasillos del teatro, mientras los personajes se desplazan. Tan solo en esa idea encontramos la pobreza intelectual de un director celebrado por regodearse en la miseria y mostrarnos que el mundo está cada vez peor. No hace falta decir que para esto no necesitamos gente como Alejandro González Iñárritu.

 Por José Tripodero

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► [ESCENA] Emma Stone y Michael Keaton en Birdman:

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► [DE YAPA] Alejandro González Iñárritu analiza una de las secuencias de su película:

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¡BUEN COMIENZO DE SEMANA PARA TODA LA MUCHACHADA! Para el día de la fecha tenemos una única consigna: los invito a dejar sus impresiones sobre Birdman; ¿les pareció una genialidad o no les terminó de convencer? Sus opiniones son más que bienvenidas en este post; PD/CRONOGRAMA SEMANAL: Como muchos están vacacionando o disfrutando el finde largo, decidí mover el post de Foxcatcher al miércoles para que se pueda debatir mejor, el jueves habrá un podcast pre-Oscar con mis predicciones y el viernes un texto sobre Top Five de Chris Rock; de este modo, el post de José queda en home por dos días por si alguien se lo pierde hoy; hechas las aclaraciones, ¡el miércoles nos vemos!

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—> La última vez escribió Tais Gadea Lara sobre… VIRUNGA

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Concurso Oscars 2015

Seamos sinceros: este año nadie tiene idea de lo que va a suceder. Con cada entrega de premios que se lleva a cabo, las predicciones cambian radicalmente. Boyhood obtuvo el Globo de Oro, el Critic’s Choice y el BAFTA. Por otro lado, Birdman ganó en la trifecta más importante: el SAG, el PGA y el DGA (acaso la mayor sorpresa de toda esta temporada de premiación). Asimismo, en la categoría de mejor actor Eddie Redmayne resurgió con el apoyo del Sindicato de Actores y también del BAFTA, justo cuando Michael Keaton parecía imbatible. Y si nos metemos de lleno en las categorías de mejor guión original y mejor guión adaptado, ahí puede pasar cualquier cosa. ¿Conclusión? Buena suerte en este concurso, porque la van a necesitar 😛 – ¿Cómo son las reglas? Al igual que cada año, tienen que hacer en este mismo post, y con tiempo hasta el viernes 20, sus predicciones en las categorías que dejo más abajo. ¿Quién gana? Quien acierte en todas esas categorías. Si más de una persona logra ese cometido, entonces habrá un premio para cada uno. ¿De qué premio se trata? De un DVD y un CD a elección. Desde ya, agradezco la paciencia de quienes me siguen esperando para la entrega de algunos premios; como saben, es algo que sale de mí y a veces me cuesta (en todo el sentido del verbo) ponerme al día con los receptores. ¿Cuándo daré a conocer al ganador del concurso? En el post de los Oscars del lunes 23, donde habrá un texto con el balance de la ceremonia y un podcast alusivo, como hicimos en el 2014. Por lo pronto, les dejo este post no solo para que hagan sus predicciones en relación a quienes van a ganar sino también para que cuenten quiénes son esos nombres/películas que a ustedes les gustaría ver recibiendo un Oscar el domingo 22. Sin más preámbulos, les deseo suerte y los veo nuevamente el lunes con un post sobre Birdman. Hasta entonces. 

CATEGORÍAS DE LOS OSCARS PARA VOTAR:

► MEJOR PELÍCULA: American Sniper, Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance), Boyhood, The Grand Budapest Hotel, The Imitation Game, Selma, The Theory of Everything, Whiplash 

► MEJOR ACTOR: Steve Carell (Foxcatcher), Bradley Cooper (American Sniper), Benedict Cumberbatch (The Imitation Game), Michael Keaton (Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance)), Eddie Redmayne (The Theory of Everything)

► MEJOR ACTRIZ: Marion Cotillard (Deux Jours, Une Nuit), Felicity Jones (The Theory of Everything), Julianne Moore (Still Alice), Rosamund Pike (Gone Girl), Reese Witherspoon (Wild)  

► MEJOR ACTOR DE REPARTO: Robert Duvall (The Judge), Ethan Hawke (Boyhood), Edward Norton (Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance)), Mark Ruffalo (Foxcatcher), J.K. Simmons (Whiplash)

► MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: Patricia Arquette (Boyhood), Laura Dern (Wild), Keira Knightley (The Imitation Game), Emma Stone (Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance)), Meryl Streep (Into the Woods) 

► MEJOR DIRECTOR: Alejandro G. Iñárritu (Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance)), Richard Linklater (Boyhood), Bennett Miller (Foxcatcher), Wes Anderson (The Grand Budapest Hotel), Morten Tyldum (The Imitation Game) 

► MEJOR GUIÓN ORIGINAL: Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance) (Alejandro G. Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris & Armando Bo), Boyhood (Richard Linklater), Foxcatcher (E. Max Frye & Dan Futterman), The Grand Budapest Hotel (Wes Anderson), Nightcrawler (Dan Gilroy)

► MEJOR GUIÓN ADAPTADO: American Sniper (Jason Hall), The Imitation Game (Graham Moore), Inherent Vice (Paul Thomas Anderson), The Theory of Everything (Anthony McCarten), Whiplash (Damien Chazelle)

► MEJOR PELÍCULA EXTRANJERA: Ida, Leviafan/Leviathan, Mandariinid/Tangerines, Timbuktu, Relatos salvajes

► MEJOR PELÍCULA ANIMADA: Big Hero 6, The Boxtrolls, How to Train Your Dragon 2, Song of the Sea, Kaguyahime no monogatari/The Tale of the Princess Kaguya 

► MEJOR CANCIÓN ORIGINAL: “Everything is Awesome” (The Lego Movie), “Glory” (Selma), “Grateful” (Beyond the Lights), “I’m Not Gonna Miss You” (GLENN CAMPBELL…I’LL BE ME), “Lost Stars” (Begin Again)

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► [GRAN COMPILADO] Todas las películas que recibieron una nominación al Oscar este año, juntas en un mismo video:

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¡BUENA SUERTE PARA TODOS!

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GIF OBLIGATORIO:

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[OFF TOPIC]: Muchachada, estuve actualizando la base de datos de Cinescalas para que puedan repasar cuáles son sus películas pendientes; acá mismo pueden ingresar y hacer la búsqueda correspondiente; gracias por su atención, nos reencontramos el lunes 😉

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The Nicholas Sparks Show

Hace poco, en una conversación con mi amiga Ana, ella planteaba su preocupación ante la posibilidad de que John Green se convierta en un nuevo Nicholas Sparks. Su paralelismo poco tenía que ver con la calidad de la prosa – la de Sparks, notoriamente limitada; la de Green, mucho más inventiva – sino con esa suerte de fenómeno externo que se creó alrededor de ellos en función de un mismo procedimiento: editar novelas que repiten ad nauseam una única fórmula. En el caso de Green, por ejemplo, tenemos una cierta preponderancia de la figura de la Manic Pixie Dream Girl que altera la vida del joven que se enamora de ella, junto con la forma en la que ambos comparten una visión del mundo ligada a lo lúdico (anagramas, pistas, enigmas a resolver, etcétera). Sin embargo, así como la literatura Young Adult de Green presentó una evolución (hay un claro abismo entre An Abundance of Katherines y The Fault in Our Stars) y una resistencia al lugar común (Looking for Alaska es un disparo al idealismo), el caso de Sparks es preocupante cuando se lo piensa en función de la traspolación al cine y el insulto mayor que viene por añadidura. Sparks sabe que sus historias funcionan y las adaptaciones subestiman al espectador como consecuencia de ello. Si bien hay algunos moderados “éxitos” estéticos, esos logros se vinculan más a la química actoral (Rachel McAdams y Ryan Gosling en The Notebook) y/o a un director consciente de que ponerse en piloto automático perjudica aún más un relato ya de por sí inocuo (volvemos a The Notebook y lo que hizo Nick Cassavetes). En la vereda opuesta está la flamante The Best of Me de Michael Hoffman, carne de cañón para la consigna de la fecha, una película que comienza con su protagonista (el bueno de Dawson, interpretado por un robótico James Marsden) leyendo The Grand Desing de Stephen Hawking-Leonard Mlodinow bajo las estrellas. El colmo de la sutileza, ¿verdad? Error. El panorama empeora cuando hay un corte y nos presentan a Amanda, la mujer de esta historia (una pésima Michelle Monaghan), contemplando ella misma el cielo desde su cómoda vida en Baton Rouge y compartiendo con su hijo la máxima “vos podés ver el destino a través de las estrellas”. En esta suerte de preludio a la catástrofe (el film dura dos horas, lo cual es un tanto excesivo para una adaptación de Sparks) es en donde se nota aún más la diferencia entre este autor y Green. Para el segundo, las estrellas (es decir, los avatares del destino) no son responsables directas de esa relación entre Hazel y Augustus, ya que ellos mismos se hacen cargo de sus acciones y decisiones (“I like my choices”). Para Sparks, en cambio, hay que dejar todo librado al azar, ya que si dos personas realmente se aman, la vida se encargará de reunirlas. Este pensamiento un tanto (bastante) naïf no mutaría en concepción nociva si el autor no se dedicase a tratar a sus personajes como seres unidimensionales (los protagonistas son incapaces de cometer errores; los antagonistas son burdos por excelencia), si no les pusiera en el camino obstáculos inverosímiles para el 2015 (el divorcio, para Sparks, es un crimen contra la humanidad) y si no quisiera incluir vuelta de tuerca-dentro-de-otra-vuelta-de-tuerca para que llegue el golpe bajo sucedido de moraleja: al amor se lo tiene que sufrir siempre. The Best of Me, entonces, responde con suma obediencia a los mandatos Sparks y se convierte en un desfile de villanos con malas pelucas, canciones con títulos muy muy muy crípticos como “In Love Again”, “Rain from Heaven” y “Crossroads”, cartas que se escriben y se leen en hamacas que se mecen en bonitos jardines y, por supuesto, una noción temporal completamente absurda. El tiempo no pasa para los protagonistas cuando se produce el reencuentro, lo cual los vuelve impermeables a las circunstancias. Ah, sí, también hay besos bajo la lluvia y el clásico binomio chico pobre-chica rica que, como en The Notebook, funciona mejor en los flashbacks (la joven actriz Liana Liberato se merece más que esto) que en el presente, donde Marsden y Monaghan se miran no tanto como dos personas que se desean sino como quienes no le encuentran ningún sentido a la catarata de clichés, una que arranca con esa sentencia sobre el destino y que prosigue con esta perla: “ahora sé lo que se siente decir que he amado a alguien porque te amo”. Inolvidable. 

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► [¡SI ESTÁS IGUAL!] ALGUNOS AFICHES DE LAS PELÍCULAS DE NICHOLAS SPARKS:

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► [TRAILER] El penoso adelanto de The Best of Me:

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► [DE YAPA] Un video que comprueba hasta qué punto todas las adaptaciones de Nicholas Sparks son idénticas entre sí:

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► [GALERÍA] 50 afiches de películas que fácilmente podrían ser presentadas (o que ya fueron presentadas) por Virginia Lago:

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¡BUEN MARTES PARA TODA LA MUCHACHADA! En este nuevo post, y a pedido de la comunidad, la idea es que mencionemos todas esas películas que fácilmente podrían integrar la programación de Historias del corazón/El programa de Virginia Lago; asimismo, me gustaría saber qué vieron de Nicholas Sparks y cuáles son los golpes bajos más crueles y gratuitos que atestiguaron en un film; con todos los aportes armaremos una linda galería (anti) San Valentín 😛 – Como siempre, gracias por leer; ¡nos reencontramos mañana con el concurso de los Oscars 2015!

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LA FRASE “SPARKS” MÁS COMÚN…

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Virunga: El documental que desafía al mundo

Hoy en Cinescalas escribe: Tais Gadea Lara*

*Atención: se revelan algunos detalles del argumento 

Comienza el ataque.
Se escucha un estruendo.
Aves de todo tipo asustadas emprenden rápidamente el vuelo.
Un ciervo tiene el instinto de que algo va a pasar.
Otro estruendo.
El ciervo cambia la dirección de su mirada hacia el origen del ataque.
Otro estruendo, que parece más cercano.
Los guardaparques toman firmes sus armas para defender no solo su territorio sino también el de los últimos gorilas de montaña que quedan en todo el mundo.
Y allí están ellos, los gorilas. Con ojos llorosos, indefensos, solo buscando el abrazo de su familia (humana y animal) deseando que esos minutos de ataque que parecen eternos en el Congo lleguen a un fin pacífico.

Por un segundo, sentada en la butaca, pareciera la escena perfectamente pensada por un director hollywoodense para su película bélica. Por un segundo, volvés a tomar conciencia de que sí, lo que estás viendo es un documental. No hay actores, no hay efectos especiales, no hay robots que simulan ser animales. Las bombas son bombas, los ataques son ataques, los animales miedosos saben que pueden ser sus últimos minutos de vida, la sangre no es maquillaje y el dolor de las familias por perder su hogar, pero también la propia libertad democrática, es un sentimiento más verdadero que nunca. Lejos de lo que podría ser la mejor escena de una película de ciencia ficción, esta es la realidad. Esto es VirungaNominada a los próximos premios Oscar como mejor documental, la ópera prima del inglés Orlando Von Einsiedel invita al espectador a emprender un viaje rumbo al corazón del Parque Nacional Virunga, el hábitat de los últimos gorilas de montaña de todo el mundo. En ese viaje por uno de los lugares naturales más bellos del planeta, el espectador será testigo de una minuciosa investigación que revelará el modus operandi de una empresa dispuesta a todo, incluso a reanudar conflictos bélicos en mayo de 2012 y hacer negocios con grupos rebeldes, para invadir el parque y explotar el petróleo que yace en sus profundidades.

Cuando Von Einsiedel llegó a Rumangabo para comenzar las grabaciones, se encontró con Melanie Gouby, una joven periodista francesa que realiza coberturas en el este y centro de África, y que venía investigando de cerca los “raros” movimientos de la compañía SOCO International en la región y, en especial, sus intenciones en el parque nacional de la República Democrática del Congo. “Comencé a investigar a SOCO por mi cuenta. Estaba viviendo en el Congo desde hace un año y estaba interesada en el parque, que es una institución importante aquí en el Congo y sabía acerca de su explotación. Apenas unos meses después de que empecé a investigar, conocí a Orlando y hablamos sobre trabajar juntos. Él ya sabía sobre SOCO y lo quería documentar en su trabajo”, me cuenta Melanie siendo las diez de la mañana en Buenos Aires y las cinco de la tarde en Nairobi (Kenia).

El interés de un director por mostrar a través de la pantalla una problemática actual y el valioso trabajo de una periodista por dar a conocer aquellas noticias de las cuales pocos quieren que se hable, fue la combinación perfecta para hacer de Virunga uno de los mejores documentales de los últimos tiempos. ¿El motivo? Luego de trabajar en varios cortos, Von Einsiedel logró realizar un largometraje que cumple de manera extraordinaria con las características que definen al género documental. Presencia en el lugar de los hechos, investigación a cargo de periodistas especializados, acceso a los diferentes actores involucrados, revelación de una realidad que quizás muchos desconocían (o preferían hacerlo) y que el mundo necesitaba se diera a conocer. Pero lo que hace aún más destacado a Virunga es que esa presencia, esa investigación, ese acceso a las fuentes, esa revelación se hace por todas las vías posibles con tal de llegar al objetivo, mientras se conoce que, en cierto punto, se está jugando con fuego. Casi con el mismo fuego con el que la compañía británica de explotación y producción de petróleo juega al hacer negocios con el grupo rebelde M23 para tener acceso, por vía bélica, al parque nacional.

Melany Gouby

Las cámaras ocultas con representantes de la compañía, del gobierno y de M23 generan una constante expectativa y suspenso en el espectador, al mismo tiempo que lo involucran como testigo de aquello que se cuenta. Diálogos, confesiones, testimonios que, por momentos, uno desearía formaran parte de un guión y no que haya personas en el mundo que aún sigan pensando así en el siglo XXI. Y allí está ella, en la noche del Congo, con cámara oculta bajo su camisa, para desentramar los negociados de una compañía que solo busca maximizar sus fines económicos en detrimento de los gorilas, la naturaleza, de la propia vida humana de los ciudadanos locales. “Todo el riesgo que tomé fue muy calculado. Siempre me encontré con ellos en lugares que yo podía controlar. Por eso nos reunimos en un restaurante en Goma donde yo conocía al dueño y al camarero, así que si algo iba mal, la gente saldría de mi lado”, asegura Melanie y destaca las características de su trabajo: “Cuando estás haciendo este tipo de trabajo, cuando estás investigando a este tipo de niveles, siempre estás tomando riesgos. Soy consciente de que la película muestra mi trabajo como realmente aterrador y peligroso. Pero para mí, no se sintió tan peligroso. Creo que es fácil de decir porque es mi trabajo”.

Virunga no solo cumple con las características del género sino que además es una verdadera expresión de lo que el cine ambiental significa. Lejos de quienes creen que la cuestión ambiental es “cosa de hippies” o solo significa “reciclar algo de residuos”, el documental demuestra que las tres aristas de la sustentabilidad (económica, social y ambiental) son anillos entrelazados que están en permanente relación, pero también en constante conflicto. El parque es víctima de las milicias armadas, los cazadores furtivos y las corporaciones que quieren aprovecharse de los recursos naturales de la región. El hallazgo de petróleo bajo el parque nacional despertó las mayores tentaciones de aumentar las ventas de una compañía en un territorio que ha sido declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, pero también como patrimonio en peligro. Allí la zoóloga Dian Fossey realizó sus exploraciones de los primates en los ´60, e incluso allí mismo perdió la vida en manos de los traficantes ilegales que denunciaba. Allí viven cerca de 200 gorilas de montaña de los 800 que se estima aún existen en todo el mundo. Allí perdura una de las mayores riquezas ecológicas del planeta. Allí hoy SOCO continúa realizando sus tareas de exploración. Allí hoy Emmanuel de Mérode, un príncipe belga que dirige el parque y sus guardaparques, continúan defendiendo los derechos de Virunga.

Quizás sin pensarlo, quizás con esa intención, Von Einsiedel plantea un doble juego de paralelismos y contraposiciones para dar cuenta de la problemática. Las emociones que el documental despierta en el espectador responden a ese constante vínculo que pareciera existir entre el ser humano y los gorilas. Una canción, un homenaje, un ritual que se utiliza de la misma manera para despedir a uno de los ya 180 guardaparques que fueron asesinados protegiendo a los animales, que a los gorilas, masacrados por rebeldes con la intención de que “sin gorilas, ¿a quién le interesaría cuidar el parque?”. Unos y otros, humanos y gorilas, sufren la desidia y la violencia que caracterizó al hombre. Unos y otros tienen en sus manos mutiladas el recuerdo de las etapas más atroces de la historia o de una “aparente superioridad humana”. Unos y otros quedan huérfanos como consecuencia de problemas políticos e intereses económicos, y ambos solo necesitan una cosa: el amor, la compañía, la familia.

Al mismo tiempo que, directa o indirectamente, uno puede apreciar ese paralelismo, el filme nos subraya una distinción relevante: si hay algo que ha diferenciado al hombre del resto de los animales fue en haber sido el único ser que, hasta el día de hoy, está destruyendo el único planeta que tiene para vivir. Los imponentes travelling que sobrevuelan uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo, los primerísimos primeros planos de esos ojos con esperanza de los gorilas, el simple y mágico sonido de la naturaleza en su amanecer se contraponen con las cámaras en mano acompañando a los periodistas en su huida de la zona de combate, las cámaras ocultas con poca calidad visual, pero con increíble contenido investigativo que revela la corrupción a todo nivel, y esos temerosos estruendos de un conflicto armado que pareciera ser eterno en el Congo. Luego de la hora y media de proyección, esa eternidad del combate pareciera trasladarse al espectador en un silencio reflexivo, en un repreguntarse qué es lo que está ocurriendo del otro lado del mundo, pero qué es lo que también puede ocurrir a la vuelta de tu casa. Virunga es apenas la revelación de una problemática ambiental, social y política que muchos preferirían ocultar y que, sin embargo, hoy encuentra en una disputa entre abogados, una instancia judicial para seguir defendiendo los derechos de un Patrimonio de la Humanidad versus los intereses de quienes solo prefieren los billetes y la guerra a costa de vidas humanas y animales.

La repercusión o “incomodidad” del filme fue tal que el propio actor y reconocido por su compromiso con la actividad ambiental, Leonardo DiCaprio, se incorporó al proyecto como productor ejecutivo para que pueda llegar al mundo entero a través de Netflix, para que todos pudieran tomar conciencia de lo que estaba ocurriendo allí en el parque más antiguo de África. Pero que aún sigue ocurriendo. De Merode fue herido de bala en una emboscada el 16 de abril de 2014; Melanie no recibió ningún tipo de represalia por parte de la compañía, pero aún asegura “que está buscando un medio donde poder publicar más sobre su investigación”; los guardaparques continúan firme a su causa; los gorilas nos siguen enseñando que lo único que en verdad importa es la vida y su lucha por seguir reproduciéndose para no caer en la extinción.

“Cuando se llega a una instancia como los Oscar, tu público se expande masivamente. Eso es increíble para el documental y para el parque también. Eso significa que tantas personas lo estarán mirando y serán conscientes de lo que está ocurriendo allí”, opina Melanie sobre la nominación del documental a los premios de la Academia. Corrupción, investigación, conservación, suspenso y esperanza son los protagonistas de un documental que nos invita a repensar cuál es nuestro rol y responsabilidad en el mundo; cómo por más jóvenes que seamos (26 años quien les habla y 28 quien investigó la problemática) algo podemos hacer; cómo desde el rol que tengamos (como director de un documental, como periodista que investiga, como guardaparque que protege o simplemente le da esperanza y amor a un gorila bebé huérfano que lo perdió todo) algo podemos hacer para “reconstruir” un país, un parque, una realidad. Las palabras de Melanie, desde el otro lado del mundo, nos acercan en principios, valores y objetivos: “Lo que está ocurriendo en el parque es un reflejo de lo que está ocurriendo en el mundo. Esta generación tiene la responsabilidad de no hacer lo que hicieron los mayores y de darse cuenta que la forma en la que vivimos nuestro estilo de vida, la forma en la que consumimos y el modo en que estamos destruyendo nuestro planeta tiene un impacto no solo en los animales sino también en las personas. La gente está hablando de cambio climático y eso es muy importante para tomar conciencia de que tenemos una oportunidad; nuestra generación, en especial. Porque somos jóvenes, pero no tan jóvenes como para tomar la responsabilidad. Tenemos que hacer eso, tenemos que asumir la responsabilidad frente al cambio climático. Tenemos que preguntarnos cómo vivimos todos los días de acuerdo con la visión del mundo que queremos”.

Por Tais Gadea Lara

*Tais es periodista especializada en medioambiente, ganadora del Premio ADEPA al Periodismo 2014 en la categoría Ecología y Medio Ambiente. Es Climate Reality Leader, entrenada por el ex vicepresidente y activista ambiental Al Gore. Es editora de la revista Ecomanía y del blog de Sustentator. Escribe en distintos medios nacionales sobre sustentabilidad, medioambiente, consumo responsable y alimentación, como las revistas Cosmopolitan y Pymes, y los diarios La Razón y La Nación. Además, es co-conductora del programa radial Ser Sustentable de Radio Palermo y edita anualmente la revista Conecta, del Festival de Cine Ambiental Green Film Fest. Hoy es consultada por medios nacionales e internacionales sobre temas de concientización ambiental.

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* Please note that some plot details are revealed

The attack begins.
A rumbling is heard.
Frightened birds of all kinds quickly take flight.
A deer has the instinct that something will happen.
Another rumbling.
The deer changes the direction of his gaze toward the source of the attack.
Another rumbling, which seems closer.
Rangers take determined their weapons to defend not only their territory but also the one of the last remaining mountain gorillas worldwide.
And there they are, the gorillas. With tearful eyes, helpless, just looking for the embrace of their (human and animal) family, wishing that those minutes of attack that seem eternal in Congo reach a peaceful end.

For a second, sitting in the theatre seat, the scene seems perfectly designed by a Hollywood director for his war movie. For a second, you come to realize that yes, what you´re watching is a documentary. No actors, no special effects, no robots that simulate animals. The bombs are bombs, attacks are attacks, fearful animals know that those are maybe their last minutes of life, blood is not make-up and the pain of the families for losing their homes, but also the democratic freedom itself, is a feeling more true than ever. Far from what could be the best scene from a science fiction movie, this is reality. This is Virunga. Nominated for the next Oscars for best documentary, the debut of the English Orlando von Einsiedel invites spectators to take a journey to the heart of the Virunga National Park, the habitat of the last mountain gorillas worldwide. On that trip through one of the most beautiful natural places on the planet, the spectator will be a witness of a thorough investigation that will reveal the modus operandi of a company willing to everything, including restart a war in May 2012 and doing business with rebel groups, to invade the park and exploit the oil that lies in its depths.

When von Einsiedel reached Rumangabo to start the recordings, he met Melanie Gouby, a young French journalist who works in eastern and central Africa, and who had been investigating closely the “rare” movements of the company SOCO International in the region and, especially, its intentions in the national park in the Democratic Republic of Congo. “I´ve started investigating SOCO on my own. I´d been living in Congo for a year and I was interesting on the park, which is a major institution here in Congo and I knew about its exploitation. Just some months after I started investigating, I met Orlando and we discussed working together. He already knew about SOCO and he wanted to document that on his job”, tell me Melanie at 10am in Buenos Aires and 5pm in Nairobi (Kenya).

Melanie and all the team behind Virunga

The interest of a director to show through the screen a current problem and the valuable work of a journalist to release the news that few want to talk about, was the perfect combination to make Virunga one of the best documentaries of recent times. The reason? After working in several short films, Von Einsiedel managed to make a feature film that meets dramatically with the characteristics that define the documentary genre. Presence on the scene, investigation by specialized journalists, access to the different actors involved, disclosure of a reality that many may not know (or chose to do so) and that the world needed was unveiled. But what makes Virunga even more prominent is that that presence, that research, that access to sources, that revelation are done by all possible means in order to reach the goal, while it is known that, at some point, is done by playing with fire. Almost the same fire with which the British company of exploration and production of oil plays doing business with the M23 rebel group to access, via war, the national park.

Hidden cameras with company, government and M23 representatives generate a constant expectation and suspense in the spectator, while engaged in as a witness of what is showing. Dialogues, confessions, testimonies that, at times, one should like that they were part of a script and not that there are people in the world in the XXI century that still think so. And there she is, in the night of Congo, with hidden camera under her shirt, to unravel the negotiations of a company that only seeks to maximize its economic goals at the expense of gorillas, nature, and of the own life of local citizens. “All the risk that I took was very calculated. I´ve always met them in environments that I could control. That it´s why we met at a restaurant in Goma where I knew the owner and the waitress, so if something was going wrong, people would be on my side”, claims Melanie and highlights the characteristics of her work: “When you are doing this sort of work, when you are investigating that sort of levels, you always take risk. I appreciate that the film makes look my work really scary and dangerous. But for me, it didn´t feel that dangerous. I think it is easy to say that because it´s my work”.

Virunga does not only meet the characteristics of the genre but is also a true expression of what environmental cinema means. Far from those who believe that the environmental issue is “a thing of hippies” or just means “recycling something of waste”, the documentary shows that the three edges of the sustainability (economic, social and environmental) are intertwined rings that are in constant contact, but also in constant conflict. The park is a victim of armed militias, poachers and corporations who want to exploit the natural resources of the region. The discovery of oil in the national park aroused the greatest temptations of a company to increase its sales in a territory that has been declared by the UNESCO as a World Heritage Site, but also as endangered heritage. There the zoologist Dian Fossey conducted his explorations of primates in the 60s, and even there she died in the hands of illegal traffickers that she had denounced. There live about 200 mountain gorillas of the estimated 800 still exist worldwide. There remains a major ecological wealth of the planet. There today SOCO continues its exploration activities. There Emmanuel de Mérode, a Belgian prince who runs the park, and rangers continue defending the rights of Virunga.

Perhaps without thinking, perhaps with that intention, Von Einsiedel poses a double set of parallels and contrasts to talk about the problem. The emotions that the documentary awakes in the spectator respond to the constant link that seems to exist between humans and gorillas. A song, a tribute, a ritual that is used in the same way to dismiss one of the 180 rangers that were killed protecting animals, and to gorillas, massacred by rebels with the intention that “with no gorillas, who would be interested in taking care of the park?”. Both, humans and gorillas suffer the neglect and violence that characterized the man. Both have in their mutilated hands the memory of the most egregious stages of history or an “apparent human superiority”. Both are orphaned as a result of political problems and economic interests, and they only need one thing: love, companionship, family.

At the same time that, directly or indirectly, one can see that parallelism, the film emphasizes an important distinction: if something has distinguished man from other animals was to have been the only being that until today it is destroying the only planet he has to live. Stunning travelling flying over one of the places with more biodiversity in the world, close-ups of those gorillas´ eyes with hope, the simple and magical sounds of nature at its dawn are contrasted with cameras in hand accompanying journalists in their flight from the battle zone, hidden cameras with little visual quality but amazing investigative content that reveals corruption at all levels, and those fearful rumblings of an armed conflict that seems to be eternal in the Congo. After the hour and a half projection, it seems that eternity combat moves to the spectator into a thoughtful silence, in a process of ask himself what is happening across the world, but what can also happen around his home. Virunga is just the disclosure of environmental, social and political problems that many would prefer to hide and yet today is a dispute between lawyers, a judicial body to continue defending the rights of a World Heritage versus the interests of those who only preferred cash and war at the expense of human and animal lives.

The impact or “discomfort” of the film was such that the actor and recognized for its commitment to environmental activity, Leonardo DiCaprio, joined the project as executive producer so that the movie can reach the world through Netflix, so that everyone could become aware of what was happening in the Africa’s oldest park. But it is still happening. De Mérode was shot in an ambush on April 16, 2014; Melanie did not receive any retaliation by the company but still says “she is looking for a media in which she can publish more about her research”; rangers continue determined on their cause; gorillas still teach us that the only thing that really matters is life and his struggle to continue reproduce to avoid falling into extinction.

“When you come to an instance like the Oscars, your audience expands massively. It´s amazing for the documentary and for the Park as well. It´s means that so many people are watching it and be aware of what is happening in the Park”, says Melanie about the documentary nomination to the Academy Awards. Corruption, research, conservation, suspense and hope are the stars of a documentary that invites us to rethink our role and responsibility in the world; how not matter how younger we are (26 years who is talking and 28 who investigated the problem) something we can do; how from the role that we have (as a director of a documentary, a journalist who investigates, a ranger protecting or just giving hope and love to an orphan baby gorilla who lost everything) we can do anything to “rebuild” a country, a park, a reality. Melanie’s words, from the other side of the world, approach us on principles, values and purposes: “What is happening in the park is a reflection of what is happening in the world. This generation has the responsibility of not doing what elders did and realizing that the way we live our lifestyle, how we consume and how we are destroying our planet has an impact not only on animals but also on the people. People are talking about climate change and that it´s very important to realize we have a unique opportunity; our generation, specially. Because we are young, but we are not that young anymore to take the responsibility. We need to do that, we need to take responsibility against climate change. We need to ask ourselves about how we live everyday according to the vision of the world we want”.

By Tais Gadea Lara

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► [TRAILER] El adelanto del documental Virunga:

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► [DE YAPA] Tais les comparte este video sobre el Parque Nacional Virunga para comprender la importancia de defender su protección:

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¡BUEN LUNES PARA TODOS! Para este comienzo de semana, Tais les deja estas dos consignas: 1. Virunga formó parte del Green Film Fest (Festival de Cine Ambiental) el año pasado en Buenos Aires y ahora se puede disfrutar a través de Netflix. ¿Pudieron verla? ¿Qué fue lo que más les impactó del documental? 2. A partir del documental y, mientras escribía este artículo, pensé en cuántas situaciones de la realidad no nos gustan como son y cómo quizás aún no nos damos cuenta de que nosotros podemos ser agentes de cambio de las mismas. Al respecto, les comparto algunos interrogantes: ¿Forman parte de alguna iniciativa para generar un cambio? ¿Les gustaría hacerlo? ¿Cómo creen que el ser humano puede revertir estas situaciones? PD. Muchachada, yo les digo que me parecía pertinente tener esta nota bilingüe, como sucedió con la de Craig Kennedy, iniciativa que me gustaría mantener, mientras se pueda; le agradezco a Tais por su enorme trabajo e investigación para su artículo; nos reencontramos mañana con el post anti-San Valentín de Historias del corazón; ¡buen comienzo de semana para todos! ¡gracias por leer!

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—> La última vez escribió Matías Rodríguez sobre… WHAT IF y LAS COMEDIAS ROMÁNTICAS

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