Voy a ver: Compliance

Siempre hablamos de que a medida que se van sucediendo las recomendaciones, se va ampliando nuestra lista de películas pendientes para ver. Por razones laborales, casi siempre dejamos esas “pendientes” para los fines de semana. Me pareció interesante que, cada tres viernes, y manteniendo las clásicas secciones “El mejor papel de…” y “La mejor película de…”, podamos compartir qué es lo que vamos a aprovechar para ver los próximos días, ya sea en el cine o por otras vías. La película que me estoy guardando para este fin de semana es Compliance. Encontré el trailer en el sitio (altamente recomendable) Awards Daily y después comencé a leer sobre el caso real en el que está basada. Kentucky, 2004. Un bromista llama a una casa de cómida rápida, haciéndose pasar por un oficial de la policía y le comunica a la manager del local que una de sus empleadas fue acusada de robarle dinero a un cliente. Lo extraño no es solo que la manager le cree sin la necesidad de corrobar quién está del otro lado de la línea sino que además obedece sus órdenes y hace pasar a la joven por un sinfín de torturas, convirtiéndose así en la cómplice de semejante acto (de ahí el título de la película). El hecho tiene muchas aristas: la ignorancia en el proceder, la perversión de terceros, la obediencia ciega. Más abajo pueden ver imágenes del largometraje de Craig Zobel y también un informe sobre el suceso real. El film, si bien generó críticas positivas, también invitó a cuestionar la necesidad de mostrar detalle por detalle los padecimientos de la joven protagonista. El debate me atrajo y me motivó a ver la película. Ese es uno de mis planes cinéfilos del fin de semana. Espero que inauguren la sección compartiendo los suyos…

Les dejo el trailer de COMPLIANCE:

Un informe sobre el caso real:


¿Qué planean ver este fin de semana? ¿Alguna película en particular, maratón de series?; Pueden compartirlo si así lo desean; ¡Saludos para todos, nos reencontramos el lunes ;)!

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La escena del día: Vértigo

Por alguna extraña razón, esta parece ser la semana de “Let Down”. Giselle mencionó esta canción en su nota sobre Las alas del deseo y yo la recordé hoy – independientemente de que la veo diariamente, ya que está tatuada en mi brazo – al rever la escena de Vértigo que les dejo más abajo. De una manera u otra, ese “Don’t get sentimental, it always ends up drivel” (el sinsentido de ponerse sentimental, visión Thom Yorke) me remitió a ese mismo mensaje/consejo, salido de la boca del gran Jimmy Stewart, en esa despedida y con ese “You shouldn’t have been that sentimental” (la resignación post espiral obsesivo, visión Alfred Hitchcock). Ya hemos discutido sobre Alfred en este post, pero la reciente publicación del listado de Sight & Sound de las mejores películas del cine (finalmente, Vértigo desplazó a El ciudadano) me pareció un disparador ideal, no solo para discutir sobre este film en particular (cuyas lecturas, por el tema de base, son múltiples, ya que nos encontramos con un Hithcock más onírico que lo habitual) sino también sobre los criterios a la hora de dictaminar qué hace que una película sea trascendente con el paso del tiempo. Más abajo, les dejo el Top Ten de S&S y los invito a que debatamos acerca de cuán férreas resultan estas elecciones que, haciéndole honor a la película que encabeza el podio, parecen tener una tendencia a adorar un pasado que se hace presente. Un cine que no morirá nunca.

Miren esta escena de Vértigo (tiene spoilers):

—–> LAS 10 MEJORES PELÍCULAS DE LA HISTORIA según Sight & Sound: *1. Vértigo (Alfred Hithcock) / *2.Citizen Kane (Orson Welles) / *3. Tokyo Story (Ozu Yasujiro) / *4. Las reglas del juego (Jean Renoir) / *5. Sunrise: A Song of Two Humans ( FW Murnau) / *6. 2001: Odisea del espacio (Stanley Kubrick) / *7. Más corazón que odio (John Ford) / *8. Man With a Movie Camera (Dziga Vertov) / *9. La pasión de Juana de Arco (Carl Dreyer) / *10. 8/1/2 (Federico Fellini) /

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¿Vieron Vértigo? ¿Les parece la mejor película de la historia del cine? ¿Qué opinan de la lista de Sight & Sound?; de yapa, propongan una secuencia y/o versus para el jueves próximo; ¡Gracias a todos!

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No, gracias

Si hay algo que me atrae de mi profesión es que me permite sucumbir al exceso sin que ese exceso sea necesariamente negativo. Hay que ver. Hay que escribir. Hay que ver la mayor cantidad de películas posible – no por capricho, sino por razones casi sobreentendidas – y hay que escribir como ejercicio. Un día un texto corto, otro día pensamientos sueltos, otro día asociaciones, otro día una crítica unificadora. En ambos casos, la abundancia, la proliferación, es positiva. Pero entonces, ¿un crítico de cine está realmente libre de prejuicios o, en su avidez por absorber todo, no hace distinciones? Mi postura es un tanto indecisa, pero me inclino porque el prejuicio está como barrera (a veces cruzada, otras no) para luego emitir esos juicios (subjetivos, pero esa es una discusión aparte). Ilustro el post de hoy con una imagen de Protegiendo al enemigo, película que tengo ahí para ver y que, por una razón u otra, siempre dejo pasar. ¿Por qué? ¿La sensación de que ya me contaron esa historia antes? ¿No quiero ver a Denzel repitiéndose a sí mismo en una faceta que me produce desinterés? Quién sabe, quizás mañana la vea y me sorprenda. Como solo pueden hacerlo esas películas que fueron sobrevoladas por un prejuicio que, al ser vencido, nos dejó un instante memorable más de la gran cantidad que el cine (re)genera.

¿Tienen prejuicios con ciertas películas/tipo de cine y por eso las dejan pasar? ¿Cuáles son aquellas que, a pesar de las recomendaciones, siempre “rechazan”?; ¡Dejen sus comentarios! ¡Buen miércoles para todos!

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Concurso “Filmá tu propio corto”: Cuarta entrega

Volvió el blog. Volvió el concurso de cortos. Antes que nada, sigo agradeciendo a quienes han hecho su aporte hasta el momento, a quienes me escribieron prometiendo sus trabajos y a quienes andan por ahí en estos días, juntándose a filmar. Pasó Pulp Fiction, pasó La guerra suave, pasó Jackie Brown y ahora llegamos al cine nacional. El grupo “La heladera de Juan” optó por una escena de Un novio para mi mujer (pueden remitirse aquí para leer un post sobre el film), donde vemos a La Tana Ferro en pleno ataque de ira. Los actores son Teresita Suriani y Juan González del Cerro, y la edición corrió por cuenta de Juan y Sofía Súarez Boedo. Así describen ellos el proceso de realización del corto: “La experiencia de filmar la escena fue muy divertida, tardamos bastante en sacar una toma sin reirnos pero al final salieron varias. Lo peor es elegir, todas tenían diálogos medio distintos. También la pasamos muy bien con la escenografía, que si con la plantita atrás, o sin la plantita, que si con la luz de afuera o con la de adentro, y por suerte encontramos la guirnalda esa de un cumpleaños y la pusimos para darle el toque de fiesta”. Sin más preámbulos, los dejo con el corto y, como siempre, las bases del concurso. Que lo disfruten.

UN NOVIO PARA MI MUJER x La heladera de Juan:

ella puta, vos histerica from teresita suriani on Vimeo.

REITERO LAS BASES DEL CONCURSO:

*1. El objetivo: filmar un corto de una escena de película del modo que sea (iPod, cámara, etc.) y con las licencias creativas que quieran tomarse. Es decir, pueden elegir una secuencia y recrearla de un modo distinto, si así lo desean.

*2. La modalidad: que el grupo esté integrado por un mínimo de tres personas (amigos, familiares, etc.), con funciones asignadas por ustedes; pueden trabajar en conjunto o que cada uno se ocupe de un determinado aspecto (el guión, por ejemplo).

*3. El tiempo: desde hoy hasta el 19 de agosto (a pedido lo extendí una semana). Sin embargo, los que logren filmarlo antes podrán pasarme el trabajo para ir publicándolo. La idea es ir mostrando los cortos por entregas, a medida que me vayan llegando, como el caso de hoy.

*4. Dónde enviarlo: a mi dirección de mail (milyyorke@gmail.com), con el código de YouTube o Vimeo para poder subirlo.

*5. El premio: los cortos serán publicados todos juntos el día de los 500 posts del blog, en dos meses. En ese espacio, podrán reverlos todos y elegir su favorito. El que junte más votos será, obviamente, el ganador. Los integrantes del grupo recibirán premios individuales relacionados con el cine (películas, libros, etc.).

Los invito a comentar sobre el cortometraje de hoy; recuerden que pueden mandar sus producciones (o aclarar dudas respecto al concurso) escribiendo a milyyorke@gmail.com; ¡gracias a todos!

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Me gustaría que estuvieras aquí

[¡Buenas a todos! Estoy de vuelta después de un breve período de vacaciones y, como siempre, les agradezco por la paciencia, por la espera. Me gusta que el regreso del blog este lunes esté ligado a una nota de una persona a la que quiero y admiro mucho, quien supo acompañarme a la distancia en mi travesía londinense, entendiendo como nadie todo lo que una palabra puede contener dentro de sí. Sin más preámbulos, los dejo con las palabras de Giselle y les deseo un gran comienzo de semana a todos]

Hoy en Cinescalas escribe: Giselle Hidalgo

El cielo sobre Berlín (Der Himmel über Berlin, o como se tradujo en inglés y luego en español, Wings of Desire/Las alas del deseo) fue dirigida por Wim Wenders y estrenada en 1987. En ella, dos ángeles, Damiel y Cassiel –encarnados por Bruno Ganz y Otto Sander- observan a la humanidad desde el principio de la historia y se encuentran, en la actualidad de la película, recorriendo la ciudad de Berlín.

Este es para mí el film más bello jamás realizado. No por algo constatable en la fotografía, la escenografía o el vestuario. Ni siquiera por la mayor o menor hermosura del reparto de actores. Ni por el retrato frío pero fascinado de la ciudad de Berlín. Tampoco por la presencia del cine y su particular punto de vista a partir del personaje de Peter Falk, ni por esa sublime referencia al primer poeta, Homero, gracias al frágil escritor de la biblioteca (y la majestuosidad de esa escena). La belleza de El cielo sobre Berlín reside en una historia simple y fantástica, contada desde el alma.

Win Wenders parte de un poema sobre la infancia, ese lugar plagado de esperanzas que contrasta con el panorama desesperado de los habitantes de Berlín. Allí, los ángeles sólo pueden brindar una compañía invisible, un abrazo imperceptible pero reconfortante que ayuda a los mundanos humanos a seguir con sus vidas plagadas de sufrimiento. Pero uno de estos seres alados es diferente: se siente mortalmente atraído por la vida humana, por el concepto de experiencia. Sentir frío o calor, ver colores, saborear un café y poder confesar un amor secreto son deseos que lo llevan a cortar sus alas y entregar su inmortalidad pero no su pureza. Su amigo casi no da crédito al deseo de Damiel, pero lo vemos cada vez más afectado por la falta de acción para interactuar, es decir, salvar a los humanos. Tal vez la imagen más impactante de la película sucede al ver la impotencia de Cassiel frente al suicidio de un joven con el corazón roto.

Toda esta historia fantástica de ángeles guardianes no es más que una gran forma de hablar de la contingencia humana. De la experiencia de vivir, del dolor, de las ilusiones, los deseos y las frustraciones, del día a día y de cómo, en un instante –ese “ahora” en el que se unen Damiel y Marion- puede cambiar el destino de uno, o de todos. ¿Estamos conectados? Así lo anuncia del poema que le da marco a la tesis del la película:

Cuando el niño era un niño,

no sabía que lo era

Para él todo estaba animado,

y todas las almas eran una.

Siempre me pregunto por mi propia contingencia. Este post se empezó a escribir en mi cabeza la noche del último recital al que fui. Mientras escuchaba, miraba, cantaba y bailaba, las palabras se desencadenaron así: siento, por primera vez, que estoy viviendo una escena de mi película favorita. No se trata de soñar una película o imaginarla, sino vivirla de alguna forma trastocada pero real: un recital oscuro y redentor en una ciudad doliente, una chica de rojo buscándose a sí misma, un anfitrión enigmático y magnético. Entonces este antojo: Peter Murphy es el Nick Cave de mi historia. Recuerdo la escena de la caravana del circo, donde Marion se pierde en sus pensamientos y Damiel la observa incapaz de nada. Ella pone un vinilo de Nick Cave And The Bad Seeds. Luego aquel ángel, ya humano, se topa con un afiche que anuncia un show, es la misma banda que vio en la portada del disco y comprende que allí podrá encontrar a Marion. La música los une y esa es la conclusión más bella del film.

Nick Cave en Las alas del deseo:

Entonces me recuerdo a mi misma, apenas días, horas antes de estar ahí, en los que recorrí con mis dedos los afiches que anunciaban el concierto en el que me encontraba ahora, me veo de rojo, cuando todos a mí alrededor vestían riguroso negro. Otra vez fuera de lugar, como recién llegada.

Y comprendo. No soy ella, sino él. Yo observo, espero y deseo. Hasta que algún día me crezcan alas, una reacción química.

Por Giselle Hidalgo

¿Alguna vez sintieron, como Gi, que estaban siendo protagonistas de alguna escena cinematográfica?; ¿Vieron Las alas del deseo o algo más de Wenders? ¡Dejen sus comentarios! Para escribir en Cinescalas solo deben mandar sus notas a milyyorke@gmail.com

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