¿Dónde te has ido?

 Hoy en Cinescalas escribe: Lucas G. Fernández

Primeramente he de decir que el solo hecho de mirar Ponette me ha traído fugazmente ciertos recuerdos de alguien no tan directo, pero sí muy cercano, una mujer maravillosa que se marchó hace ya muchos años y a quien hoy sigo extrañando. Pero en definitiva, si tuviera que explayarme acerca de esta película, podría decirles brevemente que Ponette es una adorable niña de tan solo cinco años que de pronto ha perdido a su madre en un accidente. De a ratos sus ojitos se cubren de lágrimas porque se siente sola y no hay nada ni nadie que pueda aliviar su desconsuelo. Su padre es para ella más una ausencia que una presencia de apoyo en esos días que preceden al duelo. ¿Cómo hacerle aceptar entonces que ya no volverá a ver a su madre? Su pequeño mundo infantil jamás ha sido preparado para comprender una verdad tan irrefutable y dolorosa como la muerte. Aun así, la breve – pero no por eso menos importante- concepción que Ponette parece tener sobre el tema es que si su madre ahora ya no está con ella es porque vive en un lugar llamado “cielo”, en donde hay “castillos de todos los colores”; esa es, al menos, una de las verdades en las que por momentos- Ponette prefiere creer para sentirse mejor. Pero cuando su madre no aparece por ningún lado después de tanta espera, después de tanto llanto, cuando Dios parece no oír sus ruegos, la triste realidad termina venciendo su imaginación. Entonces, lo único en lo que piensa, lo único que desea, es morirse ella también para volver a estar con su madre (seguramente una de las escenas más emotivas del film).

Algunas imágenes de Ponette:

Ponette es, sin dudas, una conmovedora historia sobre cierto momento de la infancia, un momento por el cual no todos solemos pasar. Es un momento que, a quien lo haya vivido, es capaz de dejarle huellas imborrables. La vida, nuestra vida, a veces cambia radicalmente cuando perdemos a alguien. Todo lo que teníamos se termina y tan solo permanecen los recuerdos (los objetos, las imágenes, los besos, las caricias, los momentos, los lugares). Pero a pesar de eso, es imposible no reconocer que las ausencias también implican un nuevo comienzo, una nueva manera de afrontar lo que el destino nos depara. No sé realmente si alguien ha tenido la oportunidad de ver esta bellísima muestra de cine francés de los ’90, de modo que desde mi muy humilde opinión se la recomiendo plenamente para aquellos que se animen a buscarla en la web o que por esas raras casualidades de la vida, la descubran en algún canal de cable. Porque Ponette, claro está, es una de esas pequeñeces que de tanto en tanto nos hacen sentir grandes y más humanos cuando tenemos la suerte de comprobar que esas personas que tanto queremos aun están allí, no tan lejos, casi a nuestro lado entregándonos a cambio de nada sus miradas llenas de calidez, sus palabras tan simples y protectoras.

Jacques Doillon, por cierto, es un director que no solo sabe cómo retratar el mundo infantil a la perfección, sino que también es capaz de llenarnos el corazón con su magia. Y sino, volvamos a mirar ese final, ese reencuentro entre la niña y su madre; un reencuentro que, aun siendo una invención salida de la cabecita de Ponette, nos devuelve la calma tanto a ella como a nosotros. Sí, la calma…la calma de saber que el dolor finalmente parece haber desaparecido, o mejor dicho, de que la verdad al fin ha sido aceptada.

Por Lucas G. Fernández

¿Vieron Ponette? ¿Qué opinan de ella? ¿Qué películas, como le sucedió a Lucas, les recuerdan a un ser querido?; Compartan sus experiencias; para escribir en Cinescalas manden sus notas a milyyorke@gmail.com (gracias por la paciencia a quienes no he publicado todavía)

…………………………………………………………………………..

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

El mejor papel de…Kristen Stewart

“I am so sorry for fucking this up; you were the only good thing that happened this summer”

Un poco fuerte el contraste entre ayer (Meryl) y hoy (Stewart), pero a) con excepción de Evan Rachel Wood, nunca debatimos sobre un actor joven en esta sección y b) Kristen es, sin dudas, una intérprete que divide aguas y de este debate puede salir algo interesante (quizás me equivoque, pero…probemos). De hecho, habiendo visto gran parte de sus películas todavía sigo indecisa de si me resulta irritante o bien alguien con una frescura contenida que no termina de salir y que se quedó ahí, boyando, en una hermosa guitarreada en Hacia rutas salvajes. De hecho, todavía sigo indecisa de si sus tics (mordida de labios, por ejemplo) son adorables o sintomáticos de una falta de madurez para actuar. Sin embargo, a veces me sorprende con nuevos recursos (Speak, Undertow, Welcome to the Rileys) y logro desprenderme de esa saga que la hizo famosa (y que hoy la ubicó en el ojo de la tormenta) y, a veces, menos de las que debería, reveo Adventureland y no puedo no reincidir en esa frescura que, cuando sale, lo hace con la vulnerabilidad de una adolescente que se anima a recibir a alguien bajo la lluvia para pedir perdón y empezar de nuevo, alguien que se conmueve con las cosas simples, como sentarse una noche a mirar los fuegos artificiales mientras suena Crowded House.

Les dejo esta escena de Adventureland:

Hoy la pregunta sería: ¿bancan o no a Kristen Stewart? Si no, ¿por qué? Si la respuesta es sí, ¿cuál les parece su mejor papel? ¡Comenten y tengan un excelente fin de semana!

……………………………………………………………………………………

DE YAPA: Les dejo la hermosa banda sonora de Adventureland para este día de lluvia; que la disfruten…

Adventureland Soundtrack by Milagros Amondaray on Grooveshark

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

Deathmatch: Streep vs. Streep

fuente: fabiobueno.com

No vamos a dar demasiadas vueltas ni a sobreanalizar las cosas: Meryl Streep es grosa y motivos sobran. Tampoco vamos a listar su extensa filmografía porque ya sabemos que, lugar común o no, es la quintaesencia de lo multifácetico. Meryl debutó en el blog en la sección de los viernes y – aunque por el momento no se pueden ver los comentarios en aquel post -, recuerdo que no hubo un solo aporte que no viera en ella una maleabilidad actoral, una capacidad para hacerlo todo con altura. Con motivo del estreno de Hope Springs, pensé para el Deathmatch de la fecha  en contraponer a Meryl en un género con otro y, contar, a modo de anécdota (no me peguen, es autobombo), que creo recién ahora haberme vuelto consciente de que hablé con ella, de que me impactó su clase, su calidez, su profesionalismo y, sobre todo, su naturalidad. Porque le pueden poner todo el maquillaje que quieran encima, caracterizarla como Julia Child o como Margaret Thatcher, y la escencia de Meryl se va a traslucir igual. ¿Ya dije que es grosa?

*1. Meryl Streep en drama:

*2. Meryl Streep en comedia:

* DE YAPA: El trailer de Hope Springs:

* OTRA YAPA: Meryl gana el Oscar:

 ¿Meryl en comedia o Meryl en drama? ¿En qué faceta la prefieren?; de yapa, propongan una secuencia y/o versus para el jueves próximo; ¡Gracias a todos! ¡Buen jueves!

………………………………………………………………………………………………………

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

Deja la puerta entreabierta…

“Me da miedo el camino, pero quiero seguir”

¿Hay una manera univoca de lidiar con lo impredecible? ¿Cómo podemos sentirnos, al menos por un rato, en personas que tienen todo bajo control? En Weekend, la película del chileno Joaquín Mora, hay arrebatos de búsqueda de libertad que, a mi modo de ver, son justamente una forma de querer aprehender lo inaprensible. O de creer que estamos haciendo algo por nosotros mismos. De que no dependemos de nada externo. De que abrimos los ojos todos los días con nuestras propias pupilas y nos acostamos cerrándolas, con mayor y menor esfuerzo. Esos momentos – aquellos en los que nos observamos continuamente, como si por añadidura nos hubiesen puesto un espejo delante para reconocernos – son, quizás, los que más cuesta atravesar y, en simultáneo, los que nos continúan forjando (porque estamos en permanente mutación, en permanente mejoría, al menos si así lo queremos). Instantes de soledad. Donde ganamos terreno, activamos y combatimos contra lo opuesto: lo que no podemos dominar por completo, lo que no podemos descifrar. Así es como Weekend abre la historia con la imagen de un hombre manejando una moto por un túnel, a su tiempo y con su modo de absorber esa experiencia que solo es mundana para el ojo ajeno. Para él, Patricio, es un antídoto contra esa soledad, es la sensación de estar buscando algo sin saberlo, pero con una cierta agonía encubierta. En el polo opuesto se encuentra Francisca, su amiga, quien acaba de terminar una relación tormentosa. Cambiamos moto por auto y tenemos la misma circunstancia: alguien que va en busca de algo. Ella va en busca de la comodidad de esa amistad, de los consejos que, astutamente, Mora no pone sobre la mesa con lugares comunes, como si fuera factible llevarlos a la práctica con éxito (no todos contamos con los mismos recursos). Con constantes planos cerrados, Francisa le confiesa a Patricio el porqué de su alejamiento y él, sin lamentos ni reproches, le prepara la cena, le da una copa de vino y la escucha. ¿Qué viene después? Un viaje. Ella, para dejar atrás el pasado. Él, sin saberlo, para encontrarse con el futuro.

“Si no hay camino, ésa es mi dirección”

El futuro, para Mora, es algo imprevisto; desde la canción de Birabent que habla sobre el aquí y ahora, sobre un mundo a cielo abierto (no es casual que en la segunda mitad del film los planos se desplieguen y la historia comience a respirar) hasta la irrupción intempestiva de una mujer llamada Sofía, quien se les une a esos amigos en ese breve viaje hacia una casa con vista al mar. Mora va cambiando los puntos de vista de manera notable. Primero, todo parece indicar que la salida a la carretera de Francisca y Patricio tiene como único fin convertir esa amistad en un hecho romántico. Pero no. Todo muta cuando él y Sofía empiezan a encontrar en el otro una misma columna vertebral de pensamiento, porque ambos se formaron de manera semejante: con conflictos familiares y una suma de desencantos que nunca se atrevieron a decir en voz alta. Y así, la amistad entre Patricio y Francisca se va volviendo más fuerte a medida que el amor de él por Sofía se va despertando. Las charlas entre unos y otros están filmadas con una cierta impronta liberadora (e incluso desprolija), con caminatas por puentes, con cenas nocturnas. Con dos personas que, tiradas en una cama, semidesnudas, advierten que todo lo que querían podía yacer en esa misma habitación (“si tú supieras cuánto te esperé tantas mañanas hasta llegar a ti”). Y así, el camino hacia el final se va construyendo pausadamente, respetando los tiempos de los personajes y culminando con una confesión, un llanto y un deseo puesto en palabras. Y así, volvemos al comienzo. A eso de los imprevistos. Pero ahora la mirada es otra. ¿Hay algo malo en fallar? ¿Hay algo que nos direcciona hacia una realidad inalterable? ¿Ven? Creo que eso es lo bueno de los imprevistos, como se ve en Weekend: un mero paso, incluso dado con inseguridad, nos trae algo nuevo. La importancia, la trascendencia, se la damos nosotros y somos nosotros quienes, a su vez, decidimos cuándo es necesario cerrar, abrir o dejar la puerta entreabierta.

Les dejo imágenes de Weekend:

Trailer oficial Weekend from joaquin mora on Vimeo.

————–> Para ver Weekend online y de manera gratuita hacer click acá

¿De qué película les gustaría una secuela? ¿A qué personajes les gustaría seguirles el rastro para ver cómo continuaron sus historias después de ese final en la pantalla? ¿Cuáles les parecen los mejores finales abiertos? ¿Les gusta el recurso? ¿Muchas preguntas?; Leo sus comentarios…

……………………………………………………………………………………

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

¿Sabés qué película vi?

Mi viejo: ¿Sabés qué película vi anoche?

Yo:  ¿Cuál?

Mi viejo: Una china, creo que se llamaba Ciudad de vida y muerte…

Yo: Ah, no la vi, ¿qué tal está?

Mi viejo: Es sobre un hecho histórico de la guerra chino-japonesa de 1937

Yo: Pero, ¿está buena?

Mi viejo: Te digo la verdad: sí, pero me resultó muy dura, es muy salvaje, más allá de que sabía lo que se iba a mostrar

Yo: Bueno, avisame cuando la vuelvan a dar así la miro

Mi viejo: Sí, igual dudo que la repitan

Yo: Mientras no veas Agua para elefantes de nuevo, todo bien

Mi viejo: ¡Solo la vi por el de Bastardos sin gloria!

Yo: Sí, claro…

La secuencia de The Descendants que abre el post de hoy me servía para ilustrar la respuesta a la consigna del día. Una de las personas con las que más hablo sobre cine, desde los intercambios más simples y cotidianos (como el diálogo que reproduje más arriba) hasta las charlas más extensas, es mi viejo. De esas conversaciones, como he contado en más de una oportunidad, también salen ideas para posts e incluso se elaboran posts propiamente dichos. Lo cierto es que cada vez que lo visito, como si se tratara de un ritual, mi viejo me repite siempre la pregunta del post y así me voy enterando no solo de películas de cuya existencia desconocía sino también de los placeres culposos de mi padre, como ese que involucra a Robert Pattinson, Reese Witherspoon, un elefante y un romance old-fashioned. Según él, la ve solo por Christoph Waltz, pero ya no sé si creerle.

¿Cuál es la persona con la que tienen mayor conexión cinéfila? ¿Con quiénes suelen charlar más sobre las películas que vieron?; ¡Comenten! ¡Buen martes para todos!

……………………………………………………………………………………

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!