En su brillante libro Las guerras del cine, el crítico Jonathan Rosenbaum le dedica todo un capítulo a las listas (ya fáciles de discutir) del American Film Institute de “Las 100 mejores películas de todos los tiempos”. Rosenbaum, como tantos hemos hecho, parafrasea el subtítulo de Dr. Insólito con la frase “La contribución del AFI al infierno del cine (o cómo aprendí a dejar de preocuparme y a amar las películas norteamericanas)”. ¿Cuál es exactamente la objeción que hace Rosenbaum? Contrario a lo que se pueda creer, no se vincula con el hecho de hacer listas per se – de hecho, él configura la suya -, sino con todo lo que está diciendo una lista tan observada y comentada como la del AFI. El interrogante que plantea es aplicable hoy en día, trece años después de la edición de su libro: “¿Fue la lista simplemente una brutal treta comercial soñada por un consorcio de mercachifles para volver a empaquetar mercaderías conocidas, o fue una intervención cultural legítima que de algún modo iba a mejorar la calidad de nuestra vida?”. Rosenbaum tiene un punto: la confección de un listado tiene una condición sine qua non (el capricho) pero cuando cae en manos de un instituto con incidencia, con cierto renombre, también debería saber contar con otra condición (la responsabilidad). Y para el crítico, la responsabilidad es justamente análoga a esa intervención cultural. ¿Está “mal” que Citizen Kane sea la primera película en mencionarse en listas canónicas? Por un lado, podríamos aseverar que no, que Citizen Kane es efectivamente una película que debe ser nombrada, objeto de estudio con justo merecimiento. Por otro lado, Welles también filmó Sed de mal, infinitamente superior a su ópera prima pero mucho menos analizada. Lo que plantea Rosenbaum – algo en lo que concuerdo – es que la carencia en la innovación deriva inevitablemente en la negación de un panorama inexplorado: “[parece] que lo que importa es el aumento de las iniciativas culturales corporativas dirigidas a vender y revender lo que ya conocemos y tenemos, haciendo aparecer cada alternativa como más rara y esotérica, y sin siquiera intentar expandir o iluminar las elecciones”. Para ejemplificar esta reflexión, Rosenbaum asegura que no hay nada erróneo con la inclusión de Matar a un ruiseñor entre los mejores films de todos los tiempos, pero el problema es cuando la decisión responde más a una actitud relajada, automática, ya que si nos centramos en la puesta en escena, hay películas de Robert Mulligan a todas luces superiores. Entonces, ¿qué evaluamos? ¿Cuánto hay de cerebral y cuánto de emocional a la hora de responder el interrogante que les dejo hoy? En relación a ese interrogante, agradezco a Mauro Durán por haberlo planteado en Facebook para que lo traslademos a un post. Acá estamos, y ahora creo que no será tan fácil responderlo. ◄
………………………………………………………………………………….
► [VIDEO – LAS MEJORES PELÍCULAS DE LA HISTORIA] Después de ver unos cuantos montajes, les dejo este por una razón: es, desde ya, completamente subjetivo, y las elecciones van desde la gran Sueños de libertad, pasando por Oldboy hasta…eh…300 (imagino que nuestras listas personales no deben ser menos heterogéneas):
The best movies ever made - Montage HD [Part 1] from Jakub Ignarski on Vimeo.
……………………………………………………………………………………
Como en el post de Jeff Buckley, los voy a poner nuevamente en un aprieto: ¿Para ustedes existe “la mejor película de todos los tiempos”? Si así lo creen, ¿a cuál elegirían y por qué razones? Va a ser interesante leer la acumulación de aportes a ver qué clase de lista se termina configurando (¿clásica o contemporánea? ya veremos…); ¡dejen sus comentarios! ¡buen martes para todos!
……………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………..
* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!














