Deathmatch: Originales vs. Remakes

*Deathmatch propuesto por: Luli81

El disparador para el Deathmatch de hoy fue la sugerencia de Luli, quien, la semana pasada, propuso contrastar la interpretación de Michael Caine con la de Jude Law en una misma película, pero en sus distintas versiones: Alfie. Me pareció que, además de tocar ese punto, sería interesante expandir un poco el planteo y debatir acerca de las producciones originales y sus remakes. ¿Son las últimas realmente necesarias? ¿Hasta qué punto pueden decir algo nuevo en comparación con el material que toman de base? ¿Hasta qué punto pueden moldear ese material y crear algo con relativa autonomía? Las respuestas pueden ser múltiples y por eso el tema es insondable. Como recientemente vi Hitchcock – esa clase de biopic que busca sintetizar a un director con dos o tres frases simplonas, como si no hubiera mucho más en lo que ahondar –, terminé llegando a Psicosis y, en consecuencia, a la remake de Gus Van Sant. Supongo que se trata del ejemplo más extremo en cuanto al significado de “relectura innecesaria”, por muchas razones y una sola al mismo tiempo. Mejor dicho: por una que se ramifica en muchas otras. Lo que para Hitchcock era una comedia negra, para Van Sant no fue más que un ejercicio de estilo vacuo, que ni siquiera se atreve tampoco a ser juguetón y que ni siquiera opera como homenaje. Es Van Sant queriendo demostrar que puede hacer algo provocador (la famosa “copia plano por plano”), como lo es hecho de anticiparse a la desaprobación. Como sabiendo que su film va a ser denostado eventualmente. Por otro lado, ya saben lo que opino de Van Sant, de esa “Death Trilogy” que me sigue resultando hipnótica, de cómo a veces lo dice todo con una sola toma, con decisiones estéticas casi siempre acordes a la historia, todas amparadas por una singular belleza. ¿Pero la remake de Psicosis? No, eso no es Van Sant. Eso es un capricho. Y no son malos los caprichos. No son malos siempre y cuando de ese arrebato antojadizo surja algo, algo que exceda, en este caso, la mera lucha del director contra el director mismo.

………………………………………………………………………………………….

► [TOP FIVE] Las peores remakes del cine de terror:

…………………………………………………………………………………………….

► [TOP TEN] Las mejores remakes (siempre discutible):

…………………………………………………………………………………………….

[DE YAPA] Un gran póster alternativo de Psicosis (gracias a @celestinka por el link):

Diseño de Viktor Hertz

…………………………………………………………………………………………….

¿A favor o en contra de las remakes? Pueden listar las peores (la gran mayoría), pero también rescatar algunas que han sido favorables con el material original; los invito a dejar sus comentarios y a proponer una escena del día y/o versus (con “antes y después” incluido si quieren) para debatir uno de estos jueves; ¡gracias a todos! Nos reencontramos mañana…

……………………………………………………………………………………………..

¿A FAVOR O EN CONTRA DE LAS REMAKES?: COMING SOON…

……………………………………………………………………………………………..

La última vez enfrentamos a… EL MICKEY ROURKE DE ANTES con EL MICKEY ROURKE DE AHORA

……………………………………………………………………………………………….

Ya usé este gif, pero la ocasión amerita su reutilización:

……………………………………………………………………………………………………

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

Frescos como uvas (nuestros días en mi memoria)

“Sentí que no estaba bien, que perdía el tiempo y esas cosas; vi que no estabas más y corrí a buscar a mis amigos…”

Hace poco me preguntaba si el hecho de retener la expresión más explícita de las impresiones era una forma de cobardía. Una forma de traición para con uno mismo, una suerte de insinceridad. Pero no lo creo. Considero que hay ciertas apreciaciones, que hay ciertas reflexiones o conclusiones a las que uno llega, recuerdos que a uno le vuelven, que deben permanecer en ese estado de quietud en la memoria. Si por “quietud” entendemos el no verbalizarlos, el no poner en palabras lo que ese aluvión repentino ocasiona. Porque en definitiva hay que encontrarle un antídoto a esa certeza de que no podemos huir del pensamiento propio. No podemos mentirnos a nosotros mismos. ¿Cómo batallar, entonces, cuando uno quiere decir algo y no encuentra el modo, cuando no parece existir otra forma posible más que la alusión indirecta? La respuesta logré hallarla – o la misma me halló a mí, vieron cómo son estas cosas – de manera sucinta y extraordinaria en la reflexión de Clarice Lispector. Ella lo dijo: “Escribir es el modo de quien tiene la palabra como cebo: la palabra pescando lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra – la entrelínea – muerde el cebo, algo ha sido escrito. Una vez que se pesca la entrelínea, sería posible expulsar con alivio la palabra. Pero ahí se detiene la analogía. La no-palabra al morder el cebo, lo ha incorporado. Lo que salva entonces es escribir distraídamente”. Esa analogía a la que alude Lispector es prácticamente irrebatible. Cuando una entrelínea es “pescada”, el verdadero significado, el verdadero mensaje, el más claro, puro, simple e inmaculado sale a la superficie. Ya no hay nada debajo del agua para ser apresado. El sentimiento, en forma de palabra, encontró, como bien dice la autora, la tan esperada salvación. 10 Years es una película que toma un subgénero – el de las reuniones estudiantiles – y lo emplea como excusa para reflexionar sobre el paso del tiempo y su efecto en distintos vínculos. Uno de ellos es el de Reeves (Oscar Isaac) y Elise (Kate Mara). Él, un músico folk popular quien se enamoró de ella en la secundaria pero sin nunca confesarlo (más bien encontrando salvación en esa no-palabra); ella, una agente de bienes raíces quien años atrás tuvo la misma seguridad, pero optó por suprimirla. Las charlas entre ellos van desde lo más trivial (la ineludible pregunta sobre qué estás haciendo con tu presente) hasta lo más movilizante (la ineludible pregunta sobre qué hicimos con nuestro pasado).

Sin embargo, y aunque sabemos que entre ellos hubo algo pospuesto que no parece destinado a retomarse por más fresco en la memoria que esté, también sabemos que será uno quien se vea compelido a señalar al elefante en la habitación, quien haga que el otro pesque la entrelínea. Mediante una canción, y una frase detallista (mi respuesta a la consigna, la cual se encuentra en el video), Reeves se retrotrae a esa etapa de atracción memorable (“there’s a lot I’ve not forgotten…) derribando esa idea (discutible, si se quiere) de que mirar hacia atrás lleva consigo el estigma del estancamiento. “Why spend your time looking back when you’ve got so much to look forward to?” se pregunta otro personaje del film. Me gustan esas dos frases verbales (look back/look forward) porque ambas tienen al acto de contemplar como parte fundamental de su estructura y como sinónimo de búsqueda. Mirar al otro y mirarse a uno (o buscarse) es más complejo cuando el tiempo pasa y nos expone sus consecuencias: “Ya pronto serán trece desde el día en que cumplí cincuenta. No parece simple. El cielo es más y más azul, y vos más y más linda. ¿No son acaso pruebas de que algo anda estropeando los relojes? El tabaco y el whisky se pasean por mi cuarto, les gusta estar conmigo. Sin embargo es increíble pensar que hace doce años cumplí dos veces veinticinco. Cuanto tu mano viaja por mi pelo sé que busca las canas, vagamente asombrada”, escribió Cortázar, jugando (como siempre lo hacía en su escritura) con las agujas del reloj. Con ese “ya llevo tiempo (siempre tiempo)” incluyendo a un objeto de afecto en la ecuación. 10 Years habla de eso. Del tiempo ligado a alguien. De alguien que no tiene a una mujer como “destino original de sus palabras” sino como destino de evocación (“Los tres hablamos de una mujer querida, salvo que ellos lo hacen para llamarla y yo porque ya se ha ido” también yace por ahí en un libro de Julio). Recuerdo que una vez Octavio Paz dijo que la mejor manera de escribir era sin conocer el desenlace. Lo mismo puede aplicarse a ciertos vínculos (como el de Reeves y Elise), esos vínculos sobre los que se hablan, esos vínculos que se analizan, esos vínculos que regresan, de distintas formas, para perpetuar el olvido o para cimentar el recuerdo. Para dejar de contar los años perdidos. Para empezar a llenar, a deshoras, las hojas de los papeles en blanco. 

 ………………………………………………………………………………………….

► [ESCENA] Oscar Isaac canta “Never Had” en 10 Years:

……………………………………………………………………………………………

 ► [DE YAPA] Oscar Isaac canta ese tema junto a Kate Mara:

………………………………………………………………………………………….

A pedido del público, la consigna de hoy: ¿Cuáles son las mejores citas románticas que nos ha dado el cine?  Los invito a sumar sus favoritas (pueden ser monólogos o diálogos también), así durante el día les armo otro collage como el de ayer a modo de recopilación; ¡los leo, muchachada! ¡que tengan un excelente miércoles! ¡hasta mañana!

(update): no les voy a poder dejar el collage esta vez, ya que la página que uso funciona sólo con palabras y las frases las separa, con lo cual el collage carece de sentido, ¡saldrá en otra oportunidad!

………………………………………………………………………………….

………………………………………………………………………………..

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

Las películas más nombradas del blog: La convocatoria

Cuando finalmente pensé en hacer este post, tomé noción de que era menos lúdico de lo que yo creía y mucho más especial. Los motivos son varios. Uno de ellos es la indescriptible sensación de familiaridad que tengo con ustedes, y cómo día tras día voy aprendiendo de lo que me cuentan, de lo que les interesa, les apasiona y, por ende, de ustedes. Los conozco, y a la vez no. Una de las paradojas sobre las que hemos hablado aquí en varias ocasiones. Otro de los motivos es que siempre, al poner en marcha un ejercicio de revisionismo, es inevitable no sentir nostalgia por todos y cada uno de los aportes que se hicieron desde que Cinescalas empezó a estar online. La cursilería me la quiero guardar para los posts más importantes que se vienen (las 700 entradas, los 3 años), pero no quiero concluir este texto sin remarcar lo que mencionaba Carolina en su texto de ayer: su contrapregunta a la pregunta “¿Por qué volvés a ver una película que ya viste?”. Yo la respondería con un gracias por haberme leído cuando me permitía estar monotemática, escribiendo varias veces sobre algo que despertó mi curiosidad en distintos planos. Gracias, también, por hacerme ver que para que haya un intercambio fructífero sobre cine no hay que estar en pose, que se puede adoptar la mucho más relajada, sincera y espontánea actitud de simplemente escribir sobre lo que nos gusta, sin tamices, sin restricciones. Y muchas veces aquello que nos gusta nos genera tanto, nos modifica tanto, que surge la imperiosa necesidad de compartirlo con alguien. Por eso, hoy los invito a que listemos todas las películas que mencionamos como respuesta a muchas de las consignas de este blog; pero, sobre todo, los invito (a los que están desde el primer post, a los que llegaron luego y a quienes se sumaron recientemente) a que mencionen esas películas por las cuales, en Cinescalas, se sienten representados. Esas que cuando yo reveo asocio inevitablemente a ustedes. En una semana, les voy a dejar un video que compile escenas de todos los films nombrados (sí, va a estar Red social, perdón). Bueno muchachada, si hay un post para ponernos aún más monotemáticos que lo habitual, es este. Aprovechémoslo.

PD. No tuve tiempo de hacer el recuento para determinar cuál fue efectivamente la película más nombrada en los casi tres años del blog, pero el consenso general y el instinto (!) me dicen que se trata de Blue Valentine. Me pregunto por qué será. Si quieren lo analizamos entre todos :P. Ahora sí, a hacer listas. 

………………………………………………………………………………………….

► Les dejo este collage de regalo, el primero de muchos:

………………………………………………………………………………….

Este martes voy a apelar a su memoria: ¿Recuerdan cuáles fueron las películas más nombradas en los casi tres años que lleva el blog? No solo eso: ¿Cuáles son las películas que más han nombrado ustedes particularmente, sus obsesiones personales? Dejen sus aportes porque todos los films que mencionen van a ser incluidos en el video de la semana próxima; ¡gracias muchachada! ¡buen martes para todos!

………………………………………………………………………………….

………………………………………………………………………………..

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!

Whatever people say I am, that’s what I am not

Hoy en Cinescalas escribe: Carolina Torfano

Ver una y otra vez una película, leer una y otra vez un libro, un párrafo, un texto o incluso una frase que te gusta mucho. Escuchar una y otra vez esa canción, o volver a darle play a ese disco que te cambió la vida. “¿Por qué volvés a ver una película que ya viste?”  es una pregunta que me hacen con mucha frecuencia, y yo suelo devolverla preguntando por qué siempre escuchás la misma banda. A veces las personas se olvidan de los distintos efectos que tienen las cosas, o no entienden lo que esa película puede significar para mí, y por qué en realidad no me importa ya saber qué es lo que va a pasar… Cada vez que la vuelvo a ver el factor sorpresa es lo que me va a hacer sentir, lo que me va a hacer pensar esa vez.

Ver una y otra vez esa película de la cual por ahí no te acordás cuándo la viste por primera vez, ni dónde, ni con quién, ni por qué….pero la viste, se presentó de alguna forma y nunca más fue lo mismo. Todo esto me sucedió muchas veces, y es algo que me gusta que me pase: volverme a encontrarme con aquellas cosas. A veces uno las busca porque son una especie de refugio, un escape o porque son un cable a tierra; y otras veces, aparecen solas sin ser buscadas, y parece que lo hacen en el momento preciso, como cuando (y disculpen que haga analogías baratas) te encontrás con una persona que no ves hace mucho tiempo, o como cuando volvés a un lugar que te trae muchos recuerdos y que hacía mucho que no visitabas, o como cuando encontrás esa remera que te encantaba y que la usaste tanto que guarda grandes anécdotas…y por ahí ya se te había desdibujado la cara de esa persona, o ese lugar ya no estaba en tu ruta cotidiana, o ya ni te acordabas que tenías esa remera… pero aparece y va justo para ese momento, te la ponés, y eso te hace sentir bien. Así que, ya sea intencionalmente o no, encontrarme con esas cosas me hace bien. ¿Por qué? Porque puedo volver a recordar y a sentir de nuevo ciertas emociones que creía perdidas, vuelvo a revivir recuerdos, vuelvo a reencontrarme conmigo.

Sí, puede pasar mucho tiempo sin que vuelvas a encontrarte con esas cosas, pero de alguna forma siempre vuelven y con ellas vuelven esos sentimientos, y estos también traen otros nuevos (porque es como cuando se discutía en el post de “¿Existe la mejor película de la historia?”, no es lo mismo ver una película ahora, que hace diez años). Uno cambia, las personas especiales cambian, el mundo también lo hace, no todo es como solía ser, y la cabeza y el corazón ya no eran los de antes. Pero hay cosas que perduran, de eso estoy segura, y dentro de ellas están esas cosas que significan mucho para uno, las cosas en las que uno cree y valora, esos sentimientos y pensamientos que parecían olvidados, pero que cuando volvés a oír esa canción o cuando volvés a ver esa película, los volvés a sentir y sabés que nunca se fueron porque son parte de vos.

En particular, con este texto tenía la intención de hablar de cómo somos y para eso traer al frente aquellas cosas que tuvieron algún efecto en nosotros, que nos cambiaron o que nos identifican, porque forman parte de nosotros mismos. Pero para no hablar de “cosas” y ser más precisa, voy a mencionar una película. Al hablar de ESA película que veo una y otra vez, hoy hago referencia a The Breakfast Club, porque dadas ciertas circunstancias recientes (como haber podido ir reverla en el BAFICI en pantalla grande), me hicieron pensar en estas cosas. Me gusta decir que tengo no-mucha memoria, para no decir poca y tener algo de consuelo; y también saber que nos caracterizamos por tener memoria selectiva. Me atrae esa idea de por qué recordamos deliberadamente o no determinadas cosas y por qué otras tantas no. Siguiendo esta línea, puedo decir que recuerdo que desde chica me gustaba leer, escuchar música y mirar películas, pero eso habla de un recuerdo muy general y que a la mayoría de las personas les pasa, más si desde la niñez se las estimulaba y se las acercaba a ellas. Pero volviendo a mi memoria selectiva, sí recuerdo la época en la cual mi interés por el cine había crecido mucho, y en particular fue durante mis últimos años de secundaria. Sí, esos años donde por lo general sabés poco y nada, estás perdido, estás en una etapa llena del “prueba y error”, y tratás de alguna forma de conocerte y ver qué es lo que querés en la vida. En esa época apareció esta película, y sé que tuvo algo que ver con que mi interés por el cine, con el hecho de que ese gustar se convirtiera en un amar. Desde entonces, el cine y yo empezamos una relación.

¿Qué me pasó con The Breakfast Club? Por primera vez la vi sola en mi casa, una tarde después de volver del colegio. El único segmento del diario que leía de chica era el de Espectáculos, en la parte sobre cine, y la única revista que ojeaba era la del cable. Ese día la agarré para ver si había algo mejor que hacer la tarea… llegué a leer The Breakfast Club de John Hughes y pensé “ese nombre, esa sinopsis me suenan mucho; vamos a ver qué tal”. Creo que en parte estaba predestinado, con ese “vamos a ver qué tal” entró John Hughes en mi vida, y no existe puerta de salida para él. Tuvo un gran efecto en mí; cuando sos más chico sos un poco más propenso a tener miles de dudas y miedos, y eso me pasaba. Estaba muy poco segura de muchas cosas, me sentía perdida buscando un qué se yo, pero sí estaba segura de otras pocas. The Breakfast Club fue como verme a mí misma, fue como sacar una fotografía a la persona que era. No, no comía sándwiches de azúcar y cereal. Tampoco andaba con un cuchillo amenazando ni era la más popular del colegio. No humillé a nadie ni guardaba entre mis cosas una pistola de bengala. Pero sí me sentía mal si fracasaba en algo, sí tenía muchas inseguridades, sí hacía cosas para complacer a otros, sí me sentía una rara o inadaptada muchas veces.

No estaba sola en el mundo: eso me decía la película. A veces uno necesita ayuda para resolver lo que le está pasando, y a veces la persona que menos te imaginás te tira una mano y de alguna forma hace que te animes a decir lo que nunca dijiste, sentir aquello que no te permitías o permitían sentir, pensar en aquello que evitabas por miedo o por ignorancia. Y también para conocerse, y repito, para sentir que no estás solo. Por si ya no se dieron cuenta, escribo mucho. Me cuesta expresar algo de forma acotada, no es lo mío. Para explicar algo o articular una idea (simple o no) no me alcanzan cinco renglones. The Breakfast Club hizo lo que yo no podía hacer conmigo: con una historia tan simple, me dijo tanto. Porque sí, The Breakfast Club trata sobre cinco chicos que por distintos motivos tienen que cumplir un castigo. Todo transcurre en un mismo lugar, y son pocos los personajes. Pero para mí es mucho más: son muchas las miradas, son pocas las palabras que dicen mucho, es una canción que te queda sonando en la cabeza.

“You ought to spend a little more time trying to do something with yourself and a little less time trying to impress people”

En resumidas cuentas, elegí esta película porque en cierta forma me significó una especie de iniciación en el mundo del cine, iniciación que me llevó a convertirme en una cinéfila. Y además porque fue de las primeras que tuvo un gran efecto en mí, una de esas historias que se cuentan en dos horas pero que te marcan para toda la vida, y que te cambian, pero no porque te hacen ser otra persona (bueno, a veces sí cambian algo en vos), sino porque gracias a ellas aprendés a conocerte un poco más. Por más que pase el tiempo y las cosas cambien, de alguna forma The Breakfast Club siempre logra que no deje de lado mi corazón, siempre me recuerda la persona que soy.

 “Tell me your troubles and doubts, giving me everything inside and out”

The Breakfast Club intenta también hacerte dar cuenta que la sociedad impone modos de hacer y de pensar y de ser, y que está llena de etiquetas, pero lo más importante es no quedarse dentro de ellas y mostrar que uno es mucho más en realidad. No importa si te toman por un cerebrito, o por un atleta, o por un caso perdido, o por una princesa, o por un delincuente, o por un ignorante, o por inútil, o por un inadaptado, o por un payaso, o por popular, o por un artista, o por lo que sea. “You see us as you want to see us…in the simplest terms and the most convenient definitions“, para el resto siempre serás algo de esto o aquello, y es inevitable porque creo que todos tenemos preconceptos, creo que es parte de la naturaleza humana adelantarse y catalogar. Tal vez el problema está en que todos fingimos/pretendemos alguna vez y hay quienes se quedan con esas impresiones y etiquetas. Yo siempre seré una nerd, un bocho o una culta “porque de todo puedo tener una opinión”, soy la más graciosa, aplicada y una histérica de la limpieza. Pero yo sé que atrás de esa idea soy más: tengo muchos más rayes, sé que tener una opinión no significa que sepa mucho porque en realidad sé muy poco, tengo mucho miedo a defraudar(me) a otros, sé que intento ser una perfeccionista aunque no me salga, que me molesta no lograr mis metas y eso me da miedo, que soy muy tímida e insegura, me preocupo demasiado por pavadas, soy una debilucha, soy demasiado curiosa y muy fiel a lo que creo, no me gusta para nada lo incorrecto, y por más que a veces me tire abajo, nunca pierdo las esperanzas. Yo sé que soy una soñadora, una autoexigente y competitiva, sé que soy muy buena porque siempre intento ver el lado bueno de las cosas, no puedo y no quiero perder el humor, soy una cinéfila. Pero a pesar de todo ello, siempre seré la nerd autoexigente a la que le gusta mirar películas, aunque prefieran llamarme por mi nombre.

“Does that answer your question?”

Es lógico sentirse bien al ser aceptado, uno no solo tiene que aprender a aceptarse sino que también necesita que otros lo hagan. Es la eterna lucha entre lo que uno intenta ser para ser aceptado, y lo que uno realmente es. Sienta bien que vean más allá de esa idea que se genera alrededor tuyo en base a etiquetas, que descubran tu verdadera esencia – más si lo hacen esos ojos que sentías que te cuestionaban – y descubrir que fuera de esas etiquetas podemos ser muy parecidos. Si uno es fiel a sí mismo, a lo que cree, siente y ama, y aprende a aceptarse y a aceptar a los otros por lo que son, sin pretender y sin dejarse llevar por las etiquetas (aunque cueste), de esa forma es posible ser más justos con los demás. Así, el resto que ve como quiere ver y no va más allá de esos términos simples, que te etiquete nomás. Vos ya ganaste, vos ya sabés quien sos y en alguien ya causaste efecto.

Por Carolina Torfano

  …………………………………………………………………………………………………..

  ► [ESCENA] El final de The Breakfast Club:

 

 …………………………………………………………………………………………………..

Carolina les pregunta: ¿Qué película recuerdan que tuvo un gran efecto en ustedes, que los identifica y que pueden ver una y otra vez? ¿Con cuáles empezó su amor por el cine? ¿Fueron o son definidos a través de “etiquetas”? ¿Ustedes también las aplican a otras personas, o van más allá de ellas? ¿Cómo se definirían? (pueden hacerlo a través de “etiquetas” o explayándose un poco más); ¡esperamos sus comentarios! ¡buen lunes!

……………………………………………………………………………………………..………

—> La última vez escribió Martín Folco sobre… HOLY MOTORS

 ………………………………………………………………………………………………………

……………………………………………………………………………………………………….

……………………………………………………………………………………………………….

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!