Hoy en Cinescalas escribe: Sol Iametti
¿Cómo saber si una película es una buena película? Este es, sin dudas, un gran interrogante, uno que me pregunto hace tiempo, probablemente desde que nació mi pasión por el cine, es decir, desde siempre. Elizabethtown es una de mis películas favoritas, así, consentida y mimada, como debe ser. Al principio, cada vez que intentaba buscar una razón para mi apego, sólo se hacían presentes algunos de sus elementos más evidentes: un soundtrack alucinante que da pinceladas precisas de melancolía a cada escena; su director, Cameron Crowe (que en mi opinión es uno de los guionistas contemporáneos más elocuentes); y sus dos protagonistas, Orlando Bloom y Kirsten Dunst (una de mis actrices preferidas). Pero no fue hasta una pérdida personal que experimenté realmente esa tracción arrasadora que el cine provoca en todos nosotros, todos aquellos que estamos estáticos esperando el impacto de esa magia que nos hace reconocer en el otro, que nos conmueve.
A nivel personal, Elizabethtown es una fotografía del duelo increíblemente exacta, emotiva, sincera, que escapa de lo sutil y contempla la vida despojada de cualquier velo endulzante. Así, intercalando suaves notas de humor con música que hace descansar el alma, sin tapujos, rozando lo cursi y regalándonos algunas de las frases más memorables, este fragmento de realidad ficcional de 123 minutos apela a vencer nuestros propios fantasmas, abrazando los recuerdos que nos hacen ser lo que somos hoy. Nos enseña a sentir, dejando atrás los prejuicios, frenando con una bocanada de espontaneidad la mirada ajena, enseñándonos a dejar atrás el drama y confiar en nuestra risa (después de todo, sólo nuestro sentido del humor puede salvarnos de las situaciones más difíciles).
Entre armónicas, acordes y voces folk, Crowe habla de un tiempo actual, y de cómo nuestros caminos se van entrelazando y refiere a esa potencia que todos tenemos para salir adelante, ayudándonos a encontrarla o reencontrarla; y es de esta forma, moldeando personajes únicos, capturando cuadros perfectos, y armando oraciones efectivas, cómo el buen cine se hace presente. Cuando una película tiene la capacidad de reinventarse, de tomar otra forma completamente diferente, adaptándose a distintas épocas de nuestra vida, dándole otro tinte a nuestro entorno y nuestro modo, no de mirar, sino de ver lo que nos rodea, es entonces cuando, en mi opinión, una película se transforma en una buena película.
Y de todo esto se desprende una de las citas más sintéticas y atinadas, una frase que logró posicionarse como mi mantra personal: “If it wasn’t this…it’d be something else.”
Por Sol Iametti
…………………………………………………………………………………………………..
► [ESCENA] El momento que eligió Sol para ilustrar su amor por la película de Cameron Crowe:
…………………………………………………………………………………………………..
Antes que nada: ¡bienvenidos de vuelta! ¡Se los extrañó! Ahora sí, las dos consignas de Sol para su post: 1. Para ustedes, ¿qué elementos hacen que una película sea una buena película? 2. Si tuvieran que elegir un solo film que refleje con exactitud un momento de sus vidas, ¿cuál sería? ¡Comenten muchachada, nos reencontramos mañana! PD. Gracias por los aportes en el Open Post, fue el tercero más comentado desde que arrancó el blog, precedido por Si querés, llorar, llorá; y, claro, El post del baboseo (recargado) que se mantiene inamovible en el primer puesto 😛
……………………………………………………………………………………………………..
—> La última vez escribió Manuel Giménez sobre… CÓMO FILMAR UN CORTOMETRAJE
…………………………………………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………………………………….

……………………………………………………………………………………………………….
* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!









