¿Por qué gana en Europa la austeridad?

En comparación con Estados Unidos, Europa tuvo una política mucho menos keynesiana, mucho más austera en todos estos años de crisis. En este artículo con Pablo Gerchunoff proponemos una hipótesis que quizá ayuda a explcar esa diferencia, aunque obviamente hay muchas variables involucradas. Resumo en lo que sigue la hipótesis principal.

En la zona Euro, *todos* tiene que estar de acuerdo para un salvataje a un país: las ayudas se votan con unanimidad. Cuando un país -uno solo- está en problemas (por ejemplo, se le pinchó una burbuja) y se complica su acceso al crédito, no puede hacer política keynesiana, porque no tiene plata y es caro endeudrase. Cuando le pasa a un estado norteamericano, posiblemente tampoco puede endeudarse, pero al menos (i) sus desempleados reciben subsidios nacionales por desempleo, y (ii) se mudan fácilmente de Estado. Ninguna de esas dos cosas son ciertas, o no tanto, en Europa. Hasta allí, los mismos argumentos que los de “área monetaria óptima”. Si no están los factores (i) y (ii), más vale tener una moneda propia, porque al menos queda el recurso de devaluar en los momentos malos.

Pero quizás la unanimidad tiene otro efecto. Imaginemos un “shock negativo” a muchos estados de Estados Unidos, pero no a todos. E imaginemos una situación análoga en Europa. En Estados Unidos, será factible construir una “Alianza Keynesiana” en los poderes nacionales: el presidente y el Congreso pueden considerar que vale la pena una política fiscal expansiva. Esa “Alianza Keynesiana” sólo necesita una mayoría simple. En Europa, en cambio, la regla de unanimidad lo impide. Si alguno de los miembros está en pleno empleo, no le convendrá votar una ayuda (o una expansión de gasto público “confederal”, que quizá por este motivo no existe) para la que tiene que poner plata pero de la que no obtiene muchos beneficios. Salvo que el shock haya sido tan importante como para poner en peligro las economías de toda la Unión Europea, ganará el voto por la austeridad.

Así está entonces la Eurozona. Hay países que necesitan políticas expansivas. Pero, con que a un solo miembro de la Unión no le convenga, esas políticas no se ponen en práctica. Tomados por sí mismo, a cada miembro en problemas le convendría hace política fiscal y monetaria expansiva. Para la política fiscal no tiene plata, para la política monetaria no tiene una moneda.

Las conspiraciones de Paulos Krugmatis

Krugman parece pesimista sobre un acuerdo griego, y rápidamente señala “culpables”: los Europeos del Norte, y más específicamente, algo así como “la casta” europea.  A diferencia de otros líderes de países pequeños del euro, la dupla griega Tsipras-Varofuakis no tiene interés en quedar bien con los hombres de corbata del norte de Europa, sostiene Krugman. En esos otros países (¿Estonia?) los líderes no necesariamente siguen los intereses de sus pueblos, porque buscan retirarse a cargos “europeos”, cosa que obviamente no es una opción para Tsipras-Varoufakis. Si es necesario, compran el ajuste para luego ser premiados con algún cargo en la burocracia de la Unión Europea.

Un delirio.

Claro que todos los líderes europeos tratan de tener gobiernos exitosos. El motivo por el cual aceptan (a regañadientes) los ajustes es otro: saben que la alternativa es peor. La izquierda griega, en cambio, cree que puede tenerlo todo: salir del ajuste y mantenerse en el euro. Seguramente sería lo mejor para Grecia. Y quizás sería mejor también para Europa.

Los alemanes y compañía lo saben, pero también creen en el “moral hazard”: si les prestamos otra vez, van a seguir endeudándose, ellos y los demás. Tomado como caso particular, no hay duda de que ayudar una “útlima vez” a Grecia puede ser aconsejable. Tomándolo como un sistema (“cada vez que un país tiene problemas, lo salvamos”) es cierto que no genera los incentivos adecuados. Por eso el ministro alemán dice: “si Grecia no cumple con lo acordado no habrá más dinero“. Es fatal, y no sólo porque sea el alemán: para un nuevo perdón a Grecia hace falta el voto de todos y cada uno de los miembros del Eurogrupo, formado por los ministros de Economía de cada uno de los 19 países del euro.

No hay una conspiración internacional contra Grecia. Hay individuos que perciben que sus interese son opuestos a los de otros individuos, y pueden decidir abstenerse de ayudarlos.  El día miércoles (hoy) es la reunión del Eurogrupo, y es probable que lo hagan.

En la zona, de momento

Para JP Morgan, los bancos griegos se las arreglan para conseguir liquidez hasta mayo, cuando debería llegar algún tipo de arreglo con Europa. Una pena que todo ese tiempo, o buena parte, transcurra con el riesgo país por las nubes, incertidumbre financiera, crédito escaso, lo que posiblemente lleve a una recesión y una caída de la recaudación. En otras palabras: a que se necesite menos gasto público para llegar al mismo nivel de superávit primario.

Es todo un horror. Claro que Europa está equivocada. Europa nunca debería haber entrado a la austeridad en tiempos de vacas flacas. La prueba de que la política europea fue errada está del otro lado del Atlántico. Con política monetaria mucho más expansiva y una política fiscal, al menos, no contractiva, Estados Unidos se las ingenió para bajar el desempleo a la mitad.

No tengo antipatía por el peligroso gobierno griego. Pero sí tengo antipatía por el simplismo, y una cierta compasión por los anteriores gobiernos griegos, y por los gobiernos “del ajuste” en otros países de la Europa periférica. No es que Zapatero y Rajoy querían el ajuste por malvados. Lo aceptaban a regañadientes y trataban de hacer lo mejor posible para evitar consecuencias todavía peores, mientras trataban de convencer a la Unión de una política diferente. Lo mismo que tendrá que hacer Syirza si realmente desea que Grecia permanezca en el euro.

¿Grecia apretará el gatillo?

Ocurrió más rápido de lo que pensábamos ayer. El Banco Central Europeo no iba a tomar la última decisión que decretara el fin del euro en Grecia. Sólo iba a apoyarle la pistola en la cabeza a Grecia y ponerle el dedo sobre el gatillo. Y dejar que Grecia decidiera.

El País de Madrid lo titula así: “El BCE corta la financiación a Grecia para forzar otro rescate” y también “El BCE pone a Grecia contra las cuerdas“. La decisión concreta fue abandonar una excepción, que permitía considerar a bonos calificados como basura (como los griegos) como colateral por los préstamos del BCE a los bancos, mientras los países emisores de esos bonos estuvieran en un “programa de rescate” (es decir: austeridad acordada con Europa). Grecia está en un programa de rescate, que tenía que renegociar a fines de febrero, pero mostrando toda la voluntad de apartarse. El BCE le está avisando: para que no te cortemos el chorro, tenés que acordar ya mismo con Europa.

Queda todavía una línea de financiación para los bancos griegos, pero -si entiendo bien- es crédito que tiene que dar el propio Banco Central del país. No entiendo bien de dónde sacaría la plata la (llamémosla así) autoridad monetaria griega. Inevitablmente la decisión del BCE acelerará la fuga de depósitos. Que seguramente ya debe estar arreciando fuerte, probablemente el motivo por el cual el BCE decidió cubrirse; habría quedado en offside financiando la salida de depósitos de un país que al final terminaba defaulteándole a la propia Europa.

Mi impresión es que el dilema para el gobierno griego es realmente de hierro: seguir con la austeridad, con algún mínimo cambio cosmético y contra todo el programa de Syriza, o decir: “Europa no cede, nos quiere castigar”. Este jueves (hoy) es la reunión del ministro de economía griego con los alemanes. Good luck with that.

Mi hipótesis es suicidio inducido

Preparen, y apunten a su propia cabeza

Me refiero a las opciones del gobierno griego. La prensa europea habla de un “chicken game” entre Grecia y Europa: Grecia mostrádose segura de que hará lo que prometió (terminar con la austeridad) como para que los alemanes les crean, cedan ante el temor de que un primer país abandone el euro y les permitan aunque sea un poco de ese relajación de la austeridad.

Hay varios problemas con la propuesta griega: los votantes alemanes, los otros gobiernos europeos que están “en rescate” y querrán ser beneficiados también por el fin de la austeridad. Pero quería referirme hoy a una fuerza arrolladora, muchas veces decisiva en la acción humana: la inercia.

Toda decisión que implica un cambio involucra incertidumbre, y por lo tanto, riesgos. El político que toma una decisión se arriesga; el que no hace nada, puede alegar que las cosas “ocurrieron”. Por ejemplo: si Merkel mantiene el statu quo, puede ser que Grecia se vaya del euro (si los griegos insisten con el fin de la austeridad) o puede ser que no (si cambian la política). Ocurriría, sencillamente. Mientras que si Merkel tomara una decisión explícita de, por ejemplo, perdonar una parte importante de la deuda griega, cualquier mal resultado (por ejemplo: “Podemos” ganando la elección española y forzando a los alemanes al dilema de un nuevo salvataje) podría ser atribuido específicamente a una decisión política.

No estoy diciendo que la inercia (la omisión de decidir, o la decisión por el statu quo) gane siempre. Pero sí que cuando los resultados de cada camino que puede seguir un político tienen un costo-beneficio comparable, parejo, tiende a ganar el statu quo.

La inercia, en el caso del gobierno alemán, consiste en no ceder o ceder apenas simbólicamente. Esa es la línea de menor resistencia. ¿Cuál será, en ese caso, la política “inercial” del gobierno griego? Probablemente, llegado el momento de un pago de deuda, decir que “no puede” hacerlo. Hacerlo implicaría la decisión explícita de llegar a un acuerdo con Europa.

Más importante que todo eso: ¿qué querrá decir “inercia” para el Banco Central Europeo? Por ahora la inercia viene siendo seguir prestándole a los bancos, en la expectativa de un posible acuerdo. Pero si, llegado el caso, existiera la perspectiva de un default griego, la línea de menor resistencia (me parece) será emitir un comunicado diciendo: “Si Grecia decide no pagar tal vencimiento, se corta el chorro”. La decisión última de apretar el gatillo no sería de Europa sino de la propia Grecia.

Te agarré, Heidi

Hace un par de semas sosteníamos que quizás, quizás, el franco suizo pasaba a ser una moneda intermedia entre el dólar y el euro, como la “canasta de monedas” que pretendía Cavallo. Apenas salió del cambio cuasi-fijo con el euro (1,20 francos por euro) el franco se valorizó, y por algún momento llegó a valer tanto como el euro.

Pero ahora el franco está a 1,08 dólares (92,5 centavos de franco por 1 dólar) y a 0,95 euros (105 centavos de franco por 1 euro). La mitad de un dólar y la mitad de un euro son 99 centavos de franco. Pronóstico: navegará por allí. La mejor moneda del mundo, más estable que el dólar y que el euro porque se mueve entre medio de ambas.

Unión Cívica ¿Radical?

Bandera de los cívicos

Oh, MauriLila en la misma PASO. Por algo la política (y la “sección” política de este blog) se llama El Arte de lo Posible.

El esquema que nos parecía claro hace un tiempo (cuatro candidaturas: FPV, FR, PRO, UNEN) dejó de ser claro. El actor que pasa a definir el escenario, el que tiene que hacer la próxima movida, es el radicalismo. (Aunque queda también otra incógnita: ¿estamos seguros de que a la presidenta no le conviene tener candidato propio por fuera del armado de Scioli, para restarle votos, ayudar a Macri presidente y de ese modo preservar poder en el peronismo?).

Volviendo al radicalismo, aparecen cuatro opciones, aunque no necesariamente todas viables:

1. Statu quo: una PASO de UNEN

En principio fuimos simpáticos a este idea, porque una coalición de gobierno con Macri seguía siendo posible con PASO separada. La confluencia post-PASO se daría automáticamente si en la PASO la agrupación UNEN no juntara votos sustantivos. Los electores irían a parar a otro lado en la primera vuelta. No había un problema para los gobernadores, si se les permitía apoyar a más de un candidato presidencial, pero sí en las listas de diputados. Con un mal desempeño en la PASO y el voto fugándose en primera vuelta, le quedarían a UNEN pocos votos en primera vuelta y por lo tanto pocos diputados. Con el deterioro de UNEN (en parte una profecía autocumplida) esta alternativa es cada vez más difícil para la “estructura territorial” del radicalismo.

2. Gran PASO opositora

La Gran PASO Opositora (GPO) que dice procurar Sanz. Una PASO catch-all que incluyera una fórmula radical, Macri, Lilita y -esto es lo decisivo- Massa. En esta nota de Infobae recorren cada una de las “situaciones provinciales” que darían sentido a la GPO. Algunos radicales (en La Rioja, Jujuy, Fromosa) ya “firmaron” con Massa. Acordar con otros y no con él sería alienarlos.

Pero esta posibilidad tiene algunas debilidades obvias. En primer lugar, es una PASO que no tiene identidad salvo el “antikirchnerismo”, que de todos modos queda un poco raro estando Massa adentro y, supongamos, Scioli en frente. ¿Tanta diferencia hay entre ambos? Además, hay otro problema, agravado el fin de semana, para meterse en este camino: Lilita lo vetaría. Macri podría aceptarlo de todos modos y no darle importancia a Lilita, pero no queda claro que a Macri le resultara. Más allá de los principios (que no le impidieron aliarse con peronistas, entre ellos el propio Massa, en el pasado) hay una cuestión de convenciencia. 

A favor de la GPO, desde el punto de vista de Macri: en caso de ganarla, estaría casi directamente en el ballotage, sin riesgos (por ejemplo) de que el candidato FPV llegue a 40% y le gane por 10% o más. Sin embargo, creo que pesa más el motivo en contra: en una GPO Macri tendría que competir con Massa sin tener a su favor el aporte de votos de quienes tienen (por ejemplo) a Sanz/Carrió/otro radical como candidato #1 y Macri como candidato #2. Incluso en la alternativa 1 mencionada arriba (el viejo esquema de PASO separadas FR, UNEN, PRO) Macri tiene una ventaja sobre Massa para la primera vuelta: los que votaran a UNEN en las PASO pero se desencantaran con el resultado irían en una proporción mayor a Macri que a Massa en la primera vuelta. Eso no pasa en una GPO.

Por lo tanto: esta alternativa parece difícil. ¿La estará buscando realmente Sanz, o será parte de una estrategia para satisfacer a algunos miembros de su partido, sabiendo que no funcionará?

3. Kirchnerismo prolijo

Una tercera opción sería que, dada la negativa de Macri a la GPO, el radicalismo buscara una coalición con Massa solamente. Sería una combinación parecida a la de Lavagna-Morales en 2007. Parece una opción muy forzada. Si la UCR se ve a sí misma como un partido, digamos, republicano y social-demócrata o social-liberal, estaría perdiendo no uno sino sus dos “rasgos identitarios”. Massa no es menos de derecha que Macri, y es más forzado para el Frente Renovador (un conglomerado de ex-kirchneristas) que para el PRO presentarse como realmente renovador.

4. Unión Cívica

La cuarta alternativa es que la UCR, o parte de ella, compita en la PASO que acaban de armar MauriLila. Quizás, incluso, combinándose con Lilita en una fórmula. Evidentemente es lo que quieren MauriLila: no parece casualidad, por ejemplo, que todavía no le hayan puesto un nombre a la agrupación.

Esta alternativa es tanto o más atractiva que la de Kirchnerismo Prolijo desde el punto de vista de las “efectividades conducentes” (votos), pero la supera con claridad en la capacidad para construir un discurso. El 13 de abril de 2015 (un mes después de la Convención radical en la que se decidirá estas cosas) se cumplen 125 años de la fundación de la Unión Cívica, una coalición anterior al radicalismo y menos definida por lo que podríamos llamar “ideología” (había católicos como Pedro Goyena, liberales como el fundador de este medio, socialistas como Juan B.Justo, “progresistas” como Lisandro de la Torre) que por cuestionar la corrupción, la emisión descontrolada, el clientelismo con obras públicas y las prácticas poco republicanas del régimen de Juárez Celman.

El problema obvio de esta alternativa es que todos o casi todos los miembros no radicales de UNEN se oponen (es decir: sería la ruptura de UNEN) y una parte del radicalismo (Cobos) también, aunque algo de eso puede cambiar de aquí a marzo. Esa oposición implica, posiblemente pero no con seguridad, que subsistiría un “UNEN intransigente” con candidatura propia (supongamos Binner-Cobos). Obviamente al candidato a presidente radical dentro de la Unión Cívica (Sanz, suponemos) le convendría intentar una fórmula con Carrió, pero difícilmente sería competitivo si subsistiera esa otra fórmula “UNEN intransigente” con un candidato de cierto peso. Como están las cosas hoy, parecería una manera de fortalecer las chances presidenciales de Macri. Pero, de nuevo, todo puede cambiar.

En este blog somos notablemente malos para periodismo político de anticipación. Todo lo anterior será destruido por los acontecimientos en los próximos dieciocho segundos.

Verón tiene razón

Verón: “El Gobierno podría invertir lo que gasta en el FPT en colegios y hospitales“.

Siempre defendimos el fútbol gratis. Por “gratis” entiendo lo siguiente: no tenés que elegir entre (a) darle un monto de dinero a alguien para tenerlo y (b) no dárselo para no tenerlo. Por supuesto, si lo ven todos alguien lo paga. Si la AFA va a recibir algo, alguien va a pagar algo. Y si “gratis” quiere decir “alguien transfiere un dinero a otro alguien”, nunca es gratis. Pero no seamos medievales. Borges decía “todos somos nominalistas ahora”, pero creo que era optimista. La gente sigue teniendo discusiones por querer aferrarse a definiciones.

 ¿Por qué creo que eso es mejor algún tipo de “fútbol gratis”, en el sentido en que lo definí, que libertad de los empresarios para hacer lo que quieran? Porque, si hacen lo que quieren, quizás les conviene ejercer un poder monopólico: que el fútbol se pague por separado, sea muy caro y lo vean pocos. Un gran derroche social, como explicaba acá con curvitas y todo. Se deja a una enorme proporción de la población sin ver fútbol cuando el *costo adicional* de que lo vean es exactamente cero.
¿Cómo debe financiarse el fútbol? Mi visión es: publicidad + cargo obligado a los abonados de televisión paga. Hagamos una pequeña cuenta. Hay 11 millones de hogares abonados a algún tipo de TV paga. El Presupuesto 2015 planea un gasto de $1600 millones en Fútbol para Todos. De modo que, con aumentar el abono a TV paga (todos los abonos) $12 pesos mensuales alcanzaría para cubrirlo. La regulación es muy simple: se obliga a todos los servicios de TV paga a pasar el fútbol; como las tarifas de TV paga están reguladas, se admite un aumento de esos $12 pesos, además del ajuste que se negocie por inflación. Al mismo tiempo, la TV por aire pasa el fútbol, de modo que realmente es para todos.

Si se cede la publicidad de los entretiempos a los emisores, entonces estarán dispuestos a pagar más que esos $12 por abonado, porque además podrán vender publicidad. Más dinero para la AFA; o, alternativamente, con un aumento del abono menor a $10 por mes puede financiarse el fútbol.

Dirá el intelectual anti-fútbol, dirá la señora que prefiere mirar Utilísima: ¿pero por qué tengo que pagarle el fútbol a los demás, si no lo veo? Respondo: ¿y por qué yo tengo que pagarte Utilísima o ese canal habitualmente mudo llamado Europa-Europa?

Rescate griego y otras gilipolleces

Temprano para cantar una victoria tardía

Pobre Rajoy. Es patético. Qué difícil gobernar una depresión. Ahora ponete en su lugar. Venís luchando durante años, presionado por Europa que te pide ajuste y más ajuste, presionado por tus ciudadanos que piden un poco de respiro. Y, recientemente, molestado por un grupo de adolescentes tardíos (el partido Podemos) que te acusan de ladrón (que un poco quizás lo sos), de ajustar la economía (que lo hacés), de generar sufrimiento (ídem). Pero es lo mejor que podés hacer.

Ahora resulta que los amigos de los adolescentes, llamados Syriza, le hablan a Alemania con el corazón. Le piden a Europa que les perdone las deudas. Si a Syriza le va bien con ese pedido, ¿por qué no le iría bien a un eventual gobierno de Podemos? Sos Rajoy, te pasaste años pidiéndole a Alemania que no te obligue a ajustar tanto y ahora te preguntan si te parece bien que Europa a ayude a los amigos adolescentes de tus enemigos adolescentes. ¿Qué opinás? Como máximo, aceptarías una quita europea a Grecia si a España le dan ya mismo una quita similar. Portugal opinará igual. Italia intentará colar algún perdón. Los rubios dirán que no, que vamos, hombre, ya es suficiente.

Por eso creo que a Tsipras le van a dar migajas, si le dan algo. Tsipras quiere ser visto como un héroe renegociador de la dueda, como Néstor en 2005, sin el paso previo de ser un Rodríguez Saá / Duhalde, los que pagaron el costo de hace default. Y si a Tsipras le dan migajas, si sigue teniendo que generar algo parecido a un superávit primario de 5 puntos del PBI, con un PBI que ya debe estar bajando por las incertidumbres asociadas al propio Tsipras, danger. El peor de los mundos posibles: seguir con la austeridad, pero con una recesión más pronunciada por la incertidumbre que generan las propias vacilaciones respecto a las ventajas de la austeridad.

Salvo, claro, que…

Un fracaso llamado deflación

Este es el escenario deflacionista que quiere evitar Draghi

Rotunda derrota de nuestra profesión. Hace al menos 90 años que aprendimos que la deflación es mala (Keynes: “The Economic Consequences of Mr Churchill”) y ahí está Europa luchando con la deflación.

Por supuesto, es facilísimo salir de la deflación. Opciones:

(1) Llevar a Mercedes Marcó del Pont al BCE.

(2) Hacer “bombardeos de la paz“, dedicando todos los aviones europeos de NATO a tirar bombas llenas de euros.

(3) Como proponemos hace mucho, que el BCE se comprometa a comprar todos los bonos europeos que tengan más de 50 puntos de riesgo país frente a Alemania. Es decir: que ponga un piso a los bonos.

Oh, cierto, el presidente del BCE Mario Draghi está haciendo algo parecido. En el octavo año de la crisis.