Bandera de los cívicos
Oh, MauriLila en la misma PASO. Por algo la política (y la “sección” política de este blog) se llama El Arte de lo Posible.
El esquema que nos parecía claro hace un tiempo (cuatro candidaturas: FPV, FR, PRO, UNEN) dejó de ser claro. El actor que pasa a definir el escenario, el que tiene que hacer la próxima movida, es el radicalismo. (Aunque queda también otra incógnita: ¿estamos seguros de que a la presidenta no le conviene tener candidato propio por fuera del armado de Scioli, para restarle votos, ayudar a Macri presidente y de ese modo preservar poder en el peronismo?).
Volviendo al radicalismo, aparecen cuatro opciones, aunque no necesariamente todas viables:
1. Statu quo: una PASO de UNEN
En principio fuimos simpáticos a este idea, porque una coalición de gobierno con Macri seguía siendo posible con PASO separada. La confluencia post-PASO se daría automáticamente si en la PASO la agrupación UNEN no juntara votos sustantivos. Los electores irían a parar a otro lado en la primera vuelta. No había un problema para los gobernadores, si se les permitía apoyar a más de un candidato presidencial, pero sí en las listas de diputados. Con un mal desempeño en la PASO y el voto fugándose en primera vuelta, le quedarían a UNEN pocos votos en primera vuelta y por lo tanto pocos diputados. Con el deterioro de UNEN (en parte una profecía autocumplida) esta alternativa es cada vez más difícil para la “estructura territorial” del radicalismo.
2. Gran PASO opositora
La Gran PASO Opositora (GPO) que dice procurar Sanz. Una PASO catch-all que incluyera una fórmula radical, Macri, Lilita y -esto es lo decisivo- Massa. En esta nota de Infobae recorren cada una de las “situaciones provinciales” que darían sentido a la GPO. Algunos radicales (en La Rioja, Jujuy, Fromosa) ya “firmaron” con Massa. Acordar con otros y no con él sería alienarlos.
Pero esta posibilidad tiene algunas debilidades obvias. En primer lugar, es una PASO que no tiene identidad salvo el “antikirchnerismo”, que de todos modos queda un poco raro estando Massa adentro y, supongamos, Scioli en frente. ¿Tanta diferencia hay entre ambos? Además, hay otro problema, agravado el fin de semana, para meterse en este camino: Lilita lo vetaría. Macri podría aceptarlo de todos modos y no darle importancia a Lilita, pero no queda claro que a Macri le resultara. Más allá de los principios (que no le impidieron aliarse con peronistas, entre ellos el propio Massa, en el pasado) hay una cuestión de convenciencia.
A favor de la GPO, desde el punto de vista de Macri: en caso de ganarla, estaría casi directamente en el ballotage, sin riesgos (por ejemplo) de que el candidato FPV llegue a 40% y le gane por 10% o más. Sin embargo, creo que pesa más el motivo en contra: en una GPO Macri tendría que competir con Massa sin tener a su favor el aporte de votos de quienes tienen (por ejemplo) a Sanz/Carrió/otro radical como candidato #1 y Macri como candidato #2. Incluso en la alternativa 1 mencionada arriba (el viejo esquema de PASO separadas FR, UNEN, PRO) Macri tiene una ventaja sobre Massa para la primera vuelta: los que votaran a UNEN en las PASO pero se desencantaran con el resultado irían en una proporción mayor a Macri que a Massa en la primera vuelta. Eso no pasa en una GPO.
Por lo tanto: esta alternativa parece difícil. ¿La estará buscando realmente Sanz, o será parte de una estrategia para satisfacer a algunos miembros de su partido, sabiendo que no funcionará?
3. Kirchnerismo prolijo
Una tercera opción sería que, dada la negativa de Macri a la GPO, el radicalismo buscara una coalición con Massa solamente. Sería una combinación parecida a la de Lavagna-Morales en 2007. Parece una opción muy forzada. Si la UCR se ve a sí misma como un partido, digamos, republicano y social-demócrata o social-liberal, estaría perdiendo no uno sino sus dos “rasgos identitarios”. Massa no es menos de derecha que Macri, y es más forzado para el Frente Renovador (un conglomerado de ex-kirchneristas) que para el PRO presentarse como realmente renovador.
4. Unión Cívica
La cuarta alternativa es que la UCR, o parte de ella, compita en la PASO que acaban de armar MauriLila. Quizás, incluso, combinándose con Lilita en una fórmula. Evidentemente es lo que quieren MauriLila: no parece casualidad, por ejemplo, que todavía no le hayan puesto un nombre a la agrupación.
Esta alternativa es tanto o más atractiva que la de Kirchnerismo Prolijo desde el punto de vista de las “efectividades conducentes” (votos), pero la supera con claridad en la capacidad para construir un discurso. El 13 de abril de 2015 (un mes después de la Convención radical en la que se decidirá estas cosas) se cumplen 125 años de la fundación de la Unión Cívica, una coalición anterior al radicalismo y menos definida por lo que podríamos llamar “ideología” (había católicos como Pedro Goyena, liberales como el fundador de este medio, socialistas como Juan B.Justo, “progresistas” como Lisandro de la Torre) que por cuestionar la corrupción, la emisión descontrolada, el clientelismo con obras públicas y las prácticas poco republicanas del régimen de Juárez Celman.
El problema obvio de esta alternativa es que todos o casi todos los miembros no radicales de UNEN se oponen (es decir: sería la ruptura de UNEN) y una parte del radicalismo (Cobos) también, aunque algo de eso puede cambiar de aquí a marzo. Esa oposición implica, posiblemente pero no con seguridad, que subsistiría un “UNEN intransigente” con candidatura propia (supongamos Binner-Cobos). Obviamente al candidato a presidente radical dentro de la Unión Cívica (Sanz, suponemos) le convendría intentar una fórmula con Carrió, pero difícilmente sería competitivo si subsistiera esa otra fórmula “UNEN intransigente” con un candidato de cierto peso. Como están las cosas hoy, parecería una manera de fortalecer las chances presidenciales de Macri. Pero, de nuevo, todo puede cambiar.
En este blog somos notablemente malos para periodismo político de anticipación. Todo lo anterior será destruido por los acontecimientos en los próximos dieciocho segundos.