Piden la devaluación, y no lo saben

Interesante el fenómeno cacerolista en Madrid, del que participa como observador el colega Eduardo Levy Yeyati. La crónica de El País es informativa. Los reclamos son del tipo Democracia Real Ya.

Me recuerdan a una reunión de la Asamblea de Palermo de la que participé con dosis parejas de cinismo y curiosidad, celebrada en un café de la calle Scalabrini Ortiz. Uno  de esos con helechos y dicroicas. Corría, supongamos, el 22 de diciembre de 2001. Se puso a consideración de los asambleístas el gran debate nacional, que se organizó temáticamente en diversas mesas del bar porque eran tantas las cuestiones a tratar. A mi mesa le tocó “Constitución”. Y empezamos considerando el artículo 1: “La Nación Argentina adopta para su gobierno las formas representativa, republicana y federal”.

Transcurridas dos horas, seguíamos discutiendo la parte de “representativa”; una enorme mayoría estaba en contra, prefiriendo en cambio la fórmula de “gobierno directo de las Asambleas”. Yo me econtraba en minoría, en un bloque unipersonal que defendía, por cuestiones prácticas –“somos casi 40 millones”, llegué a decir– el sistema representativo. Felizmente el debate se prolongó tanto que la definición se pospuso para mejor ocasión; ocasión que, si existió, ya no me contaba entre sus participantes.

Pobre España, pobres jóvenes de España. Me da pena no sólo tanto desempleo y frustración. Me da pena también que un fenómeno tan monstruoso se deba no a su clase política, a sus instituciones, al neoliberalismo o a lo contrario, sino casi únicamente a la diferencia entre 1 y 1,30, más o menos la devaluación que necesitaría España para salir de su recesión. Me da pena que asuntos humanos gravísimos que merecerían un origen no menos grave, no menos dramático, se deban en cambio a veinte, veinticinco centavitos de euro. Una causa tan pedestre para un dolor tan grande me suena casi injusto de tan raro.

El verdadero milagro brasileño

Para mí el verdadero milagro brasileño es que alguien lo considere un milagro. Entre los países medianos/grandes de América Latina, sólo invierten más que Venezuela:

A mí se suena al viejo y conocido populismo cambiario: nos ponemos de moda, entran capitales, consumimos, nos hacemos caros. Esta vez dura más porque, como exportador de commodities que es, la plata alcanza. Incluso para pagar el Big Mac más caro del mundo fuera de Suiza.

Rubro caños, Diego supera a Messi

Y no por lo que hizo el otro día en una oficina:

sino por esta enorme cantidad de caños útiles:

Cristina desde la cueva de Bin Laden

Ishii pone la paz, yo el amor

La presidenta prosigue en su estrategia Repitamos el 2007: viene una etapa nueva del kirchnerismo, más institucional, apegado a las reglas, amigo de la clase media. ¿La recuerdan cuando asumió con aquel vestido blanco y puro como la nieve? ¿Era un hada, era un ángel? No, era Cristina Fernandéz de Kirchner.

Admitámoslo: es una estrategia genial, que parte –como toda buena estrategia política– de suponer la mansa docilidad del pueblo ante sus propias emociones. Olvidate de los aviones de Jaime, de que ese gobierno te miente todos los meses con la inflación, de las multas al que dice algo diferente que ciertas mentiras del gobierno, de la inflación más alta del planeta: todo eso, al bolso ancho y confortable del olvido. Crecimiento económico, derrame, Corte Suprema, Asignación por Hijo y ya está: con un poco de ayuda, la clase media está adentro.

Pero la genialidad máxima es haber lanzado esa estrategia de la Cristina Buena desde el municipio de José C. Paz, comandado desde 1999 por el Sr. Mario Ishii. Eso sí es maravilloso. Hace un ratito empezaron a reaccionar los abofeteados sindicalistas en Twitter:

¿Ganará Cristina por Walk Over?

Hace poco especulábamos con las distintas variantes para el mapa opositor de octubre. El esquema canónico era algo así:

En otras palabras: el escenario de 2009, con tres grandes bloques: (1) el gobierno, (2) el panradicalismo (otrora Acuerdo Cívico y Social), con alguna ampliación hacia la izquierda y (3) el peronismo disidente / PRO. Decíamos que este esquema era un “equilibrio” posible: en caso de darse este ordenamiento de las piezas, cada actor tendría los incentivos adecuados para quedarse en el espacio que le tocaba. Pero decíamos también que uno de los supuestos para ese esquema era la presencia de Macri como candidato presidencial, cosa que, sabemos, no ocurrirá.

¿Podrá darse el sueño tan repetido por anti-kirchneristas en los últimos años de una unidad opositora, con alguna excepción? Digamos, algo de este estilo:

Es una de las posibilidades que hoy se maneja: Alfonsín como el gran candidato de la oposición, en un gran abrazo de oso opositor desde Binner hasta Macri. Lilita y el peronismo disidente, por su parte, corriendo por su cuenta pero seguramente abrazando la candidatura opositora en caso de un ballotage. Es, de algún modo, una repetición de 2007, cuando corrieron Cristina, Lilita, una candidatura radical de estirpe alfonsinista (Lavagna-Morales) y una candidatura minoritaria del peronismo no kirchnerista (Rodríguez Saá).

Estamos viendo hoy las dificultades de este ordenamiento. En primer lugar, no es fácil para Alfonsín hacer equilibrio con el Colorado en una punta del subibaja y Margarita en la otra. Pero, además, no queda claro que Alfonsín sea una figura con suficiente arrastre como para convencer a sus aliados de que es la mejor apuesta: una encuesta reciente –y no de Artemio– que supone el escenario aquí planteado da estos resultados:

OK, faltan en esa encuesta los indecisos –acaso más no-K que K– y faltan certezas sobre las candidaturas, lo cual podría achicar esa brecha. Pero no es una brecha, es un abismo.

¿Podría, de todos modos, darse este escenario? Me sorprendería. Daría la impresión de que este esquema de candidaturas no es un equilibrio, en el sentido de que hay actores que tienen incentivos para hacer algo diferente. Hay allí un electorado independiente desde el centro hacia la derecha que no tiene aquí demasiada representación; Lilita podría aprovecharlo, pero la sensación es que su imagen ya no es la de 2007. Parece que sigue habiendo lugar para alguien más, quizás en alianza con Carrió o con Macri (“y” es más difícil dadas las desavenencias públicas entre ellos).

Aunque peronista, Felipe Solá aparece hoy como la figura con más posibilidades de atraer a esos sectores independientes, los que le dieron el tercer puesto a López Murhpy en 2003 y el segundo a Carrió-Giustiniani en 2007. Claro que de allí a entusiasmarlos y ser una posibilidad concreta de poder hay un trecho largo y –por decir lo mínimo– muy difícil.

Un argentino en Nueva York, Times

“An Argentine commenter on my Greece-leaving-the-euro post notes…” empieza hoy Krugman, comparando la devaluación argentina con la situación griega. El comentarista había dicho esto:

Es decir: el gran problema es que para salir tenés que hacer algo con el sistema financiero además de con la deuda. Krugman le da la razón y por lo tanto opina que la única salida posible del euro será por la fuerza, no por la razón: sin crisis bancaria previa, no se sale del euro. Ningún gobierno confisca el dinero de sus depositantes salvo que no tenga otra alternativa. Y la alternativa, por ahora, existe para los griegos: seguir sufriendo el euro.

La deuda del fin del mundo

Suerte que vino el ajuste fiscal kirchnerista, porque si seguíamos con el endeudamiento mirá cómo terminábamos:

Argentina-Brasil: ¿perdemos por penales?

„Me llega un informe del UBS comparando Argentina con Brasil. Lamentablemente no lo pude encontrar online. Y sería un poco largo para traducir. Así que pegoteo aquí el resumen ejecutivo:

(EX-POST: en este lugar puede accederse al documento completo, via Eduardo Levy Yeyati)

Pele or Maradona?
Argentina and Brazil’s rivalry cuts across many fields. While it’s in football where it has attracted the most attention, investors oftentimes also benchmark these two countries against each other.

Brazil ‘o jogo bonito’ and Argentina ‘catenaccio’?
Market perception about these two countries couldn’t be more contrasting. In recent years, Brazil has become the ‘model student,’ grabbing major attention as it’s become a key player on the global scene. At the same time, Argentina’s been cast into the spotlight as the ‘l’enfant terrible.’

Argentina 1 – Brazil 0
Comparing key flow macro variables, Argentina has done better. GDP growth has been higher than Brazil’s consistently. Brazil may be generally perceived as market friendly and Argentina as anti-business, but investments to GDP ratios have been much higher in Argentina. Brazil is also typically seen as fiscally prudent and Argentina as somewhat fiscally reckless and yet Argentina posts better fiscal numbers while the level of public spending in both countries is essentially the same. Contrary to conventional wisdom, Argentina has grown exports, especially
of manufacturing origin, faster than Brazil, notwithstanding Argentina’s antiexport policy bias. This has helped Argentina post higher current account balances
on a consistent basis.

Argentina 1 – Brazil 1
We think Brazil may be better positioned when comparing stock variables. Its gross public sector debt ratio is higher than Argentina’s but a) the Brazilian treasury has more liquid assets and b) Argentines don’t reflect the large stock of
GDP warrants and holdout debt in its statistics. Brazil’s advantage is more visible on the external side. Its debt ratios are much lower and its foreign reserves leave Argentina’s in the dust.

Offside
Both countries face serious inflation problems. However, Argentina’s are considerably more severe. Its inflation rate is about three times higher than Brazil’s, its Central Bank doesn’t appear too preoccupied with it and there are signs of
significant inflation underreporting. That said, high inflation in Argentina hasn’t so far come back to bite the country’s high growth in domestic aggregate demand.

Fair play, the rules of the game and the hand of Diego
It seems Brazil may be carrying an advantage when it comes to institutional-related matters and other non-quantitative factors. The Argentines have relied more on discretion than rules, undermining institutions and investors’ confidence in the process. When it comes to a host of competitiveness metrics, Argentina doesn’t
appear to be faring worse than Brazil.

30 minute extra time and penalty kicks
The jury is still out as to whether we’ll see Brazil outperforming Argentina more visibly. So far, their relative economic performance has not lived up to the Brazil hype and ‘Argentina bashing’ built up in the market over the past few years. We do feel more comfortable with Brazil’s policy stance and, barring political breakthroughs in Argentina, we would expect this country to fare somewhat better than its southern neighbour and perennial rival.

Big Mac para pocos, Cajita Feliz para nadie

Triste papel, el de la cadena de comidas rápidas del cristiano Ronaldo McDonald’s haciendo un guiño a la política de manipulación y engaño del gobierno, como comenta Martín Lousteau. La empresa pisa el precio del BigMac intentando esconder a la revista The Economist  –es decir, al mundo– el gradual encarecimeinto en dólares de la Argentina. En fin, imagino que esas complicidades con prácticas no muy democráticas deben ser habituales para poder hacer negocios en todo el planeta.

Pero favor con favor no siempre se paga. Esta semana se conoció la intención del legislador kirchnerista Cabandié de prohibir la Cajita Feliz de McDonald’s y su similar BurgerKingueano. El objetivo es evitar que nuestros niños sobre-consuman comida chatarra.

¿Tendría algún efecto favorable? Aunque lo tuviera, ¿no es violatorio de la libertad de expresión y de publicidad?

Luciano Cohan, coautor de uno de los mejores blogs económicos del país, hace un cálculo de costos y beneficios. El beneficio de la medida, según Cohan, es atenuar la carga que impone a la sociedad –por ejemplo, a su sistema de salud– la obesidad y los problemas asociados a ella. El costo de la medida es que la Cajita ahora es Infeliz: los niños pierden ese momento glorioso, casi adictivo, de elegir y recibir el juguete. Y los adultos la posibilidad de hacerles ese regalo. La solución de Cohan es razonable: que la empresa pueda vender esos juguetes, pero que vayan separados de la comida insalubre; y, suponemos, que comprar la comida insalubre no represente un descuento para la compra del juguete.

Niños y adultos podrían así tener su momento feliz sin que el consumo estuviera sesgado hacia productos menos saludables. Claro que inmediatamente desaparecería el incentivo para McDonald’s de distribuir juguetitos, porque quiere ser un lugar de venta de comidas y no una juguetería. El objetivo del muñeco es, precisamente, asociar felicidad a comida chatarra y lograr que los niños taladren a sus padres para satisfacer su pequeña adicción. “Cajita Feliz”: alguna mente brillante de una consultora internacional debe haber dado con este nombre, confesión brutal de la intención lavadora de cerebro del objeto fetiche.

Creo que Luciano Cohan se queda corto con los beneficios de la propuesta de Cabandié. Él computa solamente lo que los economistas llaman el “costo social” de la decisión privada de comprar una Cajita Feliz: el costo que impone al resto de la sociedad, por ejemplo, vía el aumento de costos médictos. El supuesto es que el costo privado, individual –en este caso, sufrir problemas por la mala alimentación– ya lo tiene en cuenta el comprador a la hora de adquirir la Cajita Feliz. Con adultos, el razonamiento tiene sentido. Con niños, lo dudo: no podemos suponer que ni ellos, y a veces ni siquiera sus padres, tienen en cuenta por completo el impacto sobre su salud. (El que no esté convencido de los “efectos colaterales” de la comida chatarra, vea la película Supersize Me!).

Es este argumento paternalista el que está detrás de las regulaciones sobre la publicidad para niños. Paternalista sobre los niños y paternalista también sobre los padres: así como el Estado obliga a los niños a ir a la escuela –lo quieran o no sus padres– también puede intentar evitar prácticas dañinas de las empresas sobre los niños aunque puedan ser, en principio, neutralizadas por sus padres.  En países como los escandinavos, la publicidad dirigida a niños está directamente prohibida, y en varios otros está muy regulada. Sin llegar tan lejos como prohibir toda la publicidad para niños, sí creo que podríamos al menos discutir si la publicidad para niños de productos con efectos nocivos sobre la salud debe estar regulada. Mi impresión es que sí.

La respuesta más libertaria suele ser: dejad que los padres regulen lo que pueden y no pueden hacer sus hijos. Que no se meta el Estado. A veces los liberales, tan confiados en los individuos, depositan su confianza absoluta en la dictadura irrestricta de terceros.

El que depósito euros, recibirá dracmas

Jorge Remes Lenicov, insospechado y secreto héroe de la economía mundial. Algo así siente uno cuando lee cosas como esta, que pone a la Argentina como ejemplo de lo que debe hacer un país que sufre recesión y está atado a un tipo de cambio fijo; concretamente, Grecia.

Krugman coincide en parte, pero apunta que dos diferencias entre Grecia y la Argentina son: (i) Argentina todavía tenía su propia moneda, y era más fácil devaluarla que lo que es para Grecia introducir una nueva; (ii) el euro es en parte un sello de calidad, de pertenencia a Europa; irse del euro no es sólo perder los supuestos beneficios de la integración monetaria; también es algo parecido a perder los beneficios de credibilidad institucional que trae la pertenencia a la Unión Europea.

Ninguno de los dos argumentos de Krugman contra la salida del euro me convence. Sí me convence mucho más una tercera diferencia con la Argentina. No conozco los números, pero seguramente el sistema financiero griego es más grande que lo que era el argentino en 2001. Inevitablemente, la salida del euro, como la salida de la convertibilidad, generaría pérdidas para los depositantes: los deudores del sistema bancario no podrán devolver sus deudas en euros, de modo que los bancos no podrán devolver euros a los depositantes. Y, si es cierto que el sistema financiero griego es mayor que el argentino, el recorte a los depositantes también debería ser mayor.

Por lo tanto: es cierto que a la larga grecia se beneficiaría de una combinación de default y devaluación. Pero también es cierto que el gobierno que lo haga cae inmediatamente por la bronca –justificada– de los depositantes. Mi única recomendación sería para quien asuma después de la devaluación: tiene que decir “el que depositó euros, recibirá dracmas”.