Imaginemos un carrito de supermercado lleno de productos por valor total de 100 pesos. Supongamos que el Banco Central quiere tener una meta de inflación “creíble” de 25%. ¿Tiene alguna manera de compromenterse a que, de aquí a un año, ese changuito valdrá 125 pesos? No exactamente, pero si realmente quiere hacer todo lo posible para demostrarte que está comprometido con esa meta de inflación puede decirte:
“Te vendo este carrito, con entrega el año que viene, a 125 pesos; o, si te parece caro, si te parece que va a estar a un precio más bajo, te lo compro a 125 pesos. Es más, para que me creas, hacemos la entrega de dinero hoy mismo, aunque la entrega del carrito sea de acá a un año. Claro que si hacemos hoy el pago, el monto no es $125, sino el “valor presente” de 125. Por ejemplo, si la tasa de mercado es 30%, el pago lo hacemos hoy a 125/1,30=96,1″.
Esa es exactamente la regla que propuse en el post anterior. Deber un carrito de supermercado a entregar el año que viene es exactamente lo mismo que deber un bono indexado: se adeuda una cantidad de cosas cuyo valor ahora es desconocido, porque depende de la inflación del período. Y el precio que se paga por tener ese changuito entregado el año que viene (es decir, por ese bono indexado) es el valor presente del precio que tendrá el carrito si la inflación es la meta de inflación, es decir: es el precio que tiene hoy un bono que paga dentro de un año el valor de hoy del carrito ($100 en el ejemplo) más la meta de inflación.
La gracia del esquema es que cuando la gente cree que el carrito va a ser más caro que lo que el gobierno dice que va a ser, le conviene comprarle carritos al Banco Central, ahora, a entregar en un año. Si creés que el carrito va a costar $135, te conviene comprárselo al Banco Central a (el valor presente de) $125. En el proceso, todo el mundo le estaría comprando carritos con entrega futura al Banco Central, es decir que se está achicando la cantidad de dinero. Habrá un momento en el cual la cantidad de dinero bajó tanto que ya la promesa del gobierno de que el carrito costará $125 pasa a ser creíble.
OK, tampoco se entendió.