Truchilandia legal

Macri quiere aumentar el ABL. Como idea general, estamos a favor. Es muy curioso lo que ocurre en este país: aumentar los impuestos es visto como una política de derechas, cuando el objetivo principal es juntar plata para tener un Estado con más capacidad de gasto. En Estados Unidos el partido Demócrata es el que quiere subir los impuestos y el Republicano el que quiere bajarlos.

Mi impresión es que más bienes públicos locales en la ciudad, financiados por impuestos, pueden mejorar la situación de todos. Diría más: uno de los errores de Macri fue no haber arrancado con un mayor saque impositivo el día 1. Por ejemplo: 10 kilómetros de subte cuestan más o menos 1000 millones de dólares. Podría haberse endeudado por esa cifra y construido ese subte a un costo anual en intereses de más o menos 100 millones anuales, unos 30 dólares por persona y por año. ¿No estaríamos todos mejor? Y mucho mejor aún, y más barato, si pasáramos de un día para el otro a esta maravillosa grilla de metrobuses cubriendo toda la ciudad.

Pero el punto de esta notita era otro: lo gracioso de la propuesta de la suba de ABL es que tiene un truco para que los porteños puedan eludir tranquilamente bienes personales. Si se aumentara el valor fiscal de las propiedades hasta más o menos el valor de mercado, personas que hoy no pagan Bienes Personales pasarían a pagarlo. Para evitarle esa incomodidad a sus ciudadanos, se calculará primero un Valor Fiscal Homogéneo (VFH) equivalente a aproximadamente un 20% del valor de mercado; y esa valuación será la usada para Bienes Personales. Para el ABL, se multiplica por 4 ese VFH hasta llegar a la Unidad de Sustentabilidad Contributiva, al que se aplica la tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza. La onda es: no se preocupen porteños, sólo van a pagar más impuestos locales, pero los ayudaré a que puedan eludir los impuestos nacionales al patrimonio.

Qué país.

Cavallo, el euro y la convertibilidad

Le preguntan a Cavallo sobre la deuda europea y su sistema bancario. Como no podía ser de otra manera tratándose de un economista tan inteligente, las respuestas valen la pena:

-¿Qué medidas debería adoptar Europa?

-Va a tener que inyectar liquidez como lo hizo la Reserva Federal en Estados Unidos; el Banco Central Europeo debería actuar como prestamista de última instancia, comprando deuda de los países en problemas. Así, lograría superarse la inestabilidad financiera, el euro bajaría hasta llegar a una relación uno a uno con el dólar y esas economías se recuperarían. Es lo mismo que hubiera pasado si nos ayudaban a nosotros en 2001 para canjear la deuda en forma ordenada.

Brillante, con una salvedad: la Argentina tenía tipo de cambio fijo, y por lo tanto no iba a ocurrir nunca lo que debe ocurrir en un mal momento, que es la depreciación monetaria. ¿Es buena una devaluación? ¿Soy un devaluacionista? Hasta ahora la mejor metáfora que se me ocurre es la de los glóbulos blancos: devaluar la moneda es como que te aumenten los glóbulos blancos. ¿Es bueno que te suban los glóbulos blancos? Si estás sano, no, como no es razonable devaluar en una economía de pleno empleo, porque sólo genera inflación. Pero si estás enfermo, los glóbulos blancos son una bendición. Que una economía con falta de demanda –por algún motivo– no esté devaluando es como que a una persona enferma no le estén subiendo los glóbulos blancos: enfermedad sin su remedio natural.

En otra de sus respuestas, Cavallo es igualmente lúcido, y de nuevo se refiere sin ser explícito a otra de las deficiencias de la convertibilidad:

-¿Habrá corralito europeo?
-No, pero los gobiernos deben recapitalizar a los bancos. El Banco Central Europeo tiene los recursos para proveer todos los billetes posibles aún en el caso de una salida masiva de depósitos, algo que la Argentina no tenía en 2001.

¿Por qué no podía hacerlo la Argentina? Porque, al tener que respaldar toda emisión con reservas –una condición de la convertibilidad– era imposible responder a un pánico bancario emitiendo billetes. ¿Es peligroso responder a un pánico bancario con emisión? Depende de varios factores. Uno de ellos es cuál es la entidad que está en duda: el valor de la moneda o el valor de los depósitos bancarios. En Europa la gente quiere euros pero no quiere depósitos en euros. En esos casos, emitir euros no tiene demasiado riesgo inflacionario porque precisamente se está emitiendo aquello que el público desea.

La Argentina de 2001 estaba en una situación diferente: la gente retiraba sus pesos-dólares de los bancos *porque* dudaba del valor de la moneda; preveía –con buen criterio– un combo de pesificación y devaluación. En ese tipo de casos, no es que emitir dinero para salvar a los bancos no sea un problema, sino que la crisis bancaria es un poco menos probable. Una ventaja del tipo de cambio flexible es que esas dudas sobre el valor futuro de la moneda tiene un efecto inmediato sobre su valor presente. Un corolario de esa inmediatez es que correr a sacar los depósitos para comprar dólares, si la duda es el valor de la moneda, no tiene demasiado sentido: si todos están corriendo, la moneda ya habrá perdido su valor. Y, por lo tanto, habrá un motivo menos para correr.

El INDEC dice la verdad sobre los precios

Sobre los precios al consumidor está claro que no. Pero me pregunto si el rubro “Gastos generales” del índice de la construcción no será una semilla de verdad en el torrente de mentiras que produce el INDEC. En 2010, la inflación de “Gastos generales” fue 23,9%. En 2011 viene subiendo 14,9%, es decir, otro 23% anualizado.

Moreno, meta mano ahí que hay algún conspirador.

Más Shout que Twist

Tardíamente, nuestra opinión sobre la tan mentada Operación Twist: la compra de bonos de largo plazo por parte de la Fed financiada con ventas de bonos a corto plazo. ¿Cuál es la lógica? Mi primera impresión es que es una aplicación errónea de un razonamiento de “oferta y demanda” al precio de un actitvo: el razonamiento es que si aumento la demanda por bonos de largo plazo, subirá su precio; esto es, bajará la tasa de interés. En lugar se financiarse con nuevo dinero –lo que traería temores de inflación– se paga con ventas de bonos cortos, por los que hay tanta “demanda” que es difícil que bajen mucho. Es decir que el efecto sobre las tasas cortas sería mínimo. En la jerga, un intento por “achatar la curva de tasas”, esto es, la curva que muestra la relación entre los plazos de un bono y la tasa de interés anual que pagan.

¿Por qué creo que es un razonamiento erróneo? Porque tiene que haber una relación de arbitraje entre los bonos cortos y los largos. Imaginemos dos períodos solamente, de hoy al 2012 y del 2012 al 2013. Si el bono de un año 2011-2012 paga 0%, para que el bono de 2 años 2011-2013 pague 0% tiene que ser cierto que se espera una tasa de 0% para el bono 2012-2013. Si, por ejemplo, se esperase que en 2012 la tasa a un año va a ser 1%, obviamente es más conveniente hoy comprar el bono 11-12 y el año que viene el 12-13 que comprar hoy el bono 11-13. De modo que la única manera de cambiar la tasa “larga”, la del bono 11-13, es cambiar la expectativa sobre la tasa del bono 12-13.

No es obvio por qué reducir la oferta del bono 11-13 cambia la expectativa de la tasa 12-13. Si alguien me explica, compro.

 

Definen la efigie del billete de $200


Adivinen quién viene después

En realidad la noticia que leímos es que en algunos billetes de $100 reemplazarían a Roca por Hipólito Yrigoyen. Claro, después habrá que imprimir los billetes de $200, y quizás de $500. A ver, figuras políticas importantes luego de Hipólito Yrigoyen, quien murió en los 1930s… eh eh, ¿quiénes podrán a ser? Mejor aún, para que representen a todos y todas deberían ser un varón y una mujer. Mi mente no está segura, peron o evita imaginarlo.

¿Puede la Fed hacer política fiscal?

No se puede hacer nada, sólo esperar y languidecer, dicen muchos. Pero sigo sin entender el argumento de que es imposible generar inflación en este mundo de recesión. ¿No les gustó mi propuesta de que la Fed ponga un piso al valor del Dow Jones para provocar inflación? Redoblo con otra más loca:

¿Qué pasaría si la Fed ofreciera a los tenedores de títulos públicos del Tesoro un canje por títulos de la Fed, pero títulos que valen más? Por ejemplo, un bono del Tesoro que dice: “te pago $100 en tres años” (y que hoy vale casi $100, porque la tasa es casi cero) se cambia por un bono de la Fed que dice “te pago $ 130 en tres años”? Obviamente, todo el mundo agarra viaje.

¿No generaría eso, automáticamente, un aumento en las expectativas de inflación? Nadie se ha vuelto más rico: los bonistas tienen 30% más, pero el pueblo tendrá que pagar eso con  “impuesto inflacionario” en el futuro. OK, por ese lado no tiene por qué haber un aumento en el gasto privado. Pero, ¿no hay una reducción de la tasa de interés real? El riesgo del bono sigue siendo nulo: en el peor de los casos, la Fed tendrá que emitir para pagarlo. La tasa nominal podría subir por la expectativa de inflación, pero entonces ya volvimos a un mundo normal, en que la tasa es “bajable” con política monetaria: si la tasa corta se pone en cero, la tasa real es negativa.

Claro que esto es muy parecido a regalarle plata a los bonistas, como una enorme Asignación por Hijo. Claro que tiene, por lo tanto, un obstáculo político. (Aunque con la ventaja de no pasar por el Congreso). En todo caso, mi pregunta es teórica: ¿es posible una situación en la que un Banco Central no puede generar inflación? Creo que no.

La no crisis de la teoría económica

Ocurre algo muy curioso. Dos de los Padres Fundadores de la macroeconomía, John Maynard Keynes e Irving Fisher, dieron explicaciones bastante razonables teórica y empíricamente de una crisis macroeconómica como la que ahora vive el mundo. Podemos discutir si los remedios que proponían tienen más o menos efectividad, pero como explicaciones ambas resultan sensatas y aplicables a la situación actual.

Fisher: el excesivo endeudamiento puede llevar a un ajuste del gasto privado, que es recesivo; y esa recesión empeora más la situación de endeudamiento. Si hay deflación –que, felizmente, no hemos visto, aunque sí una inflación más baja que lo habitual y una caída en el precio de los activos– la situación empeora todavía más.

Keynes: cuando falta demanda, hay desempleo, salvo que bajen las tasas de interés hasta que la demanda vuelva a ser la que era. Claro que si lo que necesitás para que la demanda vuelva a ser lo que era es una tasa de interés menor a cero, estás en graves problemas. La deflación salarial (1) no te corregiría la falta de demanda (¿por qué va a haber más demanda con reducciones salariales?) y además (2) esa deflación no ocurre, por rigideces en el mercado de trabajo. La situación de recesión se acentúa en la medida que un componente clave de la demanda, la inversión, depende a su vez del nivel de demanda. La reducción de la inversión puede tener consecuencias de mediano/largo plazo (como ésta).

Pregunto: ¿qué parte de la crisis actual se aparta mucho de estas explicaciones? Insisto: dejemos para después la discusión sobre si los remedios de Fisher (inflar la moneda) y Keynes (inflar el gasto público) sirven o no.

La abolición del sexo

Tuvimos una discusión sobre el matrimonio gay, felizmente zanjado para el lado de la equidad. Ahora tenemos una sobre el cambio de sexo. Creo que ambas discusiones sólo son posibles porque existe una entidad legal del género. Me pregunto: ¿tiene sentido? ¿Tiene sentido que el Estado te fuerce a estar en uno de dos casilleros, varón o mujer?

Cuando estudiaba en Estados Unidos, con nuestros compañeros de piso nos anotamos en una clase de “Sex, Lesbianism [y no sé qué]”, era un poco para conocer chicas, pero una cosa que enseñaban era “el sexo [ie., el “género”] es algo socialmente construido”. No sé si es verdad, todas esas discusiones dependen de las definiciones que se dé a las palabras. Pero me parece bastante torpe que el Estado tenga que clasificar a las personas como varón o mujer atribuyéndole a eso consecuencias legales.

¿Cuáles serían las consecuencias de abolir el género como entidad legal? (Sí, estoy hablando de lo que no sé). Las favorables: los “terceros géneros” no se sentirían que no caben en ningún lado; no tendríamos una discusión sobre el matrimonio gay, simplemente las personas podrían casarse, y las posibilidades de adopción las determinará un juez según las condiciones de una pareja para adoptar; la “violencia de género” se convierte en “violencia de pareja”, que puede darse entre personas del mismo sexo; no haríamos todo un tema de si las mujeres y los hombres votan en la misma mesa; las decisiones de tenencia se harían sin condicionamientos legales, aunque seguramente es probable que en parejas heterosexuales existan motivos para que la madre tuviera prioridad, que no tendrían por qué desaparecer; los “transexuales” todo lo que tendrían que hacer, legalmente, es el mismo cambio de nombre que yo debo hacer si quiero pasar a llamarme Juan Domingo.

¿Y las desfavorables? Por supuesto, las mujeres no perderían derechos especiales que deben tener por una condición habitualmente asociada a ellas, que es la maternidad. La “licencia por maternidad” y “licencia por paternidad” podrían seguir existiendo. Creo que la principal pérdida podría ser la asociada a acción afirmativa a favor de la mujer, como el cupo femenino. Pero, pregunto yo: ¿no está un poco de modé el cupo femenino en un país que tendrá a una mujer como el único caso en 120 años de dos mandatos presidenciales completos y consecutivos sin cambiar las reglas de juego?

Sólo un apunte para debatir.

 

¿Es trágico salir del euro?

Sí: para los que no salen.

El Economist hace cuentas sobre cuánto perderían los países con defaults y devaluaciones. Por ejemplo:

If Greece were to quit, the first-year cost would be 40-50% of GDP, and subsequent annual costs would be around 15%.

Sinceramente, no entiendo la cuenta. Que algunos acreedores pierden está clarísimo. Pero, por definición, lo que pierde un acreedor lo gana un deudor. De modo que no contemos como pérdida lo que sufrirían los depositantes pesificados, por ejemplo; porque del otro lado hay un deudor pesificado que (en comparación con tener la deuda en euros) gana. Tomando al país en su conjunto, en la medida en que hay un recorte a acreedores externos el país no sólo no pierde sino que *gana*.

Vamos a analizar en los párrafos que siguen si a Grecia le convendría o no salir del euro. Para los que estén en contra de mi conclusión y quieran leer argumentos a favor de la continuidad en el euro les recomiendo esta columna de Andy Neumeyer en Foco Económico.

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