Termos Lumigarco: va con vos, siempre

Admitamos que es divertida la publicidad del Partido Liberal Libertario, unos locos no sé qué tan lindos:

Lo que me parece una pena es que le hagan un favor tan flaco al liberalismo económico. El personaje burlado en el spot dice: “En los 90s… casi nos vamos al tacho; se quedó gente sin trabajo, un desastre”. Ponerlo en boca de esa persona, para hacerlo sonar como una tontería, es una verdadera tontería.

Si fuera cierto que la apertura comercial genera desempleo, ¿estamos seguros de quererla? La defensa lúcida del liberalismo sería mostrar que cerrando la economía se generan algunos empleos pero se destruyen otros. En los 90s hubo apertura pero también hubo apreciación cambiaria, y muchos creen (muchos creemos) que el desempleo alto tuvo más que ver con lo segundo que con lo primero.

De todos modos es interesante lo de Termos Lumigarco. Me acercan una comparación entre el precio de un termo en Argentina y uno en USA:

 

¿Somos tan buenos al fútbol?

Con este técnico perdimos por primera vez en la historia contra Venezuela.

Con el anterior perdimos 6-1 con Bolivia, y nos goleó Alemania en el mundial.

Con el anterior perdimos por primera vez con Chile, y nos dejó en zona peligrosa en la eliminatoria.

Con el anterior a ese, todo fue bastante razonable, aunque debe decirse que pasamos octavos de final gracias a un zapatazo de esos que si le pegás mil veces entra una. Y era contra México.

Con el anterior, en 2002, perdimos en primera rueda del mundial. Hicimos dos goles de pelota parada.

¿No será que no somos tan buenos? Nos confunde bastante que tenemos al mejor de todos, al mejor de la historia. Y dos o tres jugadores de primer nivel mundial (aunque no los mejores del mundo ni nada que se le parezca) en otras posiciones de ataque. Sacando a los tres de ataque, los ocho restantes son buenos jugadores, pero normales. Peores que los que la Argentina tuvo en otras épocas. Mucho peores que los que tuvo en la época con más abundancia de jugadores de élite, los mundiales de 1998 y 2002, con la única (aunque enorme) diferencia a favor del presente que es Lionel Messi. Imaginemos una formación canónica de aquellos tiempos, que no sé si alguna vez habrá jugado pero podría haberlo hecho. Formo 4-4-2: Zanetti, Ayala, Sensini, Sorín; Simeone, Almeyda, Verón, Kily; Ortega y Batistuta. Esos sí que eran todos jugadores de primer nivel en sus puestos. Comparar Zanetti con Zabaleta, Rojo con Sorín y Verón joven con Banega.

La Argentina, como River, como Central, ha sido víctima de la globalización. A nivel nacional, la globalización hizo estragos en los equipos grandes porque se llevó todos los jugadores buenos, a los escalones de arriba de la pirámide, y sólo quedaron los dos de abajo. Rápidamente se dio un proceso de convergencia en la calidad de los equipos, porque ni siquiera los Boca y River pueden retener a los jugadores buenos, y a duras penas a los dignos. Los que quedan aquí son todos del montón, y todo puede ocurrir: que River descienda, por ejemplo. O que los equipos más goleadores de primera división sean Godoy Cruz, Arsenal y Atlético Rafaela.

A nivel internacional, la convergencia de calidades actúa de manera más pausada. Sigue pesando la tradición futbolística que pasa de generación en generación por un proceso de aprendizaje. Pero atención: la cancha de Venezuela, un país que creíamos que jugaba al béisbol, estaba llena de gente que quería ver a Messi. El fútbol se ha popularizado y las diferencias se van acortando. La Argentina ya hace unos años que no es una fábrica de genios: en cuatro años, Pastore es la única joya exportada que tenemos para mostrar. Y Pastore es bueno, pero juega en el fútbol francés. Y tampoco se ve, en los torneos nacionales, ningún jugador que prometa tanto como la camada anterior, la de Messi, Agüero e Higuaín.

Entonces: ¿no habrá Maracanazo Argentino? Sí. Tranquilos. Sabella se va a dar cuenta de que a nivel del seleccionado no conviene cambiar tanto de dibujo táctico. Es muy sencillo, Pachorra: tenés que ver la película English Manager. Un entrenador imaginario del seleccionado inglés prueba varios sistemas tácticos durante el mundial, con pésimos resultados. Asediado por la prensa, hace dos cosas: recita a Rudyard Kipling y anuncia que el equipo formará Four-Four-Fucking Two en el match decisivo contra la Argentina (incidentalmente: el partido se define a favor de England con un gol con la mano).

El 4-4-2 es la formación más simple, la que más se adapta al poco tiempo que tiene una selección para trabajar. Las variaciones hay que hacerlas sobre ese bajo continuo. El día que haya que jugar más ofensivamente, uno de los doblecincos puede ser Pastore jugando a lo Verón. Como locura, yo probaría al ahora-caído-en-desgracia-Tévez como número 8; no puede ser mucho menos que Sosa. O quizás, por qué no, al mejor jugador barbado desde Sócrates, el enjundioso Villar de Godoy Cruz. Todavía hay tiempo para que aparezcan marcadores laterales, o puede ocurrir que los actuales se consoliden en sus puestos.

No se necesita demasiado para Brasil: un equipo sólido y uno o dos lugartenientes de Messi. Si la pelota le llega seguido, podemos confiar en que Messi hará el resto.

 

Quiero ser buchón pago

Qué hermoso lo que pasa en Corea. La gente que no tiene trabajo, o en sus ratos de ocio no tiene nada mejor que hacer, se dedica a vigilar que otras personas respeten la ley. Si filmás a alguien haciendo algo indebido, te dan una recompensa. Me parece fantástico. Yo sería un fanático filmador de gente permitiendo a sus perros hacer caca en la calle. Podríamos ser todos como El Vengador Infantil, el tierno personaje de los Simuladores. Humildes superhéroes. Filmar autos tapando rampas de discapacitados. Vecinos que pintan sus cordones de amarillo donde está permitido estacionar, para apropiarse del espacio público. “Restós” “cools” de “Palermo Bobo” que por todo comprobante te dan una servilleta como la de Corach, eso sí, adentro de una antigua cajita metálica de bizcochos ingleses.

Me encantan también las graduaciones de las recompensas: filmar a alguien tirando un pucho en la calle, 5 dólares; a alguien vendiendo ilegalmante animales, 850 dólares; reportar un acto de corrupción de las autoridades locales de Seúl, 1,7 millones.

Ya sé, ya sé, acá sería una política de derechas hacer cumplir la ley. Aunque la ley sea de lo poco en este mundo ante lo cual somos todos iguales.

Crisis mundial, oportunidad argentina

Si al mundo le va mal, a nosotros también. Lo sabemos de memoria, y lo comprobamos en 2009, el único año recesivo desde 2003. Se oye decir al gobierno que la crisis internacional -la recesión o al menos el estancamiento que asoma en el mundo desarrollado- encontraría a la Argentina bien preparada. Hay algo de cierto: por sus frecuentes sismos institucionales, la economía argentina depende menos del sistema financiero que casi cualquier otro país. Sí habría, claro, un impacto comercial, porque la ralentización de la economía mundial llevaría a una caída en el precio de la soja, cosa que ya está ocurriendo.

Pero hay un punto adicional en el que la Argentina está mejor que otros países para enfrentar la crisis internacional. Para nuestra economía, una crisis como la de 2009 traería, junto a varias de sus plagas, al menos un consuelo: podríamos devaluar sin que eso involucrara un aumento de la inflación. Incluso, como ocurrió en 2009, es concebible una situación de crisis en la que el peso se depreciara y al mismo tiempo bajara la inflación.

Por supuesto, en el balance total nos conviene que no haya crisis, que la economía siga creciendo y que los problemas se corrijan de manera más amable. Pero, si viene la crisis, no estaría mal aprovecharla para enfrentar de manera definitiva lo que es en este momento el principal problema de mediano plazo de la economía argentina, el combo de inflación por el ascensor y dólar por la escalera.

La crisis de 2009 permitió devaluar en un contexto de inflación en descenso. El paso de $3 a $4 en el dólar abrió espacio para dos añitos de inflación de veintipico sin que el país se encareciera de manera insostenible. Sin crisis internacional, el choque de trenes entre inflación alta y dólar quelonio ocurriría en algún momento de 2012. El dólar de cuatro y monedas no aguanta otra ronda de aumentos salariales de 25%.

Un recrudecimiento de la crisis mundial podría ser una oportunidad para bajar la inflación de un modo más permanente que en 2009, cuando el aumento de precios fue menor a 20% pero solamente por un año. En primer lugar, podría aprovecharse una desaceleración económica no sólo para devaluar sin impacto en la inflación, como en la última crisis, sino para modificar la naturaleza de nuestro régimen cambiario. Una política permanente contra la inflación requiere un tipo de cambio flexible, o al menos mucho más flexible que el que tenemos. Con nuestro actual sistema monetario, todos sabemos que en algún momento el dólar va a subir, y eso empuja las expectativas de inflación. Con un dólar que puede subir o bajar, ese componente de expectativas inflacionarias desaparece, lo cual ayuda a reducir la inflación.

En segundo lugar, en un contexto de desaceleración económica parece más posible un Acuerdo Social, que es el nombre de fantasía que se le da a una contención acordada entre gobierno, empresas y sindicatos de la tasa de aumentos de salarios nominales (Los empresarios pueden comprometerse también a moderar sus precios, pero sabemos que es mucho más difícil controlar precios que controlar salarios). Insisto con que la moderación salarial es en términos nominales, pero no necesariamente en términos de poder de compra. Si se lograran paritarias de 15% en lugar de 25%, la inflación de costos sería más baja –y habría menos necesidad de licuar esos incrementos de costos con devaluaciones ulteriores–, lo que repercutiría en una tasa de inflación menor y quizás la misma evolución del poder de compra.

El mayor desafío que presenta una estabilización de la inflación en medio de una crisis viene por el lado fiscal. ¿Será posible confiar que el gobierno no emitirá en exceso como para financiar un déficit público ensanchado por la caída de la recaudación? Creo que sí. La propia devaluación es una manera de recuperar fiscalmente lo que el gobierno pierde por, por ejemplo, la caída en el precio de la soja. Además, el peso del factor fiscal en la inflación argentina ha sido mínimo: la Argentina entró en un régimen de alta inflación en épocas de superávit fiscal (2007). No entiendo por qué no podría estabilizar en un contexto no demasiado lejano al equilibrio presupuestario.

¿”Toda crisis es una oportunidad”? No lo sé, pero esta definitivamente lo es.

Good job, Jobs

Evidentemente, un gran innovador. Es bastante razonable que el capitalismo permita a los innovadores usufructuar parte del beneficio de esas innovaciones con rentas monopólicas. Pero creo que Apple se pasa. ¡A Bill Gates lo declararon monopolista porque el Windows venía con el Explorer! Las computadoras de Apple vienen con sistema operativo Apple, música Apple, descargas aprobadas por Apple, repuestos Apple.

El usuario de una PC interactúa con muchísimas más empresas que el de Apple. ¿Su experiencia es mejor? De gustibus non est disputandum: no se pueden discutir los gustos. Pero lo que tampoco puede discutirse es que la empresa de Steve Jobs explota su poder monopólico. ¿Cómo poder monopólico, si compite con otras? Sí, compite, pero una vez que te metiste en el mundo Apple los costos de salir son grandes. Es como las empresas de celular: podés cambiarte de compañía, pero tenés que cambiarte de número, y por lo tanto pueden explotarte un poquito más, chuparte un poco más de tu excedente del consumidor. No lo digo yo, eh:

Because of its enormous strength in both music sales and mobile devices, Apple has more power than at any time in its history, and it is using that power to make the computing experience of its users less free, more locked down and more tightly regulated than ever before. All of Apple’s iDevices — the iPod, iPhone and iPad — use operating systems that deny the user access to their workings. Users cannot install programs themselves; they are downloaded from Apple’s servers, which Apple controls and curates, choosing at its whim what can and can’t be distributed, and where anything can be censored with little or no explanation.

The Steve Jobs who founded Apple as an anarchic company promoting the message of freedom, whose first projects with Stephen Wozniak were pirate boxes and computers with open schematics, would be taken aback by the future that Apple is forging. Today there is no tech company that looks more like the Big Brother from Apple’s iconic 1984 commercial than Apple itself, a testament to how quickly power can corrupt.

A 1010 días del Maracanazo 2

Qué lindo, faltan 1010 para el Maracanazo 2 (es el 13 de julio de 2014). Y hoy empieza el mundial. 10-10 días. Y tenemos la bandera con los dos 10 más grandes de la historia, Maradona y Messi.

Los brasileños sueñan con esto, con que Pelé nos hace el gol en la final:

Pero no la va a jugar, Pelé. La va a jugar Messi. Y es nuestro.

Gran Buenos Aires: ¿ciudad alta o ciudad gorda?

Muy informativo el informe sobre villas y asentamientos informales que publicó estos dí­as “Un Techo Para Mi País”; acá, por ejemplo, un informe sobre el informe.

Una pregunta que siempre me parecía muy interesante y de cuya respuesta nunca estuve seguro: ¿es mejor que la ciudad crezca para los costados o que crezca para arriba, que se densifique? Mi intuición es muy favorable a lo segundo. La extensó³n horizontal implica costos sociales que no tienen en cuenta quienes empujan las fronteras de la ciudad hacia afuera. Con una ciudad más extendida se necesitan más calles, más redes de servicios, el delito es más difí­cil de controlar, el transporte público no aprovecha tanto sus ventajas (cuanto más gente, más frecuencias), el espacio público en general puede tener mejor calidad con la misma inversión per cápita. Etcétera. Quien se instala en la frontera urbana sólo tiene en cuenta una comparación inmobiliaria, pero no los costos que impone al resto de la sociedad. Ante esa “externalidad”, los economistas gritamos: ¡ineficiencia!

¿La ventaja de crecer para los costados? Que cada uno puede tener un jardincito privado, supongo. No mucho más.

El costo de construcción, por lo que oigo, es parecido: una casa cuesta más o menos lo mismo que un departamento de superficie y calidad similar: las ventajas de la escala en el edificio (hay paredes comunes y pisos que son a la vez techos) se compensa por la dificultad de construir en altura. Corrí­janme, amigos arquitectos.

Pensemos el siguiente ejercicio. Elijamos el barrio más verde de la Capital Federal. Creo que, claramente, es Palermo. Fijaos:

Y ahora calculemos: ¿en qué superficie podrí­a vivir toda la población del Aglomerado de Buenos Aires (13 millones de personas) si toda la ciudad fuera tan verde y al mismo tiempo tan densamente poblada como Palermo? (No que me guste especialmente Palermo, aclaro, particularmente después de la horrible ola comercial que acaba de destruir a su parte más tradicional).

En Palermo viven unas 250 mil personas en 15,1 kilómetros cuadrados. Regla de tres simple: para 13 millones de personas, que hoy viven dispersas en los 2750 kilómetros cuadrados de la ciudad y el conurbano, se necesitarí­a una superficie de 820 kilómetros cuadrados. En otras palabras: en poco más de la cuarta parte de la superficie actual del Gran Buenos Aires cabrí­a toda la población de la megaciudad, con una abundancia de espacios verdes equivalente a la que hoy tiene Palermo. Esos 820 km2 pueden imaginarse como un cuadrado de menos de 30 kilómetros de lado; o, para imaginarlo mejor: 40 kilómetros sobre el rí­o (de Quilmes a San Isidro, por ejemplo) y 20km de profundidad. Es posible hoy dibujar un área de ese tamaño en nuestra ciudad conteniendo todas las redes de servicios públicos (cloacas, agua corriente, gas) y espacios públicos de mejor calidad que en el promedio del Gran Buenos Aires.

No, no digo que haya que tirar abajo todo lo que está afuera de ese cuadrado. Digo que quizás es buena idea poner lí­mites estrictos al crecimiento horizontal de la ciudad. De paso, la consecuencia inmediata serí­a un aumento de las rentas del suelo de los actuales propietarios, por la limitación en la oferta de suelo urbano. Sorprendentemente, eso serí­a una potentí­sima forma de redistribuir de manera progresiva la riqueza, porque la distribución de la tenencia del suelo urbano es muchí­simo más pareja que la distribución de la riqueza en general.

Cordones sanitarios para el euro

Aquí el mapa de la eurozona:

La verdad que Grecia está medio lejos de la zona celestita, los usuarios del euro. Habría que convertirla en rosadita: “other EU countries”. Cuando Grecia haga el default (seguramente antes de fin de año, y quizás mucho antes) Europa va a tener que decidir, como mínimo, dos cosas: una es si quiere que Grecia se matenga en el euro. Como los bancos griegos estarán quebrados, eso implicaría que Europa le regale dinero a los depositantes griegos, cuyo gobierno les estará diciendo al resto de los europeos “No te pago un mango de lo que te debo”. La veo difícil. Idealmente, el default podría ser consensuado, pero en ese caso difícilmente sea un default suficientemente grande, y volveríamos a 2009: Grecia no tendía 170% de deuda pero tendría, por ejemplo, 120%. Patear la pelota para adelante con la economía desmoronándose aún más.

Lo más importante es la segunda decisión, concluido el defalut griego: ¿cómo contener el contagio? ¿Cómo reactivar la economía, tratando de evitar más ajustes? Felizmente, la línea de menor resistencia me parece que es también parte de la solución: la emisión monetaria. El parlamento finlandés, ponele, querrá bloquear ayudas explícitas de los países miembros a Italia o España. Pero el Banco Central Europeo es autónomo, y ningún finlandés podrá evitar una política masiva de compra de bonos y préstamos ilimitados a los bancos de la zona euro. Los “peligros” serían la inflación y la depreciación monetaria, pero ambas cosas serían extremadamente saludables para la economía europea.

Lo que debas hacer, hazlo pronto

Es muy buena la frase de Jesús de Nazaret a Judas Iscariote. O la de Pichetto a Cobos. Creo que llegó el momento de que Merkel se la diga a Papandreu. Aunque todos demos por descontado el default griego, también me parece que despejar definitivamente esa incertidumbre puede ser favorable, porque ayudaría a que nos acercásemos a despejar las certidumbres ulteriores, como, por ejemplo: ¿habrá default español? ¿Habrá default italiano? ¿saldrá Grecia, u otros países, del euro?

Es difícil que los líderes europeos contesten de manera creíblemente negativa a esas preguntas cuando también están contestando de manera inverosímilmente negativa la pregunta del default griego.

Cómo salvar un salvataje

Supongamos que estamos de acuerdo en que está en el interés de Europa evitar el default de sus países miembros; o, al menos, de todos menos la insalvable Grecia; o, al menos, de sus países grandes (España incluida). Alternativas:

(1) Compra de bonos por parte del Banco Central Europeo, que es un componente de la política actual. Tiene virtudes, especialmente políticas. Al ser el BCE una entidad autónoma, puede decidir esas compras sin que los países miembro voten explícitamente por ellas. Aunque es obvio que esto ayuda a que no bajen tanto los bonos, el efecto sobre el riesgo país puede no ser tan importante, porque la clave para el precio del bono está en las chances de repago. Que el BCE tenga parte de la deuda italiana (que sigue siendo una partecita frente a la monstruosa deuda tana) no cambia radicalmente las probabiliades de que Italia cumpla con sus compromisos. Lo más relevante sería convencer que ese apoyo estará presente no sólo ahora sino también en el futuro.

(2) Paquetes de ayuda. Este es el otro componente de la política actual. Muy engorroso políticamente, tanto en la fase de votación (cuando los parlamentos nacionales tienen que decidir la ayuda) como en la de implementación (cada vez que el país en problemas tiene que recibir un pago, extenuantes discusiones a ver si está o no en condiciones fiscales de hacerlo). Por ambos motivos, es una política con problemas de credibilidad. Y por lo tanto es una política que no logra reducir de manera consistente el riesgo de estos países.

(3) Eurobonos: la nueva deuda que van emitiendo los países europeos tiene responsabilidad europea. Supongo que funcionaría así: España necesita refinanciar; emite un eurobono, de modo que quien le debe plata al bonista es Europa, o Europa-euro. A cambio, España le debe plata a Europa. Como el deudor es Europa (incluyendo la Europa weberiana, más rica y más responsable), España puede financiarse a una tasa menor. El problema aquí es político. Creo que si yo fuera alemán no votaría a favor de que otro país emita deuda que es parcialmente mía. No, dear.

(4) La que yo preferiría. El BCE se compromete a mantener los riesgos países en determinado nivel, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Por ejemplo: compra ilimitadamente bonos españoles a un riesgo país de 100 puntos. Creo que tiene la virtud de ser una política que *hoy* transmite con más claridad un compromiso de apoyo permanente. Si hoy hay dudas sobre la ayuda del futuro (como ocurre con las alternativas (1) y (2)) hoy mismo el riesgo debería ser alto. Pero si ese fuera el caso, entonces los bonistas le venderían bonos al BCE, que estaría señalando de ese modo un compromiso permanente. Desde luego, a cambio debería haber compromisos fiscales. Incluso, en una versión refinada, el riesgo al que compra el BCE podría depender de una fórmula de sostenibilidad (una que tenga en cuenta las dificultades que hoy tiene Europa por la propia recesión o, por decirlo de otro modo: una fórmula que no contemple metas de déficit efectivo sino de “déficit estructural”: el desequilibrio que tendrían los Estados con la política fiscal presente si la economía estuviera en pleno empleo).

¿Muy jugado? Sí, pero justamente ese es el mensaje. Si Europa no se juega del todo por la deuda de sus países, si dice “Yo ayudo, pero tampoco tanto…” los mercados seguirán dudando. Y las economías seguirán cayendo. Hay que decidir algo y apostar todo por ello: ¿Salvamos o no salvamos? That is the question.