¿Volvió el capitalismo de Estado?

Interesante informe del Economist sobre “State Capitalism“. Es natural que se cuestione el modelo del capitalismo occidental: Europa y Estados Unidos en crisis, los países emergentes creciendo. En realidad, la diferencia de crecimiento viene desde antes. Esta década ya era la “era de la convergencia” antes de la crisis financiera internacional, pero obviamente con la crisis esa convergencia (el hecho de que países inicialmente más pobres crezcan más que otros más ricos) se volvió todavía más clara:

El eje horizontal es el PBI del año 2000, el vertical el crecimiento, y el tamaño de cada círculo la población de los países. Cuanto más alto el PBI inicial, menor la tasa de crecimiento.

Este gráfico debería presentar un primer desafío a la idea de que los países tipo China o India crecieron más por su capitalismo de Estado. Quizás crecieron más simplemente porque se hicieron capitalistas y porque, según dice la teoría económica estándar, los países más pobres tienen más margen para crecer que los ricos si es que adoptan las instituciones adecuadas, esto es, las instituciones capitalistas.

¿No hay nada útil en la idea del capitalismo de Estado que pueda ayudar a explicar por qué algunos países con mayor presencia estatal han sufrido menos esta crisis? Creo que sí, hay algo concreto y muy específico, que es el sistema financiero. Sería largo discutirlo aquí, pero evidentemente la desregulación total de los sistemas financieros es un ingrediente necesario de muchas crisis, y sin dudas de la actual. No digo que sea el único, ni el motivo fundamental. Y no digo que en términos netos convenga tener sistemas financieros más regulados. No lo sé. Pero que una presencia estatal más o menos sensata en el sistema financiero puede ayudar a la estabilidad económica, creo que firmo.

Cuidado: la solución a los problemas del sistema financiero no necesariamente requieren capitalismo de Estado ni mucho menos. Claro, China nunca dejaría caer a su Lehman Brothers, porque no lo tiene. Pero prefiero un sistema con mayor componente privado en el que nadie deje caer un Lehman Brothers o –mucho mejor– que en el que el peligro de una caída bancaria es mucho más remota. En parte, creo que el problema está en el contrato de depósito del sistema capitalista: la idea de que un banco puede asegurarte el valor nominal de tus activos, más una tasa de interés fija, cuando sus inversiones no rinden ni siquiera eso si las condiciones cambian para mal. Preferiría un sistema –no sé si tan extremo como el de Simons— en el que el contrato de depósito esté mucho más regulado (en el destino del dinero y los encajes, por ejemplo) si lo que se quiere es obtener una suma segura. Prometer seguridades que no existen es, creo, una de las debilidades del capitalismo occidental.

El horrible menú de Rajoy

Leemos en Expansion.com un lindo resumen de lo que es el problema del ajuste para cumplir con metas fiscales en medio de una recesión:

El Fondo Monetario Internacional augura que la economía española se va a contraer un 1,7% este año, una cifra muy lejana al crecimiento del 2,3% que recogía el cuadro macro del Programa de Estabilidad que España pactó en su día con Bruselas. Este informe marcaba la senda de reducción del agujero fiscal para llegar hasta el 3% en 2013. Sin embargo, ese cuadro ya se ha quedado desfasado y eso tiene su impacto en las cuentas.

La dinámica es simple: menos crecimiento supone menos actividad, menos consumo, una caída de los ingresos fiscales y, por tanto, el ajuste fiscal se desacelera.

Los economistas calculan que por cada punto que se desvía el PIB de la previsión inicial, el déficit público se reduce en cuatro décimas menos de lo esperado. Así, de la previsión del Programa de Estabilidad a la última del FMI hay cuatro puntos de diferencia, lo que supondría que para alcanzar el objetivo de déficit del 4,4% el Ejecutivo tendría que realizar un ajuste adicional del 1,6% del PIB (unos 16.822 millones de euros) o no cumplirá.

Por supuesto, como indica el artículo completo, el razonamiento no acaba allí. Si efectivamente hay un ajuste adicional (por encima de lo ya anunciado) de 1,6%, el PBI va a caer aún más que el 1,7% que se espera sin ajuste, porque el gasto público es parte del PBI. ¿Cuánto cae el PBI por cada punto de ajuste? Es el debate del multiplicador que tanto entretuvo a los economistas norteamericanos cuando discutían el estímulo de Obama. Tomemos una estimación híper conservadora: no hay multiplicador, y el PBI cae exactamente en el monto del ajuste. Este es un supuesto optimista cuando uno está considerando el impacto de un ajuste (y, desde luego, pesimista cuando está evaluando el impulso expansivo de un estímulo fiscal).

Anotemos las ecuaciones suponiendo que los párrafos de Expansión sobre el comportamiento del déficit (D) fueran ciertos y suponiendo que por cada punto de ajuste adicional (A), el crecimiento del PBI (g) cae un punto

g = -1,3% – A (1)

Simple: el crecimiento es negativo en 1,3% si el ajuste es cero; pero cuanto más grande A, el ajuste adicional, más cae el PBI.

¿Cómo se comporta el déficit? Sin ajuste adicional (A=0) y con el crecimiento optimista de 2,3% el déficit iba a ser 4,4%. Pero por cada punto de ajuste adicional el déficit disminuye en un punto (considerando constante g); y por cada punto de caída del PBI el déficit empeora en 0,4% del PBI. Se escribe así:

D = 4,4% – A + 0,4.(2,3 – g) (2)

Con este par de ecuaciones podemos calcular el impacto completo del ajuste adicional sobre el déficit. Nótese que sin ajuste (A=0), el PBI cae 1,7% y el déficit es 6% (de allí que la nota hable de una necesidad adicional de 1,6% contra el 4,4% inicial)

Obviamente un ajuste de 1% no disminuirá el déficit en un punto, porque, como indica la ecuación (1), el crecimento será menor; y como el crecimiento será menor, el déficit se incrementará, de acuerdo a lo que postula la ecuación (2). Sustituyendo la ecuación (1) en la (2) obtenemos:

D = -4,4% – A + 0,4.(2,3 +1,7 + A) (3)

Despejando,

D = 6% – 0,6.A (4)

Por cada punto de ajuste, el déficit sólo disminuye en 0,6%, porque el impacto recesivo del ajuste atempera su efecto sobre el déficit. ¿Qué ajuste necesitaría España para cumplir con su objetivo de 4,4% de déficit? Si D=4,4%, la ecuación (4) puede despejarse para obtener A:

A = 1,6 / 0,6 = 2,66 (5)

Con ese ajuste adicional de 2,66%, para garantizar el déficit de 4,4%, la recesión de España sería bastante más profunda. De acuerdo a (1),

g = -1,7 – A = -1,7 – 2,66 = -4,36 (6)

El ajuste no es completamente “self-defeating”: por cada punto de ajuste efectivamente mejora la situación fiscal a pesar de la caída del PBI, pero hay un costo fuerte de nivel de actividad: para llegar a 4,4% de déficit España debería enfrentar una recesión de (curioso, por la simetría) 4,4% en lugar de la de 1,7% que hoy se estima sin ajuste adicional.

Para completar, presentamos la versión completa del Horrible Menú para Rajoy. El cuadro muestra diferentes combinaciones de caídas de PBI (línea naranja) y déficit fiscal (línea azul) que se obtienen con cada nivel de ajuste adicional. Dos puntos de la línea –dos posibles elecciones del menú– son el dolce far niente de mantener el ajuste (g=-1,7%, que da un déficit de 6%) y el escenario recién presentado de un ajuste adicional de 2,66%, que genera una recesión de 4,36%. Y que no se les ocurra intentar llegar a algo parecido al equilibrio fiscal; sería necesaria una recesión de dos dígitos.

 

Messi Para Todos

Fue un día duro, el de ayer, para la peña Los Messiánicos. Se trata, para el que todavía no lo sabe, de una secta religiosa que vendría a ser a la Iglesia Maradoniana lo que el Islam al Cristianismo: reconocemos al profeta anterior, pero también adoramos a este. En nuestro caso al mismo nivel, Cristo y Mahoma, Diegote y Lionel. Los Messiánicos se juntan religiosamente a ver todos los partidos de Messi. No son hinchas del Barcelona. No son hinchas de la selección. Como un amigo mío que era hincha de Ramón Díaz (y así fue que se hizo del Napoli luego de ser de River) Los Messiánicos somos hinchas de donde a la sazón esté jugando Lionel Messi.

Pero no fue un buen día porque no logramos dar con un sitio donde dieran el partido. Transmitía DirecTV. Me enteré por los carteles de la calle: “No te pierdas Barcelona-Real Madrid — Miércoles 18 y 25 de marzo — Sólo por DirecTV — Suscribite! 129 pesos (creo que decía) por mes”.

¿Cuánta gente tiene DirecTV? ¿Está bien que DirecTV, o cualquier otro proveedor (imaginate, qué sé yo, Telecentro del compañero Pierri) secuestre los goles de Lionel? ¿Somos, como sociedad, más felices de ese modo?

Una serie de supuestos antes de argumentar: (1) recordemos La Guillotina de Hume: nada nos dice que “lo que es” “deba ser”; sí, entiendo, es así como está organizado, pero quiero ver si se trata o no de una buena organización (2) el objetivo del juego es maximizar la felicidad general; (3) no somos comunistas ni capitalistas; tratamos de ver qué arreglo es el que le da a la sociedad un mayor bienestar.

¿Por qué paga DirecTV (insisto: podría ser Telecentro) por las transmisiones de los partidos de Messi? Por dos motivos: (1) mantener satisfechos a sus clientes y (2) tratar de atraer más clientes. No hay ninguna duda que el motivo (2) es decisivo. Si no lo fuera, ¿para qué querría la exclusividad? Los clientes actuales de DirecTV están igualmente satisfechos viendo el partido independientemente de si los demás lo ven. En la publicidad que leí el motivo es transparentísimo: asociáte, que nosotros somos los únicos que damos a Messi en la Copa del Rey.

Me pregunto: ¿es esta una situación óptima? Definitivamente no. Mucha gente se queda sin una pequeña o gran felicidad (ver a Messi), lo cual es una indudable pérdida social. Qué sé yo: en mi caso la valoro en unos $30 pesos ponele, lo que estaba dispuesto a gastarme en un bar (que no encontré) con tal de ver el partido. Yo perdí unos $30 de felicidad: multiplicá y tenés la pérdida social. Pregunto: ¿qué gana la sociedad a cambio de que sólo una minoría vea a Messi? Lo que gana es lo siguiente: la empresa DirecTV quizás consigue más clientes. Ahora bien: ¿sería eso una ganancia social? No! Lo que gana DirecTV en ese caso lo pierde Cablevisión, Telecentro.

En resumen: el objetivo de DirecTV al asegurarse exclusividad es generar una cierta infelicidad en los que no tienen DirecTV. Esa infelicidad quizás lleva a que algunos se pasen a DirecTV. En resumen: muchos son un poco infelices, gana un poco DirecTV, pierde un poco Cablevisión. No hay dudas de que la cuenta neta da: menos felicidad que si el partido se transmitiera por otras vías.

¿Y entonces? ¿Estatizar a Messi? No. Habría maneras más civilizadas. Tiro un ejemplo, que no pensé mucho: “Todo tenedor de un derecho a transmitir un evento deportivo tiene la obligación de venderlo a otro transmisor a un precio que sea una proporción del originalmente pagado; esa proporción será igual al cociente entre el número de abonados a la transmisora compradora y la suma de los abonados a todas las transmisoras que compren los derechos”.

OK, debo pensarlo mejor, pero la idea fuerza es la siguiente: sí, que haya incentivos para comprar el derecho de transmitir a Messi. Pero que el incentivo no sea la “exclusividad”, esa máquina de producir infelicidad, sino simplemente la satisfacción al cliente. Que otros transmisores tengan derecho a pagar la parte proporcional quitaría el motivo “exclusividad” a la hora de comprar los derechos. Por lo tanto, los DirecTV de este mundo no querrán pagar tanto por los derechos. Por lo tanto, será más accesible para otras cadenas con clientes menos ricos; por lo tanto, estaremos todos un poquitito mejor.

 

Un señor te dirá si importás mucho, poquito o nada

Argentinas y argentinos, todos y todas, sépanlo: vivimos en un país con permisos previos para importar.

Nos seguimos deslizando por la pendiente resbaladiza de los mamarrachos macroeconómicos. Cada error nos lleva a cometer uno más grande que el anterior. Como creíamos que podíamos tener “tipo de cambio alto y estable”, nos comimos la inflación. Por la inflación alta, no sólo manipulamos las estadísticas sino que nos empezó a dar más miedo devaluar para compensar por esa inflación. Como no podíamos devaluar, empezamos a poner obstáculos erráticos e imprevisibles a las importaciones. Era un signo de que nuestro tipo de cambio no era muy sostenible, de modo que la gente empezó a comprar los dólares. Para que no compraran demasiados dólares, pusimos algo bastante parecido a un control de cambios.

Ahora dimos un paso más: ese mercado oficial de dólares está endeble, mucho más si hay sequía, de modo que cambiamos la regulación sobre las importaciones. Antes era estilo artículo 19 de la constitución (“lo que no está prohibido, está permitido”); ahora todo es pasible de ser prohibido. Los burócratas decidirán si tu importación es suficientemente valiosa para el país.

Con razón vi ayer en uno de esos negocios que venden calzado trucho unas zapatillas mediocres a 500 pesos.

Humildemente; desde mi verdad relativa, como decía Néstor: sugiero que incluso si no quieren tocar el tipo de cambio oficial hagan un mercado “de importaciones no esenciales” un poquito más depreciado. O incluso mandarlos al mercado paralelo, legalizándolo. Es más civilizado racionar por precio que racionar con decisiones de burócratas. Se presta menos, además, a la corrupción. Y obviamente el efecto en los precios puede ser el mismo. Las prohibiciones para importar tal o cual cosa aumentan mucho los precios afectados; un tipo de cambio un poquito más alto sube todos los precios un poquito.

Retenciones óptimas

Me dicen que parte del aumento del precio internacional de la soja tiene que ver con nuestra sequía. Lógico: somos un productor importante; la oferta argentina pesa en los mercados mundiales. No tanto como la de Brasil en porotos pero sí mucho en soja procesada:

Pregunta: ¿por qué Brasil y la Argentina no tienen una política coordinada de restricción a la oferta de soja para subir los precios mundiales? El objetivo declamado podría ser –como son en las retenciones argentinas– la diversificación por motivos ecológicos, por ejemplo. Y la retención parece un instrumento bastante eficiente para incentivar otros cultivos en los que la mayor oferta no impactaría negativamente sobre los precios.

En nerd: si T es la retención a la soja, y el signo al lado de la T indica si la retención impacta a favor o en contra de cada variable, el ingreso total de los productores rurales es el siguiente:

Precio Soja (T+) x Cantidad Soja (T-) + Precio Otros Cultivos x Cantidad de Otros Cultivos (T+).

El monto de las retenciones podría ser devuelto de cualquier modo a los productores. ¿Algún economista joven y brioso por favor me hace esta cuenta?

A los brasileños no debería costar mucho convencerlos. Este es un hallazgo de un servidor: según el diccionario Merriam Webster la palabra inglesa valorization viene del portugués (valorizaçao) y data de 1908. Y el ejemplo es “valorize coffe”. El motivo de tan curioso origen es que justo en esa época Brasil inició su política de restricción a las plantaciones de café para subir su precio internacional, política que mantuvo durante décadas. De esto saben los brasileños.

De paso, podríamos usar el Mercosur para algo verdaderamente útil y en lo que los cuatro miembros (todos productores de soja) se beneficiarían.

La cuestión de “castigar al campo”, bla bla bla, es diferente. Si quieren podemos usar toda la recaudación para que el Momo Venegas la distribuya entre trabajadores rurales. O pequeños productores. O grandes terratenientes. Lo que sea. Pero con una política Mercosuriana de restricción a la oferta todos seríamos más ricos.

No se me ocurre ninguna objeción. Soy todo oídos.

Siete ideas para el espacio público porteño

Resumo aquí algunas de las ideas que fuimos tiroteando los últimos años en el blog, relacionadas a la organización espacial de la ciudad:

1. Ponchos para todos. Peatonalización de las calles centrales de la ciudad, salvo para carga y descarga (nocturna) y un servicio gratuito de pequeños buses ecológicos, llamados Ponchos, con recorridos sencillísimos: derecho por una calle. Aquí puede verse una foto de los Ponchos y una lista de sus ventajas. El centro de Buenos Aires es uno de los lugares más desaprovechados del mundo. Militan en su contra: (1) los colectivos; (2) los enormes carteles de los negocios que tapan la visión a la mayor concentración de edificios pre 1930 de América Latina. De modo que:

2. ¡Saquen los carteles! Es un típico caso de Escalada Atómica: URSS y USA gastaban muchísimo dinero y al final estaban, en términos relativos, igual que habiendo gastado la décima parte cada uno. Esto es igual: cada negocio quiere hacer un cartel más grande para que se vea más que el de al lado. Ocurre aún más en las capitales provinciales, ya de por sí bastante feas pero afeadas in extremis por la proliferación de carteles de los negocios. Fíjense en cambio lo que es el Mc Donald’s de Antigua, Guatemala:

¿Hacen falta más argumentos? ¿Se imaginan una Buenos Aires en la que el único cartel aceptado es una placa sobre la pared? Nos daríamos cuenta que estábamos ciegos.

3. Organicen el cartonerismo. Otro caso de “podríamos estar todos mejor, pero nos da fiaca cambiar”. En lugar de que los Mahomas vayan a las montañas (de basura) y hagan minería de residuos, ¿no podríamos llevar la montaña de basura a un lugar que les quede más cómodo a los cartoneros? A un lugar que no tengan costo de transporte de ida con los carros vacíos y de vuelta con los carros cargados, donde además esté concentrada ya la venta del cartón? Es tanto más eficiente, y tanto mejor para la ciudad. Sí, para eso se necesitaría prohibir la minería de basura a cielo abierto en la ciudad. ¿Es represión? Cada cartonero no va a sentir que le estamos cortando su trabajo; va a sentir que estamos evitando que los otros miles de cartoneros le roben antes los cartones que irían a los centros de reciclado. Acá hay unas fotos de los efectos del cartonerismo.

4. Parquímetros de este siglo y cepos. Hace ya casi tres años que leíamos las promesas del gobierno de mejorar el sistema de parquímetros. Tigre tiene parquímetro por SMS, La Plata también, ¿qué te pasa, Buenos Aires? Además, obviamente un sistema de cepos es muy superior a uno de grúas. La productividad de cada trabajador de control es muchísimo mayor, porque puede castigar más autos por hora. Y no hay costos de transporte, se ahorra nafta, taxis, etcétera. Las grúas deben limitarse a retirar vehículos que realmente obstaculizan un paso importante.

5. Semáforos con sentido común. ¿Alguien hizo alguna vez la cuenta del tiempo que se pierde por semáforos rojos *cuando del otro lado no viene nadie*? Hagámosla. Ponele que cada uno de los 3 millones de habitantes pierde un minuto por día. Por mes son 3 x 30 = 90 millones de minutos perdidos, o 62500 días, o 187.500 jornadas laborales, o 8520 meses laborales. Valuados a 4.000 pesos, estamos derrochando 35 millones de pesos en esperar la nada. Una parte de esto se puede ahorrar. Propongo que según la cantidad de tráfico, algunos semáforos se conviertan, a ciertas horas y en ciertos días (horas no pico, fines de semana) en semáforos con prioridad de paso: rojo titilante, tenés que frenar y fijarte si viene alguien; amarillo titilante, tenés derecho de paso.

6. Derechos urbanos. Macri llegó para tapar pozos, pero un día lo invito a que recorra el centro de la ciudad para notar los cráteres que hay. No puede ser un problema de dinero en una economía que crece al ocho. Quiero creer que es un problema de información. Obviamente las ganas de presentar un reclamo son ínfimas porque hay un *enorme* problema de bien público en el sentido de los economistas. Esto es: ¿para qué voy a hacer yo el esfuerzo de denunciar un bache, si seguro que alguien ya lo hizo? Con el mapa de derechos urbanos este problema no existe, porque uno puede fijarse si el problema ya ha sido denunciado. Y el gobierno puede hacer alarde públicamente de responder a los reclamos.

7. Racionalización de las manos de las calles. Están pasando cosas ridículas. El otro día batí el récord de “mayor multiplicador de la historia entre distancia que tengo que recorrer y cuadras que tengo que hacer”. Como muestra Google Maps, para ir de Callao y Juncal a Riobamba y Juncal (1 cuadra) hay que recorrer 1,3 kilómetros:


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Para ir de Scalabrini Ortiz y Arenales a Aráoz y Arenales (1 cuadra) hay que hacer un kilómetro, esto como resultado de la doblemanización de Santa Fe (cuya lógica todavía alguien me tiene que explicar).


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La calle Arenales tiene cinco sentidos diferentes. Hay zonas de la ciudad con tres y hasta cuatro calles que son manos para el mismo lado. Sobre Talcahuano entre Sarmiento y Avenida de Mayo (cinco cuadras) hay cuatro que van en dirección oeste, y una sola en dirección centro (Bartolomé Mitre) ¡Pero está cortada! El principio debería ser bastante sencillo: una para un lado, la siguiente para el otro, y así sucesivamente. Puede entenderlo un niño de 3 años.

Si la idea es complicar a propósito el tránsito de los automóviles para que la gente decide pasarse al transporte público, es totalmente errada. Si el tránsito es más difícil, los autos están más tiempo ocupando espacio, y empeora también la situación para el transporte público. Al lado de eso, palidecen los incentivos para el cambio de modo.

En fin, se ha vuelto un poco largo. Guardamos algo de material para el futuro.

Fibertel, compadre, la cosa está que arde

De repente me volví pro-gobierno en el asunto Fibertel. No, ya sé, el gobierno no tiene razón. Simplemente que las tácticas de marketing de Fibertel me parecen autoritarias, casi diría totalitarias. Paso a contar: decidí darme de baja, para lo cual hay que mandar un raro mail y luego hacer nuevamente el pedido por Internet. En un momento del pedido, luego de algunos clicks, aparece esta página:

 

Decidí no poner mis datos, porque en la nueva casa hay Telecentro. Al día siguiente recibí este mail:

 

El link lleva a lo de “Una mudanza no es motivo para dejarnos”. Para empeorar un poco más las cosas, se trata de una versión rara de esa misma página, que en la solapa se llama “Warning: it is not safe bla bla bla time zone bla bla”. Con lo cual si pongo los datos, me los rechaza. Pruébelo usted mismo clickeando aquí. Una oferta imposible de rechazar, e incluso de aceptar.

Convoco por favor al Secretario de Comercio Don Guillermo Moreno a poner un poco de orden en estas prácticas ineficientes y monopólicas. Gracias.

La vergüenza de nuestra primera ciudad

Leo en Clarín que “Hallan nuevas ruinas del primer asentamiento europeo en el país“. ¿Alguien fue alguna vez a Puerto Gaboto, donde estuvo el Fuerte Sancti Spiritu? Yo sí: me agradaba imaginarme la escena de los primeros europeos llegando a este país. Irían a los tumbos los barquitos pintados, entre los camalotes de la corriente zaina.

Pensaba encontrarme con algún monumento digno, un museo, algo. Pero no: era un caserío con muchos más perros que sus 2500 habitantes, olvidado por nuestras volubles autoridades. Y un horrible y descuidado recordatorio, que un fotógrafo califica en Google Maps como “dantesco”. Entiendo que pueda decirse: ¡aquí no hay nada que celebrar, vinieron los europeos a conquistarnos! Sí, cierto: vinieron las violentas naciones de las que descendemos, mucho más cercanas a nosotros en linaje que las que vivían aquí por entonces (cosa que se ha comprobado estadísticamente con un promedio genético de la población argentina) y mucho más todavía por cultura: hablamos y pensamos en el idioma de ellos.

Pero no es necesario meterse en esa discusión para revitalizar Puerto Gaboto y reconciliarnos con nuestros orígenes. Sancti Spiritu fue fundado en 1527 pero incendiado dos años después por los querandíes, nos cuenta Wikipedia; y, refundado en 1536, fue destruido por los timbúes en 1539 (curiosamente, un 3 de febrero, fecha icónica de las luchas entre civiizaciones y barbaries). De modo que podríamos ponerle el nombre que las autoridades de ocasión considerasen más apropiado. Imagino con agrado a los señores O’Donnell y Pigna, por ejemplo,  delcarando inaugurado el “Monumento a la Defensa Americana” en Puerto Gaboto.

Todo el poder a Google

El estado macrista anuncia con bombos y platillos un (Google-)map con cortes de calles. Está lindo. Pero es una pena que no avisen al público, al mismo tiempo, que pueden usar Google Traffic. Miren qué bueno que es. ¿Costaría mucho poner los cartelitos de cortes de calle encima del mapa de Google Traffic?

No digo que me den bola con el mapa de Los Derechos Urbanos porque sería mucho pedir:


 

La estrategia indirecta para salvar a Europa

Es así: el Banco Central Europeo le da plata a los bancos; en el proceso, levantan la demanda por bonos públicos, de dos maneras: (1) los bancos entregan esos bonos como colateral de los préstamos del BCE (lo que es bastante parecido a comprarlos directamente) y/o (2) los bancos compran bonos públicos con ese dinero. La operación fue monstruosa: 400 y pico mil millones de euros, no mucho menos que dos veces el PBI argentino.

¿Puede esta operación salvar a Europa? Incluso críticos del BCE como Krugman o Floyd Norris (links más tarde, cuando tenga una computadora que funcione) dicen “quizás”: el BCE ayuda con el problema de la deuda, pero no demasiado con la cuestión más fundamental y previa de la competitividad de la Europa periférica.

Creo que soy todavía menos optimista, porque no me queda claro que el problema de la deuda se aliviane demasiado. En mi opinión la clave no es tanto si el BCE tiene o no los bonos hoy, sino sobre todo las señales que da hacia el futuro. Mientras no se garantice cierto nivel de rendimiento máximo, la periferia europea está a la merced de los cambios de humor de los mercados. Y los cambios de humor van a llegar si, como creemos, el combo de ajuste y de aumento de los riesgos (que todavía están altos) pegue de lleno en el nivel de actividad de estos países, y de paso en su situación fiscal.

¿Entonces no salimos a comprar bonos españoles? No lo recomendaría. Wait and see: ver para creer.