Blue & mean
Los “blue meanies” de Yellow Submarine representaban “a todas las personas malas de la tierra“. Con el dólar blue pasa algo parecido: los que compran son malvados que no confían en el país, los que venden deben ser perseguidos, los que recomiendan comprar son conspiradores.
El problema con el dólar -lo sabemos hace rato- no es el dólar, es el peso. No es que suba el dólar: el peso cada vez vale menos (medido en dólares, medido en euros, medido en cosas, medido en lo que quieras). Y cada vez vale menos por el mismo motivo que cualquier cosa que vale menos: hay cada vez más, pero no los queremos tanto. Aumenta la oferta más que la demanda. Y cuanto mayores sean los obstáculos para deshacernos de ellos, menos creemos que van a valer los pesos en el futuro. Y por lo tanto más rápido queremos deshacernos de ellos.
¿Podemos vivir con el monstruo azul? ¿Cuánto puede durar un dólar paralelo muy por encima del oficial? ¿No explota todo rápidamente?
No:
Así que: puede durar mucho. ¿Algún problema?
Los dos problemas principales que le veo, uno seguro, otro no tanto:
(1) Desaliento a la inversión: los argentinos tendrán un ¿80%? de su riqueza financiera fuera del país, en distintas formas. Y, nos guste o no, los argentinos medimos la rentabilidad de un proyecto en dólares. (Todo esto se aplica mucho más a los extranjeros, pero la inversión extranjera es mínima). Traer dólares para un proyecto de inversión (o, incluso, depositarlos en un banco local) implica, de movida, perder la brecha entre el dólar oficial y el blue: los dólares que ponés son de verdad, los pesos que recaudás son de mentirillas si los valuás al tipo de cambio oficial. Salvo, claro, que los dólares entren también a precio “blue”. En la medida que haya un cierto reparo por la legalidad, el desdoblamiento cambiario desalienta la inversión en el país. Algo parecido puede decirse de la voluntad de usar dólares para consumir. De nuevo: suponiendo que la ilegalidad actúe como un freno (que te moleste un poco vender 10.000 dólares en negro para comprarte un auto) el desdoblamiento cambiario con un dólar ilegal desalienta el gasto en el país.
(2) ¿Hay un efecto sobre la inflación? ¿Qué dólar influye sobre los precios, el oficial o el blue? Tengo la impresión de que, en la mayoría de los casos, el oficial. Si vende afuera, al exportador le pagan el oficial, de modo que para vender acá exigirá un precio asociado al oficial (si se sarpa, lo desplazan otros exportadores menos codiciosos). Del mismo modo: si hay competencia entre importadores, también deberían exigir solamente el tipo de cambio oficial, que revela el costo de conseguir productos afuera (por supuesto, sumándole los costos asociados a los aranceles y a los obstáculos a la importación). Hay, sin embargo, una salvedad: en la medida que el “blue” influya sobre las expectativas del dólar a futuro –y es posible que sea así– puede actuar como un indicador de cuánto costará reponer la mercadería, y por esta vía podría impactar en los precios.
El factor (1) hace suponer que la economía permanecerá estancada o en recesión. Si es cierto que el blue influye *algo* sobre los precios, entonces el factor (2) garantiza que en la Argentina no bajará mucho la inflación aun en un contexto recesivo. Si es así, si el escenario es de estanflación, el problema se agudiza a futuro: con la recesión recrudece el problema fiscal, y se necesita más emisión; con la inflación recrudece el problema de competitividad y se necesitan más controles a la importación.
¿Puede durar, entonces? Sí. ¿Puede servir para la felicidad del pueblo, o para ganar elecciones? No.