Salariazos eran los de antes

Buenos datos de Apuntes Para el Cambio, que miden la distribución funcional del ingreso en la Argentina. El gráfico nos muestra que en la peor época del ajuste (2001) los trabajadores se llevaban a su casa una porción de la torta más grande que la que se llevan ahora, tras diez años del Modelo:

¿Sorprende? No. En los últimos diez años, sólo los trabajadores formales aumentaron sus salarios de manera significativa. Los informales más o menos se mantuvieron, y los trabajadores del sector público perdieron bastante. En promedio, los salarios reales son apenas 4,4% superiores a los de 2001:

(los datos de salarios son del INDEC; los de precios son de la fuente más confiable para la inflación en la Argentina, el blog Cosas que Pasan).

¿Es posible que el kirchnerismo haya sido tan popular con ganancias de salarios no tan importantes? Sí. En primer lugar, porque hubo mejoras distributivas no asociadas a mayores salarios: aumento en el nivel de empleo y transferencias como la Asignación por Hijo. En segundo lugar, cuidado que en 2009 sacaron 30% de los votos. No sé si la gente vota comparando con tantos años atrás; vota, más bien, por cómo están las cosas en el momento. En 2005, 2007 y 2011, claramente mejorando, entonces a favor. En 2009 empeorando, entonces en contra. Hipótesis para tener en cuenta.

Fernando de la Lugo

¿Se acuerdan del proyecto de juicio político a De la Rúa? No me vengan con que el de Lugo es golpe y aquel no: ¿es tan diferente “te vas o te rajamos por procedimientos constitucionales pero por motivos dudosos” a “te rajamos por procedimientos constitucionales pero por motivos dudosos”?. O los dos son golpe, o ninguno (desde luego, no es muy importante si lo llamamos o no golpe — nadie se declara nominalista porque no hay quien sea otra cosa).

De todas maneras, hay algún interés en la parte 3 del libelo acusatorio a Lugo, intitulado “Pruebas que sustentan la acusación”. Es breve:

3. PRUEBAS QUE SUSTENTAN LA ACUSACIÓN
Todas las causales mencionadas más arriba, son de pública notoriedad, motivo por el cual no necesitan ser probadas, conforme a nuestro ordenamiento jurídico vigente.

UE es la mitad de EEUU y en otro orden

Alivio en los bonos españoles: riesgo abajo de 500.

¿Qué pasó? Es difícil seguir la discusión europea por la cantidad de siglas involucradas, especialmente en los fondos especiales votados por la UE para ayudar a países en problemas. Uno se pierde.

Aparentemente una de las novedades es que uno de esos fondos se usaría no solamente para dar financiamiento sino también para comprar bonos existentes. La verdad, no me parece gran cosa. Parte del error de que el precio de un bono es un resultado de la oferta y la demanda (“si hay más queriendo comprar, el precio sube”) y no de la capacidad de repago (“si aumenta la capacidad de repago, es decir, disminuye la probabilidad de un default, el precio sube”). Creo que lo primero no es cierto, salvo que la compra de bonos por parte de organismos europeos disminuya la probabilidad de default de alguna manera. En mi opinión, la clave no es tanto si compra o no bonos hoy, sino si Europa está dispuesta a respaldar de manera ilimitada a los países en problemas. No parece, aun.

La segunda novedad es que ha habido un anuncio fiscal, que tampoco es gran cosa: el estímulo de 130.000 millones de dólares. Estos anuncios siempre hay que hilarlos fino. Primero: se financia con un nuevo impuesto a las transacciones financieras. De modo que los privados son gravados y el Estado gasta; hay un impacto favorable en la demanda (porque los privados no iban a gastar todo el dinero de los impuestos que ahora tendrán que pagar) pero es menor al tamaño del estímulo. Segundo: ¿estamos seguros de que ese gasto será un *aumento* de gasto, o será que se usará la recaudación para financiar gastos que ya estaban previstos?

El tercer punto es una novedad potencial, pero mucho más relevante: la europeización de los sistemas bancarios hasta ahora nacionales. Eso sí que sería un cambio importante. Que Europa como un todo, y no cada estado nacional, fuera garante último de los bancos nacionales sería una gran novedad, una manera subrepticia y disimulada de ayudar a los casos problemáticos. Tratándose de bancos, además, la responsabilidad lógica sería del BCE, de modo que lograríamos un objetivo básico: el mayor involucramiento del BCE como financiador de desequilibrios fiscales. Se consiguen varias cosas al mismo tiempo: menos presión de austeridad (porque una España tiene que poner menos plata para sus bancos, y puede usarla para otra cosa); política monetaria más expansiva y menos presión sobre los bancos. Cuatro años después que los Estados Unidos, la Unión Europea tendría la chance de dar el mensaje claro y definitivo de que sus bancos no caerán. No sería poco.

Moyano no es Lula, que si no

En agosto de aquel año, un informe secreto del Banco Mundial, revelado por la prensa, desmentía los índices inflacionarios oficialmente anunciados por el gobierno. Según el Banco Mundial, en 1973 la variación de precios en el Brasil llegó al 22.5% mientras que el gobierno declaraba que no pasaría del 14.9%. La fundación Gertulio Vargas, que fijaba los índices oficiales del gobierno, intento contestar al Banco Mundial y acabo por hacer una revelación aun más sorprendente: la inflación oficial de 1973 fue del 20.5%. Era el reconocimiento público de la manipulación oficial de las estadísticas. La dictadura metía a la nación. Lula solicito al Diesse (Departamento Intersindical de Estadísticas y Estudios Socio Económicos) -órgano que asesora a los sindicatos en cuestiones económicas y sociales- que verificase cuanto había perdido los metalúrgicos en aquella información de datos falsos. Se constato que en el periodo 1973-1974, la perdida fue del 34%. Inmediatamente el sindicato de los metalúrgicos de San Bernardo do Campo e Diadema lanzo una intensa campaña por el 34%, en la que recibió apoyos de otros sindicatos. Estaba abierta la vía para la confrontación con el gobierno que para los líderes sindicales, había perdido la credibilidad de los trabajadores.

¿Cuánto es un billón de euros?

Un billón este número: 1.000.000.000.000. Un millón de millones. En inglés se le dice “trillion”, porque “billion” se reserva para mil millones: 1.000.000.000. La verdad, no es mala la idea de tener una palabra para mil millones; en realidad la tenemos, se llama “millardo” pero no se usa nunca. Para economía sería muy útil porque muchas cosas tienen el orden de magnitud de los millardos.

Y, por ejemplo, el rescate al sistema bancario español decidido hace un par de semanas es de “hasta” 100 millardos de euros.

Cuando surgió el rescate, me preguntaba si era mucho: 100.000.000.000 de euros. Suena astronómico. Es la décima parte de un billón. Son 125 millardos de dólares. ¿Cuánto es, comparado con el tamaño de la economía española? Según Wikipedia, en 2011 el PBI de España era 1,5 billones de dólares, unos 1,2 billones de euros. Ya palidecen un poco los 125 millardos: es el 8,3% de la economía española.

Pero palidecen bastante más si se los compara con el sistema financiero español. Los depósitos del sector privado en España eran hace dos años de 1,6 billones de euros. El “rescate” entonces, equivalía a aproximadamente 5% de los depósitos privados. ¿Alcanza? El problema de los bancos es que todo ese dinero de los depósitos está prestado a actores cuya capacidad de pago se ha reducido mucho: porque bajó el precio de las casas que se compraron, porque bajó el valor de las empresas españolas (un 57% desde su máximo tomando las que cotizan en el IBEX) o porque gente que tomó créditos ahora no tiene empleo. ¿Serán de apenas 5% las pérdidas de los activos bancarios? Suena muy poco.

En esos pensamientos estábamos cuando vimos otra noticia: “Fitch prevé 295.000 millones de pérdidas en las carteras de la banca española“. Ya estamos hablando entonces de pérdidas de 15% en el valor de los depósitos privados; evidentemente 5% no alcanzaría para cubrirlas. Recordemos cuánto son esas pérdidas como porcentaje del PBI español: 295/1200=24,5%. Hacerse cargo de esas pérdidas le costaría al estado español una cuarta parte de su PBI.

No sorprende que el riesgo de impago español ronde los 600 puntos. No sorprende que no ya sólo el sistema bancario de España, sino España como estado, esté al borde del rescate.

EX-POST: Olvidé cerrar el círculo infernal. Los temores sobre la deuda pegan sobre su precio; y los bancos son grandes tenedores de deuda pública. Explicado gráficamente aquí.

El euro, el pan y la torta

En el post anterior decíamos que los países del euro no tienen ni las ventajas de la moneda fuerte (porque no pueden licuar la deuda que emiten) ni las ventajas de la moneda débil (porque para Europa como un todo no es fácil devaluar, y para cada país individual es imposible). Por supuesto, el argumento depende de la política del Banco Central Europeo. En nuestra propuesta favorita (que el BCE sea mucho más explícitamente garante de las deudas nacionales) se aprovecha la ventaja de la moneda fuerte. Ningún país europeo tendría que tener riesgo de default, tan sólo riesgo de que los problemas de solvencia lleven a una inflación.

En este contexto, inflación no es mala sino buena. Moderada, claro. Para evitar la inmoderada, obviamente hay que llegar a acuerdos fiscales de largo plazo, cumplibles. Cualquier regla fiscal razonable indica grandes déficits en países/momentos de grandes recesiones, es decir, en tiempos como los que corren.

Euro: sin el pan y sin la torta

Hay dos tipos de moneda: las que se usan internacionalmente como reserva de valor (dólares, euros) y las que no.

Lo bueno de las que se usan como reserva de valor es que podés emitir deuda en esa moneda y que la tasa de interés difícilmente refleje un riesgo de default o de devaluación. Si hay una posición fiscal insostenible y una crisis de la deuda en una moneda como esas, lo que todo el mundo espera es que esa deuda se “monetice”: tenés la maquinita para imprimir esa moneda y con eso pagar la deuda. De modo que la tasa de interés de esas deudas tiene metida, además de una tasa de interés real, la inflación esperada.

Es una ventaja que la tasa de interés sólo tenga metida la inflación y no un riesgo de default, porque el problema es parte de la  solución a la dinámica de la deuda. El riesgo de default va empeorando la situación de solvencia: suben las tasas, y como suben las tasas la economía se enfría, y además la nueva deuda es más cara. La inflación, en cambio, va resolviendo el problema de solvencia: la suba de precios licúa un poco tu deuda; en una situación de tasas cortas bajas, la inflación baja la tasa real y ayuda a la reactivación; cierto es que las tasas largas suben reflejando la inflación esperada, pero eso no implica una suba de la tasa de interés real, cosa que sí  ocurre cuando aumenta el riesgo de default.

Si tu moneda no es reserva internacional de valor (digamos, pesos) podés emitir menos deuda en tu moneda, pero tenés una ventaja: es más fácil devaluar. Los países cuya moneda es reserva de valor tienen más dificultades para devaluarla porque la demanda por su moneda es enorme, mundial (y los cambios en la oferta monetaria tienen que ser, por lo tanto, enormes) y porque tus intentos de devaluación pueden ser contrarrestados por otros países, que no quieren que les devalúes: si Estados Unidos hace una política monetaria expansiva, nosotros podemos compensarla como para mantener nuestro tipo fijo frente al dólar, pero lo contrario no es cierto. Nosotros podemos devaluar tranquilamente frente a los Estados Unidos.

Ahora, al euro. Los países europeos no están recogiendo ni el beneficio de la moneda fuerte ni el beneficio de la moneda débil: no están devaluando, no está claro que puedan hacerlo fácilmente de manera colectiva y ciertamente no pueden hacerlo de manera individual; pero sus deudas tienen riesgo de default, porque cada país individual no puede emitir para pagar su deuda en la eventualidad de una crisis. Me cuesta creer que esa doble desventaja compensa los beneficios que suponen para el comercio la estabilidad del tipo de cambio entre países que comercian mucho — el euro, como está, es un mal negocio.

Grecia: agonía le ganó a eutanasia

Ganaron en Grecia los “partidos del ajuste” o –como preferirían llamrse ellos– los partidos del euro.

¿Qué significa esto? Significa que de momento Grecia no se retirará de los programas de la “Troika” (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI) que a cambio de ajustes le van dando dinero para pagar su deuda pública y –la clave en este momento– para salvar a sus bancos. La alternativa de un triunfo de la izquierda era, en el discurso, una dura renegociación en los términos de esos ajustes; en la práctica probablemente era una ruptura y por lo tanto el fin del apoyo europeo, lo que implicaba default (por falta de fondos), corrida bancaria (por falta de apoyo a los bancos), corralito y por lo tanto el fin del euro.

¿Dónde nos deja esto? El triunfo garantiza la continuidad de un combo de políticas europeas: financiamiento a los bancos y a los estados nacionales para que no haya defaults ni quiebras bancarias, a cambio de políticas fiscales duras. Por lo tanto en lo inmediato no caerán bancos ni habrá defaults. El problema es que nada de esto soluciona la cuestión del crecimiento. Economías como la griega o la española están en recesión por desequilibrios estructurales (combinación de falta de competitividad, endeudamientos públicos o privados insostenibles) y por la multiplicación de ellos a través de los riesgos, que elevan los intereses y por esa vía contraen el gasto. La recesión acentúa el problema bancario (por menor capacidad de repago) y acentúa la crisis fiscal (por caídas en la recaudación). Sin crecimiento, Europa tendrá que poner cada vez más plata para evitar el default y la devaluación.

Ninguna de las actuales políticas europeas hace nada por corregir ese elemento esencial de la crisis, la falta de crecimiento. (Acá mi estrategia favorita para hacerlo). El euro ha ganado un poco de tiempo, pero si no se encaran esos problemas pronto seguirá ensanchándose ese cráter de cuyo abismo hoy nos hemos alejado apenas un pasito.

No pidas perdón, Chori

Y no lo digo por ser hincha de Central. Quizás el Chori leyó este paper que muestra que los arqueros tienden a tirarse a un costado:

En ligas de Francia y de Italia, sobre 459 penales solamente 11 veces se quedó al medio el arquero. (Y una mayoría de las veces, 260 oportunidades, se tiran como si el pateador fuera a “cruzar” su remate, cosa que de hecho hacen en una mayoría de casos, 206). Una hipótesis de ese comportamiento de los arqueros es que si el arquero se queda al medio y le patean a un costado, queda como que “ni lo intentó”.

Por supuesto, las declaraciones del arquero Bertoli tras el partido

Me quedé parado en el medio, en el penal, porque creo que River está jugando bajo mucha presión, están jugando situaciones difíciles y bueno, pensé que el `Chori` iba a querer asegurarlo pateando al medio. Entonces, amagué y me quedé parado

muestran de qué poco sirven las estadísticas y cuánto más influyen factores específicos que muchas veces se dejan de lado en estos análisis.

Europa por Europa

Encuesta sobre las percepciones de los europeos sobre los europeos:

Impresionantes los alemanes. Todos lo votan como el menos corrupto y como el más trabajador (salvo Grecia que se autovota, curiosamente como el más trabajador y el más corrupto). Y recordemos que aquí en la Argentina hay mucho descendiente de tanos, españoles, algunos polacos. Miren en qué columna figuramos. Vaffanculo.