Según el INDEC, estaríamos chocando

Frederick Fleet: “Iceberg, right ahead!”

Axel, amigo, quiero decirte algo: Los dólares son escasos” es sinónimo, para cualquier otro economista que yo conozca, a “los dólares están baratos”. Vamos paso a paso, estilo escolástico:

Escaso = queremos más de ellos (para importar, viajar, atesorar en la expectativa de que van a subir, etc.) de los que podemos obtener (por exportaciones, inversiones extranjeras, etc) = demanda excede a oferta = el precio es más bajo que el que iguala la oferta y la demanda = el dólar está barato =  el tipo de cambio está atrasado = estamos caros en dólares.

Y abundo, a riesgo de repetir: queremos muchos dólares *porque* está barato. Entonces viajar es barato, importar (si nos dejaran) es barato, atesorar (en dólares oficiales) es seguro más barato ahora que más tarde; y hay poca disponsibilidad dólares *porque* es barato: las economías regionales se complican y pueden exportar menos (la exportación de vinos, por ejemplo, bajó); los inversores reales o financieros no quieren convertir sus dólares a pesos a un tipo de cambio tan bajo. El dólar es escaso porque es barato. (Aclaración para los seguidores de este blog: no, no estoy diciendo que el tipo de cambio nominal depende de la demanda y oferta de dólares; estoy diciendo que el tipo de cambio real influye sobre el resultado de la balanza de pagos — sería largo de explicar, pero no es lo mismo).

A esta altura sólo queda preguntarme: ¿es neoliberal  la oferta y la demada?

Actualización del gráfico de salarios en dólares en la Argentina. Tiene la ventaja de estar producido con toda información oficial: salarios privados de INDEC, tipo de cambio promedio mensual del BCRA:

Nuestra inflación salarial en dólares sigue rondando el 20% anual, aunque unos puntitos menos en el último par de meses (último dato: agosto). Cada año de los últimos siete, con la excepción de 2009, los salarios en dólares subieron algo parecido a 20%. De US$ 250 en 2005, un salario típico no calificado se ha triplicado hasta los 750 dólares.

En este momento la inflación en dólares cercana a 20% es el resultado de una inflación salarial en pesos de casi 30% (salarios privados, fuente INDEC) y una tasa de devaluación anual de 10%.

¿Hace falta señalar por qué es insostenible una situación así o nos alcanza con mirar la experiencia de la tablita, de la convertibilidad y los obstáculos que tuvimos que imponer recientemente para enfrentar nuestro encarecimiento en dólares?

¿Estamos haciendo algo para evitar que la curva de salarios en dólares siga subiendo indefinidamente? ¿O tenemos la política del “siga siga”?

Perdón que insista. Pero si Federick Fleet hubiera visto el iceberg un ratito antes…

Están los nombres, ¿la base está?

Arriesgado escribir esto pocas horas antes de un partido, pero no importa: la base está. Felizmente, parece que la Argentina jugará un Mundial con doble cinco, algo que -creo- no hizo nunca. Claro que es muy temprano, que ni estamos clasificados, que todo puede cambiar. Pero ya van varias veces de cuatro atrás; Mascherano, Gago; Messi, Agüero, Di María, Higuain (ponelos como vos quieras).

¿Nos gusta? En nombres, claro que sí, salvo que me gustaría que como primeros suplentes en el banco estuvieran Tévez en lugar de Barcos o Lavezzi y Banega (creo que lesionado) en lugar de Guiñazú o Braña. En “planteo” tenemos el mismo problema que llevamos acarreando hace años: la franja derecha de nuestro mediocampo.

En Argentina 1 v Nigeria 0 del Mundial yo estaba en la platea del lado derecho del ataque argentino en el segundo tiempo. Verón estaba parado como doble 5, sólo a veces llegaba abajo nuestro, al lateral. Y Jonás Gutiérrez corría como un desaforado a varios nigerianos que se le venían. Y yo –pueden creerme o no creerme– me decía: “Estos son nigerianos, pero cuando por esta franja esté Lukas Podolski”. Y sí, por ese mismo lado fue el foul de Otamendi a Podolski que dio inicios a la tragedia de Ciudad del Cabo. Es cierto que ya estaba Maxi Rodríguez, con algo más parecido a un 4-3-1-2, pero de todas maneras ese agujero subsisía. Yo solamente lo pensé, pero este tipo lo había escrito:

As I explained in an earlier article, Argentina play a lop-sided formation that forces their right back to patrol the right flank on his own. This was always a weakness in the formation regardless of who was playing at right back. Gutierezz came in for criticism when playing this role(but I defended him) and was replaced by Otamendi but the same problems remained. Today this weakness was ruthlessly exploited by Germany and all their goals came from the right side of the Argentine defense. In the first half, Otamendi had to deal with Podolski as well as Ozil drifting out to the left and Boateng pushing forward to support the attack. This is too much for any player and he was forced to foul Podolski, with the resulting freekick leading to the first goal. After the goal Otamendi gave Podolski a lot of space as he was worried about getting beaten for skill again. Unlike Gutierrez, Otamendi is not comfortable in possession so was not much use in attack.

La Argentina tiene que ver cómo resuelve este asunto, fundamental para partidos en los que no tenga tanto la pelota. En su momento, mi propuesta era “Tévez de 8” o, leído a la moda del 4-2-3-1: Mascherano-Gago; Tévez, Messi, Di María; Higuaín. Hoy quizás esa función debería cumplirla Agüero. No quiere decir exactamente jugar de 8, sino apenas: “si el otro equipo tiene la pelota, tenés que estar entre la pelota y nuestro arco, por el lado derecho de la cancha; cuando recuperemos la pelota hacé lo que quieras”. Parecido, sí, pero no exactamente lo mismo.

Tenemos 2 años (menos de 2 años!) para resolver ese asunto y terminar de pulir los nombres de la defensa. Por lo demás, ya estamos listos para el Segundo Maracanazo.

Cómo desnaturalizar un Metrobús

Qué máquina de arruinar buenas ideas que es nuestro país. Un ejemplo: emitimos bonos indexados en 2005 y en 2007 ya estábamos manipulando las cifras de inflación. Chau confianza en la indexación.

Y parece que vamos a hacer lo mismo con el Metrobús.

La esencia del BRT (Bus Rapid Transit), que es a Metrobús lo que goma de pegar a Plasticola, es ser una especie de tren pero sin vías. Es más cortito que el tren (uno o dos “vagones” en vez de muchos), es más frecuente, es a nafta y tiene la ventaja de ser mucho más compatible con el resto del tránsito en la ciudad. Pero la esencia es que esa vía es exclusiva, como la del tren, y por lo tanto no tiene obstáculos, no tiene que competir por espacio con otro tráfico, y el servicio puede ser tan frecuente como quieras. Todo lo demás es de detalle: que los coches sean o no “con fuelle” y más largos, que tenga estaciones elevadas, que pagues el boleto abajo, todo eso puede ser lindo, pero no es lo esencial.

Para que el Metrobús sea lo que promete ser, los distintos coches deben estar coordinados entre sí. Idealmente, tener una frecuencia establecida. Pueden tener ramales, sí, cuando abandonan los carriles exclusivos. Pero los coches que participan tienen que estar coordinados: pasar cada un minuto, cada tres, cada cinco, lo que sea. Si no se coordinan, se chocan: el carril no alcanza para todos.

Y resulta que en 9 de julio queremos hacer esto:

Metrobús con dos carriles en cada dirección. ¿Para qué dos carriles? Porque queremos meter en el “Metrobus” (sic por las comillas) 10 líneas de colectivos que circularán entre Constitución y Avenida del Libertador. ¡Diez! ¡Diez! Y claro, como a veces un coche de una línea tiene que pasar a uno de otra línea, se necesitan dos carriles. Lo que se planea hacer en la 9 de julio no es un Metrobús: es simplemente el típico esquema de “carriles exclusivos” pero con estética más linda. Y amarilla.

Para hacer ese recorrido sólo hace falta una línea, y un solo carril. Un subte por encima de la tierra, porque el de abajo quizás no alcanza. Si querés cada un minuto, si querés cada medio minuto. La capacidad de transporte de un Metrobús de una línea es monstruosa porque el servicio puede ser tan frecuente como necesites.

Obviamente el temor es qué pasa con las otras líneas. El gobierno de la ciudad no tiene potestad para cambiar sus recorridos y entonces hace carriles exclusivos con nombre de Metrobús para contentar a todos. En Juan B Justo pudo hacerlo de un carril porque el número de líneas era mucho menor, pero para el número de líneas de 9 de julio no alcanzaría. Entonces duplicamos innecesariamente el espacio público dedicado al Metrobús.

Propongo: arriesguemos. Pongamos un Metrobús como se debe (una sola línea, horarios coordinados, quizás ramales posteriores) y que las líneas hoy existentes vean cómo se desmorona su demanda. Que se arreglen, mientras comprobamos los beneficios de un verdadero BRT: muchísima frecuencia, cero obstáculos, ir sentado escuchando tus auriculares y diciéndole “chaaau” a los automovilistas trabados en el carril de al lado. Seamos realistas. Soñemos lo imposible.

Gol en contra de Craviotto

Tremendas las declaraciones de Craviotto de ayer. Bueno, Mariotto, pero Diegote le dice  Craviotto. Felizmente, hoy se echó atrás. Aunque sigue diciendo que le pareció muy bien lo que hizo el Chaco.

¿Sobrerreaccinamos el otro día ante las noticias de pesificación? Parece que la mayoría de las deudas provinciales en dólares son bajo jurisdicción extranjera, y esas no estarían alcanzadas por las restricciones cambiarias. Pero hay provincias que, a pesar de tener mayoría bajo ley extranjera, tienen algunos con jurisdicción local. Buenos Aires, por ejemplo. Es decir que tendremos los costos del default (una provincia como Buenos Aires no estará cumpliendo todos sus contratos de deuda, y por lo tanto perderá reputación) pero no los beneficios, que es el ahorro obtenido cuando se repudia. El Banco Central se ahorró más o menos el costo de un monoambiente: si le daba a Chaco los 260.000 dólares a cambio de los pesos correspondientes, perdía la diferencia entre el comercial y el paralelo: 260.000 x 1,40 pesos = 364.000 pesos, unos 60.000 dólares. Una genialidad.

Por cierto, un aspecto curioso: el Banco Central decide gastar sus dólares en pagar bonos emitidos bajo ley extranjera pero no los emitidos bajo ley nacional. Seguramente la proporción de compradores extranjeros es mayor en los bonos bajo ley extranjera que nacional. Es decir: le hacemos promesas a argentinos y a extranjeros, y a los extranjeros se las cumplimos un poco mejor.

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28 millones de argentinos hicimos otro default

En 2007 el INDEC empezó a mentir con el IPC. La porción de la deuda pública ajustada al índice de precios fue, por lo tanto, repudiada parcialmente. El riesgo país de la Argentina, que había llegado a ser incluso inferior al de Brasil, empezó a superarlo con creces. Hoy la Argentina tiene un riesgo de 840 puntos, contra 140 de Brasil y 120 de Uruguay o México.

Acuérdense que el riesgo país no es una cuestión de calificadoras malignas ni que afecte principalmente a los extranjeros. Es el plus de interés que le cobrará un argentino a otro argentino para prestarle dinero, porque si el Estado está pagando ese plus sobre la tasa internacional no habrá motivo para no cobrárselo a tu primo.

El viernes tuvimos otro default silencioso.

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Un argentino más influyente que Cristina

La economía norteamericana es la más grande del mundo, y la que más influencia tiene sobre las demás.

La economía norteamericana ha estado padeciendo una Gran Recesión. Para combatirla se intentó un poco de política fiscal expansiva, no mucho, pero sobre todo política monetaria expansiva.

Hay una gran discusión entre quienes le tienen miedo a la inflación por políticas monetarias muy expansivas. Hay incluso una interna dentro de la Reserva Federal, palomas versus halcones. Convencer a los halcones de que se necesitan políticas expansivas, pues, influye sobre la decisión más importante en la política económica más importante de la economía más importante del mundo.

Y uno que ha estado convenciendo a los halcones es Iván Werning, economista argentino, profesor en MIT (queda en Cambridge, Mass., como Harvard, pero no te preocupes Cristina, es otra universidad y no está en la conspiración). Un blog del Wall Street Journal lo señala como una influencia importante en la palomización de un halcón antiinflacionario, Narayana Kocherlakota, presidente de la Reserva Federal de Minneapolis.

El argumento que convenció a Kocherlakota está en este paper Werning. No es literatura estilo Isidorito ni Corín Tellado, pero lo que logré entender es más o menos lo que sigue:

En una situación de trampa de la liquidez, esto es, cuando tasas de interés de 0% no alcanzan para reavivar la economía, la recomendación de gente como Krugman es generar expectativas de inflación, para que baje la tasa de interés real y la gente quiera gastar más. Para eso es necesario que la autoridad monetaria se comprometa a que incluso cuando la Gran Recesión haya sido superada, la política monetaria seguirá siendo expansiva, generando una cierta inflación por arriba de lo habitualmente tolerable.

Este “compromiso creíble de comportarse irresponsablemente” no es fácil de conseguir: es difícil que el público crea que, una vez solucionado el problema recesivo, la Reserva Federal va a querer generar inflación solamente para honrar una expectativa (de inflación) que en un momento le resultaba favorable. De hecho, los likes de Kocherlakota ni siquiera querrían meterse en todo este esquema, precisamente porque se opondrían a generar inflación excesiva en un futuro.

Werning muestra que los beneficios de continuar con una política monetaria expansiva una vez superada la Gran Recesión no vienen solamente, y quizás ni siquiera primordialmente, por el lado de una inflación más alta. Una política monetaria laxa por un tiempo prolongado generaría no sólo una inflación algo más elevada sino además un boom de consumo posterior a la recesión. Ese boom del consumo esperado para el futuro también induce a gastar hoy: si mañana consumiremos mucho, mañana habrá una expansión económica; por lo tanto mañana tendremos más ingresos; ¿por qué no gastar un poco de esos ingresos ya mismo?

El consumismo post-recesión tiene dos consecuencias favorables, encadenadas entre sí. En primer lugar: al generar no sólo inflación, sino también algo de sobre-expansión económica, la política expansiva prolongada puede ser más tolerable para los halcones anti-inflacionarios que una política puramente inflacionaria.

No sé si esto lo dice Werning, pero en todo caso lo creo: siendo que la política expansiva prolongada en el tiempo generará un boom de consumo, y no solamente un boom inflacionario, se trata de una política más creíble. Es más natural concebir que la Fed será  “irresponsable” si pensamos que esa irresponsabilidad tendrá no solamente un efecto inflacionario, sino también que garantizará una economía pujante una vez superada la Gran Recesión.

Jugando con el fuego de la inflación

El Banque Central du Congo (http://www.bcc.cd/) publica una inflación anual del 6,03%. En Etiopía, la inflación entre agosto de 2011 y 2012 fue de 20%, más baja que el 20,2% de julio gracias a tres meses de inflación cero. En Venezuela la inflación interanual de agosto fue 18%. En cuanto a Bielorrusia, una brusca estabilización llevó a un acumulado de 12,4% hasta agosto –anualizado de 19,1%­­­- cuando en 2011 había tenido 109%. A Venezuela el FMI le estimaba 33% para este año; Etiopía tuvo 38% en 2011; y el ex Congo belga había tenido en 2010 la inflación más alta del mundo.

En la lucha con los titanes de la inflación mundial, pues, estamos ganando. La página inflacionverdadera.com muestra una inflación interanual de 26,5%. Son datos creíbles: durante todo el período de intervención del INDEC, inflacionverdadera.com (a salvo de Moreno, porque tiene sede en el exterior y toma datos de precios de la web) coincidió con las inflaciones provinciales, que a su vez eran muy similares al IPC del INDEC antes de su intervención (ver cuadro). Pero cada vez menos provincias miden con honestidad la inflación. Falacia de autoridad adicional para creerle a inflacionverdadera.com: Krugman y el Economist la usan.

¿Somos el país con mayor inflación del mundo? Consuelo de tontos: la división del Sudán ha llevado a incertidumbre sobre la propiedad de los pozos petroleros, y sudaneses del norte y sur están padeciendo como consecuencia inestabilidad cambiaria y una inflación del orden del 40%. Como en otras disciplinas, este año debemos conformarnos con estar en el podio de la inflación mundial.

La obsesión de los economistas con la inflación puede provocar cierto cansancio en el ciudadano común. ¿No tenemos hace ya un lustro inflación de veintipico y seguimos vivos? ¿No está equivocada incluso la Presidenta cuando señala que con inflación de 25% o 26% (exactamente la que tenemos) estallaríamos por los aires? ¿No vivió la Argentina en el pasado con esta inflación de mediana intensidad sin estallar en el intento (por ejemplo: entre 1945 y 1967, trece años tuvieron una inflación entre 17% y 39%)?

El problema es que nuestra inflación no es neutral: no todo sube al mismo ritmo. El atraso cambiario y de las tarifas públicas provocados por nuestra inflación despareja están detrás de la mayoría de nuestros problemas económicos: controles de cambios y controles de importaciones para bloquear las consecuencias financieras y comerciales del encarecimiento en dólares, poca inversión en sectores exportables y de energía, problemas fiscales porque la inflación impacta de lleno sobre el gasto salarial y los subsidios pero no de igual modo sobre los ingresos, ya que las retenciones no están indexadas. Cada año de inflación de veintipico no es igual al anterior: la inflación agrava un poco más cada uno de estos problemas, que van impactando sobre la tasa de crecimiento económico.

En este contexto, el viceministro de Economía afirma en el Congreso que no es peligroso emitir mucho dinero, porque Europa y Estados Unidos lo hacen y allí no hay inflación. Podemos coincidir en que la inflación en la Argentina tiene hoy un componente fuerte de inercia que no depende de la emisión. Pero también leímos los manuales ortodoxos que Kicillof decidió saltearse: en el mundo desarrollado pudo crecer la base monetaria sin inflación precisamente porque la demanda del público por cash creció monstruosamente de la mano de los pánicos financieros; y la emisión es inflacionaria sólo cuando se emite más dinero que el que la gente desea.

¿Hay margen en la Argentina para empapelarnos de Evitas a casi el 40% (38,5% al 14-sept) sin que se acelere la inflación? Una parte alimenta un crecimiento económico de 2 o 3 puntos, pero el restante 35% es, en principio, inflacionario. El último año la transmisión a precios no fue total porque los controles cambiarios taponaron parcialmente la vía de escape más habitual de la emisión excedente. Pero fue un salto “de una vez” de la demanda de dinero: la pereza de ir al blue nos induce a mantener una proporción mayor de la riqueza en pesos, pero no necesariamente una proporción creciente.

En el régimen de controles, los excesos de emisión que buscan el dólar no vuelven al Banco Central, que no interviene; circulan por la economía hasta que los aumentos de precios inducen al público a demandarlos. Los mecanismos son varios: la suba del blue incrementa el precio en pesos de los activos, y por lo tanto de las rentas de la tierra y los bienes de capital usados, influyendo sobre los costos; los tenedores de dólares ven abaratarse –en términos de dólar informal­– bienes domésticos y los consumen más; los bienes durables resultan un refugio posible de valor. La combinación de subas de costos y de demandas es inflacionaria, y fogonea por lo tanto la inflación salarial.

La inflación es un problema grave que se está agravando. El escenario eventual de apertura de cepos es cada vez más temible a medida que se acumulan desequilibrios. Claro que podemos no estallar por los aires controlando aquí, emparchando allá, posponiendo en todos lados. Pero incluso los costos de esta inflación reprimida a martillazos son cada vez mayores. Negarlos cada dos días es una forma ­–ni muy sutil ni muy productiva– de ir admitiéndolos.

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El laboratorio del doctor Axel

Axel. Quiero hablar contigo. Dijiste ayer:

Para los que piensan que la emisión es la causa exclusiva del incremento de precios, les recuerdo que vivimos en un laboratorio de expansión monetaria. Estados Unidos cuadruplicó su base monetaria, la Unión Europea la duplicó y el Banco de Inglaterra la cuadruplicó. ¿Y en esos países hay riesgo de inflación? No, hay riesgo de deflación.

“Laboratorio” en general alude a: “cambiemos la variable X, a ver qué pasa con la variable Y, manteniendo las demás variables constantes”. “X” sería “cantidad de dinero”, “Y” sería “aumento de precios”. Lo que dicen los “ortodoxos”, Axel, es: con los otros factores constantes (llamémoslos “factores Z”), más X es más Y. Pero Z es fundamental: es lo que se llama demanda de dinero o, en el ejemplo que das, demanda de base monetaria.

¿Qué pasó en esos países en los últimos años? Hubo un pánico generalizado que hizo que el público y los bancos prefirieran cash más que otros activos. Por ejemplo: los bancos prefieren mantenerse líquidos que prestar en una economía muy incierta. El público quiere más cash que acciones u otros títulos riesgosos. En otras palabras: aumentó mucho la demanda por base monetaria, de modo que abastecerla no fue inflacionario. Bancos y personas estaban ansiosos por recibir esas inyecciones monetarias, entregar a cambio otros activos y mantenerse sentados sobre el cash.

Va de nuevo: la cantidad de dinero puede aumentar sin ser inflacionaria cuando hay un aumento de su demanda. No es muy difícil: es oferta y demanda la cosa. Si sube la oferta y sube la demanda, el valor del dinero expresado en otras cosas (bienes o divisas) no cambia. Pero si emitís por encima de la demanda, claro que sí. Ezequiel Burgo explica con bastante claridad por qué la Argentina es un país con una demanda monetaria más baja que otros; y no podemos creer que esa demanda de dinero (expresada en términos reales) crecerá mucho.

Para laboratorio de los efectos de la expansión monetaria con demanda de dinero constante tenemos uno bastante cercano y se llama “Argentina durante cuarenta años del siglo XX”. Hemos vivido muchas épocas de expansiones monetarias por encima de la demanda. A esta altura deberíamos entender cómo terminan esos experimentos.

La economía te dobla y a veces te rompe

A propósito de la idea tan en boga de que las “instituciones” (las reglas de juego que políticas y económicas) son relativamente autónomas como factor explicativo, una observación quizás obvia. Si hay una institución primaria es el Estado nacional. Pues bien, miren estos tres titulares, todos del último par de meses. (En cada caso, cliquear para acceder a la nota).

Número uno, hoy:

Número 2, hace mes y medio:

Número 3, hace dos semanas:

Catalunya discutiendo su independencia porque Rajoy no le aceptó un “pacto fiscal” estilo País Vasco, que implicaría más autonomía económica y más recursos. Escocia, a dos años de un referendum. En Quebec, donde los separatistas estuvieron a un milímetro de ganar un referendum en 1995, un asesinato en el acto político mientras la líder del Parti Québécoise se manifestaba a favor de un estado independiente.

No soy un determinista económico. Por ejemplo: el separatismo no puede explicarse, o no al menos por completo, por una fuga de los ricos hacia la independencia. Sí, Catalunya es más rica que España en términos per capita, pero el PBI por persona de Quebec es más bajo que el de Canadá y el de Escocia (apenas) menor que el del Reino Unido. Evidentemente, lo que pesa en esas aspiraciones autonomistas es que todas estas naciones –llamémoslas así–  tienen una larga tradición.

Pero ¿justo ahora tanta popularidad del separatismo? ¿Es casualidad que los tres Estados nacionales a los que pertenecen acaban de ser golpeados por la mayor crisis económica en décadas (quizás menos Canadá que el Reino Unido y, desde luego, España)? Los azares de la economía no explican todo, pero ayudan mucho.

 

Infla, infla, que algo explota

Variación anual en la cantidad de monedas y billetes en manos del público (y eso que no incluye la aparición de la tarjeta SUBE, eh):

Esto es: tenemos un 37% más de billetes en nuestros bolsillos, en comparación con un año atrás, en un período en que la economía creció cero (el Estimador Mensual de Actividad Económica de junio publicado por INDEC dio exactamente 0,0%). El crecimiento de la cantidad de dinero no es el récord de los últimos años: en 2010 rozó los 40%. Pero sí es el momento en el que más distancia hubo entre crecimiento en la cantidad de dinero y crecimiento económico: 37% – 0% = 37%.

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