Día histórico el de ayer, por los malos motivos. Un juez del distrito bajo cuya jurisdicción están la mayoría de los bonos argentinos emitidos en el exterior (el estado de Nueva York) ordena pagar por completo a los holdouts. Da para varios comentarios, que seguiremos en otros posts. Pero lo que primero llama la atención es la justificación de la decisión del Juez Griesa. Así como en fútbol nunca se debe subestimar a los alemanes (vale la pena el click), en el trato con otros seres humanos nunca se debe subestimar a los sentimientos. El juez Griesa falló en nuestra contra en gran parte porque se enojó. Acá está el fallo:
Los más altos funcionarios de la Argentina declararon que el país le pagará a los bonistas que entraron en el canje pero no le pagará un dólar a los holdouts. La Presidenta Cristina Kirchner formuló esa afirmación. El Ministro Lorenzino declaró que cualquiera fuese el fallo, proveniente de cualquier jurisdicción, la Argentina no le pagaría a los holdouts… En los últimos diez años, la Argentina ha recibido en esta corte un trato sin duda justo, prueba de lo cual es que ha prevalecido en la mayor parte de los casos. La corte urgió al gobierno argentino a abstenerse de esas desaconsejables amenazas de desafiar las decisiones de las cortes, y le comunicó que el desconocimiento de fallos judiciales no sólo sería ilegal sino que representaría la peor muestra de irresponsabilidad en su trato con la Justicia…
Esto no detuvo a los más encumbrados funcionarios argentinos, que hasta el presente persistieron en sus encendidas declaraciones sobre su voluntad de no obedecer los fallos judiciales… La visión de esta corte es que las amenazas de desafío de parte de Argentina no pueden ser pasadas por alto; debemos actuar… Cuanto menos tiempo le demos a la Argentina para diseñar vías de evasión, más seguridad tendremos contra esas posibles vías de escape.
Nos mandaron al rincón. “¿Querés ser la más viva de todas, Argentina? Tomá, chupate esta mandarina. A ver cómo reaccionás”. Y así estamos, por ignorar una de las estrofas más conocidas de nuestra propia literatura:
Hacete amigo del Juez
-No le dés de qué quejarse;-
Y cuando quiera enojarse
Vos te debés encojer,
Pues siempre es güeno tener
Palenque ande ir a rascarse.