El oscuro origen de la popularidad de Chávez

Solía contarme un querido tío muy futbolero que, en ocasión de la muerte de un presidente de Chacarita, otro dirigente funebrero fue entrevistado por una radio, justo después de un partido en que Chaca había triunfado. La reflexión del entrevistado, asociando los dos eventos –la muerte y el triunfo deportivo– fue: “el toma y daca de la vida”.

No quiero cometer una obscenidad similar y decir “Chávez fue un hombre con suerte” justo en estas horas. Pero digámoslo así: bajo el gobierno de Chávez, Venezuela tuvo una suerte extraordinaria, incluso en comparación con sus vecinos ya bastante afortunados de Sudamérica. El discreto desempeño en términos de crecimiento económico que comentamos aquí, y la reducción de la pobreza no excepcional en la comparación sudamericana se dio en un contexto en el que Venezuela se benefició con una *quintuplicación* de los términos del intercambio.

Es decir: con la misma cantidad de exportaciones, la Venezuela de Chávez podía comprar, en los últimos años de su mandato, cinco veces más de importaciones que su antecesor en el cargo. Como me decía mi amigo el Dr Pangloss vía mail: “Hasta Rafael Caldera [presidente antes que Chávez, nacido en el año 1916] habría sido un líder popular”.

La pobreza en la Venezuela de Chávez

¿Qué pasó con ella? Como en toda Sudamérica, bajó. El gráfico muestra la evolución del índice de pobreza en cada país, con datos de CEPAL. (Dejamos de lado a la Argentina por las, llamémoslas así, dificultades metodológicas involucradas). Son muchos países, se los puede identificar aproximadamente por los colores de su camiseta de fútbol o bandera. No encontré en Excel un color estrictamente “vinotinto”:

Efectivamente, la baja de la pobreza en Venezuela es bastante importante: el índice se reduce en 18 puntos o –más relevante para la comparación– un 38,5% en la comparación internacional. La caída de la pobreza es mayor en Chile (49,3%), Brasil (44,3%), Perú (41,4%) y Uruguay, donde baja un 63% entre 2007 y 2011 (No hay, en CEPAL, datos anteriores comparables para el caso uruguayo). En otros países sudamericanos, la pobreza cayó menos que en la tierra de Chávez: Colombia 33%, Bolivia 31% y Paraguay 15%. En Ecuador baja un 31% pero tomando solamente el período 2004-2011.

¿Bajó la pobreza en la Venezuela de Chávez? Sí. ¿Fue un hecho revolucionario? No. O sí, pero entonces la revolución no fue venezolana sino de la Patria Grande — y en el podio aparecen tres de los países con políticas económicas “ortodoxas”.

¿Cómo le fue a la economía chavista?

En crecimiento económico, con circunstancias particularmente favorables (el petróleo subió más que otras commodities) le fue así, comparado con los otros grandes de Sudamérica:

Fuentes: CEPAL para todos hasta 2007. Desde 2007, CEPAL para todos salvo Argentina, consultora Econométrica.

Sí, la peor con Chávez.

A los buitres, Bonos Carroña

No sé si entiendo bien el problema de los holdouts, bonistas que no entraron en los sucesivos canjes de deuda, aka buitres. Van unas reflexiones muy provisionales; se valoran comentarios que las corrijan.

Creo que es así: los jueces dicen que tenemos que pagar US$ 1330 millones a los buitres por bonos que defaulteamos hace once años. Obviamente hace once años debíamos mucho menos por esos bonos en litigio, pero nos suman los intereses de todo el período, capitalizados, y les da esa cifra. Vaya uno a saber cómo la calculan. Los jueces nos acaban de decir que presentemos una “forma de pago” de los US$1330 millones.

Ahora bien, no queremos pagarles eso. Ni podemos: si lo hiciéramos, le estaríamos pagando a los buitres más que a los bonistas que aceptaron las reestructuraciones de 2005 y 2010 — dueños de nada menos que el 93 por ciento de los bonos defaulteados en el verano que vivimos en peligro. Según este artículo, un tratamiento igualitario a los buitres respecto a los entrantes al canje 2010 implicaría darles no US$1330 millones sino US$323 millones. No importa si ese número está bien o no; el razonamiento que sigue puede hacerse con cualquier otro.

Si la Argentina pagara a los buitres cuatro veces más que lo que pagó a los Canjeados, nos veríamos en un grave problema legal, ya que una de las condiciones de los bonos que emitimos con las reestructuraciones era que los Canjeados tendrían derecho a incorporarse a cualquier oferta mejor que se hiciera ulteriormente a los holdouts. (Además, está la Ley Cerrojo que impide reabrir el canje, pero todos sabemos que las leyes cuyo leit motif es “No lo haremos nunca” en general se ven luego reemplazadas por otras que dicen “Uy, sori, al final sí”.)

De modo que hay que encontrar una solución que, al mismo tiempo, implique:

(1) pagar US$ 1330 millones “de algún modo”.

(2) que ese cronograma de pagos no sea más ventajoso que el que ofrecimos en su momento a los bonistas que sí aceptaron los canjes.

(3) que los jueces consideren razonable la propuesta.

Creo que los Bonos Carroña cumplirían con esas tres condiciones. El Bono Carroña sería un cronograma de pagos muy extendido en el tiempo. El valor presente del Bono Carroña, para los bonistas del juicio, y evaluado a tasas de interés un poco más razonables que las de ahora, sería (si los cálculos arriba mencionados son correctos) US$ 323 millones. Pero la suma nominal de los pagos sería US$ 1330 millones. Por ejemplo: pagos anuales de 156 millones durante 20 años tienen un valor presente de 1330 millones si la tasa de descuento es 10%. 40 pagos anuales de 33 millones de dólares suman 1320 millones y tienen un valor presente de US$323 millones si la tasa de descuento es del 10%.

Incluso el gobierno podría abrir una ventanilla para que cualquier bonista pudiera cambiar sus bonos por los Carroña, si le place. Nunca le viene mal a un gobierno (a veces sí a un país) patear pagos para más adelante. La reapertura o no del canje depende simplemente de si la oferta es más tentadora que los bonos actuales; si lo es, o para algún bonista puede serlo, el canje tiene que reabrirse así no sumamos más problemas legales.

Como dice Federico Sturzenegger (que formula una propuesta un poco más seria) estamos, una vez más, ante una gran oportunidad.

Promo Cristina

Me llega esto de un corresponsal en “Uruguay” (aka Punta del Este). ¿Tendrá algo que ver el dólar-tarjeta?

Ramal que abre, ramal que cierra

Estoy llamando a la estación Lincoln a ver si anda bien el servicio ferrorivario Lincoln-Realicó, pero no consigo. Veo que cambiaron el servicio de domingo a martes. Sinceramente tengo dudas de que mucha gente se sume al programa de tomarse el tren un martes a las 15 horas en Realicó (6700 habitantes) rumbo a Lincoln, pero nunca se sabe. También estuve llamando a SOFSE, la empresa estatal que lo administra y que en su home page tiene una foto con unos nuevos socios coreanos. Celebramos la vocación de atraer inversiones extranjeras, pero al mismo tiempo es una pena que nadie conteste en los teléfonos de contacto.

Es crucial la subsistencia del servicio semanal Lincoln-Realicó. Si bien realiza en 7 horas y media y en horario muy incómodo los 258 kilómetros que marchan exactamente paralelos a la ruta 188, se trata de la realización ferroviaria más importante del kirchnerismo — la obra magna de un gobierno con vocación de monumentalismo egipcio. Es que los otros dos trenes de pasajeros inaugurados en la última década lamentablemente han fracasado.

El servicio internacional del Tren de los Pueblos Libres, entre Pilar (Argentina) y Paso de los Toros (Uruguay) duró poco. Su corta vida estuvo muy signada por los eventos asociados a remises, y eso presagiaba un mal final. En su primer viaje, no pudo llegar a destino, y los tres pasajeros que viajaban hasta la terminal en Paso de los Toros tuvieron que continuar en remise. Pocos meses más tarde, su destino se cruzó nuevamente –en este caso literalmente– con otro remise. Con ese comienzo, no debe extrañarse que su servicio haya sido cancelado, el 28 de mayo del año pasado.

El otro gran proyecto ferroviario era el trencito entre las calles Córdoba e Independencia bordeando la avenida Moreau de Justo, coquetamente llamado “Tranvía del Este”. Un lujo financiado por el pueblo que, lamentablemente, los “conchetos de Puerto Madero” se abstuvieron de utilizar. Leemos en Wikipedia que “El 10 de octubre de 2012, Metrovias S.A. interrumpió el servicio. Según lo expresado por la empresa gerenciadora, esto responde a cuestiones de presupuesto y a impedimentos técnicos que nunca terminaron de subsanarse. El gremio Unión Ferroviaria cree que dicha resolución es una decisión definitiva”.

Para construir, desdoblar

Sigue la caída en la construcción. Es lo que la gente decía: el índice tarda en caer porque las obras que están en marcha siguen. Lo que baja antes son los permisos de construcción, y luego eso va impactando en el nivel de actividad. Este es el gráfico de permisos:

La estacionalidad complica la lectura del cuadro. Una comparación relevante es entre los meses de enero y octubre de 2011 (antes del cepo) y los mismos meses de 2012. La caída es de 10%.

El nivel de actividad de la construcción está estancado bastante por debajo de los niveles de 2011 (quizás hay que mirar la línea más suave del gráfico, la “tendencia-ciclo”).

Cada tanto llegan rumores de desdoblamiento cambiario. Creo que sería la mejor política posible en este momento para la construcción. Se trata de una actividad que, a pesar de estar dirigida al mercado interno, tiene una rentabilidad asociada al tipo de cambio real.

El razonamiento es así: en el mercado inmobiliario tiene que haber una relación entre precios de hoy y precios esperados para el futuro, mediada por la tasa de interés. Una casa no puede valer hoy US$200.000 si creemos que el año que viene costará 300.000: la expectativa de ganancia subiría hoy su precio. Por lo tanto, el valor corriente de la propiedad depende de su valor esperado y de la tasa de interés. ¿Y qué determina el valor esperado, en dólares, de las propiedades? En última instancia, creo yo, la riqueza en dólares del país, que es una combinación entre los dólares acumulados y los que se espera acumular en el futuro.

Cuando hay una devaluación de la moneda, la riqueza esperada en dólares no se reduce tanto como los salarios en dólares. En otras palabras: el precio en dólares de las propiedades algo cae con una devaluación, pero caen más los salarios en dólares. De modo que la rentabilidad de construir aumenta con el tipo de cambio real.

Con un desdoblamiento cambiario (la oficialización de un “dólar financiero” de 8 pesos) se estaría abaratando, en términos de dólares, el costo de la construcción. En verdad hoy ya está ese efecto vía los mercados alternativos de dólar, pero con un dólar legal, fluctuante y de libre acceso a un nivel similar al que hoy tiene el blue creo que habría un efecto favorable. La clase media con ahorro en moneda dura (y recordemos que los ahorros en dólares son algo así como el 80% de la riqueza financiera argentina) tendría más claro que, quizás, empieza a convenir otra vez gastar los dólares en el país.

Quimeras canallas (6): Una visita al Museo de la Lírica

Pegamos la sexta crónica de Santiago Llach (en la foto del medio) sobre las andanzas de Central en la categoría más apasionante del fútbol argentino. En páginas anteriores pueden encontrar la primera, la segunda, la tercera, la cuarta y la quinta.

+ El lunes, fuimos con mi hermano @lucasllach y mi hijo @leonllach al estadio Tomás Adolfo Ducó. Fuimos, en verdad, al Museo de la Lírica, esa brisa querible en la que se convirtió el viejo Huracán. La tribuna de ladrillos a la vista, los faroles tangueros, la bruma exagerada que en cualquier momento, como en una película de Solanas, empieza a emerger del empedrado de Pompeya y más acá. En las paredes superiores de la tribuna, nombres de jugadores y copas (Adrián Beccar VArela, Ibarguren) de cuando el foot-ball era patricio, anglófilo, amateur: Huracán y su pasado de gloria son una antropología de ese estilo argentino, “la nuestra”, que logró impresionar al mundo antes de que el General nos encerrara, y después dio sus últimos estertores con las gambetas del Loco Corbatta y del Loco Houseman (los de “la nuestra” estaban todos crazy, parece, Macaya).

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Elogio de mi bicicleta

Tengo muchas convicciones fuertes, pero ninguna es tan intensa y sobre un tema tan trascendental como el de las características que debe tener una bicicleta urbana de paseo. Si estás por comprar una bici, creo que estas líneas pueden servirte.

Verdad número 1: no confundir la bicicleta como medio de transporte urbano con el deporte llamado “ciclismo”. No tiene nada que ver. Buena parte de los malentendidos a la hora de comprar una bicicleta tienen que ver con eso. Los vendedores no sólo quieren vender una bici cara porque les conviene más; también son “ciclististas”, es decir, aficionados al uso de la bicicleta en su carácter de “ciclismo”, un raro y sufridísimo deporte (ver acá, por ejemplo) que no tiene nada que ver con la plácida e indolente vida del dueño de una bicicleta urbana.

El que pasea y se transporta por la ciudad en bici busca otra cosa. El ciclistismo incluso ha confundido a la gente, haciéndole pensar que andar en bici implica transpirar. ¡De ningún modo! Para el mismo trayecto y temperatura, se transpira muchísimo menos en bicicleta que caminando (incluso cuando hace calor: el aire que vamos cortando hace las  veces de brisa personal). La clave está, desde luego, en la velocidad. El pedaleo tranquilo y pachorriento que recomiendo para el ciclista urbano es una empresa harto menos demandante de energías que la caminata.

 A continuación mis diez mandamientos para elegir y acicalar una bici urbana:

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Irán, Argentina: el Eje de los Males

Nos referimos a los males económicos. La Argentina acaba de firmar un tratado con el país que más se le parece en sus trazos gruesos de coyuntura económica. Controles de cambios, alta inflación, crecimiento bajo — sólo se consigue en Los Países del Memorando. (En Venezuela se consiguen dos de esas tres, porque la economía no anduvo mal en 2012):

Se muestran solamente los datos de las 50 mayores economías del mundo. La fuente es el FMI (puaj!), International Financial Statistics, salvo para la Argentina que usamos datos verdaderos (1,5% de crecimiento, 25% de inflación).