Quimeras canallas (11): Jesús y sus apóstolas

(Crónica número 11 de Santiago Llach, siguiendo el ahora exitosísimo derrotero –menudo oxímoron– de Central en su tercer intento por volver a Primera División).

Encandilad@s por Jesús

 + Fuimos a ver a Central contra Patronato, nuevo, triunfal capítulo de esta Gira de la Esperanza Canalla 2012/2013. Fuimos con mi hermano Lucas y dos queridas amigas, Julieta Mortati y Maga Etchebarne. Sobrevoló la ausencia notoria, justificada por distancia, primera en este tour, de mi hijo León.

 + Pongámonos de pie rapidito, como me puse rápido yo de pie durante el minuto de silencio por los chicos de Malvinas. Pongámonos de pie, resucitó Jesús Méndez: hagamos la anatomía de su gol.

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Palomitas de maíz para los buitres

No me quedó claro en qué consiste exactamente la propuesta argentina a los jueces como forma de pago a los fondos buitres. El título es “lo mismo que en 2010 [segundo canje]”. Por supuesto, el combo de bonos que se ofrece cumple con un requisito inevitable: no ser más atractivo que los canjes anteriores. Si lo fuera, las condiciones de los bonos emitidos con el canje obligarían a extender esa oferta a la deuda que sí fue canjeada.

Pero no sé si cumplen con el requisito de Griesa que era “pagar 1330 millones”. En su momento propusimos desde esta página los “Bonos Carroña“. Pagando anualmente durante 40 años 33 millones de dólares se pagaría un total de 1320 millones (lo que pide Griesa, casi) pero a un valor presente de US$ 323 millones de dólares, que es más o menos el valor presente de una oferta igual a la del canje 2010. En otras palabras, me suena que, como dice aquí Lisandro Barry, el mecanismo propuesto no es “original” y quizás por eso mismo no tan seductor para los jueces.

Sería una pena, porque en este momento la Argentina necesitaría como el agua un poco de crédito externo. Arreglando la deuda definitivamente el riesgo país podría ir a un nivel más razonable, incluso uno que permitiera conseguir algunos dólares como para evitar que el desequilibrio fiscal se tradujera en más emisión, más dólar blue, más brecha cambiaria, más inflación — todos esos fantasmas del pasado que hoy ahuyentan el crecimiento económico en estas playas.

Una idea para la Plaza de la Shoá

Fuimos en bici a ver la luna salir por el río, ayer. En el proceso advertimos dos de los muchos ejemplos de desidia de nuestra ciudad. Que no, no son exclusivos del gobierno de Macri, aunque quizás bajo Macri se destacan más por las expectativas eficientistas que había sobre su gestión.

EJEMPLO DE DESIDIA NÚMERO 1:

La “Nueva Costanera”. Fíjense este Google Earth, actual, de la zona de Sarmiento y Costanera Norte:

La ruta que se ve en color más claro es la “Nueva Costanera”, una obra que, entre otras cosas, creo que pretende ampliar un poco el aeroparque. No se está usando. Ayer la recorrí de noche, está toda la señalización, los carriles pintados, pero no está iluminada y de hecho es bastante tenebrosa.

¿Es que acaso es muy nueva y por eso no se inauguró? No. Miren el Google Map de enero de 2010:

Ya estaba ahí, hace al menos tres años, la “Nueva Costanera”. No sé de quién es la culpa, pero me resulta bastante triste.

EJEMPLO DE DESIDIA NÚMERO 2

La Plaza de la Shoá, zona del antes llamado Paseo de la Infanta. Acá explican un poco qué pasó. Sí, es una linda plaza, y dice “Plaza de la Shoá”, pero no hay ningún monumento por falta de fondos. Aparentemente la idea era un monumento, bastante caro, con objetos de AMIA y la Embajada. Aunque nos toca más de cerca, en realidad creo que tendría más lógica algo que aludiera directamente al Holocausto (la ex Embajada de Israel ya es una plaza en homenaje a esas víctimas, aunque no estoy seguro si incluye a las de AMIA). Acá mi idea que, creo, saldría gratis:

¿Recuerdan esa gran película (sí, Hollywood) La Lista de Schindler? Después de toda la reconstrucción histórica, había una escena final filmada en la actualidad (de entonces, 1993): cada descendiente de los salvados por Schindler -y, si no recuerdo mal, algunos que todavía vivían- depositaba una piedra, en honor a esa vida individual que Schindler había salvado del Holocausto. Y también en la escena previa, cuando Schindler se despide de sus trabajadores, hay un alegato final en el que llora por no haber salvado una vida más, por ejemplo vendiendo un anillo. Lo abstracto de una cifra incomensurable convertido en lo concreto de una vida única, irrepetible. (La cita que corresponde acá, creo, es la de Koestler sobre la moral viviseccionista y la antiviviseccionista).

La idea: una gran pileta de cristal en la que todos los niños, niñas y jóvenes de la ciudad colocaran una cierta cantidad de objetos diferentes, cada uno de ellos representando una vida perdida en el Holocausto, hasta llegar a los 6 millones de objetos. Un monumento participativo. En Buenos Aires hay 600.000 alumnos de todos los niveles. La cuenta aproximada da 10 objetos por alumno. Quizás, por una cuestión estética, sería mejor algún tipo de objeto relativamente uniforme, pero con diferencias entre sí. Por supuesto, pequeño, porque 6 millones es un número mucho más grande de lo que uno imagina. Y, desde luego, no perecedero.

Piedras, como en la Lista Schindler, es una posibilidad, pero se me ocurre uno mejor: canicas, de diferentes tamaños y colores. Deberían poder conseguirse gratis, si no los propios alumnos otras personas que no dudo estarían dispuestas a poner su pequeña parte. Si fueran canicas relativamente grandes (que cupieran en un cubo de 10cm3, es decir, un cubo de 2,15cm de lado) cabrían 100 bolitas en un litro. Para 6 millones se necesitaría una caja de cristal de 60.000 litros, o 60 metros cúbicos: por ejemplo, una caja de cristal 1 metro de alto, 12 metros de largo y 5 metros de ancho.

OK, no les gustó. Estoy seguro de que si lo hiciera Marta Minujin aplaudirían encantados.

La SuperCard y la “opción pública”

Supercard, la Argentina que levanta vuelo hacia el futuro

El debate sobre la SuperCard me recuerda a un punto específico de la discusión sobre la reforma de la salud de Obama. Krugman y otros decían que además de subsidiar la participación universal en el sistema privado de aseguradoras, debía establecerse una “public option”: una obra social estatal. El sentido era que, tratándose de un mercado no demasiado competitivo, la opción estatal proveía un estándar de comparación importante en precio y calidad respecto a las aseguradoras privadas.

Los críticos a la “public option” argumentaban que si la obra social estatal era deficitaria, entonces se trataría de un patrón de comparación engañoso: quizás cobraba precios muy bajos pero se financiaba con dinero de los contribuyentes; de modo que ponía una vara demasiado exigente para las proveedoras privadas (gran optimismo en este punto sobre las chances de una entidad pública de ser eficiente y atractiva).

El recuerdo de ese debate me lleva a una pregunta sobre la MorenoCard: ¿por qué hacerla excluyente, y no permitir que compita con las demás tarjetas en los supermercados? En ese caso, para que tuviera sentido la competencia, las operaciones de la MorenoCard no deberían ser deficitarias, porque de ser así le estaríamos dando un subsidio a los consumidores para  luego cobrarárselo a los contribuyentes: es decir, poniéndole a la gente plata en un bolsillo para sacársela luego del otro.

Desde luego que lo que vale para las aseguradoras de la salud y para las tarjetas de crédito también vale para otros mercados en los que la competencia no es perfecta: si hay una “opción pública”, que sea compitiendo sin ventajas financieras con los proveedores privados. Resalto la palabra “compitiendo”, que no es el caso, por ejemplo, de una Aerolíneas Argentinas.

No estoy diciendo que la opción pública sea mi ideal — mi impresión es que, si no está subsidiada, tiende a volverse irrelevante y rechazada por el consumidor porque a igualdad de otros factores los menores incentivos en la gestión pública llevan a costos mayores. Me encantaría que la realidad lo desmintiera; que existiera una empresa de celulares estatal no subsidiada con un combo precio-calidad muy atractivo, y que resultara elegida por el público para evitar las maniobras escandalosas de Personal, Movistar y Claro. Pero tiendo a pensar que no ocurrirá: sin incentivos se trabaja peor, y no veo por qué un administrador estatal tendría algún incentivo a ser eficiente. Como bibliografía pueden leer al Che Guevara quejándose de las burocracias.

Es decir: en los oligopolios naturales prefiero la regulación estatal de precios y calidades que la provisión pública. Exige menos habilidad de los administradores públicos que meterse en la microadministración de esas industrias.

Por lo demás, queda claro que la MorenoCard no es una política contra la inflación (definida como el cambio de los precios) sino contra el presunto nivel “abusivo” de los precios en los supermercados — la distinción a veces elusiva entre el nivel de una variable y su ritmo de cambio.

¿Por qué están locos los europeos?

Me refiero a declaraciones como las del presidente del Eurogrupo:

Sacar el riesgo del sistema financiero y hacerlo caer sobre las espaldas de los contribuyentes —tal y como ha sucedido hasta la fecha con Irlanda y con España— no es la aproximación correcta. Si queremos tener un sistema financiero saludable y sólido, la única manera de conseguirlo es decir: ‘Mira, si has asumido riesgos ahora debes lidiar con ellos. Y si no puedes, es que no deberías haber tomado y estas consecuencias son el fin de la historia’. Esta aproximación es la que yo creo que, ahora que hemos dejado atrás el corazón de la crisis, es la que deberíamos tomar.

En otras palabras: está bien cobrarle a los depositantes por haber confiado en los bancos. Hay cuatro hipótesis, dicen por aquí, de esta curiosa decisión europea, aplicada de momento a Chipre pero extensible, según el Eurogrupo, a otros países europeos:

Primera. Hipótesis moral. El grupo acreedor, liderado por Alemania y otros, quería dar un escarmiento a los ciudadanos chipriotas a cuenta de haber permitido que sus sucesivos gobiernos convirtieran su país en una inmensa lavadora de dinero ruso que, a cambio, les permitía vivir muy bien pagando muy pocos impuestos.

Segunda. Hipótesis electoral. El gobierno alemán ha querido dar un escarmiento a los chipriotas, pero no por razones morales, sino por razones electorales. Ante las próximas elecciones de septiembre, Merkel no se podía permitir un rescate que no fuera planteado en términos de enorme severidad.

Tercera. Hipótesis rusa. El gobierno chipriota, consciente de que su actual modelo productivo (es decir, financiero) es el único medio de vida de los chipriotas a la espera de los rendimientos económico del gas que se ha encontrado en sus costas, habría decidido que ir a por los depositantes rusos significaría matar la gallina de los huevos de oro.

Cuarta. Hipótesis de la incompetencia.  El Presidente del Eurogrupo y el Presidente del BCE son unos incompetentes, incapaces si quiera de tratar con asuntos que son su directa esfera de competencia. La gigantesca chapuza de esta semana demuestra un error de juicio y criterio sin parangón.

Me inclino por la cuarta de esas hipótesis.

Quimeras canallas (10): un país de dramaturgos

Décima crónica de Santiago Llach sobre las peripecias de nuestro querido Rosario Central, forjador de campeones.

Domingo 24-3-2013. Atlético Tucumán 3 – Rosario Central 4. Talcahuano y Corrientes, mi propio Kansas privado. Primera B Nacional, fecha 26 (sobre 38)

Este amor descontrolado, nunca te dejo de lado

+ Una de las tantas frases hechas y al mismo tiempo geniales que circulan por nuestro entendimiento futbolero dice que, en este país, todos somos directores técnicos. Pero ampliemos la figura, aplicando a los países lo que mi amigo Pedro dice de las familias (que son todas dramaturgas o telépatas): en este país, todos somos dramaturgos. Todos cocinamos, día a día, con nuestros gestos y nuestras palabras, nuestro propio sainete, hacemos de la vida un acting tragicómico 24/7.

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Estos europeos están majaretas

La frase era de Obelix, ¿o era Asterix?: “Estos romanos están majaretas“, decía, golpeándose repetidamente el parietal con el índice. Ah, era Óbelix:

No sé entonces, pero ahora está claro que los amos de Europa están locos. Acaban de expropiar a los depositantes con más de 100.000 euros en los bancos chipriotas, y a los depósitos menores le han dicho que por cada euro depositado recibirán un euro, pero con límites a las extracciones. Hasta ahí, muy poco inteligente, pero podríamos llegar a comprender.

Más grave es lo que dijo hoy el presidente del Eurogrupo (el conjunto de ministros de finanzas de la zona euro), apodado Mr Euro:

Lo que hicimos anoche es lo que yo llamo contener los riesgos… Si hay algún riesgo para un banco, nuestra primera pregunta debería ser ‘okey, ¿qué van a hacer al respecto los que están en el banco?’ Si el banco no puede hacerlo, entonces hablaremos con los accionistas y los tenedores de bonos, les pediremos que contribuyan para recapitalizar al banco, y de ser necesario, se lo pediremos a los depositantes de fondos no asegurados.

“Fondos no asegurados” incluye a los depósitos que están por encima del límite explícitamente garantizado por los estados nacionales. Las preguntas que surgen son:

(1) ¿qué harías vos si tuvieras 1 millón de euros en el banco de una economía periférica, depósitos que están pagando un interés muy bajo (y la mayor parte de ese interés refleja, justamente, el mayor riesgo de esa economía) y a los que se les puede llegar a “pedir” que  hagan una contribución?

(2) ¿qué harías vos si tuvieras menos de 100.000 euros (supongamos que esa esa la cifra garantizada) conociendo tu respuesta anterior a la pregunta 1, y agregando el dato de que en Chipre se pusieron restricciones al retiro de efectivo y a la transferencia de euros bancarios hacia bancos de otros países?

¿Son capaces de hacer estas cosas? No lo creo. Si efectivamente se produjera una corrida bancaria en la periferia europea, el Banco Central Europeo daría liquidez suficiente dejando en claro que en la práctica hay garantías para todos los depósitos. Pero: ¿era necesario generar este lío por las desventuras de la economía chipriota? Vale la pena mirar un poco la sensación que le deja a los ahorristas europeos, por ejemplo, españoles:

100 mil euros en un depósito: a ver quién se atreve

La zona euro ha entrado en el terreno de la inseguridad jurídica, del asalto fiscal a mano armada y sin avisar. Pero, ¿cómo actuar ahora? Hace un año y medio, cuando no se veía el futuro a la crisis de la zona euro escribía que lo mejor que se podía hacer con el dinero era o gastarlo o ponerlo a trabajar. Al menos, si los patrimonios importantes consumían o invertían en activos físicos en vez de tener el dinero aparcado, incluso ayudaría a mejorar la actividad económica.

Qué hacer con el dinero tras Chipre consolida otras opciones. Por ejemplo, la opción más razonable es ingresar el dinero -declarándolo, claro- a un país seguro que no forme parte del euro. En Suiza se deben estar frotando de nuevo las manos. Y en Andorra, aunque trabajen en euros. ¿O quizás no? Porque supongamos que un día Europa se saca de la manga que los ciudadanos de un país tienen que pagar equis en impuestos de los depósitos que tienen en otra nación que no pertenece a la zona euro. Y es que todo es posible.

También puede invertirse en fondos de inversión o en acciones directamente. Es un riesgo alto; pero, volvemos a estar en lo mismo: las reglas de juego fiscales pueden cambiar de la noche a la mañana si quien manda decide subir los impuestos al capital: desde plusvalías a dividendos. O, ni siquiera al capital. aumentar el impuesto al patrimonio depositado en valores o fondos. La voracidad fiscal puede tocar todas las puertas.

¿Qué queda? La caja fuerte, escondida en casa. Una persona con ahorros suficientes, pero que le impedían invertir en el sector inmobiliario -otra solución para gastarse el dinero- me dijo hace ya tres años que hasta que no se limpiara Europa, tendría todo el dinero bien guardado en efectivo. Es una decisión muy arriesgada porque los ladrones -y no de Bruselas- también abundan. Hay que vivir en un búnker para poder sentirse seguros.

Si los eurócratas querían meter más miedo a la gente, lo han logrado. Ahorrar deja de ser una virtud para convertirse en un peligro.

¿Cómo se dice corralito en chipriota?

Ah, le llaman “controles de capital”. Pero en Chipre lo han hecho. Los depositantes de más de 100.000 euros tienen que pagar un impuesto; los que tienen depósitos menores no lo pagarán. Se trata de financiar un plan de rescate de 10.000 millones de euros para la economía chipriota. Como se ve, el “rescate” consiste en parte que Chipre se resacate a sí mismo.

Consecuencias: el banco más grande del país redujo de 260 a 100 euros la retirada máxima de efectivo. Es decir: hay una corrida bancaria sólo contenible con controles.

Pensándolo bien, un consuelo para nosotros: así como en la Argentina un dólar no es un dólar no es un dólar, en Chipre un euro no es un euro no es un euro: los euros depositados en los bancos de Chipre no valen lo mismo que los euros cash, porque no se pueden retirar ni pueden transferirse a otro país.

El problema más grave, claro, es el contagio a otros países de Europa. Vamos a eso en un minuto.

Delirios en las Eurozonas

No, no me refiero a lo que están haciendo en Chipre, que podría tener el mismo título. (Acaba de terminar la reunión del Eurogrupo sobre el tema, a las 4am hora chipriota; aparentemente a los depositantes con menos de 100.000 euros no les tocan nada… pero hay que ver qué pasará cuando abran los bancos).

No, me refiero a las zonas de la eliminatoria para el Mundial. Comparen esta zona:

…con esta otra:

Sí, en el Grupo I está el campeón mundial y el subcampeón del anterior mundial (entre ambos suman 26 participaciones mundialistas) mientras que en el otro el de mayor historia en los mundiales es Grecia, que jugó dos mundiales, en los cuales convirtió 2 goles y le convirtieron 15. OK, es cierto que de los otros 5 países, 4 no existían hace 25 años y uno sigue sin existir en realidad, pero bueno. Igual.

Se podría pensar: “pero bueno, Francia y España salen primero y segundo y listo”. No: el martes juegan en el Parque de los Príncipes. Si España no gana, es muy probable que termine segundo en la zona y tenga que jugar un repechaje para ver si va al Mundial. Estamos hablando del campeón del mundo, que normalmente se clasificaba de manera directa.

Otros ejemplos: la zona de Suiza (Albania, Islandia, Noruega, Chipre y Eslovenia) suma apenas 14 participaciones mundialistas; la de Alemania (Suecia, Irlanda, Austria, Kazakhstán –¿por qué juega en Europa?– y Faroe) suma 38 participaciones. Otras zonas difíciles: Grupo A con Bélgica, Croacia y Serbia (el peor de los 3 está 27mo en la tabla histórica de los mundiales); Grupo B con Italia, República Checa, Dinamarca y Bulgaria.

Me resulta todo bastante incomprensible.

Pequeñas delicias de Lionel Messi

Estuvimos en el Monumental con la bandera de “GRACIAS — DOÑA TOTA, MAMÁ CELIA” que llevamos desde el inicio de esta eliminatoria (aquel partido contra Chile en el que el público argentino decidió recibir con un faltazo al mejor jugador de la historia — 25.000 espectadores en el Monumental).

Hizo todo Lionel contra Venezuela. Queremos destacar cuatro episodios de su hermosa película.

(1) EL HELICÓPTERO. Vale la pena ver la Replay.

(2) EL HAMBRE DE TENENCIA. OK, los venezolanos son malos. Pero ese lateral lo gana Lionel Andrés Messi.

(3) EL HAMBRE DE TENENCIA 2. Cuenten los metros que corre ese conejo on hard drugs para que su equipo vuelva a tener la pelota, mientras los relatores hablan de cualquier otra cosa.

(4) EL HOMBRE QUE HACE TODO. Por si alguien se perdió dónde recibe la pelota Messi en el “gol de Higuaín”. (Una verdadera obra de arte incluso con la voz de Niembraa reflexionando sobre algún otro tema. Luego comenta diciendo “Messi la pone”, como si eso fuera todo lo que hizo Messi en la jugada. Dios, estamos dándole caviar a los chanchos).

Por ahí oigo que Niembraa dice “en el escalafón de los mejores jugadores de esta noche están Higuain, Messi, excelente Gago… Y ZABALETA [el énfasis es del relator]”.

Madre mía.