Respecto a 2011, claro que sí. Respecto a 2009, la cosa no es tan obvia. Tomemos el caso de la provincia de Buenos Aires. Néstor había sacado el 32,2% según los resultados que recordamos y están en web; mientras que el número para Insaurralde del domingo fue 29,6%. Sin embargo, esos porcentajes están computados sobre totales diferentes; en el primer caso sobre votos positivos (es decir, dejando afuera blancos y nulos) y en el segundo caso sobre votos válidos (es decir, positivos y blancos), porque es el porcentaje sobre votos válidos lo que define los umbrales de paso de las PASO.
Si se toma para las PASO 2013 el resultado sobre votos positivos, Insaurralde no tuvo 29,6% sino 31,1% – peor que Néstor, sí, pero no tanto peor y por encima de la barrera psicológica de 30. (Claro que en 2009 la economía estaba peor que ahora, etc., y por lo tanto se trata de un muy mal resultado, pero eso ya sería meternos en los determinantes del voto, sobre los que volveremos al final de esta breve nota).
Nos llega a la bandeja de entrada un hermoso dossier del compañero Javier Zelaznik con datos reveladores sobre las PASO de este año comparadas con la elección de 2009. Entre mucha otra valiosa información, resalto un par de cuadros. En primer lugar, la performance de los distintos partidos políticos versus 2009:
Primer dato: el FPV no perdió votos, incluso ganó algunos. Segundo dato: hubo una redistribución del voto opositor, aunque cuidado aquí con un decisivo caveat: De Narváez en 2009 está bajo el rótulo “PRO y aliados” mientras que Massa en 2013 está bajo “PJ disidente”. La gama infinita de esa entidad vaporosa llamada peronismo complica cualquier análisis electoral. Si en cambio ponemos a De Narváez como PJ disidente, la evolución queda así:
Es una eleccion bastante similar a la de 2009, con alguna ganancia del PJ disidente y PRO y pérdidas leves de la UCR y la izqiuerda.
Vamos al cuadro que creo más revelador:
El principal cambio en el voto al Frente Para la Victoria, en comparación con 2009, fue que se hizo más débil allí donde es más fuerte, y algo más fuerte allí donde es más débil. Aquí “metropolitana” abarca los 5 distritos más importantes (CABA, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza) y “periféricas” los otros 19. La gran pérdida de votos ocurrió en las provincias periféricas, esos sorprendentes resultados riojanos, jujeños, sanjuaninos.
Lo cual nos lleva, ahora sí, a confirmar una presunción preelectoral que tenía mi colega Dr Pangloss: dentro de un panorama generalizado de deterioro económico, del verdadero fin del Modelo de Acumulación de Matriz Diversificada e Integración Social (MAMDIS) el atraso cambiario le pegó con saña particular a las economías regionales de cultivos industriales, mucho más sensibles a la competitividad que las zonas sojeras o las ciudades de servicios; y el cepo cambiario trabó el motor de las provincias mineras. Todo eso tiene que tener un costo en nivel de actividad, gasto y bonanza, y eso termina pagándose en las urnas. No alcanza para decir “es la economía, estúpido”, porque la economía no es tan crítica como en 2009. Pero sí se puede decir, quizás: “no fue sólo Jorge Lanata, estúpido“.