“Llevo 32 años intentando reencontrarme con la mujer de mi vida”, dice Mirtha

Mirtha Del Valle es una salteña que ya está próxima a la jubilación. Por un desencanto amoroso con una mujer que conoció en Río de Janeiro se fue a vivir a Estados Unidos. “Lele fue la única persona que marcó a fuego mi corazón”, dice en uno de los mails que envía a Boquitas pintadas. Quiere contar su historia de amor, que vivió cuando la Argentina atravesaba la peor dictadura. Recién ahora ella puede asumirse abiertamente lesbiana y quiere reencontrarse con Lele.

La alegría y el amor en Río de Janeiro

Por Mirtha del Valle

Río de Janeiro, la ciudad donde Mirtha conoció a Lele; Foto: archivo La Nacion

Tenía 28 años y nunca había estado con una mujer. Sabía que me gustaban, pero en aquella época, con una dictadura tan atroz, no era tan fácil salir del clóset. Así que un verano crucé la frontera y fui a parar a Río de Janeiro. No lo podía creer: ¡cuánta libertad!. Veía a mujeres caminando de la mano por la calle, besándose en la playa. Me di cuenta de cuánta represión había en mi país y de cuántos preconceptos estúpidos había en la familia. Allá viví el día y la noche.

Día a día saboreaba la libertad de poder ser yo misma. Conocía gente a diario, pero no me quedaba con nadie. Me acostumbré a que me llamaran “gringa”. Así fue hasta que una noche en una boat que se llamaba “media media” conocí a quien creo que es el verdadero amor de mi vida. A partir de esa noche no nos separamos por casi un año. Me quedé en Río y nos juntamos, decíamos que “para siempre”. Pero el diablo metió la cola: tuve que regresar a mi casa por cuestiones de familia; la salud de mi abuela y la de mi madre. Nos despedimos llorando a gritos, yo con la promesa de que regresaría pronto. Pero no fue posible: la dictadura militar, luego la guerra de Malvinas impidieron que saliera del país. Nos escribíamos a diario y nos hablábamos por teléfono. Cada carta de ella era un mar de lágrimas mío.

El tiempo pasó y cuando pude salir del país, juntando moneda a moneda para el viaje y los regalos, no fui recibida. No quiso verme. Apenas llegué a Río fui a Niterói, la pequeña ciudad donde vivíamos. Allí fui directo al edificio que compartíamos juntas y ya no vivía allí. Pero los del lobby me reconocieron y me dijeron que el hermano de ella estaba de visita en algún departamento. Así que me quedé a esperarlo. Cuando salió me reconoció inmediatamente. Vino, me abrazó y me preguntó si buscaba a Lele. Le dije que sí, que quería verla. Me dio una tarjeta de ella con el número de teléfono. Mientras me contó que él se había casado y que tenía un niño de dos años. Habían pasado tres años desde mi partida.

Mirtha Del Valle, foto Facebook

Cuando llamé me atendió la madre, una mujer buena, trabajadora, viuda. Me dijo que Lele estaba trabajando, que fuera a la casa, que no me quedara tarde en la calle porque era peligroso. Yo no fui porque primero quería hablar con Lele….mis sentimientos hacia ella no habían cambiado, pero cómo saber si ella aún sentía lo mismo. Nuestra comunicación se cortó, algunas cartas llegaban abiertas, otras no llegaban o tardaban meses y ya no era tan fácil llamar por teléfono. A mi me salía muy caro, aparte que había que quedarse sentada horas y horas esperando a que la telefónica te comunique.

Por eso acordé con la mamá que llamaría a la noche para darle la sorpresa. Sin saber que la sorpresa me la daría ella a mí. Así lo hice y justo atendió ella, pero no pareció estar feliz, al contrario. Apenas un breve saludo y dos palabras más. No tengo dinero, yo no puedo….y la comunicación se cortó. Nunca supe si por falta de cospeles o porque ella me cortó.

Al día siguiente volví a llamar y me atendió la mamá. Se mostró muy apenada porque Lele no quiso verme y me dijo que fuera a buscarla a su trabajo para vernos y tomar algo, pero yo nunca fui. Me quedaba en lugares comunes, conocidos por ella y por mí con la esperanza de que decidiera buscarme. Eso no ocurrió.

Yo regresé con el corazón roto. Todos los siguientes veranos iba a Río con la esperanza de encontrarla. Así hasta que viajé a USA en busca de un mejor porvenir. Pero nunca la olvidé, siempre la busqué. Me pasaba noches enteras en los chat en portugués con la esperanza de que alguien la conociera. La buscaba en Facebook, en páginas blancas, amarillas, rosas y nada. Así llevo 32 años intentando encontrarla.

Llevo un largo tiempo peleando duro con una mala enfermedad. El año pasado tuve que hacer un testamento. Trabajé duro en este país por 20 años para tener lo que hoy tengo y no quiero que se pierda porque no tengo herederos. Siempre me dije que ella fue una de las pocas personas que verdaderamente me amó y sólo a ella le dejaría lo poquito que conseguí en mi largo peregrinar.

El 4 de febrero, día mundial del cáncer, puse su nombre por milésima vez en el Facebook y apareció su página, con su foto actual. Fue el día más feliz que tuve en los últimos tiempos. Inmediatamente le envié un mensaje, pero parece que no visita muy seguido la página. Aún no respondió. Pero esta vez no se me escapa.

Me alegró muchísimo saber que está viva y que sigue viviendo en Niterói, el lugar que yo elegí para mi retiro. En dos años más me jubilo y no me quiero quedar más acá. En USA la gente vive muy sola, la amistad no existe, el amor al prójimo no es muy frecuente, no encontré solidaridad, sólo egoísmo, vínculos por interés y discriminación por distintos motivos. Aquí vivo sola con mi perro y no le doy bola a nadie. Me cambiaron el corazón.

Siento que Lele es la única que me supo entender y querer bien.

Mirtha

 

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Tras la condena al “lobby gay”, un ex sacerdote homosexual le escribió una carta al papa Francisco

Vivió la condena homosexual desde adentro de la Iglesia. Andrés Gioeni era sacerdote cuando empezó a sentir una “pulsión homosexual” y lo comentó con personas de su confianza dentro de su Diócesis en Mendoza. “Hablé con sacerdotes amigos. Me decían que lo iba a superar, otros me invitaban a vivir una doble vida”, cuenta. Prefirió renunciar al sacerdocio. Se vino a Buenos Aires con una mochila a empezar de nuevo, para que nadie lo asociara a su tarea como sacerdote. “Superado ese estigma pude formar mi pareja, con quien estoy hace diez años”, dice. Se dedica al teatro, su gran pasión.

Durante estos días en los que el papa Francisco visitó Brasil, ocasión en la que el Pontífice condenó el “lobby gay”, Gioeni decidió escribirle una carta. “Le escribí porque creo que es un atisbo de esperanza en la respuesta que dio sobre no juzgar a los gays. Hay mucho por renovar en la Iglesia, todo lo que tiene que ver con la teología moral sexual”, dice. Se refiere al uso de preservativos, de los métodos anticonceptivos en general y, también, a la homosexualidad. “Es importante que se dejen de usar textos bíblicos como contrarios a la homosexualidad, como el de Sodoma y Gomorra, que leído desde ciertos teólogos se plantea bien que la interpretación que se daba entonces no es la que le dan hoy, que Jesús nunca condenó la homosexualidad”.

Andrés Gioeni; foto Facebook

– ¿Esos teólogos que lo planean así no tienen lugar dentro de la Iglesia?

– Existe en la Iglesia una dialéctica fuerte y tienen que ir creciendo las posiciones de quienes tienen otras miradas. Pero se encuentran con autoridades muy conservadoras de mucho peso.

– ¿Qué opinás de la condena del Papa al lobby gay? ¿Se hubieran conseguido leyes sin ese activismo?

– Esa expresión dio lugar a muchas interpretaciones. Me pregunto si para él todo proselitismo gay es dañino, porque es claro que sin militancia no se hubiera avanzado en el respeto a los derechos de los homosexuales. Hay países en los que se condena la homosexualidad con pena de muerte, no es menor. Una apertura de la Iglesia sería un paso importante para cambiar la política condenatoria de estos países.

Su historia personal

Andrés Gioeni; foto Facebook

– ¿Cómo fue tu ingreso a la Iglesia?

– Tuve una cercanía de joven con la Iglesia como misionero en Mendoza. Decidí ingresar al Seminario cuando terminé el secundario, a los 18 años. En sexto año, con los retiros vocacionales me incliné por quedarme en la Diósesis de Mendoza. Cursé los ocho años de estudio y me ordené diácono primero y sacerdote después. Estuve en San martín, luego en Mendoza capital. Dos años y medio ejercí en total.

– ¿Por qué dejaste el sacerdocio?

– Durante el Seminario nunca me planeé la homosexualidad. Pensé que el celibato era para mi. Además, yo era bastante homofóbico incluso; supongo que era por mis cuestiones internas sin resolver. Luego cuando ingresé al mundo real, porque el Seminario es como un Tupper, y salí con tareas pastorales me di cuenta de que no había ninguna contención emocional. Empecé a sentir pulsiones homosexuales y tuve mucho miedo. Pensé que era algo transitorio.

– ¿Pudiste hablar con alguien de la Iglesia de lo que te pasaba?

– Hablé con sacerdotes amigos.  Me decían que lo iba a superar, otros me invitaban a vivir una doble vida. Decidí cortar. Me voy, le dije al Obispo, sin más razones.

– ¿Qué pasó después?

– Me vine a Buenos Aires con una mochila. Tenía necesidad de tomar distancia. Acá en el anonimato de la gran ciudad me redescubrí. Pero mi salida fue bastante caótica, escandalosa en la ciudad de Mendoza. Por eso quiero que el Papa intervenga para que no haya más salidas así, caóticas, traumáticas. No hay nada malo en descubrirse homosexual, es liberador y no debería haber condena por eso. Sumaría mucho a la humanidad que la Iglesia dejara de estigmatizar.

– ¿Seguís siendo creyente?

– No, diría que soy agnóstico creyente. Creo en un Dios, en una energía que empuja a tu favor, pero no creo más en el Dios de la Iglesia católica.

 

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Claudia Castrosin, “La Fulana” con 15 años de militancia por los derechos de las lesbianas

Claudia Castrosin era una chica de 20 años cuando les dijo a sus padres que era lesbiana. Era a fines de los 90, en La Plata. Su mamá le habló así: “Esta es una casa decente y acá se va a vivir como yo digo”. Entonces, le dio las llaves de su casa y se fue. Sabía que en la organización La Fulana, de la que había sentido nombrar, encontraría un espacio de contención. Hacia allá fue. Se alojó junto a otras chicas, también lesbianas y echadas de sus hogares, en una vieja casona.

Ese refugio, por el que pasaron una multitud de mujeres, se cerró, pero Claudia siguió su activismo en La Fulana y hoy es una de las principales referentes. La organización cumple 15 años en septiembre próximo. “Recuerdo que no sabíamos nada de género y en María Rachid fue clave en acercarnos materiales que terminaron de formarnos”, dice, quien hoy es vice presidenta de la Federación Argentina Lgbt en la Argentina.

Fue una de las principales activistas a favor de la ley de matrimonio igualitario; tanto fue así que junto a su pareja de entonces, María Rachid, fueron las primeras en presentar un recurso de amparo para casarse en Buenos Aires. Luego vinieron otros, todos con resolución positiva. Al final, llegó la ley. También trabajó por la ley de identidad de género, la ley de sangre y derogación de edictos policiales. Este año está activa en la ley antidiscriminatoria y apoyando la ley del aborto seguro. Sobre este último punto,  cuestiona: “Me gustaría preguntarle a Cristina qué piensa del aborto”.

Claudia Castrosin junto a María Rachid, antes de la ley matrimonio igualitario

– ¿Qué es La Fulana?

– La Fulana es un espacio de articulación lésbica, es un espacio de lesbianas y mujeres bisexuales. En un principio La Fulana estaba formado por dos espacios políticos de acción lésbica: uno se llamaba Musas de papel, que tenía que ver con poesía y acciones culturales en general; y Amenaza lésbica, que era un espacio de activismo combativo, de tomar las calles y hacer visibilidad lésbica. Llegó un momento que había mucha necesidad de las mujeres de vivir en ese espacio porque eran echadas de sus casas. Entonces, se pensó en un espacio más amplio. Ahí jugó un rol muy importante María Rachid, que diagramó un espacio que funcionara como un centro comunitario. Eso estuvo desde mediados de los 90 hasta 2005. Era una casa grande en la calle Venezuela. Yo llegué en el 99 como una más echada de la casa de mis padres en La Plata; recién había salido del armario. Yo conocía La Fulana, la había escuchado nombrar. Me fui sabiendo que contaba con ese lugar.

– Era todo más oculto, ¿no? ¿Esto explica esas expulsiones?

– Sí, había otra lectura social de la homosexualidad. En ese punto, hay un paréntesis que yo entendí con la militancia, con los años de activismo y me amigué con mi familia, con cosas que pasaron en ese momento. Soy hija única, mi viejo, que era mi mejor amigo, me dejó de hablar, no pudo transmitirme de ninguna manera qué le molestaba. Yo tenía 20 años. Mi mamá lo que me dijo fue: ‘Esta es una casa decente y acá se va a vivir como yo digo’. Entonces, le di las llaves de mi casa y me fui. Pero me fui segura del espacio de contención de La Fulana. Sabía que ahí recibían a las chicas. Estuve como seis meses sin hablarme con ellos. Era un lugar muy necesario, a muchas les pasó lo mismo.

– ¿Cuántas chicas se llegaron a alojar ahí?

– Cuando llegué éramos ocho. Como máximo fuimos 20. Era un sistema comunitario muy lindo para vivir. En ese sistema de hacernos responsables de todo fue una gran experiencia. Además, teníamos en claro que había que agarrarse de algo: María nos acercó al feminismo, a las lecturas sobre eso y estuvo re bueno. Además fueron todas experiencias de salida del armario que fuimos viviendo juntas. Fue un gran aprendizaje.

Claudia Castrosin, en una jornada de activismo contra el crimen de Natalia “Pepa” Gaitán

– ¿Qué pudiste ver en relación con tus padres?

– Entendí en todo ese tiempo que yo no tenía herramientas para plantearle lo que me pasaba. Yo no sabía qué me pasaba a mi, entonces menos le iba a poder contestar. Entonces lo primero que hice fue decirles: ‘Listo, te doy las llaves’, sin resolver nada. Después entendí que los viejos no tienen la culpa. Es un sistema que hace que así sea. A mis padres nunca les dijeron que había un porcentaje de probabilidades de que tuvieran tengan una hija lesbiana, estaban preparados para la heteronormatividad. Está el miedo, el desconocimiento, el ‘no vas a tener hijos’, el que ‘nunca vas a ser feliz’. Con el tiempo se dieron cuenta de que nada de eso pasó, me casé y hasta soy mamá.

– ¿Cómo fue la vuelta con ellos?

– Después de esos meses nos acercamos. Fui con mi compañera de ese momento, que era María Rachid, y fue entender que yo estaba enamorada de una mujer, que no había mucho más. Por entonces, no había mucha visibilidad de mujeres lesbianas.

– ¿Cómo ves hoy el tema de la visibilidad?

– Hay un poco más de visibilidad, el tema es que sigue siendo un movimiento muy marginal.  Por eso es importante haber instaurado un día de visibilidad, el 7 de marzo.

Jornadas de visibilidad lésbica en Buenos Aires

– ¿Cómo fue cambiando La Fulana en su militancia?

– Lo que fue sucediendo es que las que participamos y nos responsabilizábamos del espacio nos dimos cuenta de que había cuestiones que se nos escapaban, que había personas que necesitaban más que un albergue. También estaba el tema de que eran personas sin recursos económicos y era complicado. La manera de trabajo comunitaria que habíamos armado era que las personas que no trabajaran colaboraban con el espacio, lo limpiaban, lo cuidaban, hacían de comer para las demás. Las que trabajaban aportaban para el alquiler, para el teléfono, la comida, lo básico. Lo que sucedió es que la dueña del lugar no quería alquilarnos más porque quería vivir ahí. Eso nos sirvió para cortar con el espacio comunitario, porque era difícil sostenerlo para nosotras mismas. Nos mudamos a otro espacio y ahí establecimos que no íbamos a alojar a nadie, que iba a ser un espacio político de reuniones. Además hicimos un bar. La militancia a veces es muy agotadora y muy aburrida. No tiene que ser así, porque termina cansándote fácilmente. Para mi la militancia va atrás de una sonrisa.

– ¿Cuándo surgió la revista?

– La revista salió un año y algo, fueron 16 números. Salió en el 2000 y cayó en 2001, cuando se cayó todo. Se autofinanciaba, con la publicidad y fue imposible. El papel era oro. Fue un proyecto maravilloso: la primera revista de visibilización lésbica de tirada masiva en América latina, que se vendía en los kioscos.

– ¿Hoy La Fulana qué espacios conserva?

– El espacio se llama de encuentro y reflexión y somos mujeres que nos encontramos semanalmente, los viernes, a conversar de diferentes temas: el trabajo, la familia, lo que planteen las compañeras. Es un grupo abierto, seremos unas 40 mujeres. Es súper relajado. Hace 15 años que estamos y mantenemos esa dinámica de conversar. Los viernes de 20.30 a 22.30 en Callao y Rivadavia. Esa es la pata principal.

La otra es la del activismo, como los proyectos de ley que presentamos en los distintos espacios políticos. Tenemos la gran oportunidad de que María Rachid sea legisladora (FpV) en la ciudad de Buenos Aires; pero trabajamos siempre buscando la transversalidad. Como organización no pertenecemos a un partido, hay compañeras del Socialismo, del Frente para la Victoria, independientes, anarquista.

– ¿Hay alguien del PRO?

– Del PRO, no. Pero si viniera hay que ver algunos puntos y vamos para adelante. Por ejemplo, Pedro Robledo nos decía que quiere pedirle a Mauricio Macri una casa de refugio para personas trans. Mirá si no lo vamos a apoyar.

Claudia junto a su pareja Flavia Massenzio y su hija; una postal de la actualidad

– ¿En qué temas están trabajando desde el activismo?

– Nuestros grandes temas eran, en este orden, matrimonio igualitario, identidad de género, ley antidiscriminatoria, ley de sangre y derogación de edictos policiales. De eso sólo nos queda ley antidiscriminatoria y modificación de la ley de sangre, que se consiguió en la ciudad pero no a nivel nacional. Van a salir este año.

– ¿El aborto es un tema para este año?

– El aborto es un tema, sí. Nosotras no lo laburamos directamente, pero acompañamos.  Lo que veo es que con el aborto falta unidad del discurso, hay muchas diferencias. Tenemos que generar las condiciones, como con matrimonio igualitario, para que la sociedad esté preparada. Con el matrimonio igualitario, antes de que se aprobara, hacía cuatro años que las organizaciones sólo hablábamos de eso.

– ¿Creés que tendrían el acompañamiento de Cristina Kirchner?

– Es una incógnita. Muchos dicen que Cristina está en contra. No lo sé. Me encantaría preguntarle qué piensa del aborto.

 

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Pepe Cibrián: “Oscar Wilde tuvo que maquillar como amistad su amor por un hombre”

El actor y director de teatro Pepe Cibrián es un conocedor de la obra del poeta y dramaturgo irlandés Oscar Wilde. Hasta hace pocas semanas tuvo en cartel el musical “El retrato de Dorian Gray”. Para el día del amigo habla con Boquitas pintadas de Wilde, alguien que él considera un incomprendido de su tiempo y que, por eso mismo, cree que no tuvo amigos.

“Oscar Wilde tuvo que maquillar como amistad su amor por un hombre”, dice, y se refiere al lord Alfred Douglas. Como su padre, el Marqués de Queensberry, sospechaba que ambos mantenían un romance los denunció y fueron juzgados. Esto escandalizó a la aristocracia británica a fines del 1800.

Wilde, un incomprendido en su tiempo; foto: archivo

Entonces, cuando se encontraba en la cima de su carrera, Wilde fue condenado a dos años de cárcel por sus relaciones homosexuales. Cuando recobró su libertad se instaló en París bajo el nombre de Sebastian Melmoth, y falleció en noviembre de 1900. “Su única amiga fue la escritora británica Ada Leverson.

Dice Cibrián: “Wilde fue un ser reprimido con muchos conflictos por su sexualidad. Fue un hombre que sufrió porque no pudo vivir en libertad, tuvo que enfrentarse a todos y esconder sus sentimientos”. El se casó con una mujer –Constance Lloyd, hija de Horace Lloyd, consejero de la reina- a quien conoció en Londres. Durante una visita de Constance a Dublín, Wilde le pidió matrimonio. Se casaron en mayo de 1884 y tuvieron dos hijos: Cyril y Vyvyan. Cuando se desató el escándalo por el enjuiciamiento de Wilde y después del encarcelamiento de Wilde, Constance cambió su apellido y el de sus hijos a Holland para desvincularse de su ex marido.

“Su esposa, alguien que uno espera sea compañera y amiga, no lo apoyó en el momento más difícil de su vida. Al contrario, lo obligó a renunciar a la patria potestad de sus hijos”, cuenta Cibrián. Continúa sus reflexiones sobre Wilde, a quien admira, y de quien siente una cercanía como -intuye- no tuvieron muchos con él en su tiempo. “Él no tuvo más amigos que a Ada. La amistad exige aceptar, acompañar. Es una relación de amor fraterno que exige permanencia, incondicionalidad”, considera Pepe Cibrián, un estudioso de su obra y de su vida.

A los 24 años obtuvo el título de Bachelor of Arts con máximos honores. De allí en adelante, ya instalado en Londres, publicó obras de gran fama, en poesía, novela, ensayo y teatro, tales como, Poemas 1881,  El fantasma de Canterville 1887, El retrato de Dorian Gray 1891, El abanico de Lady Windermere, 1892, Una mujer sin importancia 1893, La importancia de llamarse Ernesto 1895 y La balada de la cárcel de Reading 1898.

Marica es una obra que Pepe Cibrián escribió para hablar del asesinato de García Lorca, a quien mataron por homosexual durante la dictadura de Franco

Para Cibrián la sociedad “hipócrita” y “llena de puritanismo” en la que le tocó desarrollarse no le permitió vivir con la libertad que él hubiese necesitado. Su obra y, sobre todo, sus relaciones hubieran sido otras si en lugar de condena lo hubiera rodeado la amistad.

Este post es una forma de homenajear a Wilde y, a la vez, de pensar en la importancia de los amigos. ¿Qué valor le das vos a la amistad?

 

Bonus track: Comparto con ustedes un poema que nos sugiere un lector del blog; él recomienda celebrar el día del amigo con un gran escritor argentino: Julio Cortázar

Los amigos

En el tabaco, en el café, en el vino,
al borde de la noche se levantan
como esas voces que a lo lejos cantan
sin que se sepa qué, por el camino.

Livianamente hermanos del destino,
dióscuros, sombras pálidas, me espantan
las moscas de los hábitos, me aguantan
que siga a flote entre tanto remolino.

Los muertos hablan más pero al oído,
y los vivos son mano tibia y techo,
suma de lo ganado y lo perdido.

Así un día en la barca de la sombra,
de tanta ausencia abrigará mi pecho
esta antigua ternura que los nombra.

 

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“Ser homosexual es sólo un detalle en mi vida”

El dramaturgo, actor y director de teatro Martín Marcou publicó su libro de poemas: Puto Crudo (Editorial Textos intrusos). Dividido en años, a modo de capítulos, el autor presenta este “gran poema cronometrado” en el que “aparece la búsqueda como premisa central”, para usar palabras suyas.

¿Si su poesía es abiertamente homosexual? Marcou, en diálogo con Boquitas pintadas, responde: “Nunca que escribo pienso mis trabajos desde lo homosexual. Lo hago desde mi humanidad. Ser homosexual es sólo un detalle más en mi vida, entre otras cuestiones que terminan siendo para mi mucho más jugosas y relevantes”.

Te invito a esta entrevista con el autor y te convido, también, a que conozcas su libro de poemas.

– ¿Cómo surge Puto Crudo?

– Comencé a garabatear poesía en mi adolescencia. Escribía cosas muy cursis y bastante malas. Sin embargo no decliné en mi intento y seguí investigando sobre el género. Creo que la poesía en mi surge para acompañar momentos. El libro se materializa porque escribí los poemas que lo conforman durante varios años, con el deseo de que algún día llegara el momento de publicarlos. Puto Crudo es la estampa dolorosa, pero también bien alegre, de un tiempo, un signo de época.

Martín Marcou, actor, dramaturgo, director de teatro; también, poeta

– ¿Qué cambia en tu poesía el paso del tiempo?

– Wenceslao Maldonado, que es escritor y que además moderó la presentación del libro, lo denominó como un gran poema cronometrado y esa es una apreciación interesante. Hay en la elección de la división por años una valoración del paso del tiempo en el que aparece la búsqueda como premisa esencial. A veces, cuando lo releo, encuentro que todos los poemas están unidos por un hilo imaginario que es indivisible, como si durante una etapa de mi vida hubiese sentido las cosas de determinada forma y a eso lo hubiese plasmado para dejar documentada la vivencia. El libro son mis visiones acerca de las cosas que experimenté en esos años. Puto Crudo son estados de mi mente.

– ¿Es una poesía abiertamente homosexual?

– Nunca que escribo, sea dramaturgia, novelas, cuentos o en este caso poesía, pienso mis trabajos desde lo homosexual. Lo hago desde mi humanidad. Yo soy mis poemas. La forma en la que llega a los demás y las interpretaciones que se hacen de mi trabajo me interesa como parte de una construcción. Pero no me desvela. Ser homosexual es sólo un detalle más en mi vida, entre otras cuestiones que terminan siendo para mi mucho más jugosas y relevantes.

– ¿Por qué te decidiste por esa editorial?

– Textos Intrusos se interesó por mi trabajo y no me puso ningún tipo de trabas o resistencias para editar. Trabajé muy cómodo. Por otro lado me gustó mucho el formato del libro que me propusieron, me resultó práctico y, al mismo tiempo, estético. Es muy probable que edite un libro con textos teatrales de mi autoría con ellos y, además, mi primera novela.

Tapa del libro Puto crudo (textos intrusos)

– ¿Alguien leyó tus textos? ¿Qué devoluciones te fueron haciendo?

– La corrección del libro estuvo a cargo del escritor Osvaldo Sabino, que además lo prologó. El libro antes de ser impreso fue leído por algunas personas, no muchas, pero tuve en general buenos comentarios.

– ¿Qué te permite decir la poesía?

– Me permite decir mucho con economía de palabras. Es todo un desafío para mí descifrar el modo en el que puedo encontrarme con una idea que represente sensaciones. Es un espacio que, con el tiempo, se ha vuelto necesario. Lo rescato y valoro cada día más. Me entretiene escribir poesía, hay algo en la síntesis de las cosas que me permite madurar decisiones que son en sí mis propias apuestas.

– ¿Qué diferencias encontrás entre tus obras de teatro y tu poesía?

– La poesía me resulta evocativa, es un lugar en el que digo con más mesura, hay un sentido de levedad que se activa, hay otra relación con el silencio, mi interioridad se manifiesta de otro modo y entro en diálogo con la naturaleza de las palabras de una manera más sutil. En el teatro hay otro tipo de arrojo; soy más desprolijo, más caótico, expongo preguntas de un modo más intempestivo.

– ¿En qué te inspirás para escribir?

– En la gente y en las relaciones que voy gestando. En el espíritu de las sensaciones que me atraviesan, en los temas que me interpelan. En mis alegrías y en mis dolores. En el tiempo y en las ideas acerca de muchas cosas que me desvelan, siempre son temas universales.

– ¿Tenés ya otro libro en camino?

– Estoy escribiendo mi segundo libro de poemas y estoy corrigiendo dos novelas que pienso publicar el año que viene: Fracasar y La proximidad de las ventanas.

 

Resumen

Todo

La vida que termina en cualquier momento

Las cosas que entraron en nuestro mundo

Todo por un tiempo lo hice en tu nombre

¿Dónde andarás ahora con los recuerdos?

Lo sé

Lo supe de antemano

Y ahora que no estás

Aunque nunca me comprendas

Yo fui todo lo que quise ser

 

 

Puto Crudo se consigue en:

• Otra lluvia: Bulnes 640, Almagro. contacto@otralluvia.com.ar

Paradigma: Maure 1786; 4777-2746

• Santiago Arcos: Puán 467; 4432-3107. Frente a la Faultad de Filosofía y Letras, UBA

La Libre: Bolívar 646 San Telmo; 4343-5328

• Mendel Libros: Paraguay 5163, entre Humboldt y Fitz Roy; 2063-2944. librosmendel@gmail.com

• O por mail a martinmarcou@hotmail.com

 

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“Nosotros tenemos las leyes, pero muchos gays aún se esconden”

El cine de respeto a la diversidad sexual llegó mucho antes que las leyes y es el modo de arraigar culturalmente algunas conquistas. Así lo entendieron en Tel Aviv, considerada la capital cultural israelí, que organizó este año la Primera Conferencia Lgbt Internacional del Festival de Cine.

La Argentina, referente de la igualdad Lgbt, no podría estar ausente. El Lic. Alejandro Viedma, psicoanalista coordinador del grupo de varones gays en la ONG Puerta Abierta, uno de los asesores de este blog, fue convocado a participar de esa iniciativa que contó con charlas de diferentes especialistas del mundo. “Más que a dar cátedra fui a aprender y a empaparme un poco de lo que sucede allá”, cuenta Viedma luego de esa vivencia que lo tuvo en Israel durante diez días. En esta entrevista con Boquitas pintadas repasa su experiencia y sus impresiones.

– ¿Por qué viajaste a Israel?

– Fui invitado a dar dos charlas en la segunda semana de junio. Estoy muy contento y agradecido ya que esto significa un gran logro en mi profesión y más que nada por el enriquecimiento personal que trajo. Una de mis participaciones fue en la Primera Conferencia Lgbt Internacional del Festival de Cine de Tel Aviv. Me convocó Manrique Altavista, Agregado Cultural de la Embajada Argentina.

-¿Cómo fue participar en medio de un festival de cine?

– Las charlas acompañaron la promoción del cine Lgbt en Israel y estaban focalizadas en lo socio político. En el caso de mi conferencia, que no fue una actividad aislada, sino paralela a otras charlas durante la semana, hablé sobre la comunidad gay y trans en la Argentina. Los cambios sociales que tuvieron lugar, sobre todo en el último lustro, y los impactos psicológicos positivos en el país en general y en el colectivo Lgbt en particular”.

Rescato el buen trabajo de Altavista que, a través de su contacto con el director del festival, Yair Hochner, logró que en la cinemateca hubiese un segmento especial dedicado a cinco producciones argentinas. Además, él fue quien hizo una breve introducción -muy aplaudida por la platea- en la proyección del documental Putos Peronistas.

El Lic. Alejandro Viedma, en una exposición de arte en el Centro LGBT de Tel Aviv; Foto: Gentileza Alejandro Viedma

Respecto a la conferencia que di estuvo muy bien, también por la organización y ayuda de Manrique, incluso por la cuestión del idioma, ya que fue todo en inglés, y por la gran participación del público, súper interesado en la realidad argentina. Los aplausos que se llevó la proyección del documental Putos Peronistas también fue una demostración de esto.

Yo había empezado mi disertación contando sobre los últimos diez años de mi trabajo en Buenos Aires, sobre la conquista de las leyes, principalmente la de Matrimonio Igualitario y la de Identidad de Género, y también por lo que falta conquistar. No tardó en llegar el feedback con la platea, lo que yo llamo “el pogo discursivo” o “el agite simbólico”, que siempre para mí es lo más interesante.

Noté un público informado acerca de la historia argentina y no todo se limitó a la cuestión de la diversidad. Por ejemplo, dos personas en dos días distintos preguntaron acerca de los desaparecidos en la última dictadura militar. “¿Qué pasó con las personas desaparecidas en la Argentina?”, indagó una persona del público al final de mi conferencia.

La sala central donde se proyectaban las películas y donde se realizaban las conferencias; Foto: Alejandro Viedma

– ¿Conociste el centro LGBT? ¿Cómo funciona?

– Sí, en Tel Aviv hay un centro Lgbt de tres pisos, al fondo del parque Gan Meir. Mi conferencia se realizó ahí, en ese amplio y bello Centro, algo que en la Argentina no tenemos. Son instalaciones muy cómodas, con dos barcitos, muchas salas, un microcine, un hall con murales de arte, una escalera con una galería de fotos de familias homoparentales, familias diversas.

Esa semana también se hacía el testeo de VIH de manera gratuita. Es un lugar moderno y luminoso en donde se llevan a cabo muchas actividades grupales.

– ¿Qué otras películas viste en el festival?

– Fuimos a la apertura y el recinto estuvo colmado. Vimos la proyección de una película Israelí muy interesante sobre un muchacho que descubre su costado homosexual mientras estaba de novio y conviviendo con una mujer. Esto hacía que conviviese con un conflicto interno, en secreto y sintiéndose perseguido, ahogado, torturado. El film se llama Snails in the rain.

– ¿Qué es lo que más te llamó la atención de Tel Aviv?

– Lo primero fue la visibilidad, principalmente de los varones gay. Me encontré con una ciudad embanderada por los colores diversos del arco iris, banderas que estaban integradas a las avenidas, las calles, los semáforos, los postes de luz, los locales comerciales, los balcones, al arte callejero, a los shoppings, porque era “la semana gay”. La marcha fue la apertura, el viernes 7 de junio, que, según leí en los medios locales, fue multitudinaria.

Pero, por otro lado, allá no tienen leyes tan de avanzada como las nuestras. Paradójico, ya que aquí no se vive la visibilidad que allá sí, sobre todo supongo que por lo coyuntural de esos días. Nosotros tenemos las leyes, pero en general la gente se esconde más.

La sede del festival internacional de cine Lgbt en Tel Aviv; Foto: Alejandro Viedma

También me sorprendió ver lo común que es allí que los varones hetero, papás, estén solos con sus hijos. Se los ve con los cochecitos y son muy cariñosos con sus niños, los llevan a pasear o a la playa, los cambian, les dan su mamadera y demuestran mucho afecto. Yo me preguntaba dónde estaban las mujeres. Es común que se demuestren cariño entre varones también y tal vez, hipotetizaba, eso haga que no sea una rareza ver a parejas gay de la mano, o por lo menos yo no noté ninguna mirada descalificadora ni agresión verbal de los demás hacia esas manifestaciones de amor al mismo sexo.

Con los que pude hablar allá, me decían: “Esto no es Jerusalén”. Tuve la suerte de estar dos veces en Jerusalén y tampoco allí ví a nadie horrorizado observando a parejas gays de la mano; todos paseaban por ese sitio histórico y religioso donde hay lugar para la diversidad en general: de culturas, lenguas, religiones, nacionalidades, etc.

Uno puede ver que emerge allí un interjuego entre lo tradicional, lo regional y, por otro lado, el turismo, la globalización, la posmodernidad.

La sede del festival; Tel Aviv; Foto: Alejandro Viedma

– ¿Cómo es la situación legal para los gays en Israel?

– Lo que pude averiguar es que en Israel no hay matrimonio igualitario, sí algunas uniones civiles; solamente se pueden casar a través de la religión, obviamente hombre y mujer. Así y todo hay varias personas influyentes en esa sociedad que se están visibilizando y luchan por los derechos, como por ejemplo, un político o un rabino ortodoxo que construyó una familia homoparental con su pareja varón y una hijita. Me quedé con muchas preguntas y reflexiones sobre muchas cuestiones, más que con respuestas taxativas.

– ¿Pudiste conocer algo más de aquella zona?

– Sí, fuimos a Palestina, al Mar Muerto –el área más baja del mundo-, y ciudades como Tybeh o Ramallah, que me encantaron.  La situación de la zona es algo dificultosa, pude palpar de cerca los conflictos socio políticos de esos países. O sea que hay ítems sociales, culturales, económicos, históricos, humanos que van más allá de la sexualidad, pero que la atraviesan y viceversa. Incluso para los que les interese, la película The Bubble, la Burbuja, describe la relación amorosa y los obstáculos que conlleva esa situación entre un palestino y un israelí.

– ¿Qué te dejó esta experiencia?

– Que fui feliz viviendo esta experiencia, pero también estuve así en la previa y después porque me sentí apoyado, felicitado y acompañado en este periplo. Es decir, antes de viajar, ni bien iba comentando lo que se venía, esta invitación, fui recibiendo muestras de cariño y alegría de parte de los que me rodean, sobre todo desde mis afectos más cercanos: la familia, mis amigos… y también desde lo institucional, lo laboral, desde “las cabezas” de Puerta Abierta, Graciela y Silvina, los asistentes a los grupos de reflexión que coordinamos ahí y mis pacientes, a quienes les parecía importante ese hecho. Así que este recorrido también ameritó despedidas, bienvenidas, encuentros, abrazos, buenos augurios y cálidas recepciones, todas situaciones que también construyen salud, porque lo que rodeó al viaje incluyó charlar, escuchar, responder inquietudes y plantearme yo más interrogantes para seguir pensando en la diversidad autóctona, foránea y global, pero básicamente humana.

 

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Premio “Orgullo Ciudadano” para Boquitas pintadas: ¡felicidades y gracias!

El 28 de junio pasado, el Día Internacional del Orgullo LGBT, Boquitas pintadas cumplía dos años y medio. Quiso la casualidad que ese día, también, premiaran el trabajo de este blog que, en el corto camino recorrido, sumó en la lucha por la igualdad de derechos y la diversidad sexual.

Así lo entendió la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), que eligió este espacio para otorgarle el premio “Orgullo Ciudadano” en la legislatura porteña. Más de cien personas, entre funcionarios nacionales y provinciales, diputados, académicos, artistas y periodistas fueron premiados por este aporte que posiciona a la Argentina en uno de los países de referencia mundial en temas de diversidad sexual.

La Legislatura porteña estuvo colmada de referentes LGBT y personalidades políticas y de la cultura; Fotos: Sebastián Rodeiro

El propósito fue rendir homenaje “a todos y todas que contribuyeron al trabajo por la igualdad y la diversidad, afirmando así su compromiso con el cambio y la inclusión”, indicó la Federación en su carta de invitación a la ceremonia, que reunió a una multitud en el salón dorado del Parlamento.

El acto estuvo encabezado por la legisladora porteña del Frente para la Victoria y secretaria General de la Mesa Nacional por la Igualdad, María Rachid, junto al presidente de la FALGBT, Esteban Paulón, y Claudia Castro, vice presidenta de la Federación y referente de La Fulana. “Mismos derechos y oportunidades”, se leía en una gran tela blanca que embanderaba el lugar.

Esteban Paulón y Claudia Castro, presidente y vice de la Federación Argentina LGBT

“No tenemos dudas de que no hay ningún objetivo imposible si seguimos contando con el apoyo de todos y todas”, destacó Paulón en la ceremonia. Rachid recordó: “Tiempo atrás nos decían que estábamos locas por creer en la aprobación de las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de género en la Argentina. Sin embargo eso ocurrió”. Y destacó el trabajo transversal de las organizaciones. “Como en este acto, distintos sectores políticos se comprometieron con las leyes de la diversidad. Gracias por la generosidad”.

El salón estalló en aplausos. Como muestra de ese abanico, entre los premiados estaban los senadores nacionales Daniel Filmus (FPV), Ana María Corradi (FPV), Elena Corregido (FPV), y Osvaldo López; así como los diputados Juliana Di Tulio (FPV), Mara Brauer (FPV), Araceli Ferreira (FPV), Laura Alonso (PRO), Roy Cortina (PS), María Teresa García (FPV) y María Luisa Storani (UCR), entre otros.

El premio “Orgullo Ciudadano” consistió en un diploma y una placa recordatoria

Al tomar la palabra Claudia Castro, activista histórica en el movimiento lésbico argentino, visiblemente emocionada dijo que ella deseaba un país en el cual pudiera tener una hija que no fuera discriminada por tener dos mamás. Sentada con su hija Estefanía en upa, desde el escenario, agregó: “Ella es de la generación de la no discriminación. Crece rodeada de tías trans y es feliz. Es mi sueño cumplido”.

La Legislatura de la Ciudad volvió a unirse en aplausos y vivas.

“Nos genera orgullo ciudadano estar acá. Este es el cambio y la inclusión”, intervino en un momento la conductora del acto, la locutora y actriz trans Vida Morant. Que también recordó que el 28 de junio se conmemora en todo el mundo el Día del Orgullo LGBT para recordar la represión policial al colectivo de la diversidad que tuvo lugar un 28 de junio de 1969 en el bar Stonewall Inn de Nueva York. Fue el surgimiento del moderno movimiento reivindicativo de derechos de lesbianas, gays, bisexuales y trans.

También fueron reconocidos funcionarios nacionales como Martín Sabbatella, presidente de la Autoridad federal de servicios de comunicación audiovisual (Asfca); Luis Alen, sub secretario de Derechos Humanos de Nación; Mariana Gras, presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres, y Carlos Falistocco, director Ejecutivo de VIH Sida y ETS del Ministerio de Salud de la Nación.

La Legislatura porteña estuvo colmada de referentes LGBT y personalidades políticas y de la cultura

Además, los diputados de la ciudad María José Lubertino (FPV), Laura García Tuñón (BAP), Aníbal Ibarra (FPP), Rafael Gentili (Proyecto Sur), Rocío Sanchez Andía (CC), Maximiliano Ferraro (CC), Gabriela Seijó (PRO) y Daniel Lipotezky (PRO).

También fueron distinguidos referentes sociales y políticos como Luis D´Elía Luis, de la Federación de Tierra, Vivienda y Hábitat; Inés Vázquez, rectora de la Universidad de Madres de Plaza de Mayo; Hugo Yasky, secretario General de la CTA; Florencia Santout, decana Facultad de Periodismo y Comunicación Nacional de la Plata; Graciela Rosemblung, de la Liga por los Derechos del Hombre y Jorge Calzoni, rector de la Universidad Nacional de Avellaneda.

Entre los periodistas, además de premiarnos a nosotrxs por Boquitas pintadas, recibieron su diploma Emilio Ruchanski y Mariana Carbajal, de Página12; Osvaldo Bazán, de TN, el programa El Vahído, que integran Gustavo Pecoraro, Vida Morant y Diego Tedeschi Loisa, entre otros.

María Rachid y Esteban Paulón en la entrega del premio por el aporte de Boquitas pintadas

Es un “Orgullo Ciudadano” y una responsabilidad inmensa formar parte de esta generación que transita caminos de mayor inclusión para todxs. Gracias por integrar Boquitas pintadas. La única forma de construir este espacio diverso es con la presencia de todxs ustedes.

¡Felicidades y gracias!

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Chonguitas, historias de niñas varoniles

Chonguitas, camioneras, machonas, marimachos, varoneras. Estas son algunas de las palabras que ellas escucharon, a modo de agresión, muchas veces en su infancia. Cuarenta y cuatro historias, de miles que hay en el mundo, quedaron reflejadas en el libro “Chonguitas: masculinidades de niñas” (Editora La Mondonga dark), una compilación de historias y fotos de infancias masculinas protagonizadas y encarnadas por chicas argentinas, de otros países de América latina y de España. La idea de plasmarlo en un libro fue de Fabi Tron y Valeria Flores.

Es una foto de estudio. Fue tomada en Lima, a finales de los setenta, cuando Evelyn Sotomayor tendría unos cinco años. Hoy tiene cuarenta. “Me recuerdo claramente, emocionada en los pasillos de juguetes para varones y cómo mi madre trataba de conducirme hacia las muñecas y los artículos para niñas, bajo toda mi resistencia. Recuerdo a la primera niña que observaba con amor infantil. Recuerdo que mi abuelita materna hacía ropa y siempre recibí vestiditos, falditas y blusas de ella, ropa muy linda pero que no me hacía feliz. Hasta este día. Mi alegría era tan sincera, ¡así quería vestirme yo sin dudas!, esta chica vestida “de hombre” era yo. Tanta felicidad los decidió a llevarme a un estudio fotográfico para retratar – sin saberlo – mi primer acto de travestismo. Tengo casi cuarenta años y todavía me visto como hombre. Eternas gracias a mi mamá Juanita”.

Evalyn Sotomayor, Susana Albarrán Méndez y María de los Angeles Martínez Suárez

Este testimonio es uno de estos relatos, compilados en 202 páginas, que se ofrecen en este libro disponible de modo gratuito en la página Potencia tortillera. En estos meses se registraron más de mil entradas. La edición impresa, de una tirada pequeña, se agotó en tres meses.

En diálogo con Boquitas pintadas, Fabi (como quiere que la llamen) habla de la historia de Chonguitas.

– ¿Cómo surge el libro?

– Surge porque con Valeria teníamos esa preocupación de las masculinidades de personas trans, de lesbianas o de mujeres más allá de su orientación sexual. También es una preocupación por la infancia, la educación. Veíamos que no había imágenes que las niñas pudieran tomar para fortalecer su expresión de género. En la infancia se empiezan a construir fuertes estereotipos de género. Algunos creen que esto está superado, pero para nosotras no es así: siguen establecidos los lugares para las chicas y los lugares para los chicos, el rosado y el celeste y miles de parámetros a cumplir,  que son nada menos que estereotipos clásicos de la heteronormatividad. Lo que debe ser un hombre y una mujer.

Dahiana Belfiori (junto a su hermano) y Cecilia Dumón

– ¿Pensando en esto es que surge el proyecto?

– Sí, se nos ocurrió esta idea que no es sólo para lesbianas sino que es un documento testimonial que sería muy valioso dar a conocer en las escuelas, porque permitiría ver que hay muchas “chonguitas”, que no se condicen con el género asignado. Muchas veces se les dice marimacho, tortillera, camionera. Son todas expresiones peyorativas para estas personas. Nosotras las hemos resignificado con sentido positivo. Nos referimos así a nosotras mismas, con esta expresión cariñosamente. ¿Cuál es el problema de que las usemos si somos así?

Nuestra intención es visibilizarlas y poder dar cuenta de que cada uno puede transformar sus cuerpos como quiera más allá de la sexualidad que practique.

– ¿Cómo surge esto de la convocatoria?

– Este es un libro colaborativo, por eso lo de la convocatoria abierta por Internet. Surge  del deseo de rememorar, visibilizar, recuperar, exhumar y, fundamentalmente, celebrar esas infancias masculinizadas en cuerpos asignados como niñas, sin buscar continuidades ni coherencias en el presente. Buscamos mostrar infancias chonguitas, marcadas por la estigmatización, el rechazo, la hostilidad, pero también, cargada de deseos, expectativas, sueños y poder.

Decidimos que la mejor manera de lograrlo era con un compilado de historias. Para eso armamos una convocatoria abierta por las redes sociales. Se vé que muchas se sintieron muy cómodas y empezaron a mandar sus textos y sus fotos de experiencias vividas en la niñez. Al final, fueron 44 relatos, más el texto de la antropóloga Andrea Lacombe, que nos dio un marco teórico. A los textos casi no los editamos, están con las voces y los estilos de cada una.

Lucas (raquel) Platero y Graciela Soto

Escribe Andrea Lacombe: “…leer las historias que forman este volumen me produjo una profunda emoción frente al relato empático: piel de gallina, ese modo que tiene la piel de hacerse presente en tanto recuerdo y memoria vívida. Esa posibilidad de reconocimiento en la vivencia que ayuda a desvampirizar nuestra imagen frente al espejo. Proyecto Chonguitas introduce directamente una de las claves de la inteligibilidad social: la dupla dicotómica varón-mujer entendida como un combo de contigüidades obligatorias que va desde la subjetividad hasta la genitalidad, pasando por los cuerpos y su apariencia. Es aquí donde reside el carácter político de la propuesta: reclamar espacios de comprensión, diálogo, significación y por lo tanto de legitimación de ciertas prácticas de nuestra infancia y de ciertas discursividades a través de las cuales logramos enunciarlas en la narración actual.”

– ¿Convocaron sólo a personas argentinas?

– En principio sí, porque nos parecía que “chonguitas” era un término local. Pero nos empezaron a contactar de México, España, Perú y Chile y decidimos abrir la participación. De la Argentina hay historias de Capital, de provincia de Buenos Aires, de Córdoba, Neuquén y Santa Fe. En realidad, son experiencias parecidas en todo el país. Hay que tener en cuenta que mucha migración tuvo que ver con esa discriminación.

Noemí Tapia y Lucía Forneri

– ¿Se avanzó en materia de respeto por la diversidad?

– Sí, pero falta muchísima discusión en la sociedad para que se haga carne ese respeto. Una cosa es lo que políticamente es correcto decir hoy, incluso desde los medios. La gente se cuida más de lo que dice públicamente. Pero eso no quiere decir que no sigan arraigadas algunas prácticas. Se siguen escuchando frases como: “Dejá de llorar, no seas maricón”.

Las autoras escriben en el: “Nuestro anhelo es que este libro, como referencia cultural, estimule la imaginación y la sobrevivencia de todas aquellas niñas que no encajan en los modelos normativos de la feminidad hegemónica”.

Bajáte aquí “Chonguitas: masculinidades de niñas”, de Fabi Tron y Valeria Flores

 

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Plan V, la serie lésbica que sueña con la pantalla grande

Plan V empezó como una serie lésbica que sólo se podía ver por Internet. La primera temporada se estrenó en 2009; la segunda, a fines de 2010. La página de esta sitcom web, la primera de América latina en contar la historia de amor entre dos mujeres, contabilizó alrededor de cinco millones de visitas.

Lorena Romanín, co-guionista y co-directora de Plan V

Lorena Romanín, que escribió el guión junto con su pareja Sofía Wilhelmi, en diálogo con Boquitas pintadas cuenta que están en tratativas para filmar su tercera temporada. Esta vez, pretenden abandonar el formato web y trabajar la historia para que se vea por televisión. También sueñan con transformarlo en una película y verla en la pantalla de los cines.

Una de las limitaciones que encuentran es la falta de recursos económicos. Por eso iniciaron una colecta por Internet para que miles de voluntades permitan concretar este proyecto. En la página de Facebook, con más de mil seguidores, los fans piden el regreso de esta comedia romántica de temática lésbica.

Ya conocimos la historia de una chica que se enamoró de la novia de su hermano. La sinopsis lo sintetiza así: “Ana es una chica de 30 años que está desilusionada de las relaciones amorosas. Un día se cruza en el subte con una chica de la que instantáneamente se enamora; esa chica es Laura, la novia de su hermano Martín. Desde ese día “el destino” o “la mala suerte” va a seguir cruzando a Ana y a Laura.

La unión de esta pareja imposible se convierte en la causa de las tres amigas de Ana: Mara y Pato (una pareja de desopilante bipolaridad) y Florencia (una muchachita siempre disponible). Ellas tienen más de un plan y no van a parar hasta que uno resulte”.

Sofía, Lorena, Maruja Bustamante (co-directora) y Gael, en Córdoba, España, invitados a un festival por Plan V

El plan resultó y llegó la segunda temporada, donde se las ve juntas. Dice Romanín: “En la segunda hay más guiños a las películas de los ’80. La serie se vuelve algo más mágica. Ana y Laura, como cualquier pareja, empiezan a tener algunos problemas”.

La tercera temporada, que ya está escrita, apunta hacia la maternidad. “Acabamos de ser mamás con Sofi y es un poco reflejar lo que nos venía pasando”, adelanta una de las autoras de la serie o del largometraje, según se vaya sucediendo este proceso.

Para cumplir su objetivo y que la tercera parte esté lista, estiman que necesitarían unos 100.000 pesos. Una de las alternativas que manejan es atraer algunos inversores interesados en difundir una ficción que trate sobre una familia de dos mamás. Esta es una alternativa, además de las donaciones que se puedan recibir por Internet, un sistema que ya está activo.

Romanín no parece dejarse vencer ante sus proyectos. Seguramente Plan V verá su tercera parte. En paralelo, dirige “Esa sensación horrible de no haber intentado lo suficiente”, una obra de teatro que ya está en sus últimas funciones (va los lunes a las 21 en el Abasto Social Club).

En este blog a Lorena Romanín la conocimos en su obra “Julieta y Julieta” una versión de “Romeo y Julieta” en que fue directora y dramaturga.

“El teatro es más artístico que la televisión, es más democrático y se respeta mejor lo que querés poner en escena”, dice esta artista. “El público de teatro es muy progresista en sus ideas: no le estás hablando a gente que estuvo en contra del matrimonio igualitario”.

Por ese mismo motivo siente como un desafío el desembarco en la televisión, un espacio masivo cuyo público es mucho más heterogéneo. A Romanín ese mar abierto la seduce. En esa vidriera pretende hablar de la intimidad de dos mamás y su pequeña hija.

PLAN V, Temporada 1, Capítulo 1, “Es obvio”

¡Un buen momento para empezar a verla y engancharte!

Bonus track: “La historia de amor de las chicas en un video”

 

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El mormón gay discriminado por su propia iglesia

“La Iglesia Mormona mantiene las leyes del supremo Dios y no se someterá a la opinión pública que afirma que debido a que “nacieron así” se les debe permitir vivir un estilo de vida homosexual. La Iglesia Mormona al igual que otros tipos de fe como la Iglesia Católica y muchos grupos cristianos evangélicos sostiene que la homosexualidad es un pecado”.

 

“La Iglesia Mormona ha incrementado en gran medida sus recursos y capacitación en los últimos años para dirigir adecuadamente el tema de los mormones homosexuales. La Iglesia trabaja con individuos que se sienten atraídos por su mismo sexo y sus familiares miembros de la Iglesia, con paciencia, tolerancia, comprensión y amor para superar estas tentaciones y ayudarlos a vivir el evangelio de Jesucristo”.

 

“Está escrito en el Libro de Mormón que a través de la gracia de Jesús las debilidades pueden convertirse en fortalezas: ‘Los miembros que muestran tendencias homosexuales tienen el apoyo de sus líderes para superarlo”.

 

Estos son algunos de los principios de la Iglesia Mormona publicados en esta página de Familias Mormonas. Apunté aquellos que tienen que ver con la concepción sobre la homosexualidad antes de contarles la historia de David Fernández Illanes, un hombre de 41 años que hasta los 28 se mantuvo aceptando los preceptos de una iglesia que trataba de “salvarlo”. Dentro de esa iglesia había crecido hasta tener cargos eclesiásticos, que le quitaron cuando se asumió como un “caso perdido”.

David Fernández Illanes cuenta su experiencia con la Iglesia Mormona

Como él, ya contamos en el blog otras historias de personas que no creen que sea incompatible su fe en Dios con su homosexualidad. 

David conversó con Boquitas pintadas para contar que recuerda que ya en la infancia le gustaban los varones. “No sabía qué era ser gay pero siempre supe que me gustaban los chicos y que quería jugar con cosas de nenas”, dice. No sabía, tampoco, que cuando unos años más tarde su familia se convirtiera a la religión mormona, lo suyo sería un pecado imperdonable.

“Mis recuerdos me remontan alrededor de los cuatro años. Una mañana de Reyes cuando vi que a mi hermana le habían traído un hermoso juego de té y a mí un camión supuestamente fantástico terminamos jugando a tomar el té los dos; el pobre camión quedó en el patio de casa, de lado; y eso pasó siempre después con mis regalos de varón”, cuenta.

A  los nueve, sus padres, guiados por unos amigos, conocieron la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y bautizaron a toda la familia. Todos se habían convertido, habían empezado a creer.

“Fui creciendo dentro de esa iglesia, cumpliendo con todos los preceptos que me enseñaban”, recuerda. “Cumplía todo al pie de la letra, por eso fui teniendo desde muy joven responsabilidades y cargos. Cumplía con todo y me consideraban un joven muy fiel a la Iglesia y al evangelio de Jesucristo”.

Uno de los preceptos fundamentales de la iglesia mormona es la denominada “ley de castidad”, que implica no mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio.

David iba creciendo. “Sentía que me gustaban los varones, ese era mi deseo, pero ahora me doy cuenta de que reprimía todo lo que sentía porque me hacían sentir pecador y hasta indigno de ser un hijo de Dios”, relata. En ese tiempo tuvo algunas novias, todas pertenecientes a la Iglesia, con las que respetaba la “ley de castidad”.

David Fernández Illanes

A los 19 años su vida cambió: conoció a un varón del cual se sintió muy atraído y tuvo su primera “situación homosexual”, como lo menciona él. “Eso me traumatizó enormemente pero a la vez me hizo replantear miles de cosas y pensar que todo eso que sentía y a la vez reprimía enormemente era lo que ya no podía negar. Puedo decir que ahí me di cuenta de que era gay y de que quería vivirlo”.

El proceso, que recién ahora puede narrar, no fue simple: se había asumido él, pero no podía contárselo a nadie de su familia creyente. En un principio, optó por confiar en su Iglesia, a la que había servido durante diez años. “Tomé fuerza y se lo conté a mi Obispo. Me dijo que uno de los grandes errores era mantener a la juventud en una cajita de cristal para que no se contamine con el exterior. Pero que él no podía hacer nada y tenía que suspenderme de mis responsabilidades en la Iglesia”.

Según cuenta David, su Obispo le daba tiempo para que “revirtiera su situación, se arrepintiera y volviera a ser heterosexual”. Nunca más volvió y a los 28 años decidió renunciar definitivamente. Ya estaba viviendo feliz en pareja con un hombre al que amaba. Basta de falsas promesas: él no estaba pensando en cambiar ninguna orientación sexual. Entonces, lo excomulgaron.

Cuando dejó de ir a la iglesia fue fuertemente cuestionado por toda su familia. Con el paso del tiempo ellos se fueron enterando de la razón de su alejamiento. Su papá aún hoy, luego de más de 20 años, no logra asumirlo.

La portada de la página en Facebook de Mormones Gay en Argentina

Ahora David ya se siente más liberado. De la iglesia que lo contuvo desde la niñez, le quedó la fe en Dios. Conformó un grupo en Facebook que se llama “Mormones Gay en Argentina”. En la página señala: “Este grupo ha sido creado con la finalidad de poder conocernos y expresarnos todos los mormones, activos o no en la iglesia, que sean gays. No se aceptaran publicaciones obscenas en este grupo y menos la falta de respeto de cualquier tipo hacia personas o instituciones ya sean religiosas o civiles”.

“La idea es -cuenta David- intercambiar experiencias pasadas o actuales que necesitamos compartir con alguien”.

 

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