El sol lo cambia todo

La idea de hoy es mostrarles algunas de las tantas fotos que saqué el fin de semana en Tateshina, prefectura de Nagano. El domingo nos tocó un día hermoso, el cielo estaba totalmente despejado; en cambio el sábado fue un día bastante gris, hasta me animaría a decir “sin gracia”. Las fotos de ambos días parecen de dos lugares distintos. Sin embargo, creo que los paisajes nevados siempre tienen su encanto, aunque reconozco que la presencia del sol lo cambia todo.

Sábado
El sol se hizo rogar durante todo el día. Se veía gris o blanco por todos lados. De vez en cuando, el color de algún cartel desentonaba sobre el gris de fondo. El paisaje era un poco triste, pero por momentos tenía algo que lo hacía sumamente atractivo.

La foto nro. 1 fue la que más me atrapó. Nevaba bastante y ya habíamos decidido emprender la vuelta al hotel; y de repente, de la nada misma, aparece una misteriosa mujer con un paraguas transparente y saco negro. Apenas la vi quise sacarle una foto y le pedí a Ale que se acercara un poco con el auto. «¡Qué loco! ¿A dónde irá con este tiempo?», pensé. Caminó hasta desaparecer entre la nieve. La imagen parecía sacada de una película de suspenso.

Mientras mirábamos a esta señora caminar, vimos unas lucecitas a lo lejos que también nos llamaron la atención. Miro el mapa en el navegador del auto y veo un lago, pero la realidad era que estaba todo blanco.

-Son autos -me dijo Ale.
-¿Autos? ¡Pero si en el mapa hay un lago! -le contesté.
– Sí, están medio locos, ¿no? Están haciendo drifting sobre un lago congelado.

Domingo
Nos fuimos a pasear nuevamente por las montañas. En el camino encontramos un templo budista. «¿Qué tenía de diferente a los otros que conozco?» La nieve. Si bien ya visité otros templos, el color bermellón característico de estos templos y la nieve combinan más que bien.

También pasamos por varias pistas de esquí. ¡Cómo le gusta esquiar a esta gente! No hay japonés que no sepa esquiar o hacer snowboard; es más, todos aprenden de chicos. «Y claro, la nieve está tan cerca que pueden venir todos los fines de semana», pensé. Yo me entretengo sacando fotos, o a lo sumo haciendo culipatín y… ¡ojo que también está bueno! jajaja.

Se terminó la nieve por hoy. Nos vemos en el próximo post.

Matta ne!

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Onsen: japoneses al desnudo

Onsen: japoneses al desnudo

«¿Qué es un onsen?», se estarán preguntando. Eso mismo quería saber yo!!! jajaj. No podía entender por qué a los japoneses les gustaba tanto meterse desnudos en unas piletas de agua muy caliente con otras personas, generalmente del mismo sexo.

-Si no fuiste a un onsen, todavía no viviste la verdadera experiencia japonesa –me dijo Sofía, una amiga argentina.
-Pero… me da vergüenza entrar sin ropa. Vos ya fuiste, ¿no? -le pregunté.
-¡Obvioooo!!! Y ahora cada vez que puedo, vuelvo. Nadie te mira, cada una está en la suya. Para las japonesas es totalmente normal entrar desnuda a una pileta llena de mujeres.

Antes de contarles mi experiencia, porque obviamente me animé y fui, les cuento algunas cosillas acerca de esta tradición milenaria

Características. Debido a su naturaleza volcánica, Japón ofrece una enorme variedad de piletas de aguas termales. Estos lugares son llamados onsen. El agua de los onsen emana desde la tierra absorbiendo a su paso una gran cantidad de minerales y alcanzando una temperatura promedio de 40ºC.  Muchos japoneses asisten a los onsen en busca de los efectos curativos que producen dichos minerales.

Ubicación. Tradicionalmente, los onsen fueron al aire libre, aunque en la actualidad también existen muchas instalaciones de interior. Los que están al aire libre cuentan con piletones de mármol, granito o ciprés japonés y generalmente tienen una vista espléndida a las montañas. Los de interior, en cambio, son de azulejos, acrílico o acero inoxidable, similares a una pileta de natación pero… ¡Ojo! Que lo de “natación” es sólo por la forma; si llegan a nadar en el agua caliente se desmayan del calor a los 2 minutos.

Etiqueta. El tema más conflictivo, por lo menos para los que somos extranjeros es el tema de la ropa. Para entrar a un onsen hay que estar totalmente desnudo. Es más, se lo considera como algo “impuro” el hecho de entrar al agua con ropa interior, bikini o una toalla. Existen onsen exclusivos para mujeres y otros para hombres, aunque tengo entendido que en lugares rurales aún existen algunos mixtos.
Otra cosa que no está bien vista son los tattoo; así que si son muy fans de los tatuajes, olvídense de ir a un onsen. Y con respecto a los ruidos, estos lugares son espacios en donde el silencio es muy valorado. Igualmente, cuando hay niños es diferente, porque en ese caso siempre hay un poco más de tolerancia.

Práctica ceremonial. ¿Por qué se lo considera una práctica casi ceremonial? Porque en realidad lo es. La religión autóctona de Japón, la sintoísta, está llena de rituales entre los que se encuentra este tipo de baños. Pero para los japoneses no es sólo cuestión de higiene, sino un lugar de purificación, tanto del cuerpo como del espíritu.

Bueno, ya saben lo básico, ahora les cuento mi experiencia.

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San Valentín, versión japonesa

Falta poquito para el 14 de febrero pero en Japón ya hace rato que las vidrieras están repletas de chocolates de San Valentín. Nunca le dí mucha importancia a este día pero acá hacen tanto, pero tanto espamento que no me quedó otra que interiorizarme en el tema.

«Pero… ¿qué onda? ¿Por qué sólo hay mujeres comprando chocolates? ¿Dónde están los hombres???», pensé mientras caminaba por una de las tiendas. ¡No saben la producción de chocolates que hay! Cada vidriera tiene una temática distinta: chocolates con formas de planetas, animales, relacionados con los meses del año, con las flores, etc. Hay chocolates tan lindos, que les juro que da lástima comerlos.

Algo no me cerraba, así que aproveché mi clase de japonés para preguntarle a Watanabe sensei sobre el tema. «¿Qué me dijo?» Bueno, como siempre me sorprendí. Parece que el 14 de febrero son las mujeres las que regalan chocolates a los hombres, y el 14 de marzo (White Day) es el día en que los hombres les devuelven la atención. «¿Cómo? No sólo que no voy a recibir nada sino que… ¿la que compra los chocolates soy yo?», pensé.  

Después de saber cómo venía la mano quise ir a otro shopping para sacar unas fotos y volver a ver el despliegue escenográfico así se los podía mostrar. Una vez que entramos tuve la (mala?) idea de contarle a Ale como era el tema de San Valentín en Japón. 

-¿Me parece o soy el único hombre en todo el piso? -me dijo Ale.
-Y sí… Watanabe me contó que son las japonesas las que regalan chocolate para San Valentín -le contesté.
-¿En serio? ¿Y vos qué me vas a regalar?
-Pero yo no soy japonesa.
-… -Mejor, dejá de sacar fotos y andá pensando que me vas a comprar. ¡Allá vi unos chocolates que están buenísimos! jajaja.
-Bueno, OK. Pero… ¡yo también quiero unos chokoretos!!! 
-¡Qué mal te veo! Vas a tener que esperar al 14 de marzo 🙂

«Y bue… es así, costumbres son costumbres», pensé.

Y hay más. No es tan fácil la cosa como parece. Según la persona a la que este dirigido el obsequio, hay distintos tipos de chocolates:

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Sushi hecho en casa

Todas las semanas voy hasta Okazaki y tomo clases de japonés con Watanabe sensei.  Al ser clases individuales, el vínculo que se genera es distinto, mucho más cercano. La última media hora de clase siempre la reservamos para charlar de algún tema que nos interese (bah… intentamos charlar jajaj).

El otro día, Watanabe me pidió que le hablara de la cocina argentina y me dijo que le encantaría aprender a cocinar algún plato de allá. «Asado, empanadas, milanesas… Y sí, milanesas es lo más viable de enseñarle acá en Japón», pensé en ese momento. Y ese mismo día coordinamos para que viniese a casa a cocinar. Ella a cambio me preguntó qué quería aprender sobre la cocina nipona. ¡Sushi! -le dije.

A la semana siguiente, la sensei cayó en casa con una bolsa de supermercado repleta de una gran variedad de ingredientes y utensilios para sushi. Yo no lo podía creer, de hecho le dije que por favor me dijera cuanto había gastado, pero se negó rotundamente y me dijo que era un presente. «Jamás imaginé que traería tantas cosas». Me enseñó a hacer makizushi, temakizushi, nigirizushi, inarizushi y chirashizushi. La idea era que ese mismo día yo le enseñara a preparar las milanesas, pero con tantos tipos de sushi, se nos hizo re tarde y tuvimos que dejar la clase de cocina argentina para otro día.

A medida que íbamos cocinando traté de filmar algunas cosas, pero bue… a veces se me complicaba un poco. Preparé un pequeño video para que vean cómo hicimos los makizushi. Después les cuento un poco más acerca de cada tipo de sushi en especial.

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Kioto me sigue enamorando

¿Se acuerdan del primer post sobre Kioto y el novelón de las geishas? Bueno, como ya se habrán dado cuenta, tuve la posibilidad de volver a esa hermosa ciudad. En el viaje anterior me habían quedado muchas cosas por conocer y no pensaba irme de Japón sin verlas. Esta vez fuimos en invierno, y si bien los colores del otoño son inigualables, Kioto tiene un encanto que va más allá de las estaciones del año.

Uno de los lugares con los que flashee fue el Fushimi Inari-Taisha. Este lugar está ubicado al sur de la cuidad, sobre el Monte Inari y es uno de los santuarios sintoístas más venerados de Japón.   

Fushimi Inari fue construido en el siglo VIII en honor a los dioses del arroz y el sake. «¿Su particularidad?» Este monte alberga cinco santuarios y unos 4 kilómetros de senderos de toriis que se transforman en verdaderos pasadizos color bermellón. Históricamente, se ha relacionado al espíritu de Inari con el arroz y sus cosechas, y por ende, con la riqueza. Muchos particulares y empresas donan barriles de sake o toriis como muestra de gratitud al éxito de sus negocios.

Lo que caminamos ese día con Ale no tiene nombre. Nunca pensé que la seguidilla de toriis fuese tan larga. Estuvimos caminando dos horas y media. Subiendo y bajando escalones a lo largo del monte, hasta que finalmente nos desorientamos y no supimos por dónde seguir.

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Todo lo que necesitás en un solo lugar

Ese lugar existe y en Japón se llama konbini. La palabra konbini deriva del inglés convenience store. Estos locales están abiertos las 24hs., los 365 días del año. Están por todos lados y casi me animaría a decir que hay uno en cada esquina. En un konbini podés comprar desde 1 litro de leche hasta un paraguas; pagar los servicios de tu casa o comprar entradas para un recital. Lo bueno es que uno sabe que esté donde esté y a la hora que sea, puede ir a uno de estos locales y comprar lo que necesite. Y no por comprar 1 litro de leche a las 2 de la mañana me lo van a cobrar el triple.

Decir konbini en Japón es decir: supermercado, panadería, fast food, kiosco, librería, perfumería, farmacia, banco, etc. Las cadenas más conocidas son: 7-Eleven, Lawson, Circle K, am/pm, Family Mart, Sunkus, etc. Les enumero algunas de las tantas cosas que se pueden conseguir en estos locales:

  • Alimentos perecederos y no perecederos
    Leche, yogurt, manteca, huevos, arroz, azúcar, harina, sal, especias, atún en latas, salsa de tomates, papas fritas, maníes, etc.
  • Comidas preparadas de estilo oriental y/u occidental
    Bandejitas con sushi, onigiris, nikuman, spaghettis con salsa, ensaladas, salchichas calientes, sándwiches, helados, flanes, ensaladas de frutas, etc.
  • Bebidas, cigarrillos y dulces
    Gaseosas, jugos, aguas, cafés, tés, bebidas alcohólicas, cigarrillos, chicles, bombones, budines, galletitas dulces, etc.
  • Productos de limpieza
    Detergente, lavandina, esponjas, guantes de látex, etc.
  • Productos de belleza
    Rimel, rubor, sombra para ojos, lápiz de labios, esmaltes para uñas, desmaquillador, etc.
  • Productos de librería
    Diarios, libros, revistas, block de hojas, sobres, lapiceras, lápices de colores, trinchetas, calculadoras, juguetes, linternas, pilas, etc.
  • Productos medicinales
    Remedios para los dolores de estómago, spray para la garganta, etc.

Y algunas cosas que se pueden hacer:

  • Sacar fotocopias e imprimir archivos
  • Pagar impuestos y/o servicios: Agua, luz, gas, Internet, etc.
  • Depositar o sacar dinero del cajero automático
  • Enviar una carta por correo
  • Comprar entradas para diferentes eventos: Recitales, partidos de fútbol, etc.

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Las 5 cosas que aprendí sobre el Manga

Antes de llegar a Japón no sabía ni qué significaba la palabra “manga“, y no es que ahora sepa mucho más jajaj, pero estoy intentado entender de qué se trata. En el post anterior les conté mi experiencia en el Museo Internacional del Manga y ahora les quería contar las 5 cosas básicas que aprendí sobre el tema.

1. Tipos de manga
Los diferentes tipos de mangas se clasifican en función del público al que están dirigidos y según el género o temática que aborda el relato. El resultado de esta segmentación es una amplia variedad de libros capaces de safisfacer los gustos de todo tipo de lectores.

Por público:

Por género:

  • Mahō Shōjo: Niñas o chicas que tienen algún objeto mágico o poder especial.
  • Yuri: Historia de amor entre chicas.
  • Yaoi: Historia de amor entre chicos.
  • Harem: Grupo femenino, pero con algún chico como co-protagonista.
  • Sentai o Super Sentai: La acción se reparte entre 3-5 protagonistas.
  • Mecha: Robots gigantes tripulados por humanos.
  • Hentai: Pornografía.
  • Ecchi: De corte humorístico con contenido erótico.
  • Jidaimono: Ambientado en el Japón feudal.

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Locos x el Manga

Este post se hizo rogar pero finalmente llegó. Antes de contarles mi experiencia vamos a ponernos un poco en tema.

¿Qué es el manga?
Manga es la palabra japonesa utilizada para designar a las historietas en general. Hoy en día, el manga japonés es la tradición de historietas más influyente del mundo y constituye una parte importantísima del mercado editorial de Japón. El manga nipón abarca muchísimos géneros y llega a todos los públicos, motivando además adaptaciones a distintos formatos: series de dibujos animados, conocidas como anime, o de imagen real, películas, videojuegos y novelas.
Los japoneses compran al año más de mil millones de volúmenes en blanco y negro, impresos en papel barato; los leen en los trenes, en las salas de espera y en los parques. Cada semana se editan nuevas entregas protagonizadas por héroes cuyas aventuras seducen a los lectores durante años.

Ahora bien, mi primer acercamiento con el manga fue así:
Estuvimos nuevamente con Ale en Kioto y paseando por ahí vi un cartel gigante que decía: “Kyoto Internacional Manga Museum“.

-Museo Internacional de Manga…  -leí en voz alta.
-¿Un museo de manga? Jamás lo escuché nombrar -me dijo Ale.
-Yo tampoco, pero existe, está ahí enfrente. ¿Venimos mañana domingo?
-Y bueno… dale.

Al otro día nos levantamos y fuimos directo para ahí. El museo tiene un gran parque que da directamente a la calle y cualquiera que pasa por ahí puede ver hacia adentro.

-¡No te la puedo creer! ¿Ves lo que estoy viendo yo? El parque está repleto de japoneses haciendo cosplay. Dame la cámara yaaaaaaa!! -le dije a Ale.
(Cosplay: Costume play. Consiste en disfrazarse de algún personaje (real o inspirado) de un manga, anime, película, libro, comic, videojuego o incluso cantantes y grupos musicales e intentar interpretarlo en la medida de lo posible. Aquellos que siguen esta práctica son conocidos como cosplayers)

Para variar, cada vez que quiero sacar una foto rápido la cámara se me retoba y no entra en foco o me olvido de sacarle la tapa, etc. Como tardé más de 5 segundos ya tenía a un tipo de seguridad diciéndome que no se podía sacar fotos de los cosplayers sin previa aprobación de cada uno de ellos.

-Ah… no sabía… y bueno pediré permiso entonces -le comenté a Ale.

Sacamos los tickets y entramos. La frase milagrosa era la siguiente: Sumimasen, shashin o totte mo ii desu ka. (Disculpá, ¿te puedo sacar una foto?) Creo que la repetí un millón de veces. Fui uno por uno pidiendo permiso, sino, venía el de seguridad y se pudría todo. En fin, por suerte todos me dijeron que sí. Creo que es una simple formalidad pero en el fondo me pareció bien.

Bueno, acá vienen las fotos y más abajo les sigo contando.

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Curiosidades sobre ruedas

Acá va otra pequeña colección de cosas raras, pero esta vez sobre ruedas. En el post de la semana pasada ¡A mirar con más atención el piso!, les mostré cómo utilizan el piso para marcar indicaciones relacionadas al tránsito: indicaciones para peatones, bicicletas, motos, autos, taxis y colectivos. Ahora se me presenta un problemita, encontré algunos vehículos que no se en qué categoría entran jajaja. Con lo cual no sé si en la vía pública deben comportarse como bicicletas, motos o autos.

Vean las fotos y me dicen.

  • Velotaxi: Apenas lo vi en Nagoya, pensé que tenía motor pero… ¡Oh, sorpresa! El muchachito que manejaba estaba haciendo demasiada fuerza para moverlo. Según su nombre, es “veloz” y trabaja de “taxi”, pero funciona como si fuese una bicicleta. Una cosa rarísima. 
  • Para la tercera edad: Bueno, no sé ni qué nombre ponerle, según parece es eléctrico y siempre lo utilizan las personas mayores. La foto la saqué en Kioto pero no es la primera vez que lo veía. Acá en Japón son más comunes de lo que yo misma pensaba. ¿Vieron el detalle del bastón? Lo llevan enganchado en la parte de atrás. ¡Impresionante!
  • Moto de 3 ruedas: Paseando por Kobe me topé con esta motito. En la calle desentonaba como loca ya que estaba estacionada el lado de varios ciclomotores y bicicletas. Me encantó.
  • Moto peluche: Camino a Nagoya nos cruzamos con este personaje urbano. Me parece que se quería hacer el malo pero desde lejos parecía más un peluche que otra cosa. Jajaja!!!
  • Moto manga: Esta moto viene con un indiscutido sello japonés. También saqué esta foto en Nagoya. ¡Otra que desentonaba al lado de ciclomotores y bicicletas! 

Ya que tocamos el tema del manga, para todos aquellos que me pidieron reiteradas veces que hable del tema… no se pierdan el post del martes que viene 🙂 Estuve en el Museo Internacional del Manga, único en el mundo, y… ¿adivinen dónde está? En Kioto, la capital del tradicionalismo. ¡No saben las fotos que tengoooooo!!!

Matta ne!!!

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Derecho de sangre

El otro día me colgué hablando por teléfono con mi amiga Valeria de Buenos Aires y recordábamos nuestras andanzas por tierras niponas. Éramos vecinas y ella junto a su marido Bruno y sus dos hijos, Santino y Franco vivían acá cuando yo llegué a la ciudad de Toyota. Bah, en realidad en aquel momento eran tres y un cuarto :), ya que Franco miraba desde la panza.

-¿Vas a tenerlo en acá? -le pregunté en aquel momento.
-Sí -me contestó Vale.
-¡Va a ser el primer japonés rubio! jajaj
-Jaja… pero no puede ser japonés.
-Ah, ¿no?
-No, porque la nacionalidad japonesa es un derecho de sangre y no de suelo  -me explicó.

En primer lugar Valeria me parecía una verdadera valiente; no porque crea que sea inseguro tener familia en este país sino porque consideraba que el idioma podía ser una gran barrera. Y por otro lado, me agarraron unas ganas bárbaras de saber cómo era eso del derecho de sangre o de suelo.

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