Y finalmente llegó el último post… quizá el más difícil, por lo menos para mí. ¡No saben las veces que empecé a escribirlo y abandoné! «¿Por qué termina el blog?», se preguntarán. Porque así lo siento, necesito darme cuenta que llegué, que ya estoy de vuelta en Buenos Aires.
«¿Qué se supone que debería decir?», me pregunté varias veces; y cada vez que me sentaba frente a la compu pintaba una lágrima… «¿Y ahora por qué lloro? ¿Porque quisiera volver? ¿Porque extrañé…? ¿Por queeé???» Porque así soy, sensiblota. Simplemente lloro cuando las cosas me llegan y esta experiencia me sorprendió por completo y… creo que se notó.
Para mi este blog fue importante y significó mucho más de lo que ustedes imaginan. Fue mi vínculo constante con la Argentina, fue el motor que mantuvo viva mi curiosidad, y por qué no, mi compañero mientras moría de ganas de levantar el teléfono para llamar a Buenos Aires pero… claro, por la diferencia horaria, todos dormían.
Le dediqué mucho trabajo y dedicación. Empecé este blog con muchos miedos e inseguridades «¿Un blog? Y eso… ¿con qué se come?», pensaba antes de empezar. Nunca tuve muy en claro cómo armar y escribir un blog, pero la cosa no fue tan difícil como imaginaba en un principio. A veces salía con la bici a hacer compras y veía cosas insólitas; volvía a casa con unas ganas bárbaras de mostrárselas a alguien que pudiera sorprenderse igual que yo… y ahí aparecieron ustedes, los lectores. La curiosidad le fue ganando terreno a los miedos y ahí me di cuenta que si compartía mi experiencia todo iba a ser mucho más fácil.
«¿Saben qué siento en este momento?» La satisfacción de haber hecho lo correcto; de haber apostado por este viaje sin saber como podía resultar y de haberme animado a escribir un blog, algo también impensado para mí. Dicen que “el que no apuesta no gana”; y siento que aposté todo lo que tenía y que gané muchísimo más. Gané nuevos amigos, conocimiento, anécdotas, lectores y muchísimas imágenes imborrables.
No estoy triste porque esta historia terminó, estoy feliz porque sucedió.
Arriba!!! Que no decaiga!!! jajaja Vamos a lo importante, a sus fotos. Hace un par de posts les dije que quería conocerlos y muchos de ustedes me mandaron su foto por mail. Si alguno no se animó, todavía está a tiempo, la agregamos a esta galería de imágenes y ¡listo! Acá van.
Bonus track
Cuando extrañe Japón ya sé donde tengo que ir, al Jardín Japonés de Buenos Aires. El domingo pasado había una muestra y desfile de kimonos y me encantó la idea de volver a sentirme en el país del sol naciente por un ratito. ¡Cuántos recuerdos! Al principio iba a ir sola, y de apoco mi familia se fue sumando al paseo. Finalmente fuimos casi en patota. Caminar de la mano con mi sobrina Martina por los puentecitos color bermellón fue soñado… y ahí tuve la certeza de que esta experiencia no terminaba con este blog. No sé bien cómo pero… el fin de un ciclo muchas veces marca el comienzo de otro.
Dōmo arigatō gozaimashita. 🙂
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