Buenos Aires celebra Japón

El domingo pasado fui al microcentro porteño para ver el desfile que realizó la colectividad japonesa con motivo del Bicentenario. Seguramente muchos de ustedes participaron del desfile y otros, al igual que yo, fueron sólo espectadores (qué no es poco!!!). ¡Vieron la cantidad de gente que había!!! Ya cuando salí del subte empecé a escuchar los tambores y se me llenaron los ojos de lágrimas; y cuando vi a las mujeres vestidas con kimonos y yukatas… ni les cuento!!! Me emocioné al toque… se ve que sigo medio sensible jajaj.

Armé un mapita y marqué con una línea el tramo de la Av. de Mayo utilizado para el desfile. En cada burbuja roja hay insertado un video; el primero es de mi autoría pero el otro no, es de Xetube1. Lo encontré navegando por YouTube y decidí insertarlo porque me gustó… y de ahí mi idea. ¿Por qué no unir nuestras miradas y recrear el desfile desde diferentes ángulos? Muchos de ustedes deben tener fotos y videos copados del evento, ¿no? Elijan la foto más significativa (pueden estar ustedes o no) y la agregamos también. Y si tienen un video, súbanlo a You Tube y me mandan el link a mtrigoviera@lanacion.com.ar. ¿Qué les parece? ¡Espero ansiosa el material!

Actualización 16.20hs:
En las burbujas azules estoy subiendo las fotos que me envían por mail. Fíjense, ya subí algunas 🙂



Ver Buenos Aires celebra Japón en un mapa más grande

Link:
Centro Okinawense en la Argentina

Aires japoneses en Buenos Aires

Esta semana visité el Festival de arte japonés en Buenos Aires, auspiciado por el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en el marco del Bicentenario

Tomoko Aikawa, coordinadora del evento, nos guió a través del “Caminito a la japonesa”; nombre con el que bautizaron la muestra. En su relato fue clara, sencilla y didáctica. Aprendí varias cosas, que a pesar de haber vivido allá un tiempito, no sabía.

La exposición estaba llena de lámparas, y en cada una de ellas había una pequeña poesía. Tanka, Haiku y Senryū son 3 tipos de géneros de la poesía japonesa originados en la antigüedad. ¿Su característica? Son poemas extremadamente cortos, casi como un suspiro, que reflejan situaciones de la vida cotidiana. ¿Les resumo lo que sentí? Logré por un ratito… volver a Japón.

La muestra termina este domingo. Si pueden, aprovechen y vayan.

¡Ah! Y el domingo sigue la fiesta con motivo del bicentenario, porque hay un desfile de la colectividad japonesa en Av. de Mayo a las 14hs. (entre Bolivar y Bernardo de Irigoyen).

  • Festival de arte japonés
    “Encuentro de Luces y Sensibilidades Literarias”
    Fecha: Hasta el domingo 16/05
    Horario: de 14 a 20hs.
    Lugar: Casa de la Cultura del Ministerio de la Ciudad de Buenos Aires
    Av. de Mayo 575, Buenos Aires.
    Entrada libre y gratuita.
  • Desfile de la comunidad japonesa
    “Buenos Aires celebra Japón”
    Fecha: Domingo 16/05
    Horario: de 14 a 16hs.
    Lugar: Av. de Mayo entre Bolivar y Bernardo de Irigoyen

Link:
Festival de arte japonés

Contrastes

Situación 1:

Un lluvioso día de invierno en Toyota, Japón.

Estaba mirando una peli sola en casa, mientras Ale trabajaba. Eran las 3 de la tarde cuando de repente empiezo a escuchar un ruidito, algo así como un goteo. Prendo la luz y veo que un pedazo de la alfombra estaba mojado. ¿Cuándo se mojo esto?, pensé. Y ahí nomás apareció el ruidito otra vez. Miré para todos lados y después de un rato me doy cuenta que caía agua de la lámpara que colgaba del techo. Electricidad+agua= Abunai!!!(peligro!!). ¿Qué hago??? Y como siempre lo llamé a Ale.

-Ale, cae agua de la lámpara!!!
-Uh… En serio?
-No, si va a ser un chiste… llamá a alguien para que venga a ver qué pasa. Debe estar filtrando agua desde la terraza, ¿no?
-Ok. Ya llamo, apagá la luz y espera a ver qué me dicen.

A los 5 minutos Ale me devuelve el llamado:

-Mary, me dijeron que en un rato van para allá. No te preocupes por el idioma, señalale dónde está el problema y listo.
-Ok.

A los 10 minutos de cortar con Ale me tocan el timbre y entran dos japoneses. Como siempre, se sacaron los zapatos al entrar, cruzamos un Konnichiwa (Buenas tardes) y pasamos directamente al living. Les señalo la lámpara y les digo: mizu (agua), que era lo único que sabía decir en ese momento.

Abunai ne (Peligroso) -Me contesta uno de los japoneses. Inmediatamente se saca la campera y la pone en el piso, justo debajo de la lámpara.
-No… digo Iieeee, daiyobu (No, no se preocupe) -le dije. En realidad me hubiera gustado decirles que no se preocupen por la alfombra y mucho menos que moje su campera para protegerla.

Una locura, ¿no? Finalmente, a través de algunas palabras en japonés y muchas señas logré hacerles entender que la culpa no era de ellos y que la campera en el piso no era necesaria. Entendí que se iban a la terraza porque el problema estaba ahí y que en 1 hora el problema estaría solucionado.

Y así fue. Con lluvia y todo, pasó 1 hora 15 minutos desde el momento en que detecté el goteo hasta que el problema se solucionó. Impresionante.

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El verdadero shock cultural

Llegué sana y salva!!! Pero lo que me está pasando es muy loco. Antes de irme a Japón creí que allá sufriría una dura adaptación al cambiar de cultura; y hoy, un año y medio después, me encuentro diciéndoles que la cosa es al revés. El verdadero shock cultural lo estoy viviendo ahora, a mi vuelta.

¿Buenos Aires cambió o la que cambió fui yo? Les diría que 50 y 50. Les tiro 3 situaciones cotidianas que lograron descolocarme en seguida:

  • Cuando llegué a Japón no podía entender por qué la gente se sacaba los zapatos para entrar a su casa… Hoy me siento rara si entro a la mía y no me los saco. Las veredas de Buenos Aires no se caracterizan por la limpieza y me da cosita entrar con los zapatos sucios. Con Ale implementamos un rinconcito a la entrada del departamento para dejar el calzado de calle. Algo así como el genka japonés. No será lo mismo pero me hace sentir mejor.
  • Y de la basura, ¡ni hablemos! Llegué a casa y me encontré con mi antiguo tacho de basura.«¿Tengo que volver a tirar todo en una misma bolsa? Noooo!!!», pensé. «¿Por qué?» Porque me siento mal. Sé perfectamente qué cosas se pueden reciclar y cuáles no; y me siento en falta, como haciendo las cosas mal a propósito.«¿Cómo voy a solucionar este temita?», se preguntarán. No sé. Si tienen alguna propuesta, será bienvenida.
  • Otro detalle. Volví a cuidar mi cartera como si fuese parte de mi cuerpo y a contar el vuelto del supermercado por miedo a que me caminen. Y hablando de supermercado, cuando me fui tener 100 pesos en la billetera era plata, pero hoy ya no.

Y bue… para qué les voy a mentir, Japón se extraña un poco. Adaptarme a vivir allá no fue fácil pero sólo fue cuestión de “aprender“. Pero ahora, ¿qué hago? Adaptarme a vivir en Buenos Aires para mi sería sinónimo de “olvidar“. ¿Eso es lo que tengo que hacer: olvidarme??? Me reseteo y… ¿listo? No sé, el tiempo lo dirá. Así que desde ya les digo a los que me conocen: si me ven con la mirada perdida o medio desenchufada de este mundo, no se preocupen, ya se me va a pasar. Puede que esté pensando en el sakura o en el arroz japónico jajaja Ahora en serio, un golpecito seco en el marote y vuelvo a Buenos Aires al toque 🙂

Lo que me consuela es pensar que uno se acostumbra a todo. Así como me acostumbré a vivir en Japón, ya me acostumbraré a vivir en Buenos Aires, pero el problema es que mi cabeza aún sigue allá.

A partir de ahora empiezo a viajar a Japón junto a ustedes, a través de este blog. Tengo muchas anécdotas, fotos y videos que no llegué a mostrarles. No se pierdan por ahí porque hay Japón para rato.

Nos vemos en el próximo post.

Si no es de nadie… nadie lo agarra

Pienso que ya me vuelvo y no saben la cantidad de cosas que se me vienen a la cabeza. Les cuento algo que me pasó apenas llegué a Japón.

Un mediodía iba en bici para mi clase de japonés y veo algo negro tirado en la calle. «En cualquier momento pasa un auto y lo destruye», pensé. Entonces crucé a agarralo. Como en muchas partes de esta ciudad, la vereda está de un solo lado; del otro sólo hay una línea pintada en el suelo que divide la calle propiamente dicha de lo que sería la vereda para los peatones.

«¿Qué era?» Una billetera. «Uh! ¿A quién se le habrá caído?», pensé. Miré para todos lados pero a esa hora del mediodía en la calle no estaba ni el loro. La abro y veo que todas las tarjetas que había estaban en japonés. «No entiendo ni los números… ¿Qué hago?» Listo, lo llamo a Ale al trabajo.

-Ale, me encontré una billetera… y tiene bastante plata.
-¿En dónde?
-En la calle, cerca de casa.
-¿Tiene algún documento?
-Sí, pero está todo en japonés, hasta los números están en kanji.
-Mmm… no sé. A ver, espera. Les pregunto a los chicos.

Y enseguidita se armó el debate de un grupo de argentinos en el horario del almuerzo para ver qué hacer con la billetera.

-Che, ¿Mariana encontró una billetera en la calle? -les dijo.
-¿Con plata? -preguntó uno.
-Creo que si -contestó Ale.
-¿Para que la agarró?? -dice otro.
Cri, cri, cri…

-¿Para que la agarraste??? -me repitió Ale.
-¿Qué se yo? Para que no se la choree nadie y llegue a manos del dueño -le contesté.
-Sí, lástima que el dueño es japonés y no nos va a entender ni jota. Aparte, ¿quién se la va a chorear? ¡Estamos en Japón!
-Y sí… pero fue instintivo, la vi y la levanté.
-¿Te vio alguien?
-No me hagas sentir como si la hubiese robado yo. ¡Sólo la levanté del piso!

Ahí me puse persecuta y miré para todos lados otra vez por miedo a que hubiera alguien cerca.

-Qué la deje en donde la encontró y se vaya. El dueño va a volver a buscarla -le escuché decir al compañero de Ale.
-Sí, tiene razón. Dejala sobre alguna parecita cerca de donde la encontraste para que no la pise ningún auto -me dijo Ale.

Y ahí terminó el debate sobre qué hacer con la bendita billetera. «¡Para qué la habré levantado!», pensé. Conclusión: por lo menos en esta ciudad, nadie agarra las cosas de la calle que no son de uno, sea lo que sea. Lo loco fue pensar que lo que hubiese sido la buena acción del día en Buenos Aires, acá hasta me podía dejar mal parada.

Ahora, después de un tiempo en Japón, cada día que pasa corroboro la teoría. Continuamente veo paraguas que no son de nadie colgados en cualquier lado, o algún par de guantes que se ve que alguien perdió por el camino, etc. Pero ahora ya aprendí, si no es de nadie… nadie lo agarra.

Armando valijas

Estoy teniendo un problemita en este preciso momento. ¡No veo las letras del teclado! Ah!… Cierto que estaba llorando. Me cansé de armar valijas y me vine un rato a la compu. ¡La pucha que estoy triste!!! Le estoy pifiando al texlado como loca pero porque no veo bien jajaj. «¿A qué se deben mis lágrimas?» ¡Qué se yo! Lloro por todo (Si ya sé, soy mujer :)). Es que todo me da nostalgia. Cuando llegué, este departamento era simplemente un lindo lugar, pero hoy es mi casa… bah, o todavía lo sigue siendo. ¡Cómo voy a extrañar Japón!

-Me voy un tiempito y vuelvo. ¡Y a otra cosa mariposa! -me dije hace casi 2 años.
-A otra cosa mariposa, ¡noooo! Japón te cambió, no sos la misma -creo que fui yo misma la que contestó.
-Pero yo quiero ser la misma que se fue.
-Lo veo complicado, vivir en Japón te gustó tanto que decidiste involucrarte con él.
-¡¿Quién me iba a decir esto hace 2 años?!
-Y… nadie. Son cosas que pasan… si uno deja que le pasen. (Ufa… Otra vez las lágrimas).

Ahora sé lo que es vivir de otra manera y el problema es que me gustó mucho pero… ¿cómo se hace para volver? Necesito que alguien me consiga urgente un chip para vivir en Buenos Aires otra vez y no morir en el intento. Ya veo que llego y en la primera calle que cruzo me pisa un auto. Encima hay varias que cambiaron de mano, ¿no? Bueno, teniendo en cuenta eso, me pisan seguro jajaja.

Y bue… pintaron las lágrimas pero… ya está, me tomo un té verde y sigo con la mudanza (¡Ven lo que les digo! ¡Ahora tomo té verde!!!)

Cambio de rumbo

¡Estoy como loca! ¿Les conté que nos volvemos a vivir a Buenos Aires? ¡Ah! ¿no? Ups… Bueno, así es. Por eso estoy medio perdida… perdida entre valijas, cajas y trámites. Dicen que mudarse es una de las cosas más estresantes que hay; imagínense lo que es hacerlo desde Japón. ¡Por Dios!

Y bue… el sueño de vivir en Japón se está terminando. Si bien el motivo principal de este viaje fue acompañar a Ale en su proyecto laboral; en lo personal vine para aprender: aprender cómo es vivir de otra manera, cómo es no hablar el idioma que hablan todos y cómo es pensar diferente. Me encariñé muchísimo con esta ciudad; al fin y al cabo, durante 1 año y medio fue mi casa, mi espacio y mi lugar. Los japoneses tienen mucho para enseñar y yo justo vine con ganas de aprender. Eso ayudó muchísimo. También intenté mostrarles un pedacito de la Argentina y sus costumbres; y parece que les gustó. Sin ninguna duda, ellos piensan en la Argentina como un lugar lejano y exótico… lo mismo que nos pasa a nosotros con Japón, ¿no?

«¿Si tengo ganas de volver?», se preguntarán. ¡Obvioooooo! Disfruté muchísimo mi estadía pero también me perdí miles de cosas en Buenos Aires. Nació Martina, mi primera sobrina… ¿Y dónde estaba yo? En Japón, más lejos imposible. Camina desde hace 2 meses pero solamente la vi a través de la cámara Web; es más, la criatura debe pensar que vivo dentro de la computadora jajaj. ¡Y no saben lo grande que está Felipe, el sobrino de Ale! Cuando viajamos para acá en 2008 hablaba re poquito, y ahora agarra el teléfono y te dice: -Hola tía Mari, te quiero decir una cosa, cuando vuelvan le voy a comprar un triciclo al tío Ale. «¿De dónde habrá sacado eso?», me pregunto jajaja. ¡El tío Ale quiere un auto de Fórmula 1! Pero con el triciclo se arregla jaja. En fin… el tiempo pasa, los chicos crecen y Japón está demasiado lejos de casa.

En un par de semanas mi vivir en Japón volverá a ser lo que siempre fue: vivir en Buenos Aires. «¿Qué va a pasar con el blog?» Buena preguntaaaa!!! Y si le cambiamos el nombre y lo rebautizamos como Volver de Japón o Viví en Japón? jaja 🙂

Lo concreto es que les voy a ir contando cómo preparo mi vuelta. «¿Qué pasará por mi cabeza una vez que llegue a Buenos Aires?» No lo sé. La cosa es que vivir fuera de tu país te hace ver las cosas de otra manera. Así como en algún post dije que la luz del sol cambia las cosas, creo que el tiempo también. Pasé 1 año y medio inmersa en otra cultura, y si bien no me desconecté de la mía, no es lo mismo vivir en Buenos Aires que vivir en Japón…

¡Vayan poniendo los fideos porque pronto estamos de vuelta!

Curiosidades en vertical

Como ya se habrán dado cuenta, tengo una marcada debilidad por sacarle fotos a las cosas raras que voy viendo por la calle. El tema de hoy: edificios locos.

  • Sunshine Sakae Building: Este shopping está ubicado en el distrito más comercial de Nagoya, Sakae. Creo que ya se los mostré pero… va de nuevo, porque no podía dejar de agregarlo a este post.
    Tiene 6 pisos con tiendas de ropa, restaurantes y hasta tiene un pachinko. ¿La particularidad? Una vuelta al mundo (o rueda de la fortuna) enganchada en uno de sus costados. Para acceder hay que subir al segundo piso del shopping y desde ahí subir a los carritos.
  • Umeda Sky Building: Esta ubicado en el distrito de Kita, Osaka. Es un complejo de dos grandes torres de 173 metros de altura conectados entre sí por un observatorio “Floating Garden” en el piso 39. Este edificio es conocido como la versión futurista del Arco de Triunfo francés. No conozco París, pero… ¡este es más cool! jajaj 🙂
  • Audi Forum Tokyo: Lo primero que pensé cuando lo vi fue: «Ups… quedó así después de un terremoto, medio chingado jaja» Es re loco, ¿no? Todo de vidrio y totalmente fuera de escuadra. Divertido.
  • Green Building: Nada más literal que este edificio. Si dice que es verde es porque está forrado de plantas. Parece recién podado. ¿Cómo harán para mantenerlo así de prolijo? Como no podía ser de otra manera, en la planta baja hay una florería. ¡Ah! Y está en frente de la Tokyo Tower, en Tokio.
  • Balcones con forma de tazas: Japón está lleno de edificios que parecen del futuro, pero por otro lado, también tiene estas excentricidades: un edificio en donde los balcones tienen forma de tazas, y encima de diferentes coloressss!!! «¿Dónde?» En Tokio, obvio.

Y… la frutillita de la torta

  • Gate Tower BuildingSi les digo que este es el edificio más famoso de Osaka porque lo atraviesa una autopista por el medio, ¿me creen? «¿Cómo sucedió esto?», se preguntarán. Porque el terreno ya estaba vendido para la construcción del edificio, que como verán se construyó; mientras tanto, hubo un cambio de planes y se decidió que debía pasar una autopista por ese mismo lugar. Tras 5 años de negociación entre los dueños del edificio y los responsables de la autopista Hashin Expressway se llegó a una solución salomónica: el edificio autopista. 

-Che, muchachos!! Necesito pasar una autopista justo por donde está ese edificio
-Pero maestro, esto es propiedad privada…
-Pero no les pido que saquen el edificio. Cópense, con 2 ó 3 pisos me alcanza…
-OK. Del 5to. al 7mo., ¿le sirve?
-Perfecto.

Así de sencillo jajaja. Por supuesto que el diálogo es a manera de chiste, pero lo del edificio es de verdad. Parece que se tomaron todas las medidas necesarias para que la gente que vive ahí no se vea afectada por los ruidos; y viniendo de japoneses me imagino que no se debe escuchar ni el zumbido de una mosca. En fin, los japoneses son únicos.

Debe haber muchísimas más curiosidades de este tipo en Japón, ¿no? ¿Vieron alguna más para agregar?

Un agradecimiento:
Gracias Sofi por la foto de las tazass!!!

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Los colores del sakura

Llegó la primavera y con ella, mi cumpleaños. ¡Qué lindo esto de festejar en primavera! Acostumbrada a cumplir años durante el otoño de Buenos Aires, el sakura hace que este año sea realmente diferente.

¿Qué es el sakura? Sakura es el nombre que se le da en Japón a la flor del cerezo. También se lo utiliza para referirse a tres especies de plantas del género Prunus. Durante el año los árboles de cerezo permanecen únicamente forrados de hojas verdes y desnudos durante el invierno; pero hacia el inicio de la primavera, florecen, transformándose así en un verdadero hito para el pueblo nipón.

Nadie es inmune al poder de las estaciones en Japón y cada una que comienza es sinónimo de festejos. Durante el florecimiento del sakura, los japoneses salen a celebrarlo haciendo picnic y bebiendo sake debajo de los cerezos florecidos. Esta tradición es conocida como hanami (hana significa flor y mi, mirar). Es algo así como reunirse con amigos para mirar las flores.

Sin duda los japoneses se relacionan con la naturaleza de una manera diferente a la que yo estaba acostumbrada. Lo más osado que hice en mis épocas de secundaria fue ir a festejar el Día de la Primavera a los Bosques de Palermo pero… juré, por motivos que no vienen al caso contar, no ir nunca más en esa fecha. El tema es que acá la cosa es diferente, cada estación tiene su encanto, su festejo y su color.  Así con el otoño se tiñe de colores rojizos, la primavera elije un rosado pastel para festejar su llegada.

El sakura no dura los 3 meses de la primavera sino apenas unos 10 ó 15 días. Creo que su encanto tiene bastante que ver con eso, con su carácter efímero. Sólo durante esos días Japón se viste de un rosa pastel y los nipones vuelven a sacar sus cámaras para captar la mejor imagen. A veces rosado, y a veces más blanco, así son los colores del sakura.

Pasados los 10 ó 15 días del florecimiento, las hojas del sakura comienzan a caer. ¡Es como ver nevar en primavera!!! Las hojas son tan pequeñas que parecen pequeños copos de nieve. Es realmente hermoso y bien japonés.

El sakura no son sólo árboles florecidos, el sakura conecta a los japoneses con la naturaleza de una manera muy genuina. Me gusta el sakura y, por sobre todo, cómo lo viven.

Actualización 14/04:

Vean cómo cae la nieve en primavera 🙂

Sakura iro de Angela Aki

Sakura Mankai de Morning Musume-Sakura Gumi

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