No hace dos días que volví y ya añoro Nueva York, la primavera brotando en el Central Park (abajo hay video) y las tertulias con mi amigo Tulio en esas terrazas iluminadas por la luna y el neón (si van, suban a la del Hotel Península, o a la del Standard). Una noche, de las tantas que quisiera eternizar, instalados en la mesa de un restaurante italiano de 3 Av y 77 st, la conversación se desvió hacia una pareja vecina que conversaba seductoramente, quizá, en su primera “date”. Era tan bella que no podíamos dejar de contemplarla.
no me desarmes el peinado Louie Banks via ponyxpress
La chica era una morocha impresionante, salida de una tapa de revista. El, idem. Pero Tulio sugirió que afináramos la vista, y así es que aunque estábamos medio maltrechos por los Bellinis, descubrimos que ella no era ella, sino una lograda imitación de la mujer que aspiraba a ser: extensiones de pelo, pestañas postizas, plataformas, uñas recortadas a la perfección, labios un poco inflamados y lolas, creímos, de procedencia quirúrgica. Seguir leyendo