Desde hace un tiempo fantaseo con la posibilidad de una isla, con mudarme a un puñadito de tierra rodeado de arena blanca como el azúcar, suspendido en algún mar sosegado y azul … tal vez en Bahamas, o Ischia. Me iría sin reloj (¿quién necesita reloj en una isla?), llevando apenas lo puesto más un par de libros, pantalla solar, una caja de alfajores Cachafaz y… bueno, también al bomboncito de la promo del Aceite Copisi que me llegó ayer por mail…
un amigo fantasea con encontrarse a la recepcionista a solas en el ascensor….ayanamist via bigfun
No sé si de verdad es la campaña de la marca o si se trata de un servicio de taxi boys encubierto, pero desde que entró a mi correo la postal de éstos tres efebos, se me han volado los pájaros. Le muestro a mi vecina de escritorio, que hace rato anda boba por un escritor al que ha puesto como fondo de pantalla en la compu, y le copio un precioso artículo sobre la materia de que están hechas las fantasías sexuales, las más estudiadas por la psiquiatría contemporánea.
Según las autoras, Jenny Birona y Joseph Critelly, mi vecina y yo somos muy normalitas. En una investigación realizada con 355 estudiantes mujeres, comprobaron que un 62% tenía este tipo de fantasías un promedio de cuatro veces al año…