Todo vale dentro de las fantasías sexuales

 

Desde hace un tiempo fantaseo con la posibilidad de una isla, con mudarme a un puñadito de tierra rodeado de arena blanca como el azúcar, suspendido en algún mar sosegado y azul … tal vez en Bahamas, o Ischia. Me iría sin reloj (¿quién necesita reloj en una isla?), llevando apenas lo puesto más un par de libros, pantalla solar, una caja de alfajores Cachafaz y… bueno, también al bomboncito de la promo del Aceite Copisi que me llegó ayer por mail…

 

un amigo fantasea con encontrarse a la recepcionista a solas en el ascensor….ayanamist via bigfun

No sé si de verdad es la campaña de la marca o si se trata de un servicio de taxi boys encubierto, pero desde que entró a mi correo la postal de éstos tres efebos, se me han volado los pájaros. Le muestro a mi vecina de escritorio, que hace rato anda boba por un escritor al que ha puesto como fondo de pantalla en la compu, y le copio un precioso artículo sobre la materia de que están hechas las fantasías sexuales, las más estudiadas por la psiquiatría contemporánea.

Según las autoras, Jenny Birona y Joseph Critelly, mi vecina y yo somos muy normalitas. En una investigación realizada con 355 estudiantes mujeres, comprobaron que un 62% tenía este tipo de fantasías un promedio de cuatro veces al año…

Parece que imaginar a otras personas o situaciones mientras nos marturbamos o tenemos sexo, o bien en cualquier otra situación cotidiana, es algo que todos los sexologos aconsejan, pues es sano y necesario para enriquecer nuestra vida íntima.

” Un alto porcentaje tanto de hombres como de mujeres al masturbarse o practicar el sexo en compañía suelen utilizar las fantasías para aumentar su excitación. Esas creaciones pueden representar escenas habituales o constituir una alarde de imaginación extravagante. En algunos casos, tanto ellas como ellos pueden sencillamente recordar escenas pasadas con su pareja. Aunque el objeto de sus fantasías también pueden ser otros hombres o mujeres. Y por ello pueden traer consigo la culpa. Nos podemos sentir infieles mentalmente. Hemos de saber que las fantasías se encuentran en un mundo muy aparte, en otra dimensión. Que los protagonistas de nuestras fantasías no sean nuestra pareja no significa que forzosamente queramos acostarnos con otro, ni que esa fantasía traspase al mundo real. También se puede dar el caso de mujeres que imaginen sexo lésbico o de hombres que mentalmente disfruten de compañeros varones. Eso tampoco tiene que poner en duda obligatoriamente nuestra tendencia sexual” dice el artículo publicado en la revista dominical del diario El País de España, y que acá comparto textual porque realmente no tiene desperdicio.

 

los muchachos del Aceite Copisi….¿ustedes que piensan? ¿es la publicidad o una promo falsa?

El autor hace una diferencia entre el contenido de las fantasías masculinas y las femeninas. ” En la mente de los hombres podemos encontrar más argumentos donde ellos sean agresivos o dominantes, mientras en las mujeres una fantasía bastante habitual es la de ser raptada y forzada.” (para tanto…humm, no sé, pero estos muchachos del aceite parecen mansos, y además ¡cocinan!)

“Las fantasías son como una válvula de escape, una grieta en las gruesas paredes de la lógica que nos permite expandirnos. Y muchas veces nos liberamos, bien liberados. El problema viene después, cuando la culpa empieza a invadirnos. Todos aceptamos sin problema que no podemos controlar lo que soñamos bajo las sábanas, pues no dejar escapar de la cabeza nuestras ensoñaciones diurnas también suele resultar imposible.

 


mi isla….elleada santorini via big fun

“Lo ridículo o, según como se mire, entrañablemente humano, es que en nuestras fantasías también tenemos problemas. Imaginemos que esta tarde vamos a la presentación de un libro de nuestro autor favorito, no lo conocemos y estamos realmente ilusionados. La mente se dispara y empieza a elucubrar algo ingenioso para decirle mientras nos firma el libro. Obvio que en nuestra película se nos ocurre una frase brillante, y más obvio todavía es que a él le vamos a caer estupendamente. Pero, claro, le gustamos tanto que nos invita a cenar. ¿Qué hacemos? ¿Aceptamos o no? ¿Qué dirá nuestra pareja…? Igual nuestras sinapsis pueden pasarse trabajando a todo gas 10 minutos para solucionar este dilema.”

Es cierto, en mi fantasía surge un problema: la isla es divina, pero el cocinero ronca y encima siempre se le pega el risoto… y yo sin poder conectarme a Internet y actualizar este blog!