Hubo un tiempo en el que los baños de los subtes de Buenos Aires eran escenario para el sexo casual. Si te gustaba un chico que iba en el vagón y bajaba en la misma estación, disimuladamente podías citarlo en los sanitarios para darle rienda a la urgencia. Finalmente se han puesto en valor las estaciones porteñas con unos divinos murales, pero los baños aún conservan su hedor insoportable, por lo que no entiendo cuan inspirador puede ser hacerlo en un baño público (latinoamericano). Aunque por lo visto el lugar tiene encanto mundial. Hace poco nomás al medio scrum de los All Blacks lo sancionaron por tener sexo con su chica en baño del aeropuerto de Christchurch, Nueva Zelanda.
Algo semejante le sucedió a Jamie Barnes, una vecina del barrio de South Memphis, Tennessee, Estados Unidos, cuando días atrás llegó a su casa y encontró a dos ladrones teniendo sexo en el sofá del living. Robaron todo y hasta les sobró tiempo para evacuar la urgencia. “Lo único que se me ocurrió hacer fue coger una escoba y golpear a ese hombre desnudo” dijo la damnificada, que corrió al hombre a escobazos mientras la ladrona se vestía a la carrera y lograba escapar con el botín (algunas joyas, zapatos y ropa).
Parece que la población de incontinentes sexuales no deja de crecer, pues a cada rato tenemos noticias de individuos que no resisten la tentación de hacerlo donde caiga. Pero ningún lugar podría resultar peor para los incontinentes hipocondríacos que un baño público. Si bien es cierto que es muy dificil pescarse ahí alguna ETS (enfermedad de trasmisión sexual), la OMS considera que la falta de higiene es uno de los principales factores de riesgo para contraer enfermedades infecciosas. “La superficie de un baño sucio puede llegar a convertirse en un lugar idóneo donde los microorganismos encuentren las condiciones necesarias de humedad y temperatura para poder crecer y desarrollarse”, refuerza Alejandra Pérez-García, del departamento Microbiología Clínica de la Clínica Universidad de Navarra.
un “vermú” antes del almuerzo familiar sunshine
Un estudio publicado en la revista Journal of Hospital Infection con autoría de investigadores de la Universidad de Leeds, Reino Unido, concluye que todo el ambiente es peligroso, no solo el inodoro. “La dispersión de bacterias en el aire es 27 veces mayor alrededor de un secador de manos que en las toallitas papel y peor aún cerca del secador de manos. La misma explicación al descargar la cisterna sin bajar la tapa: las bacterias (fecales y de todo tipo) salen disparadas a modo de aerosol contaminado que puede respirarse o tragarse. En estos casos hay que entender que lo más probable es que en su mayoría nos traguemos los mismos microbios que nosotros acabamos de depositar, lo que solo será un peligro si padecemos una infección”, agrega el experto del CSIC consultado en una nota del diario El Pais. “Los aerosoles producidos pueden contener el germen que provoca infecciones respiratorias que en las personas sanas suelen resolverse sin graves consecuencias, pero no así en quienes están debilitados por otras enfermedades, en cuyo caso pueden causar mayores problemas.”
Lamento “pincharles” el plan. Pero si van a hacerlo de todos modos, que sea en un baño ajeno conocido. Ejemplo, casas de amigos, familiares, o si es furtivo va el del salón de fiestas o el del teatro. Y no anden con vueltas (nada de previa), no rocen la tapa del inodoro y, claro, eviten el ruido.