Mayo es el mes de la masturbación, una celebración tan desopilante como saludable, y que hace poco volvió a caldear los ánimos de un grupo de militantes locales que hasta intentaron pedirle al mismo Papa que la declarara aberrante y prohibida. Qué absurdo, como si alguien pudiera meterse en la cama ajena para controlar que no nadie peque!
Cuestión es que el Mes nacional de la masturbación (National Masturbation Month) nació luego de que Joycelyn Elders, la ex Directora General de Salud Pública de los Estados Unidos entre 1993 y 1994, fuera despedida abruptamente de su cargo por el entonces presidente Bill Clinton (tan luego). Durante un programa de televisión la mujer se había sincerado al afirmar que la masturbación es algo propio y natural de la sexualidad humana y que como tal debía incluirse en los programas de educación, por ser una alternativa segura ante las prácticas sexuales de riesgo. Nada más realista y lúcido. Esta teoría caló hondo entre los directivos Good Vibrations, una tienda de juguetes para adultos fundada en 1977, tan es así que decidieron impulsar la fecha como forma de difundir lo saludable del autoplacer.
Otro cantar es cuando el acto se hace en la vía publica. En casi todos los países del mundo está penado por alguna ley, incluso si vas a Indonesia y lo haces en la calle, corrés el riesgo de ser decapitado. Qué mundo éste, para haber nacido!. Mientras al otro lado del planeta te matan por eso, en Nueva York te lo facilitan. Hace poco paseando por las calles de la big appleintenté dar con las cabinas que se instalaron en distintas áreas de la ciudad para quienes quisieran detenerse cinco minutos a “liberar el estrés”, como quien se toma un té, pero no encontré ninguna. Son una especie de locutorios denominados GuyFi equipados con computadora, wifi gratuito, una silla y cortina para que nadie interrumpa tu relajación. Se permitieron estas cabinas luego de que varios sondeos nacionales revelaran que entre un 30 y un 40% de los hombres admitan masturbarse en el trabajo.
aprovechando el horario de almuerzo...Henrik Purienne
Las mujeres la tienen más fácil, al menos en Brasil, donde la empleada de una empresa pidió a la justicia que se contemplara la práctica durante el horario de trabajo, argumentando que padecía una rara enfermedad que la obligaba a masturbarse… 18 veces al día. Así fue como de la nada, la legislación brasileña le dio espacio al tema en 2011, permitiendo el onanismo en horario laboral, siempre y cuando al empleado no ocupe más de 15 minutos cada dos horas.
Bueno, nada…disfruten mayo!