Cuando mi disco rígido colapsa el síntoma más notable es que pierdo mis pertenencias: el celular suele quedar en casa de una amiga, la agenda en un bar o en el banco, la bolsita con los zapatos de tango en un taxi (suerte que mi amiga la Tota devolvió el par que le había prestado) y así. Y si de casualidad me encuentro con alguien en la calle puede que no recuerde su nombre… ¿Estela? ¿Marta?, ay ésta, ¿cómo se llamaba?…
Esas lagunas también inundan la memoria de la gente distraída, y supongo que se vuelven aguas aún más oscuras cuando se tiene un variado menú de parejas sexuales. Hay que ser muy cuidadoso para no confundir bajo las sábanas a Juan con Pablo, ni a María con Laura, etc etc.
ah, y te aclaro que yo no me llamo Julián… via foxmilk via lavitaebella
En lo personal sería decepcionante que me “rebautizaran” en un momento de tanta intimidad…