Verdades y mentiras del sexo casual

 

Últimamente circulan tantas frases y declaraciones rimbombantes y absurdas acerca del sexo, que ya estoy armando mi propio glosario para compartir con ustedes antes de fin de año, asi nos reímos todos. Pero la más fresquita y original del repertorio salió de la mente yogui de mi amiga Tota, que esta mañana vino a casa con una preciosa Alegría del hogar brotada de pimpollos, y a contar la novedad: tiene un “amor casual”… ¿eh?

Esta visión renovada del touch and go le surge a Tota luego de mucho meditar la respuesta de una famosa editora de libros española que, en una entrevista, ante la pregunta sobre sexo, contestó muy lapidaria: “las mujeres deberían pensar menos en el amor”.

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“Hola, andaba por acá

Hace tres meses mi amiga conoció a un chico en un casamiento, y esa misma noche se acostaron. Pero de ese encuentro fugaz nació una inesperada empatía afectivo-carnal, que ahora cultivan cada miércoles en un telo de Chacarita. El caso Tota, pienso, podría argumentar la hipótesis de la prestigiosa antropóloga estadounidense Helen Fisher, que lleva más de 30 años desentrañando la neurobiología del amor. Actualmente, esta madura y brillante científica de la Universidad de Rutgers, Nueva Jersey, investiga sobre las relaciones “de una noche” con el objetivo de probar que es mentira eso de que hombres y mujeres tenemos sexo casual por el simple hecho de satisfacer el instinto.

Para ella, pese a que aseguramos que podemos hacerlo sin la atadura del compromiso, a la larga todos buscamos una relación duradera, en la que el amor romántico tiene un papel importante. Fisher cree que esta tendencia predomina hoy en todas las sociedades occidentales….

“Se engañan los que dicen que pueden tener relaciones por una noche sin necesitar una pareja de mayor tiempo y donde esté de por medio el amor romántico, entendido como aquel que se dirige hacia una sola persona a la cual se ve como única y a la que se dirige toda la energía, casi obsesión, en el ámbito erótico, emocional, cognitivo y de comportamiento”, explicó en una entrevista por Chat que dió el pasado 5 de noviembre al diario El Universal, de México.

Los resultados previos de la investigación indican que hombres y mujeres después de una sesión de sexo casual desean continuar con una relación más larga, y que un tercio de los que tuvieron experiencias  “de una noche” inician con esa misma persona un vínculo de largo plazo.

Es cierto también que muchos estudios sobre amantes que conviven demuestran que el flash del amor romántico dura lo que un tris: entre 18 meses y tres años. Pero Fisher insiste en que “amamos porque hace millones de años los antepasados necesitaban este flujo cerebral, estos impulsos y sentimientos para dirigir su cortejo, apareamiento, reproducción y paternidad. El impulso del amor está profundamente incrustado en el cerebro humano. Es una necesidad fisiológica, un instinto animal y también el resultado de un flujo químico en el cerebro”.

Aunque reconoce que, de acuerdo con sus investigaciones, hay hombres que pueden tener relaciones sexuales sin sentir amor debido a que el cerebro masculino funciona por compartimentos menos conectados entre sí, ambos sexos son igualmente románticos. Cuando un hombre dice que no quiere un compromiso “es que en realidad está diciendo que no quiere un compromiso contigo, pero sí lo quiere con otra” aclara. La antropóloga describe en su tesis que durante las relaciones sexuales, bajo la corteza cerebral se desprenden sustancias que lo estimulan, sube la autoestima y se sienten atractivos, lo que puede desencadenar el amor romántico.

“Hay personas, tanto hombres como mujeres, que tienen sexo casual por ejemplo, en unas vacaciones; aceptaron que lo hicieron sin compromiso, pero al final han reconocido que lo hicieron esperando más de la relación”, comenta.

En fin, amorosos, les dejo pensando y con otra frase, también célebre, atribuída a Woody Allen, que saqué de mi Twitter: “El amor es la respuesta, pero mientras usted la espera, el sexo le plantea unas cuantas preguntas”….